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lunes, 25 de octubre de 2010

Nuevo estudio respalda que inducir el trabajo de parto no incrementa riesgos

La inducción del trabajo de parto mediante el uso de oxitocina es una metodología controvertida, ya que si bien logra dar comienzo o acelerar el trabajo de parto, supone algunos riesgos al intensificar las contracciones uterinas.

Se cree que el uso de estos métodos llevaría a cesáreas innecesarias y a mayor sangrado posparto, aunque un estudio reciente descarta que esto sea así para las primerizas.

La inducción al parto por medios mecánicos o por el uso de oxitocina se ha generalizado en los últimos años, llegando a estar presente en uno de cada cinco partos.

“En las mujeres con un cuello uterino favorable no hubo diferencia en la tasa de cesáreas entre aquellas con trabajo de parto inducido o espontáneo”, dijo la doctora Sarah Osmundson, de la Northwestern University, en Chicago.
Esto no quiere decir que se incentiven las inducciones, sino que lleva tranquilidad a aquellas mujeres que la necesitan, por ejemplo a las que ya se han pasado de la fecha de parto.

El 20% del grupo que había optado por el trabajo de parto espontáneo necesitó cesárea, comparado con el 21 % del grupo con trabajo de parto inducido. El 3 y el 4 % de ambos grupos sufrieron sangrado posparto, respectivamente.

Sin embargo – y contrariamente a lo que podría pensarse –, el estudio determinó que las mujeres pasaron más tiempo hospitalizadas. En efecto, la media entre ellas fue de 13 horas en el hospital, contra las 9 de quienes siguieron el proceso de parto en forma natural.