Durante el embarazo, el cuerpo se ve sometido a muchos cambios: no sólo crece la tripa, también puede verse afectada la boca, la circulación sanguínea, la espalda, e incluso la vista. Después de dar a luz tienes que cuidarte y es muy importante que te hagas varias revisiones médicas. Después del parto se recomienda un chequeo completo y asistir a varios especialistas. Estas son las revisiones a las que tienes que someterte después de la llegada del bebé.
Ginecólogo
- La primera visita obligada es al ginecólogo. En las cesáreas, la revisión se realiza entre siete y diez días después del nacimiento del bebé, para comprobar que la cicatriz evoluciona favorablemente. En los partos vaginales, lo habitual es que el médico examine a la madre a las seis semanas de haber dado a luz, aunque si la mujer lo necesita, puede pedir cita antes o acudir a la matrona.
- En esta primera revisión el médico examina el periné, la cicatriz de la episiotomía y las hemorroides (si han aparecido durante el parto), explora las mamas, palpa el abdomen para asegurarse de que el útero se ha contraído y comprueba el tamaño y posición de este mediante un tacto vaginal.
- A veces, pide análisis de sangre y orina para descartar anemias o infecciones en el aparato urinario, a los que se es más propensa en el posparto. Si todo va bien, conviene hacerse un chequeo cuando se deje la lactancia.
- Tras el examen ginecológico, el médico resuelve las dudas de la nueva madre sobre lactancia, reaparición de la regla, etc. También le aconseja sobre la alimentación más adecuada durante la lactancia y los ejercicios que debe hacer para recuperar el tono muscular del abdomen y del suelo pélvico, y analiza, junto con la pareja, la estrategia contraceptiva del futuro.
- Esta consulta debe servir para confirmar la buena marcha general de la recuperación. La mamá siempre tiene que preguntar todo lo que la inquiete.
- Todas las mamás recientes desean que la báscula vuelva a señalar el peso anterior al embarazo cuanto antes. Hay que tener paciencia, en las seis semanas que siguen al parto los médicos desaconsejan los regímenes de adelgazamiento.
- Después, la mujer puede empezar a tomarse algo más en serio lo de perder peso, aunque no conviene iniciar ninguna dieta severa hasta que el bebé tome otros alimentos además del pecho.
- Cuando no se amamanta, se suele recuperar la silueta en cuatro o cinco meses. Si no fuera así, es aconsejable acudir a un endocrino para que revise los hábitos alimenticios y compruebe que el embarazo no ha alterado el funcionamiento de la glándula tiroides. Lo más probable es que los kilos de más se deban a un exceso de calorías y a que la mamá haya disminuido su actividad.
- La cita con el odontólogo es imprescindible. El embarazo ocasiona cambios en los componentes de la saliva, lo que favorece la aparición de caries, sobre todo en las mujeres predispuestas.
- El incremento de algunas hormonas aumenta la irrigación sanguínea de los tejidos de la boca y su capacidad inflamatoria, y es frecuente que sangren las encías y aparezca gingivitis.
- Si has visitado al dentista a lo largo del embarazo (conviene hacerse una revisión dental en cada trimestre), puedes esperar unos meses, salvo que el especialista haya indicado lo contrario, pero si no se ha vigilado la boca durante la gestación, hay que acudir en cuanto se esté recuperada del parto.
- En la gestación pueden empeorar los trastornos de la vista y, en particular, la miopía. Si tenías algún problema antes del embarazo, no está de más que acudas al oftalmólogo tras el parto.
- También conviene visitar al dermatólogo para que revise los lunares y manchas que puedan haberse oscurecido durante el embarazo, pues los cambios hormonales estimulan la producción de melanina, responsable de la pigmentación.
Algunas mujeres, por pudor, no saben si abordar temas que les parecen demasiado personales en sus visitas al médico, como las dificultades al reanudar las relaciones sexuales. Muchas veces, el problema es solo la falta de lubricación; otras, está en las cicatrices (de la episiotomía, pequeños desgarros perineales o vaginales...) que pueden ocasionar molestias o dolor. En cualquier caso, lo mejor es hablarlo con el ginecólogo.
Trastornos psíquicos después del parto
- La depresión puerperal leve (insomnio, irritabilidad, llanto...) no requiere tratamiento médico y suele resolverse con el apoyo del entorno de la madre. Este estado de ánimo se debe a muchas causas. Al cansancio físico por el embarazo y el parto se suma el que ocasiona el cuidado del bebé y la falta de sueño continuo. Y, además, la mujer se ve expuesta a fuertes cambios hormonales.
- Cuando la depresión es mayor (fuertes sentimientos de culpa e incapacidad de hacerse cargo del bebé) es necesaria una atención especializada por parte de un psiquiatra (como en cualquier depresión) que evalúe el caso y decida el tratamiento más conveniente.