Hablamos sobre algunas dudas que puedas tener para después del parto, cómo la retención de líquido, que es muy común, cómo así la abundancia de flujo vaginal. El otro tema que se da es la presencia de herpes en el momento del parto.
– Retener líquido después del parto
Después del embarazo el cuerpo necesita un periodo de ajuste y recuperación. Durante el embarazo hay un aumento de volumen de líquido sobre todo a nivel de las extremidades, que no solo no se elimina inmediatamente después del parto, sino que aumenta en las 48-96 horas después del parto por la acción de la oxitocina que se ha podido administrar de manera artificial intraparto, para mantener las contracciones, o que aumenta en el puerperio. El edema irá disminuyendo cuando reanude su actividad.
– La abundancia de flujo vaginal puede indicar algun tipo de infección:
El flujo vaginal es producido por glándulas cervicales y vaginales; tiene un aspecto claro o lechoso y normalmente no tiene mal olor. Su volumen y características están influidos por las hormonas femeninas (según el momento del ciclo menstrual las características del moco cervical varía), enfermedades sistémicas, tratamientos medicamentosos y hábitos higiénicos. La cantidad de flujo vaginal también es variable en cada mujer.
Se puede sospechar de la presencia de una infección si ocurren cambios importantes en el color, olor, consistencia, cantidad de flujo y estén acompañados de escozor, picor inflamación u otras molestias. Ante la sospecha de infección es importante acudir al ginecólogo, quien instaurará el tratamiento adecuado según el tipo de infección.
– La presencia de herpes genitales, puede contagiarse el bebé en el parto:
El herpes genital es una enfermedad causada por el virus del herpes simple, y se transmite por contacto directo con la persona infectada. Si la infección se contrae por primera vez cerca de la fecha del parto, el bebé tiene entre un 30-50% de probabilidades de contraer la enfermedad si el parto es vaginal; si aparece como recurrencia de una infección anterior, las posibilidades son aproximadamente de un 3% de contagio, ya que se han producido anticuerpos contra la enfermedad.
Su ginecólogo deberá estar informado de su historia ginecológica y será quien vigilará con exámenes periódicos la posibilidad de recurrencia de enfermedad, indicándole en caso positivo el tratamiento antiviral adecuado y las medidas de prevención para ti y tu pareja. Si la infección está activa en el momento cercano al parto, la vía de elección sería una cesárea.