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lunes, 4 de febrero de 2013

La alimentación del bebé durante el primer año incide en el desarrollo mental

Estudios sobre alimentación infantil han hallado que la alimentación del bebé desde la sexta semana de vida hasta los doce meses, tiene una influencia directa en el desarrollo mental del niño durante toda su vida, concretamente una deficiencia nutricional en esta importante etapa produciría daños irreversibles en el desarrollo neurocerebral de la persona.

Es durante esta etapa en la que el cerebro pasa de ser una estructura simple con mínimos surcos y circunvoluciones a ser una estructura compleja, desarrollándose procesos como la mielinización, la organización de neurotransmisores, arborización dendrítica y sinaptogénesis.

Y si bien estos procesos dependen de muchas variables como la genética o el entorno, la alimentación juega un papel de importancia también.

En este sentido, la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses es la forma ideal de abastecer al niño de todas sus necesidades nutricionales hasta esa edad, pero luego necesita que comencemos a ofrecerle alimentación complementaria.

El crecimiento cefálico es la forma por la cual los pediatras lograr evaluar el neurodesarrollo, ya que la medición de su perímetro se correlaciona con el peso estimado del cerebro y desarrollo los primeros dos años de vida.

Es importante cuidar además los nutrientes transferidos desde la placenta en el tercer trimestre, la alimentación con leche humana, el alto aporte proteico y ácidos grasos de cadena larga.

Es por eso que en el embarazo y luego en la alimentación de los bebés de seis meses a un año, se sugiere incluir en la dieta ácidos grasos de gran jerarquía para ayudar a la realización de los procesos de desarrollo mental. Estos componentes están presentes en los pescados, en frutos secos y en algunas semillas como lino, chía o sésamo.