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martes, 12 de junio de 2012

La importancia de una buena hidratación en el verano para los niños

En verano y con la llegada de las altas temperaturas es importante mantener una correcta hidratación, especialmente en el caso de bebés y niños ya que se pueden llegar a deshidratar mucho más rápido que un adulto.

En el caso de los bebés alimentados con lactancia materna, están protegidos. La leche de su madre aporta todo el líquido y los minerales que los mantienen vitales. Ofrecer el pecho a demanda en días y momentos de mucho calor, en tanto que la mamá debe mantenerse bien hidratada, consumiendo hasta tres litros de agua al día.

Si en cambio el niño tiene lactancia con biberón, se pueden ofrecer biberones de agua mineral, sin obligar al niño a que beba. En todo caso, hay que cuidar muy bien la preparación de la leche, para que no quede demasiado concentrada y así estemos aportándole menos líquido del que necesita la criatura.

Cuando un bebé o niño se deshidrata, se puede detectar por síntomas como la ausencia de lágrimas; sequedad en piel, boca y lengua; disminución en la secreción de orina o deposiciones menos blandas.

Los bebés y niños son más propensos a cuadros gastrointestinales, es una forma habitual de deshidratación en época estival. Consultar al médico en estos casos sin dejar pasar demasiado tiempo, ya que un cuadro de diarrea o vómitos severos puede deshidratar seriamente al niño en cuestión de horas.

Procura mantener hidratada la piel del bebé para evitar una mayor pérdida de agua, debido a que su función barrera no está aún madura.

Hay que evitar siempre la exposición directa y/o prolongada al sol en horas centrales, ya que el niño puede sufrir un golpe de calor. Hay que vestirlos con ropa ligera y fresca.

Los consejos pueden resumirse en pocas pautas: ofrecer al bebé el líquido necesario, evitar su exposición al calor y acudir al pediatra si pierde más liquido del normal.