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lunes, 8 de octubre de 2012

Interpretando la temperatura basal

Uno de los métodos llamados naturales del control de la natalidad, es el de la temperatura basal. Se denomina de esta manera a la temperatura de la persona al despertar luego de haber dormido al menos 5 horas. La ovulación femenina modifica ligeramente esa temperatura, razón por la cual es un dato válido tanto para evitar el embarazo como para lograrlo.

Es por ello que cualquier mujer puede aprovechar muy bien el hecho de conocer su temperatura basal para utilizar esos datos a su favor, y cumpliendo sus deseos. Se debe tomar la temperatura ni bien te levantas, sin hablar ni moverte de la cama para nada, tampoco debes sacudir el termómetro para bajar el mercurio, nada de nada. Dejas todo listo a la noche, y si has dormido más de cuatro horas, tomas tu temperatura.

Durante la ovulación, se rompe un folículo y de él sale un ovocito hacia la trompa, el lugar donde se produce la fecundación. En cada ciclo solo hay una ovulación en torno al día 14 y dura unos minutos.

Tras la ovulación, ese folículo que liberó un ovocito produce hormonas y se vuelve amarillo, por eso se le llama cuerpo lúteo (en latín luteus significa amarillo). Entre esas hormonas está la progesterona, que eleva unas décimas la temperatura.

Si se produce embarazo, la temperatura se mantiene, caso contrario la temperatura basal baja y llega la regla. Es decir, la temperatura sube el día de la ovulación y se mantiene elevada en la segunda mitad del ciclo. Si no se produjo el embarazo, al final baja de repente.

Si detectas una elevación térmica un día, eso significa que has tenido la ovulación. Y si la temperatura basal baja de repente, eso significa que no estás embarazada.