La hora del baño debe ser un momento de placer para los mas pequeños, y no una pesadilla envuelta en exagerados cuidados. La bañera bastará con que esté bien limpia. Hay cientos de productos en el mercado que aseguran ser implacables con los ;">gérmenes. A la hora de enjabonarle al bebé o al niño, es mejor que utilices tus propias manos o, si acaso, optes por alguna manopla de algodón que luego puedas meter en la lavadora. La esponja no es recomendable ni para el cuerpo ni para el culito ya que por mucho que la enjuagues y la aclares, nunca estarás segura de que, entre sus múltiples poros, los gérmenes no se han quedado escondidos.
La mejor forma de enseñar higiene a los peques es hacerlo mediante el ejemplo. Asegúrese de que su hijo se lava las manos después de usar el lavabo, y no te olvides de colocar un taburete en el cuarto de baño para que él pueda usar mas cómodamente el grifo.
Son pocos los niños que disfrutan con el lavado del cabello. De este modo, procure reducir el conflicto manteniendo el cabello corto, usando un champú infantil que no escueza en los ojos, o ofreciéndole incentivos cómo permitir que el niño le lave a usted el cabello o crear peinados divertidos.
Mantener cortas las uñas de los dedos de pies y manos es más higiénico y ayuda a impedir el rascarse a sí mismo y a otros.
Lavar y bañar a una niña
De ninguna forma existe la necesidad de abrir los labios de la vulva de la niña para limpiarle el interior. Limítese a lavarle y a secarle la zona cubierta por el pañal (o braguita), desde delante hacia atrás. De este modo evitará manchar la vulva y reducirá el riesgo de extender las bacterias de los intestinos hacia la vejiga o la vagina.
Lavar y bañar a un niño
Jamás intente retirar la piel del prepucio de un niño para limpiarlo ya que podría causarle daño. Lave toda la zona cubierta por el pañal (o calzoncillos) y séquela con cuidado. Cuando el niño tenga tres o cuatro años de edad, el prepucio estará más suelto y podrá retirarse sin emplear la fuerza.
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