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martes, 14 de agosto de 2012

¿Qué alteraciones físicas pueden afectar a los bebés que toman biberón?

Son conocidos los riesgos de tomar leche artificial, aunque menos se habla de lo que supone tomarla en biberón o mamadera, ya que la boca del bebé está preparada para el pecho materno pero no para este artilugio cuyas muestras más antiguas datan de hasta 1500 a.C. Y aunque los de hoy en día poco tienen que ver con aquellos rudimentarios recipientes, al menos en su forma, los biberones comportan riesgos que pasamos a comentar.

A pesar de lo que nos cuenten los anuncios y de los avances en diseños, ningún biberón se asemeja a la forma, consistencia, textura, temperatura y funcionalidad del pecho materno. Al pecho, el bebé realiza más movimientos de succión, lo cual contribuye a un desarrollo facial armónico y ayuda a prevenir enfermedades como otitis y problemas de dicción.

Por el contrario, el uso de biberón en el lactante menor puede provocar una serie de alteraciones en el área máxilo-facial, oral y faríngea, relacionadas con la forma del biberón y el modo en que el bebé extrae la leche de él:

Alteración funcional de la succión-deglución-respiración. Hay estudios que comprueban las diferencias entre la manera de succionar pecho y biberón. El niño que se alimenta con biberón debe improvisar patrones funcionales de succión-deglución-respiración para dosificar el contenido extraído y deglutirlo sin atragantarse (disfunción motora oral).

Riesgo de aspiración de alimentos. Apneas prolongadas. La desorganización neuromuscular de la succión-deglución-respiración puede ser la causa de regurgitación y aspiración del alimento y de los episodios de apneas prolongadas que se producen en los niños alimentados con biberón. Se ha pensado que la leche artificial podría ser una de las causas de muerte súbita en los lactantes. La explicación podría estar la alteración que la leche artificial produce sobre el sueño: los bebés que toman preparados artificiales tienden a tener un sueño más profundo y a despertar menos veces por la noche que los bebés que toman el pecho.

Interferencia en la maduración de futuras funciones bucales. Un patrón funcional básico alterado genera una distorsión de las futuras funciones, manifestada como deglución atípica, respiración bucal, disfunción masticatoria, dificultades en la fonoarticulación del lenguaje, alteración de la postura corporal…

Congestión del sistema adenoídeo (amígdalas faríngeas o vegetaciones). El sistema adenoídeo de la retrofaringe, compuesto por múltiples ganglios y vasos linfáticos, se congestiona fácilmente cuando el niño tiene una función de succión-deglución anormal.

Riesgos de otitis y enfermedades respiratorias. La congestión del sistema adenoídeo involucra una congestión de la mucosa respiratoria y de la trompa de Eustaquio. La diferencia de temperatura en más o menos grados que la leche materna, y el azúcar agregada al contenido del biberón también pueden causar congestión de las mucosas. Las mucosas respiratorias y la trompa de Eustaquio congestionadas se hacen insuficientes y por lo tanto vulnerables a la infección, siendo ésta una de las causas de frecuentes enfermedades respiratorias, alergias y otitis media en los lactantes alimentados con biberón.

Hábito de respiración bucal. Episodios de congestión de la mucosa respiratoria y del sistema adenoídeo obligan al niño a buscar la alternativa de la respiración bucal para ingresar el aire necesario a sus pulmones. Si estos episodios son frecuentes o prolongados, el niño adquiere el hábito de respiración bucal, con todas las consecuencias que ello acarrea: falta de ventilación adecuada, infecciones respiratorias recurrentes, hipoacusia, alteración desarrollo torácico y de la postura corporal, alteraciones del desarrollo máxilo-facial, facciones típicas alargadas y con la boca abierta…

Alteración de la postura cérvico-craneal y del eje vertical del cuerpo. La disfunción linguo-mandibular producida por una función alterada de la succión-deglución-respiración, produce una mala posición compensatoria de la cabeza y el cuello con respecto a la cintura escapular y el eje vertical del cuerpo.

Alteraciones del desarrollo máxilo-dentario. El buen desarrollo de los maxilares y de la oclusión o mordida dependen en gran medida del equilibrio de las fuerzas de presión-tracción que ejercen los músculos sobre las estructuras óseas con las que se relacionan. Cuando el niño usa biberón no hace fuerza de vacío succional, de gran importancia para el equilibrio de las presiones-tracciones musculares internas (lengua y velo del paladar) y externas (labios y mejillas).

Mayor riesgo de caries. El azúcar o los alimentos azucarados agregados a la leche artificial son la causa del gran número de caries que presentan los niños alimentados artificialmente. Utilizar tetinas, chupetes o biberones endulzados supone un factor de riesgo de caries dental en la infancia.

Creación de hábitos disfuncionales de succión. La prolongación de la succión, ya sea de chupete o biberón, más allá del tiempo para el cual está programada como función básica, crea en el niño una dependencia, transformándose en hábitos disfuncionales que alteran en menor o mayor grado el desarrollo morfofuncional de los complejos orofaríngeo y dento-máxilo-facial. Por ello la Asociación Española de Pediatría recomienda usar el chupete hasta el primer año de vida del niño, pero no después.

Como vemos, son riesgos variados relacionados fundamentalmente con la morfología de nuestra boca, preparada para el pecho pero no para el biberón o mamadera, incluso la morfología de nuestra cabeza y espalda se pueden ver forzadas.

En cuanto al contenido del biberón, algunos riesgos no están relacionados, pero otros como el riesgo de caries o de infecciones sí dependen directamente de la leche artificial (es decir, con un biberón de leche materna no aumentaría el riesgo).

Además, a estos puntos hemos de añadir que aunque un biberón bien diseñado no debería tener este problema, sí se han dado casos de riesgo de asfixia.

Por otro lado, a largo plazo, si el bebé sigue tomando biberón después del año se fomenta la obesidad, y el hecho de que la leche artificial carezca de los componentes de la leche materna que protegen el bebé de manera natural, lo exponen a más enfermedades. Está comprobado que los niños alimentados con leche artificial enferman con mayor frecuencia de diarreas, enfermedades respiratorias, otitis y alergias.

No obstante, siempre al preparar un biberón sea cual sea su contenido existen ciertos riesgos para los bebés y por ello os recordamos las recomendaciones para preparar correctamente el biberón.

Visto todo esto, parece claro que, si el bebé no es amamantado, el uso del biberón debería reducirse en el tiempo para evitar estos riesgos de alteraciones físicas. Por ello los pediatras recomiendan que se pase al vaso, para no adquirir “vicios” que hagan que la estructura bucal se deforme y dé lugar con mayor facilidad a los problemas vistos.

lunes, 6 de agosto de 2012

Pequeños ladrones. ¿Qué hacer si el niño roba cosas?

En los niños mayores el hurto es siempre preocupante, y más aún si se da con reiteración. Sin embargo, no es lo mismo robar a los cuatro años que hacerlo a los doce. El psicólogo Luciano Montero nos explica cómo interpretar los robos en función de la edad del niño y qué podemos hacer los padres.

Debemos hacer una distinción sobre cómo tratar los hurtos y pequeños robos infantiles según la edad. Cuando un niño de cuatro años sustrae algo, ni siquiera es adecuado llamarlo propiamente hurto, del mismo modo que las mentiras tampoco pueden considerarse mentiras con todo el peso de ese concepto.

Hasta los 3 o 4 años

En estos primeros años los niños todavía no tienen un claro sentido de lo propio y de lo ajeno. Solo a partir de esa edad empiezan a tomar conciencia de lo que pueden y no pueden tomar para sí.

Hasta los 6 años

Aunque pueda inquietar a los padres, robar todavía no tiene trascendencia moral, y deben afrontarlo con explicaciones benévolas y lógicas que vayan introduciéndole en la noción de lo propio y de lo ajeno.

A partir de los 6 o 7 años

Los niños adquieren una noción clara de la propiedad y por lo tanto ya tienen conciencia de lo que hacen. Es a esta edad cuando puede empezar a hablarse de hurtos.
¿Cómo debemos actuar los padres si descubrimos que nuestro hijo roba?

Si pillamos robando a nuestro hijo, debemos dedicarle más tiempo y atención y mostrarnos más cercanos, especialmente el padre del mismo sexo.

En cualquier caso, no hay que llamar nunca a un niño ladrón, incluso si ha robado más de una vez, ya que esa etiqueta no le ayudará a corregirse. Si acaso se le puede decir «no te gustaría que te tomen por un ladrón».

También podemos decirle que todo el mundo puede cometer ese error alguna vez, pero es importante dejarle claro que no se debe repetir.

Hay que procurar que devuelva lo sustraído cuanto antes con una disculpa.

¿Por qué tienen que lavarse las manos tus hijos?

Lavarse las manos es un hábito de higiene personal realmente importante y que, tanto los adultos como los niños deberíamos realizar bien y las veces necesarias, pero, ¿sabes por qué es tan importante que tus hijos se laven las manos?

Las manos son el medio por el que muchas bacterias y virus llegan a nuestro organismo. No hay que obsesionarse con los gérmenes, pues nos rodean por todos sitios y pueden considerarse hasta beneficiosos pues activan nuestros mecanismos de defensa.

Pero desde luego no hay exponerse a ellos sin cuidar esos hábitos de higiene personal que tanto han hecho para mejorar nuestra salud y hasta nuestra supervivencia ni dejar de evitar las fuentes principales de contagio de enfermedades. Y lavarse las manos es el más importante de todos. No pasa nada si el niño no se baña a diario, pero si es necesario que se lave las manos.

Muchas enfermedades llegan a través de las manos, pues tocamos objetos que otras personas han tocado o en las que han estornudado. Una cosa son los gérmenes que están por todos sitios, y otra tocar algo que una persona que puede tener una enfermedad grave o que no se ha lavado las manos después de defecar, han tocado.

Como decía antes, además, algunas enfermedades se transmiten porque en la saliva quedan gérmenes y estos, al quedarse en una superficie y tocarla los niños, terminan pasando a su boca o su nariz si se la tocan antes de lavarse las manos.

Hay situaciones, por tanto, en las que será necesario lavarse las manos: después de hacer las necesidades, antes y después de comer, después de tocar tierra o haber entrado en contacto con la saliva de la boca de un animal y hacerlo especialmente si nos encontramos en espacios públicos, como una guardería, un medio de transporte colectivo o un ascensor. Cuando usemos un baño público hay que tener cuidado al tocar puertas o inodoros, y lavarse las manos depués de usarlos.

No seáis de esos padres que mandan al niño a lavarse las manos y ellos mismos no lo hacen antes de comer o después de usar el retrete. Vosotros sois los educadores de vuestros hijos y siempre debéis dar ejemplo, enseñándoles como deben hacerlo. También es importante cuidar la higiene del dispensador de jabón si lo usamos.

Lo ideal es que los niños se empiecen a lavar las manos con ayuda en cuanto sean capaces de realizarlo y siempre, siempre, educarles con el ejemplo nosotros, y enseñarles la forma correcta de hacerlo.

Video: Abriendo el canal de parto con ayuda de un taburete



Te dejamos un sencillo ejercicio de apertura de pelvis, una nueva forma de volver más elásticos tus tendones y articulaciones, facilitando la salida del bebé cuando llegue el parto. Necesitarás un taburete o silla para ayudarte a realizar este ejercicio de yoga en el embarazo.

Lo primero será estirar la columna. Inhala profundamente, y exhalando deja caer tus brazos sobre el taburete. Vuelve a inhalar, y exhalando tira suavemente para elongar la columna.

Luego, debes agacharte, abrir las piernas y girar hacia un lado apoyando la rodilla. Repetir lo mismo hacia el otro lado. Repite el ejercicio hacia un lado y hacia el otro.

Aunque pueda parecer un ejercicio simple, la repetición hará que los tendones, ligamentos y músculos de la zona pélvica adquieran mejor elasticidad, y eso ayuda a que se abran más al momento del parto, ayudando al bebé a salir más rápido y mejor.

Finalmente, te vas a relajar apoyando la frente en el taburete y dejando aflojar tus músculos, respirando suave y sin tensiones.

viernes, 3 de agosto de 2012

Caries en los dientes de leche, ¿qué hacer?

Cuando un niño tiene caries, lo primero es averiguar por qué y corregir la causa. Puede ser un esmalte débil, un exceso de chucherías y refrescos o una higiene deficiente. El pediatra Florencio de Santiago nos da todos los detalles.

No es normal que los niños tengan caries, por eso lo primero que hay que hacer es averiguar el motivo para tratar de evitar que vuelvan a salir.

Causas por las que los niños tienen caries

Las causas más frecuentes de caries son: un esmalte pobre, por una predisposición genética, tomar demasiados productos ricos en azúcares (dulces, golosinas y refrescos) y no cepillarse bien los dientes.

Qué hacer cuando aparecen las caries

Es necesario analizar con el pediatra cuál de los factores anteriores han sido los causantes de la aparición de las caries. También debes preguntar al odontólogo si conviene sellar con flúor algunas piezas dentales para que sean más resistentes.

Cómo son los empastes para niños

Con respecto al material del empaste, se utilizan dos: amalgama de plata y composite. La amalgama es una mezcla de mercurio líquido, polvo de plata, estaño y cobre, y el composite es una mezcla de resinas compuestas.

Ambos materiales obturan las caries sin causar problemas, salvo que se desarrolle alergia a alguno de sus componentes. La diferencia es básicamente estética, mientras que la amalgama de plata se ve mucho, el composite apenas se nota a simple vista. La elección del material depende en buena medida de la pieza dental y de la parte (esmalte, dentina o pulpa) que hay que obturar.

Lo mejor es dejarse guiar por el odontólogo y, lo más importante, saber que esas piezas obturadas se caerán pronto y serán sustituidas por otras permanentes, que habrá que cuidar muy bien.

Salud: La higiene íntima en el embarazo

Una de las dudas que pueden surgir en una gestante se relaciona a la higiene íntima en el embarazo, la manera en la que la mujer debe mantener la limpieza de su zona genital, algo no menor ya que el mismo estado predispone a infecciones vaginales.

Es que estas infecciones predisponen en muchos casos a un parto prematuro, es por ello que hay que evitarlas siempre que sea posible. A medida que la gestación avanza, el tamaño del abdomen dificulta higienizar la zona genital, y eso hace que proliferen bacterias que no son buenas.

Es por eso que se sugiere el uso de un jabón neutro, idealmente un jabón líquido ya que la barra es un terreno donde pueden proliferar los gérmenes, pero no debe utilizarse un jabón antiséptico o con exceso de perfume.

Ello se debe a que un exceso de higiene y uso de productos demasiado fuertes, puede atacar la flora vaginal habitual, que actúa como barrera de defensa ante gérmenes patógenos. Por ello, el lavado debe ser siempre externo, sin invadir la zona vaginal.

De la misma manera, hay que secar adecuadamente la zona genital con una toalla, y escoger ropa interior de algodón que evite que la humedad se mantenga en la zona.

Si notas ardor, picazón, molestias, o alteración en la cantidad o aspecto del flujo, consulta a tu médico sin dudar ya que no es bueno dejar avanzar las infecciones genitales en el embarazo.

Estrés en el embarazo: ¿puede afectar a mi bebé?

Si te sientes desbordada o pasas un mal momento personal te preocupará sobremanera cómo puede afectar tu situación nerviosa y tu ansiedad al pequeño que tienes en tu interior. Lo peor es que además esto intensifica el estrés. Estrés por el estrés… el pez que se muerde la cola. Empecemos por tranquilizarnos y busquemos ayuda para calmarnos. Pero vamos a hablar claro y echar un ojo a los datos.

A día de hoy numerosos estudios han ido encaminados a evaluar el estrés en el embarazo y sus consecuencias. Ahora bien, ¿exactamente qué es el estrés? ¿Afecta por igual a todas las mujeres? ¿Se sabe en qué fase la mujer y el hijo son más vulnerables a sufrir sus efectos?

En estos posts trataremos de responder a estas y otras preguntas mediante la revisión de las últimas investigaciones en este campo.

Conociendo el estrés

El concepto de estrés ha evolucionado en las últimas décadas. Actualmente se acepta que se trata de una respuesta automática de nuestro organismo para adaptarse a determinadas situaciones.

El ser humano está continuamente amoldándose a un medio de por sí cambiante. Durante ese proceso, se produce una interacción entre las demandas de la situación y la activación de los recursos del individuo para adaptarse a ella.

De acuerdo con ello, un nivel moderado de estrés es algo natural y adaptativo. Entonces, ¿cuándo sería perjudicial?

Cuando el estrés se mantiene en el tiempo con cierto grado de intensidad puede causar daño tanto a la salud física como mental. Por poner un ejemplo, varios estudios han demostrado su influencia en la función del sistema inmunológico y en el inicio y evolución de los trastornos depresivos.

Además, se ha demostrado que las personas que sufren estrés es más fácil que lleven a cabo comportamientos poco saludables, como dormir poco y mal, seguir una alimentación inadecuada, realizar poco ejercicio o abusar del alcohol, tabaco u otras drogas.

Algunas situaciones de la vida pueden favorecer la aparición de estrés. En el caso del embarazo, hay algunos momentos que pueden ser fuente de preocupación para la madre, como las diferentes pruebas médicas a las que tiene que someterse y la espera de sus resultados, los temores por el parto, por la posibilidad de que el bebé sufra algún daño, por los cambios corporales, etc.

Todas estas preocupaciones son normales y no hay que sentirse culpable por tenerlas. Son los altos niveles de estrés durante el embarazo o el estrés prolongado provocados, por ejemplo, por la vivencia de un acontecimiento traumático, una fuerte presión laboral, el rechazo de la pareja o la falta de apoyo lo que se ha visto que puede afectar tanto a la madre como al futuro bebé.

Biología y estrés

En situaciones de estrés mantenidas en el tiempo el organismo reacciona segregando altas concentraciones de hormonas, entre ellas las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) y el cortisol. La duración excesiva de este estado tiene efectos perjudiciales.

Así, se ha visto que altas concentraciones de cortisol durante mucho tiempo pueden provocar alteraciones en el sistema inmune, la memoria, la presión arterial, la glucosa circulante, la fertilidad, o la pérdida de masa ósea, entre otros.

También se ha observado que pueden influir perjudicialmente en nuestro organismo otras hormonas liberadas en los períodos de estrés, como la hormona del crecimiento, la prolactina y los péptidos opiáceos.

Efectos del estrés en el embarazo

La mayoría de las investigaciones centradas en estudiar los efectos del estrés en el embarazo concuerdan en que cuando el estrés se acumula y alcanza un alto grado puede tener efectos nocivos en el futuro bebé. Pero echemos un vistazo a esos estudios.

Aunque en un principio la mayoría de ellos se centraba en estudiar las consecuencias de sufrir experiencias puntuales altamente estresantes durante el embarazo, como la muerte de un ser querido o un desastre natural, poco a poco se fueron teniendo en cuenta otros estresores crónicos, como el abuso en la pareja, el estrés laboral, problemas económicos o la falta de apoyo social.

Para medir la influencia de estos factores se suelen utilizar cuestionarios que han demostrado su fiabilidad y validez o medidas de respuesta fisiológica al estrés, como el nivel de cortisol en la sangre o la saliva o los cambios en la presión arterial y el ritmo cardíaco.

Hay que tener en cuenta que lo que importa es cómo de estresante percibe la madre la situación, más que la intensidad del suceso.

Algunos de los efectos que se han asociado con un intenso estrés durante el embarazo son los siguientes:

Complicaciones obstétricas, parto prematuro y bajo peso al nacer. Esta asociación podría explicarse por los efectos negativos de las hormonas liberadas durante el estrés, aunque aún no están claros los mecanismos que intervienen. Aún así, en todos los estudios, la mayoría de las mujeres tuvieron un embarazo a término, a pesar de reportar niveles altos de estrés.

Aborto espontáneo: algunos estudios han mostrado una asociación entre la muerte de algún ser querido durante las primeras semanas de embarazo y un mayor riesgo de aborto espontáneo. Por ejemplo, en una investigación llevada a cabo por la universidad de Michigan se vio que el organismo reconoce los niveles de hidrocortisona, hormona generada por el estrés, como una señal de alarma y como un síntoma de que las condiciones no son favorables para un embarazo.

Problemas en el desarrollo intelectual: también se ha visto que en ocasiones altas dosis de estrés durante el embarazo puede provocar problemas en el desarrollo intelectual y cognitivo. Os preguntaréis ¿y esto cómo se puede saber? Os pongo un ejemplo de un estudio publicado en el 2004 que evaluó el desarrollo intelectual y del lenguaje de 89 niños de 5 a 12 años, cuyas madres habían estado embarazadas durante una tormenta de nieve en Quebec que dejó sin electricidad a millones de personas durante seis semanas. Los autores hallaron que el desarrollo del lenguaje y el cociente intelectual verbal tendían a ser más bajos en los hijos de las mujeres que más estrés habían sufrido durante la tormenta, si bien todos los niños estaban dentro del rango normal. Los resultados sugieren que el estrés prenatal tendría efectos de largo plazo sobre las estructuras cerebrales del bebé, en especial en las relacionadas con el lenguaje y las habilidades verbales.

Problemas emocionales y comportamentales en el bebé. Algunos estudios han encontrado una ligera asociación entre estrés materno y problemas de atención e hiperactividad en el hijo. Por ejemplo, en un estudio publicado en el 2002 en la revista de Psiquiatría de Londres los autores encontraron que los hijos de aquellas madres que habían reportado más ansiedad durante el embarazo presentaban más problemas emocionales, de atención y de hiperactividad. Sin embargo, otros estudios no son tan concluyentes. De hecho, en una revisión de artículos llevada a cabo en el 2003 por el departamento de Medicina Clínica de la Universidad Aarhus de Dinamarca, los autores encontraron limitaciones metodológicas en varias de estas investigaciones y enfatizaban la importancia de tomar estos datos como orientativos.

A pesar de estos datos, está claro que hace falta más investigación para estudiar las consecuencias del estrés durante el embarazo. Futuros estudios prospectivos deberían utilizar medidas fisiológicas y psicológicas en el período pre y postnatal para comprender mejor la función del eje endocrino de la madre y su hijo.

Mientras tanto y teniendo en cuenta que todos sentimos estrés en muchos momentos podemos aprender a pisar el freno cuando notemos que una situación empieza a desbordarnos. En futuros posts hablaremos de los principales síntomas del estrés, cómo prevenirlo y cómo mantenerlo a raya.