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viernes, 28 de diciembre de 2012

Seguridad para niños en la cocina

Cuando los niños dejan de ser bebés se vuelven cada vez más curiosos. A partir del año, gateando o andando, llegan a lugares muy peligrosos. Y la cocina es uno de los sitios donde más accidentes se producen. Te explicamos qué precauciones tomar para evitarlos y te enseñamos algunas protecciones muy prácticas que existen en el mercado.

Cocinas seguras para los niños

Todos estos elementos habituales en la cocina pueden resultar peligrosos para los niños cuando empiezan a andar y moverse:

Productos de limpieza

Una de las causas más frecuentes de i ntoxicación en niños de estas edades es la toma por error de productos de limpieza. Evitarlo es muy fácil: poner un cierre de seguridad en los armarios y, si es posible, colocar esos productos en un lugar alto.

Utensilios de cocina

Muchos utensilios de cocina son peligrosos. Con una bolsa de plástico se pueden asfixiar, con los cuchillos y tijeras se pueden cortar y con los imanes de la nevera podrían atragantarse.

El cubo de la basura

Tiene que estar siempre bien cerrado y fuera de su alcance. Contiene muchos desperdicios nocivos para su salud y es una fuente directa de gérmenes.

La puerta del lavaplatos y lavadora

Es importante que estas puertas estén siempre bloqueadas para que el bebé no pueda introducirse en el interior.

Pequeños electrodomésticos

No olvidemos apagar los pequeños electrodomésticos (tostadora, cafetera o microondas) cuando no los usemos. Y es mejor colocarlos en un lugar alejado, para que no los agarre y se le caigan encima.

El horno

También representa un peligro: la puerta desprende calor cuando está encendido y el pequeño puede quemarse si se apoya en ella.

Sentar al bebé le ayuda a aprender

La sedestación, sentarse de forma autónoma, es algo que todo bebé hace tarde o temprano, la mayoría entre los cuatro y los siete meses. Como en el proceso de caminar o en el habla, cada uno tiene su propio ritmo, pero un estudio sugiere que sentar al bebé le ayuda a aprender.

Animarle a mantenerse sentado sin respaldo hace que el niño pueda alcanzar, manipular objetos y explorar el entorno, lo cual contribuye a mejorar el desarrollo cognitivo, es decir habilidades como pensar, la percepción y la memoria.

La pregunta está en si tenemos que dejar que el proceso de sedestación se de por sí mismo o si debemos enseñarle al niño a sentarse.

A partir de los seis meses, los bebés tienen la oportunidad de ver y tocar objetos y usar patrones para diferenciarlos. El no tener que estar concentrados en mantener el equilibrio les permite estar más pendientes de explorar el entorno que les rodea. Les permite alcanzar, agarrar y manipular objetos.

Un retraso en la capacidad de sentarse solos puede hacer que pierdan la oportunidad de desarrollar esas habilidades cognitivas, pero cada niño es un mundo y hay quienes a los 8 meses todavía no consiguen sentarse por sí mismos sin ningún tipo de apoyo. La sedestación será un paso más hacia la bipedestación y más adelante, la marcha.

Es cierto que como padres podemos estimular al niño para que este proceso se de más rápidamente, como por ejemplo colocando al bebé boca abajo en el suelo desde que es pequeño, encima de una alfombra o una mantita de actividades, para que vaya desarrollando los músculos de la espalda.

De todas formas, no es algo que tengáis que forzar, porque puede ocasionar problemas en la columna si el bebé no está preparado para sentarse.

Una vez que empiece a mantenerse sentado con apoyos, podéis ayudarle a perfeccionar el sentarse y a mantener el equilibrio, pero siempre teniéndonos cerca. Podemos poner juguetes que le motiven delante de él para que se incline ligeramente hacia delante y los intente coger y luego volver a la posición inicial.

Prueba de estreptococo en el final del embarazo

Hacia la última etapa del embarazo – semana 37 – , el ginecólogo indicará a la mujer embarazada la realización de un cultivo de exudado vaginal,  lo que se realiza tomando una muestra de flujo vaginal y también de la zona rectal, utilizando un bastoncillo de algodón, que luego se manda a analizar a un laboratorio. La finalidad es detectar la presencia de un germen patógeno que sin embargo vive en el organismo sin producir ningún síntoma, nos referimos al estreptococo.

Llamado también  Streptococcus agalactiae,  aunque quizá aparezca en los informes como Estreptococo beta hemolítico o con las siglas EGB, es un germen que puede habitar en el tubo digestivo, en la vagina, en la zona perianal y en la garganta de personas sanas, sin que cause ninguna enfermedad, sin embargo, a la hora del parto existen ciertos riesgos.

Es que entre el 10 y el 18 por ciento de las embarazadas está infectada con esta bacteria, y la mitad de ellas podría transmitirla a su hijo al pasar por el canal de parto, con lo cual podría desarrollar graves infecciones en el bebé. Es por eso también que si llegas al hospital a dar a luz y no te han hecho la prueba, te la harán ya que los resultados pueden obtenerse en apenas 15 minutos.

El estreptococo puede causar sepsis neonatal, grave enfermedad que tiene riesgo de muerte para el recién nacido, o de graves consecuencias, particularmente en los casos de madre positiva con rotura de membranas de más de 18 horas o si la colonización materna es alta.

De acuerdo a la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología (SEGO), la Sociedad Española de Neonatología (SEN) y la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, se indica que las embarazadas con resultado positivo deben recibir un antibiótico intravenoso al inicio del proceso del parto y cada cuatro horas hasta que se produzca la expulsión del niño, teniendo en cuenta que la madre no sea alérgica a los fármacos.

El éxito del tratamiento es muy alto (entre 90% y 99%), sin embargo, se realizará un seguimiento mucho más minucioso durante la primera semana de vida del niño para detectar cualquier signo temprano de infección.

Algunos ginecólogos indican una cesárea como forma de prevenir la infección del niño, en cualquier caso, podrás conversar con tu médico los pasos a seguir en caso de dar positiva a la prueba del estreptococo.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Qué triste que te critiquen por cuidar de tus hijos

Es muy habitual oír que tenemos que educar a nuestros hijos en valores, ponerles límites y enseñarles que la vida no es un camino de rosas para conseguir que sean como nosotros los adultos, que al parecer tenemos muchos valores. Es habitual pero es fácil darte cuenta después que por la boca muere el pez y que los mayores, los que tenemos más responsabilidad a la hora de tejer el entramado social, somos muchas veces más egoístas y envidiosos que los niños.

Para ser más concretos, me estoy refiriendo a todas esas mujeres (y hombres, aunque de estos hay menos) que, decididas a cuidar de sus hijos, alargan la baja maternal, se reducen la jornada o cogen excedencias, recibiendo críticas de personas de su entorno y de su trabajo. Y digo yo: qué triste es que te critiquen por cuidar de tus hijos.

Los bebés nos necesitan, mucho

Los bebés vienen al mundo para ser felices, aunque su primer objetivo es sobrevivir. Hacen lo posible por tener a sus cuidadores cerca, por estar bien alimentados, por sentirse bien y por eso lloran y se quejan mucho. Lo hacen normalmente hasta que son capaces de valerse por sí mismos y por eso son tan demandantes de pequeños, porque nos necesitan muchísimo.

La baja maternal es de 16 semanas, menos de cuatro meses, que hacen que una madre se separe de su hijo siendo aún un bebé, casi tan demandante como el primer día. Seguro que si preguntamos a cualquier madre que está a punto de incorporarse al trabajo por la duración de la baja maternal nos dirá que es muy poco tiempo. Fijaos si es poco tiempo que ni siquiera da para seguir una de las recomendaciones más conocidas de los últimos tiempos: dar leche materna exclusiva hasta los seis meses. No es que no se pueda hacer, pero es una gran traba que a los cuatro meses mamá tenga que irse de casa para trabajar.

Muchas madres buscan soluciones

Entonces, ante el panorama de dejar a tu bebé chiquitín totalmente dependiente en manos de otras personas muchas madres acaban por buscar soluciones temporales que les permitan seguir cuidando de sus hijos: reducciones de jornada, excedencias, etc., medidas que no siempre son bien vistas por el entorno directo de la mujer.

Si lo haces por poco tiempo es más que probable que nadie diga nada. Ahora bien, si la cosa empieza a alargarse las bocas empiezan a abrirse: que si vas a enmadrar al niño, que si cuándo vuelves al trabajo, que si sólo trabaja él, que por qué tú no haces nada, que el niño ya está creciendo y ya tendríais que buscar una guardería, que como te has reducido la jornada las demás tienen que hacer tu trabajo, que si no eres mejor madre por quedarte más tiempo cuidando de tu hijo, que si…

Y todo ello es muy triste, mucho, porque muchas veces es la misma familia, o la familia del marido quien te lo dice. A veces son tus compañeras, esas con las que tan buenos ratos has pasado, que a la que has tenido un hijo se quejan por darle más importancia a tu hijo que a tu trabajo. Y digo que es triste porque nadie piensa en el bebé.

Ese bebé que aún no tiene un año necesita a su madre y a su padre los primeros meses, eso nadie lo discute, pero también los primeros años. Ya, estoy loco, hablar de años, pero es que es así: años. Lo que pasa es que en las familias tiene que haber un equilibrio entre el dinero que entra y sale y tenemos que acabar trabajando mucho y a menudo hay que dejar a nuestros hijos para que los cuiden otros, que no quiere decir que sea necesario para ellos, sino una solución a un problema.

Por eso, cuando una madre decide dejar de trabajar, cuando una familia decide apretarse el cinturón y cuando escoge dedicar su tiempo a tratar de hacer feliz a su hijo para que crezca sano, fuerte y bien educado todos deberían alegrarse y como mucho tenerle envidia sana, esa de “qué suerte tú que puedes”.

Sin embargo hay gente egoísta, amargada y tóxica cuya felicidad parece depender de la infelicidad de los demás. Gente que luego encima te dice eso de “hay que educar a los niños en valores” o “hay que enseñarles a vivir”. Triste, muy triste.

Elegir el mejor juguete según la edad del niño

Con los Reyes Magos a la vuelta de la esquina, los juguetes se convierten en el mayor objeto de deseo. Todos los padres nos planteamos cómo acertar y cuál le hará más ilusión a nuestros hijos. Te damos algunas pistas en función de la edad del niño.

Los mejores juguetes no son los mas caros, sino los que proporcionan más tiempo de juego y se adaptan a los gustos, el carácter y el momento evolutivo del niño. Y recuerda: son necesarios para el desarrollo del pequeño, pero no eximen a los padres de jugar con sus hijos.

Los siete criterios de la buena compra

Lo primero es atender las preferencias de sus futuros dueños: el juguete debe servir de diversión y entretenimiento. Pero, a la hora de comprarlos, deberíamos estar pendientes de que cumplan estos siete objetivos:

    Que cumplan las normas de seguridad vigentes.
    Que no sean sexistas.
    Que sean adecuados a la edad del niño y a su momento evolutivo.
    Que no sean muy sofisticados.
    Que fomenten la comunicación.
    Que sean agradables para los sentidos del niño.
    Que no sean bélicos ni violentos.

Pensemos también en si hay otros hermanos más pequeños en casa. Los accidentes ocurren porque es imposible supervisar en todo momento el juego infantil. Con estas normas básicas, lo siguiente es saber qué tipo de juguetes es más apropiado para cada edad.

0-6 meses. Observa todo lo que ocurre a su alrededor

Para nuestro bebé todo es nuevo, así que nos sorprenderá con su enorme curiosidad. Le veremos escuchar atentamente los sonidos, seguir con la mirada a personas y objetos y, a partir de los tres meses, ya será capaz de coger cosas, agitarlas y llevárselas a la boca. Los juguetes le ayudarán a diferenciar colores, texturas, sonidos, movimientos... Pero no olvidemos que el principal juguete para un bebé son sus papás.

Podemos comprarle:

    móviles para la cuna;
    artilugios musicales;
    sonajeros de colores vivos;
    muñecos blanditos de goma o tela;
    anillas grandes para agarrar y morder;
    mantitas de actividades;
    libros de tela o plástico;
    bloques multicolores...

6-12 meses. No para un momento: se voltea, repta, gatea... ¡Rebosa vitalidad!

Si está tumbado boca abajo, se desplaza rodando hasta alcanzar sus juguetes. Puede pasarlos de una mano a otra y tirarlos mil veces. Enseguida será capaz de reptar, tal vez gatee y, muy pronto, podrá ponerse de pie. Como ya se sienta, su mundo de juegos se amplía. Le encanta parlotear y que respondamos a sus balbuceos, señalará lo que quiere, y ¡ay si no se lo damos!

Necesita:

    muñecos blanditos;
    pelotas, tacos y aros;
    encajables sencillos;
    juguetes musicales, sonoros y con teclas;
    juegos de baño;
    libros blanditos;
    bloques para meter y sacar;
    arrastres...

1 año. Primeros pasos hacia la independencia

Comienza a andar y a despegarse de papá y mamá, aunque se vuelva, muerto de miedo, en cuanto no les siente cerca. Ya sabe pedir y exigir lo que quiere, con una palabra o con gestos imperiosos. Su afán de exploración no conoce límites, y no podemos quitarle la vista de encima ni un solo instante.

Le gustan:

    los correpasillos, columpios, arrastres... y todo lo que se mueve;
    juguetes que emiten sonidos (causa-efecto);
    juguetes que prueban las leyes físicas: arrastrar, golpear, abrir, cerrar...

2 años. Ya quiere tomar sus propias decisiones

El niño ya tiene opiniones y deseos propios, expresa su voluntad y desea tomar decisiones. Claro que, a veces, se enrabieta al comprobar que todavía tiene un montón de limitaciones. Nuestro niño es un terremoto: todo lo toca, va de acá para allá, lleva y trae cosas, hace mucho ruido... Quiere aprender a todas horas y disfrutará un montón imitando a los mayores. Aparece la concentración en el juego, y ya no solo es capaz de representar papeles, sino también de pensar en la mejor forma de levantar una torre.

Necesita:

    muñecos y accesorios;
    cacharritos;
    granjas con animales;
    coches y camiones;
    teléfonos;
    carros para transportar cosas;
    pinturas;
    libros (como a cualquier edad);
    útiles para jugar con agua y arena.

Los horarios flexibles permiten sobrellevar mejor las molestias del embarazo

Una investigación realizada en el Hospital Universitario Stavanger de Noruega reveló que la flexibilidad de horarios en el trabajo sería una forma eficiente de que las mujeres embarazadas deban faltar menos días a sus trabajos por molestias propias de su estado.

Se relevaron datos de casi 3.000 mujeres embarazadas, comparando datos entre las 17 a 32 semanas de gestación, con respecto a los días que necesitaron tomarse de baja por los malestares.

El 75% de estas mujeres tomó en promedio ocho semanas de descanso con motivo de malestares gestacionales. El 60% de las mujeres con cierta flexibilidad de horarios en sus lugares de trabajo, tomaron hasta 7 días menos en comparación con las que debían cumplir estrictas horas de entrada y salida. Problemas para dormir, dolor abdominal y vómitos fueron las razones aludidas con más frecuencia.

Al contar con horarios flexibles las mujeres podrían tener un mejor manejo de la fatiga y el estrés,  y así reducir el insomnio que es una de las molestias más generalizadas.

Con estos resultados, se refuerza la idea de dejar a las mujeres mayor flexibilidad horaria en sus puestos de trabajo, orientando su tarea a los resultados y no al cumplimiento de un esquema fijo de horario de ingreso y salida: la tan solicitada conciliación laboral, que si además se extiende más allá del nacimiento del bebé, seguramente hará que las mujeres sean tan productivas como cualquier trabajador, y dejarían de ser discriminadas.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Dar a luz en Nochebuena o Nochevieja: qué tiene de especial

Cuando se acerca el momento de dar a luz, a la futura mamá le asaltan las dudas y los miedos de última hora. Suele ocurrir que si se sale de cuentas en Nochebuena o Nochevieja, los nervios se multiplican. ¡Y no debería ser así! Te contamos por qué.

Algunas madres y especialistas de una gran maternidad aseguran que la asistencia al parto en estos días festivos es igual de profesional que en cualquier otra fecha. Y, además, se realiza con la ilusión de que quizá el bebé venga al mundo con el privilegio de ser el primero del año.

Qué dicen los médicos

Tras 47 años asistiendo partos, el doctor Antonio González, del Hospital Materno Infantil La Paz de Madrid, reconoce que los días de Navidad son especiales, porque hay un ambiente festivo, pero eso no supone que la labor asistencial esté desatendida. “El personal sanitario intentamos cenar juntos, cuando la situación lo permite, y somos más tolerantes con las madres y su familia. El horario de visitas se amplía para que puedan comer juntos las uvas y las mamás no se encuentren solas en fechas tan entrañables”.

Tantos años en la maternidad le han permitido asistir con orgullo al nacimiento del primer bebé del año en el hospital e incluso de toda España. “El niño que nace más temprano recibe la visita del director de la maternidad y de los médicos”.

¿Es recomendable salir a celebrar estas fiestas?

Es recomendable evitar los desplazamientos largos a partir de la semana 38ª, cuando el embarazo está casi a término. “Hemos visto niños que han nacido antes de llegar al hospital porque sus padres se han quedado atrapados en un pueblo por la nieve, un inconveniente a tener en cuenta en invierno”, dice el doctor Antonio González. Pero si se acude a cenar o comer a un lugar no muy alejado de la maternidad, no hay problema. Eso sí: mejor llevar la maleta para el hospital y los papeles del embarazo y contar con un vehículo que pueda llevar a la futura mamá al hospital.

¿Se puede adelantar el parto para estar más tranquila?

En las maternidades públicas es muy difícil que se autorice adelantar el parto, si no existen razones médicas que lo aconsejen, porque entre el 40 y el 50 por ciento de los partos programados terminan en cesárea, frente al 19 por ciento de los partos, que se inician solos. Algunos centros privados autorizan el adelanto del parto para asegurarse de que lo asistirá el ginecólogo que ha seguido el embarazo, si este ha llegado a término y el cuello uterino está dilatado.

¿Hay menos personal en la maternidad en Navidad?

En Navidad la plantilla es la misma que cualquier otro día de guardia y , al ser festivo, se refuerza con un obstetra más, ya que se pasa visita a las habitaciones, como en cualquier otra fecha.

Anestesistas, neonatólogos, matronas y ginecólogos están pendientes de las madres e, incluso se realizan análisis de sangre del feto a cualquier hora del día, si se sospecha que no está recibiendo suficiente oxígeno y hay que realizar una cesárea de urgencia, siguiendo los protocolos médicos.

¿Cesárea con el estómago lleno?

El doctor Antonio González insiste en que no hay que preocuparse. Aunque lo ideal es entrar a quirófano con el estómago vacío, si el niño tiene que nacer y es necesaria una intervención, los médicos ya disponen de técnicas para solventar este problema y otros que puedan presentarse. Así que la madre puede cenar tranquilamente estas noches tan especiales en familia, sin el temor de ponerse de parto antes de tiempo y perjudicar a su bebé.

¿Podré donar la sangre del cordón umbilical?

Los profesionales estarán encantados de atender la petición de las madres, siempre que avisen de su intención porque, como dice le doctor Antonio González, “no se puede desaprovechar una sangre tan valiosa”.