Ya mucho hablamos de lo nocivo que es el tabaco en el embarazo, para la madre pero especialmente para el normal desarrollo y nacimiento del bebé.
Pero además, las mujeres que conviven en el hogar o el trabajo con otros fumadores están expuestas a peligros para sus bebés en gestación también. Así como se ha determinado que el tabaco es causa de mayor probabilidades de defectos congénitos para las mamás fumadoras, lo es también para las que están expuestas, de todas formas, al humo del tabaco. También, en las embarazadas fumadoras pasivas aumentan las chances de muerte fetal, incluso al momento del parto.
La muerte del feto fue un 23 por ciento más habitual en mujeres que viven o trabajan con fumadores, mientras que los defectos congénitos lo fueron en un 13 por ciento, según un informe publicado en la revista Pediatrics.
Jo Leonardi-Bee, profesora de la Universidad de Nottingham, en Inglaterra, y coautora del estudio, señaló que “las mujeres necesitan ser protegidas de ser fumadoras pasivas antes de la concepción y durante todo el embarazo”.
En la mitad de los estudios analizados, los padres de los bebés resultaron ser la primera fuente de humo. Así que no basta con no fumar: también hay que evitar que el humo llegue por otras personas.
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