Entre los tres y los ocho años es absolutamente normal que los niños hablen de su “amigo imaginario”, al que seguramente le pondrán nombre. Se trata, incluso, de una importante parte de su desarrollo.
No es nada para alarmarse sino todo lo contrario. Ese mundo imaginario es el que permitirá que defina realidad de fantasía. Y lo ayuda, además, a enfrentar sus impulsos negativos como miedo, enojo, celos, mentiras, mientras él representa el papel del “bueno”.
Sirve además para que el niño se conozca a sí mismo y vaya desarrollando su personalidad. Es una expresión de imaginación y realidad, ayudando al niño a divertirse solo de una forma sana.
Los padres y cuidadores deben respetar este universo personal, pero sin introducirse en él. No conviene bajarlo a la realidad diciendo que es una tontería o que el amigo no existe, sino que hay que dejarlo seguir con el juego mientras lo necesite.
Solamente es necesario intervenir si se nota que además de los amigos imaginarios, tiene dificultades para relacionarse con otros niños reales, y hacerse de amigos. Allí sí necesitará apoyo para aprender a socializar.
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miércoles, 27 de octubre de 2010
El amigo imaginario de los niños
Etiquetas: NIÑOS