Puede que hayas escuchado sobre la maduración pulmonar fetal, o te lo haya propuesto tu obstetra ante determinadas circunstancias, y tengas dudas sobre lo que es y en qué consiste.
Se trata de un procedimiento por el cual, ante la amenaza de parto prematuro, se le administra a la embarazada un tratamiento con corticoides para acelerar el proceso de maduración de los pulmones del bebé, para evitar así que su nacimiento antes de completar la gestación tenga complicaciones respiratorias, como el Síndrome de Distréss Respiratorio, una de las afecciones más comunes en estos casos.
Por ello, cuando el médico tiene sospechas justificadas de que una mujer puede tener un parto prematuro, tratará de retrasar el parto lo más que se pueda al tiempo que administra este tratamiento para que el bebé nazca con los pulmones en condiciones.
Como todos los corticoides, cuando son mal indicados, en dosis inadecuadas o repetidas, se pueden producir efectos secundarios, como aumento transitorio de glicemia y del riesgo de infección, entre otros efectos. Por ello, no se les da a todas las embarazadas, sino a aquellas que tienen signos de que el parto tendrá lugar antes de la fecha prevista.
¿Cómo funcionan estos fármacos? Ocurre que los fetos con menos de 35 semanas presentan déficit de surfactante, una sustancia producida en los alvéolos pulmonares que ayuda a reducir la tensión superficial en todo el pulmón, de tal manera que cuando respiramos no es necesario que realicemos esfuerzo para vencer la fuerza del colapso alveolar.
El prematuro aún no ha generado suficiente cantidad de esta sustancia, razón por la cual se le dará corticoides que aceleran su producción y lo ayudan a nacer saludable.
Esta técnica es comúnmente utilizada y está comprobado que los corticoides tienen múltiples beneficios, entre ellos la reducción de hemorragias cerebrales y disminución de la mortalidad en bebés prematuros.
Se suele dar este tratamiento a todas las embarazadas de entre 24 y 34 semanas de gestación.
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