-
-
-

martes, 14 de septiembre de 2010

Otros motivos por los que puede llorar un bebé

Hace algunos días te contábamos algunos motivos por los que un bebé puede llorar, los más comunes. Y si bien es algo normal, muchas veces los papás, en especial primerizos, no saben qué hacer para tranquilizar al niño.

Ropa apretada: si la ropa que lleva puesta incomoda al niño, llorará. Verificar que los elásticos de la ropa o el pañal no estén haciéndole daño.

Un cuarto demasiado oscuro: conviene siempre que el bebé duerma con una luz tenue, incluso vienen unas especiales para ello. Así, se evita que llore porque despierta y se encuentra en plena oscuridad. Pero también se molestará si la luz es demasiado fuerte.

Mosquitos: si el bebé se encuentra en una zona donde hay mosquitos, y éstos lo pican, la incomodidad lo hará llorar ya que no sabe rascarse para aliviarse. En esos casos, consultar con el pediatra si se puede aplicar algún ungüento en las picaduras, y entretanto evitar los insectos colocando mosqueras en las ventanas o un tul sobre la cuna.

Bloqueo nasal o flemas en la garganta: si el bebé se siente molesto porque tiene dificultades para respirar debido a que tiene la nariz o los bronquios congestionados, de seguro llorará. Tratar de despejar los canales respiratorios de forma mecánica en el caso de la nariz, y con medicación recetada por el pediatra en el caso de los bronquios, será de ayuda.

El dolor de oídos es una causa de llanto, en especial por la noche cuando al bebé se lo recuesta. Algunos niños lo manifiestan frotándose el oído, otros no dejan que les toquen los oídos. En general, cualquier infección causará hinchazón, dolor, y por tanto llanto.

Constipación: el bebé que tiene dificultades para mover el intestino sufrirá dolores, por ello si notas que no ensucia el pañal como debería, no esperes para ver al pediatra.

Dentición: cuando están asomando los primeros dientes, se puede dar fiebre y molestias en las encías que lo hacen llorar. Algunos geles especiales que recete el pediatra lo aliviarán.

Reflujo gastroesofágico: los bebés que vomitan demasiado después de comer pueden padecer este problema que se agrava de noche, al estar acostado. Unas almohadas especiales que lo elevan pueden ayudar al bebé a dormir bien.