La llegada de un bebé genera un cambio completo en tu vida. Se modifican tus prioridades, tus horarios, tu sueño. Hasta tu baño diario queda para lo último, o a veces ni te acuerdas de hacerlo.
Claro que toda esta avalancha de nuevas experiencias trae consigo cambios en tus estados de ánimo. Pero si este cambio se instala y no mejoras, ten cuidado, puede tratarse de una depresión post parto.
A diferencia de la depresión puerperal, la depresión post parto es más seria, no se va en unos días. Se instala. Necesita atención médica, afecta tu salud y la de tu bebé. Si has tenido episodios de depresión en algún momento de tu vida, tienes un riesgo mayor de sufrir nuevamente esta enfermedad.
Presta atención a estos síntomas:
* Cambios de apetito
* Dificultad para concentrarte
* Sentimiento de culpa o inutilidad
* Falta de interés o placer en la mayoría de las actividades, aún en las que antes te interesaban.
* Pérdida de energía
* Dificultad para dormir o dormir demasiado
* Miedo a hacerte daño o a dañar al bebé
* Pensamientos negativos hacia el bebé
La intensidad de los sentimientos de angustia y desesperación es tal, que no es posible cumplir con las tareas cotidianas. La pila de ropa para doblar es una montaña, la tristeza no tiene pausa ni fin, ves la vida como si tuvieras lentes negros.
La buena noticia es que existen tratamientos efectivos, hay medicación que se puede tomar incluso durante la lactancia. La psicoterapia es también una excelente herramienta, junto con la medicación funcionan muy bien.
Si presentas estos síntomas, no demores en consultar a tu médico. No eres una mala madre, sino estás sufriendo una enfermedad que afecta a una de cada diez mujeres y, como la mayoría de las enfermedades, no te puedes curar sola. Precisas ayuda y lo mejor es pedirla. Tu bebé te necesita sana, tú necesitas sentirte bien.
Como cualquier otra depresión, algo que ayuda es conectarte con gente que le pasó lo mismo y pudo superarlo. Es una herramienta básica, te devuelve a la realidad, te permite separar lo que son tus miedos generados por el estado de ánimo de lo que realmente está sucediendo.