Desafortunadamente, un importante número de niños sufre algún Trastorno del Sueño o Parasomnia, que característicamente se manifiestan con conductas anormales asociadas al sueño, a sus fases específicas o a los momentos de transición sueño-vigilia.
Ya habíamos hablado de los terrores nocturnos, otra forma más común todavía de parasomnia es la de las pesadillas nocturnas infantiles.
Normalmente no constituyen trastornos importantes pero sí que pueden ser objeto de asesoramiento o intervención psicológica por los efectos secundarios que pueden producir en el niño (miedo a dormirse, a la noche, a conciliar el sueño sólo, irritabilidad, ansiedad, etc.).
Además, en caso de que sean frecuentes, habría que prestar atención a cosas de la vida cotidiana que podrían generar inquietud en el niño como videojuegos, contenidos televisivos, o cosas aún más serias como nerviosismo o hasta violencia en su entorno cercano.
A diferencia de los terrores nocturnos, las pesadillas infantiles aparecen en la fase de sueño REM, en la segunda parte de la noche. El niño se despierta durante la noche y recuerda con detalle el contenido del sueño. Durante los episodios no suelen aparecer movimientos ni vocalizaciones ya que no existe tono muscular. En el caso de que aparezca alguna palabra o grito, indica el final de la pesadilla.
Son también habituales en niños que han estado separados de sus madres durante un largo periodo de tiempo o si son hospitalizados.
Si son esporádicas, muchos especialistas creen que forman parte del desarrollo emocional y la puesta en marcha de mecanismos defensivos, no son un trastorno psicológico.
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