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viernes, 13 de julio de 2012

Cómo saber si el bebé toma suficiente leche materna: el peso

Vamos a daros unos consejos para saber si el bebé toma suficiente leche materna fijándonos en su peso, como hicimos en un tema anterior sobre las micciones, las heces y el estado general.

Hay bebés que van a necesitar suplementos

Sin embargo, antes de pasar a ello, quisiera remarcar que, aunque, sin duda alguna, la leche materna es lo mejor que pueden tomar los bebés, si el médico lo indicara podría ser necesario suplementar la lactancia materna directa con leche extraída y, en algunos casos, con leche artificial.

Precisamente por esa razón es importante saber si el bebé toma suficiente leche materna con seguridad.

Quiero remarcar esto en la exposición. La leche materna es lo mejor pero, cuando el bebé, realmente no está recibiendo suficiente leche es conveniente tener en cuenta que en algunos casos será necesario usar leche artificial.

Por mucho que deseemos una lactancia materna exclusiva lo primero es que el bebé esté bien nutrido. Esa es la prioridad máxima. Si hay un problema con la lactancia este podrá, casi seguro, ser superado, pero mientras lo primero es que el bebé siga recibiendo suficiente alimento.

Antes de usar un suplemento por considerar que el bebé no toma suficiente leche materna hay que estudiar bien el caso particular y buscar un correcto asesoramiento, sea de un pediatra verdaderamente conocedor de la lactancia materna, sea de una Consultora de Lactancia Certificada (IBCLC).

No es que vayamos a dar un biberón ante cualquier duda, pero si hay que saber que la leche artificial puede ser imprescindible en casos en los que haya realmente una nutrición inadecuada, al menos temporalmente mientras se adoptan medidas para mejorar la lactancia materna.

Lo importante es dar con un buen profesional, que no mande biberones “alegremente”, pero que si sepa cuando son necesarios a la vez de ayudar a la madre para solucionar el problema. Con los recién nacidos es importantísimo, vital, mantener una nutrición e hidratación correctas cuando se detecta que no está recibiendo suficiente leche.

Cómo saber si el bebé toma suficiente leche materna: el peso

No hay que alarmarse si el bebé pierde peso los primeros días de vida, es absolutamente normal. Los bebés suelen perder entre un 4 y un 6% de su peso y hasta un 10%. Es algo fisiológico y lo empiezan a recuperar a partir del tercer día, siendo lo normal que a la semana lo recuperen.

Cuando la pérdida de peso es mayor del 10% pueden tardar hasta tres semanas en recuperarlo y en este caso hay que estar muy atentos a su evolución.

Si la pérdida de peso supera el 5% puede estar indicada una suplementación con leche extraída dada con cucharilla y, desde luego, habrá que revisar la lactancia para detectar mala postura y ofrecerla a libre demanda, aumentando la frecuencia de las tomas y retirando los chupetes si se estaban usando.

Todos los bebés deberían ser vistos por el pediatra dos o tres días después de salir del hospital, y especialmente los que no hayan recuperado su peso al nacer para que pueda ser detectada una posible deshidratación o falta de nutrición adecuada. Si el bebé está muy adormilado y no pide comer también es especialmente importante el control del pediatra.

Si el bebé no aumenta de peso puede suceder que la lactancia se haya instaurado mal desde el comienzo, por culpa de no haber empezado en la primera hora, haberlo separado de la madre, permitir la lactacia solamente cada tres horas o usar chupetes o biberones. Por eso es fundamental un inicio correcto de la lactancia y que la madre reciba ayuda y asesoramiento.

Cuando los bebés han recuperado su peso al nacer hay que seguir su evolución pero debemos entender que las gráficas de peso que a veces se usan están hechas pensando en niños con lactancia artificial y que no es necesario que aumenten 200 gramos por semana. La OMS publica tablas indicadoras de aumento de peso esperable, pero como decíamos, hay que interpretarlas correctamente.

A partir de los dos meses el aumento de peso semanal va a disminuir en los bebés amamantados y debemos entender que las tablas de percentiles no indican salud, sino un crecimiento en la normalidad. Un bebé que esté en el percentil 5 puede estar perfectamente sano, tanto como uno que esté en el 95.

Si el peso o la talla del niño son muy bajos, por debajo de lo que la estadística indica como normal puede suceder, sencillamente, que sea un niño delgado o bajo, pero sano. Sin embargo, puede considerarse necesario descartar problemas.

En el próximo tema veremos más detalladamente otros aspectos interesantes que tener en cuenta para detectar si el bebé no recibe suficiente leche materna: las causas médicas de la hipolactia (escasa producción de leche materna) y los métodos que son inútiles para controlar el aumento de peso del bebé.

La dieta en el embarazo influye en el sueño del bebé

Si sueñas con un bebé que tenga un buen descanso, y que te deje dormir a ti también, entonces vigila tu dieta y sigue las recomendaciones de suplementos nutricionales que te indique tu médico.

Es que el ácido fólico en el embarazo suma un nuevo beneficio, en relación al desarrollo emocional y comportamiento del futuro bebé. Un estudio de científicos holandeses determinó que niveles bajos de ácido fólico (vitamina B9) en la madre antes de y durante el comienzo del embarazo aumentan en casi un 60 por ciento los problemas emocionales y de comportamiento de los hijos a los 18 meses y a los tres años, cuando se los comparó con niños cuyas madres sí habían recibido los suplementos de vitaminas.

Así, hace años que se sabe que el ácido fólico ayuda a prevenir defectos del tubo neural, pero también tiene otros beneficios, a nivel intelectual y de comportamiento.

También, es importante que las embarazadas sumen esta vitamina en sus dietas, consumiendo vegetales verdes, frutas, cereales, legumbres, levaduras, frutos secos e hígado. Este nuevo estudio se suma a otros que ya habían asociado la dieta materna durante el embarazo con el comportamiento del bebé.

De esta manera, no sólo se previenen malformaciones graves – aunque poco comunes – sino que también se beneficia a todos los recién nacidos de manera general, y a sus padres quienes quizá puedan dormir un poco mejor. Se cree que la explicación está dada por cambios epigenéticos en el embrión y el feto provocados por la dieta materna.

miércoles, 4 de julio de 2012

Cómo prevenir la anemia en el embarazo

La futura mamá necesita un aporte extra de hierro para hacer frente a las nuevas necesidades de su organismo, para el desarrollo del feto y para acumular reservas de cara al parto. Este mineral proviene de los alimentos que tomamos, pero, ¿qué hacer cuando no es suficiente y aparece la anemia?

La anemia en el embarazo produce cansancio, dificultad respiratoria, palidez y a veces mareos, entre otros síntomas. Para prevenir su aparición conviene incluir en la dieta alimentos ricos en hierro: el hígado, las carnes rojas y las almejas son una buena fuente de este mineral, también contienen cantidades considerables de hierro, la ternera, el pollo, el huevo, los pistachos, las habas secas y las espinacas.

Una alimentación equilibrada puede proporcionar de 10 a 15 mg de hierro, el problema es que de ellos el organismo solo aprovecha 2 o 3 mg (al final del embarazo la futura mamá necesita 8 mg diarios), por ejemplo, el que aportan los alimentos de origen vegetal se absorbe peor que el que aportan los alimentos de origen animal.
Tratamiento para embarazadas con anemia

A algunas mujeres, el ginecólogo les prescribe un suplemento de hierro a partir de la segunda mitad del embarazo para prevenir la anemia. Se considera que la futura mamá tiene esta enfermedad cuando la hemoglobina está por debajo de 11,5 g/dl, el hematocrito es menor del 33% y el recuento de glóbulos rojos es inferior a 3.800.000. El tratamiento para embarazadas con anemia consiste en suministrar dosis elevadas de hierro por vía oral, dos o tres pastillas de 300mg de sulfato ferroso al día.

Cómo saber si el niño está preparado para dejar el pañal

Cuando llega el verano, muchas familias deciden iniciar la “operación pañal”, aunque en realidad el éxito de la misión depende del grado madurativo del niño o niña. Vamos a ver cómo saber si el niño está preparado para dejar el pañal, o por el contrario tendremos que esperar unos meses hasta que lo consiga.

Es complicado “enseñar” al pequeño a no utilizar el pañal. Sencillamente, necesitamos que se haya logrado el control de esfínteres, lo cual no tiene que ver ni con una edad concreta, ni evidentemente con un mes del año o unas temperaturas determinadas.

El control de esfínteres es un proceso madurativo que llega a los tres o a los cuatro años. En muchos casos, sobre todo por la noche, puede tardar bastante más, sin que eso deba ser motivo de preocupación de los padres. A los dos años y medio, sólo el 50% de los niños es capaz de ir sin pañal. A los tres años lo hace el 75% y a los tres años y medio el 95% de los niños.

No existe impedimento para que, si empezamos la “operación pañal” y no tenemos éxito, los pequeños vuelvan al uso de los pañales. Y es que las implicaciones psicológicas de las funciones corporales que controlan los esfínteres son muy profundas y complicadas, mejor interferir lo menos posible en ellas y no forzarlos a dejar el pañal si no están preparados.

Es necesaria la observación de nuestros hijos, ver las “señales” que nos manden los niños sobre el control de esfínteres. Por ejemplo, no moja el pañal en las siestas, se hace pipí al despertar, pide utilizar el inodoro para imitar a los mayores, hace bastante pipí de una sola vez…

También suelen sentirse incómodos con los pañales sucios, piden que se los cambiemos con más frecuencia, se los quitan ellos para hacer sus necesidades fuera, o se los quitan una vez los han manchado… Comunican sus necesidades antes o después de hacerlas. Muchas veces se retiran a hacer pipí o caca a un lugar apartado.

Además podemos tener en cuenta una serie de señales físicas, como que tiene suficiente equilibrio y coordinación para caminar, corre con firmeza y es capaz de bajarse los pantalones o subir al inodoro.

Si observamos estos comportamientos y características, podemos empezar dando pequeños pasos para ir dejando el pañal, animándolos a ello y acostumbrándolos a los nuevos hábitos.

En definitiva, estas son las pistas para saber si el niño está preparado para dejar el pañal o no, y siempre es mejor no hacerse planes preconcebidos y pensar que tarde o temprano el niño dejará de usar el pañal, cuando él esté preparado.

Llevar el embarazo bien a término es bueno para el desarrollo cerebral

Actualmente, existe una lamentable pero cada vez más extendida tendencia de programar partos, mediante cesáreas o de forma menos frecuente, con inducciones. Es que una investigación de la Universidad de Columbia – Estados Unidos – determinó que evitar estas prácticas podría favorecer el desarrollo del cerebro del bebé.

Efectivamente, permitir que el embarazo llegue a su término naturalmente, parecería favorecer un mejor desarrollo cerebral, que se relaciona con mejores calificaciones en la escuela en la etapa escolar.

A partir de la semana 37 se considera que el embarazo ha llegado a término, sin embargo según el estudio, los niños nacidos entre la semana 37 y la 38 han tenido de media calificaciones más bajas que los que llegaron a las 40 semanas, concretamente en lectura y matemáticas en el tercer grado.

Los resultados indican que la definición de prematurez debe ser reevaluada, y no tomar a la ligera la decisión de terminar el embarazo por elección de la madre o por acomodar los tiempos a la agenda del doctor.

Es así que se suma nueva evidencia que habla de respetar siempre que no haya causa médica, los procesos de la naturaleza en el cuerpo de la mujer gestante. Se puede pensar que nacer a las 37 semanas no conlleva consecuencia alguna, pero siempre que se pueda evitar, se debería hacerlo.

miércoles, 27 de junio de 2012

Consejos para evitar los dolores lumbares en el embarazo

Una de las molestias del embarazo más frecuentes es la lumbalgia, el dolor en la zona baja de la espalda producto del peso del vientre y la postura adoptada al caminar para equilibrarse. Más de la mitad de las embarazadas sufre estos dolores – y la cuarta parte de ellas, afirma que son severos –, así que veamos algunas formas de aliviarlo o evitarlo.

La primera medida para evitar el dolor de espalda en el embarazo es vigilar la postura, ya que obligarse a estar derechas ayuda a no sobrecargar huesos y músculos inadecuados. Es así que muchas embarazadas tienen un fuerte dolor localizado en la zona sacra, que incluso a veces puede irradiar a las piernas.

Otra pauta de higiene postural es que estén tumbadas, coloquen un rodillo de toalla por debajo de las rodillas y que, especialmente en el último trimestre, duerman con la cabeza levantada. Si se duerme de lado, hay que flexionar las piernas. Y también flexionarlas al levantarse, ayudándose con los brazos. Y si se recoge algo del suelo, mantener la espalda derecha y flexionar las piernas.

En cuanto al peso, no hay que sobrepasar las 300 calorías diarias de más de la dieta habitual, para evitar el sobrepeso, que afecta aún más a la columna vertebral. De acuerdo al peso inicial del embarazo, el médico indicará el máximo de kilos a aumentar.

A partir de la semana 25, ya se puede utilizar fajas para ayudar a sostener el vientre y complementar la espalda baja. Esto evita la aparición del dolor, y hace que les facilite – en especial, en las últimas semanas – salir a andar, ya que el ejercicio es otra de las pautas para evitar dolores lumbares.

En caso de dolor, y debido a que no se pueden tomar analgésicos demasiado potentes, es bueno colocar calor por 10 minutos.

En el posparto la faja ayuda a la mujer a acomodarse al nuevo cuerpo, a la sensación de vacío por la falta del peso del útero y el bebé, y a no sentir el abdomen tan distendido

Cómo superar el miedo al parto

Qué una mujer sobre todo si es su primer parto tenga miedo es bastante frecuente, el parto se asocia a una experiencia traumática, dolorosa. Las mujeres más que miedo al parto en si tenemos miedo al dolor y a lo desconocido.

"El coraje no es la ausencia de miedo, sino el juicio de que algo es más importante que el miedo." Ambrosio RedMoon

Entre la preocupación y el miedo

Es cierto que casi todas las mujeres ante su primer parto pueden experimentar, cierta ansiedad o preocupación. Esto es normal, una preocupación sana puede ser productiva nos motiva y nos lleva a tomar medidas. Sin embargo algunas mujeres pueden experimentar un miedo improductivo, paralizante este miedo puede ser contraproducente, puede hacer que la mujer no colabore durante el parto.

Si hay cosas que puedes hacer para superar el miedo al parto.

De entre las opciones que te damos escoge aquellas que a ti te funcionan mejor y trabaja con ellas al menos una semana, después reconsidera cómo te sientes, si tu temor al parto ha disminuido, sigue igual o ha aumentado. Ten en cuenta que superar el miedo paralizante al parto es el primer paso para un alumbramiento natural. Vas a ser madre, es parte del ciclo de la vida.

La actitud

Tu actitud es importante ya que influye en tus pensamientos y estos en tus emociones. Para comenzar hay que dejar de pensar en el trabajo de parto como en algo que “te sucede a ti”, en realidad este trabajo sucede para que tu hijo pueda venir al mundo. No es un castigo es un proceso natural y hermoso. Tu cuerpo está preparado para llevarlo a cabo, solo tienes que seguir las indicaciones de tu médico y tratar de no asustarte más bien lo contrario tratar de relajarte.

En el trabajo de parto tu cuerpo seguirá el proceso natural, el músculo uterino se está contrayendo para ayudar a tu hijo a nacer. No luches contra tu propio cuerpo, al contrario, déjate llevar y sigue las indicaciones del médico.

Tú no tienes el control de cómo irá el trabajo de parto pero si tu actitud es de colaborar ya estás ayudando a tener un mejor parto. Ten en cuenta tus actitudes sobre el parto, ¿de donde vinieron?, ¿algo que viste, algo que te contaron o leíste? Muchas veces acumulamos miedos que son infundados y son producto de la falta de información.

El apoyo emocional

Siempre nos hace falta aunque a veces pensamos que no. Si sabes que no estarás sola durante el parto es posible te sientas algo más relajada.

Si has asistido a clases de preparación al parto con tu pareja tenerla cerca puede ser muy positivo para ti. Hay hospitales donde dejan entrar al padre o alguna persona al paritorio, pregunta a tu médico si es posible que alguien esté contigo en esos momentos.

Expectativas realistas

No vamos a quitar importancia, el parto no es una tontería, pero tampoco dejarse llevar por historias de terror sobre el parto que alguien te cuenta-que-le-contaron. En el pasado muchas mujeres no tenían la supervisión médica ni la información que hoy tenemos. Lo que a una mujer le haya ocurrido no tiene porqué ocurrirte a ti. Son más los partos que salen bien que los que tienen complicaciones. Si escuchar historias sobre partos te afecta, actúa. No las escuches.

Tomar el control

Si puedes informarte con tu médico sobre las fases del trabajo de parto, cómo se desarrollarán y cómo puedes tu colaborar. Si antes del parto sabes a lo que te puedes enfrentar podrás actuar con mayor tranquilidad. Tener cierta sensación de control, al saber más sobre el trabajo de parto puede ayudarte a tener menos miedo.