Uno de las molestias más frecuentes del embarazo es el dolor abdominal. Suscitado por diferentes motivos, es sin embargo razón de mucha alarma ya que la mujer, en especial si se trata de su primer embarazo, no sabe qué le está ocurriendo o si su bebé está bien.
En principio, el proceso del crecimiento de la barriga no es tan sencillo, para hacer lugar al crecimiento de un bebé es necesario desplazar músculos, órganos y tejidos internos. Eso hace que muchas veces, haya ligamentos, músculos y vasos sanguíneos que duelen un poco mientras se produce esa expansión. Incluso, un movimiento algo brusco como agacharte, levantarte de una silla, estornudar o toser te puede dar un dolor agudo en uno de los lados. Si el dolor cede a los pocos segundos, es probable que sólo sea algunos de estos tejidos.
Debes preocuparte cuando el dolor se localiza en el centro de la pelvis, y es muy similar al dolor de regla, si es intermitente y más si se acompaña de sangrado o flujo vaginal, también si sientes molestias al orinar o si sufres un desmayo.
En definitiva, si el dolor es moderado y no es permanente, si se alivia con el descanso o al cambiar de posición y no tienes sangrado o flujo vaginal fuera de lo común, es probable que sea atribuible a los ligamentos del útero o los tejidos pélvicos en expansión. Cualquier situación fuera de ello, hace recomendable la consulta al médico.
Particularmente, es normal y más en el segundo trimestre del primer embarazo que duelan los ligamentos redondos del útero, ubicados desde la ingle a la parte alta de la cadera, siguiendo la línea de la bikini. Se caracterizan por presentar un dolor corto, fuerte y punzante o un dolor continuo y sordo que puedes sentir en uno o ambos lados del bajo vientre o en la parte inferior de la ingle. Si haces un movimiento brusco, puedes tener una puntada repentina. Si además haz estado en actividad todo el día, si has caminado o has hecho ejercicio, estos ligamentos pueden presentar un dolor sordo y continuo que con el descanso se irá.
También puedes sentir pinchazos de moderada intensidad en la unión del hueso púbico, o incluso unos ligeros tirones en la vagina. Todo es por la misma causa: hacer lugar al bebé para que crezca.
Si además tienes las complicaciones digestivas habituales de las embarazadas como hinchazón, gases o estreñimiento producto de tu digestión ralentizada por todo el proceso gestacional, seguramente te dolerá la barriga, similar a cualquier otra indigestión o molestia intestinal que hayas sentido antes en tu vida.
Por ello, el dolor abdominal en el embarazo no siempre es una urgencia, en especial si no es intenso y si tras un rato o algo de descanso, tiende a ceder y si no se acompaña de otros síntomas.
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