Aunque no se aprecie desde fuera, el cuerpo de la mujer se transforma desde la concepción. Cansancio y sueño constante son algunos de los síntomas que hacen que la futura mamá sospeche que puede estar embarazada antes incluso de hacerse el test de embarazo. Pero hay más.
No todas las embarazadas experimentan los mismos síntomas, o al menos no con tanta intensidad. El organismo de cada mujer es diferente, y no hay dos gestaciones iguales. Pero estos son los más comunes.
Principales síntomas de embarazo
Náuseas
Suelen deberse al aumento de la hormona gonadotropinacoriónica (HGC) u hormona del embarazo, que alcanza sus niveles más altos en el organismo en el primer trimestre de gestación.
Algunos ginecólogos también atribuyen las naúseas a factores emocionales y dicen que por eso hay muchas mujeres que no las sufren, e incluso embarazadas que las tienen en un embarazo y en otro no. Ligado a las náuseas también se da un aumento de la salivación (sialorrea).
Aumento del pecho
Además se vuelve más sensible por la influencia de la hormona progesterona. La areola de los pezones se oscurece y a veces incluso se agranda y aparecen unos pequeños bultitos a su alrededor quese llaman los nódulos de Montgomery.
Más ganas de hacer pis
Se deben a la presión de útero, que va creciendo sobre la vejiga, y a los estímulos hormonales, que aumentan la sensibilidad de la pared de la vejiga.
Cansancio y somnolencia
Son consecuencia del aumento de la hormona colecistocinina. Sus niveles en el organismo van disminuyendo a partir de cuarto mes de gestación.
Retraso de la regla
La amenorrea o falta de la regla es uno de los indicios más evidentes del embarazo, sobre todo si ya se ha notado algún otro síntoma. Pero algunas mujeres tienen ciclos menstruales irregulares y no sospechan nada hasta que empiezan a notar otros síntomas. Por eso, las mujeres con ciclos menstruales irregulares deben confirmar odescartar cuanto antes un posible embarazo.
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lunes, 19 de noviembre de 2012
Una única copa de vino en el embarazo afecta la inteligencia del bebé
Una investigación llevada a cabo por las universidades británicas de Oxford y Bristol, determinó que no existen niveles seguros de ingesta de alcohol en el embarazo, y que incluso una pequeña cantidad podría tener consecuencias poco deseables en el feto.
Así, tras analizar el coeficiente intelectual de 4.000 niños, se encontró que beber de una a seis unidades de alcohol durante el embarazo – lo que se considera un consumo moderado – afectaría el coeficiente intelectual del futuro bebé.
Es que si bien está generalizada la recomendación de no beber alcohol en el embarazo, lo cierto es que existen inconsistencias con respecto a lo que ocurre si la mujer bebe pequeñas cantidades.
La investigación determinó que existen cuatro variantes genéticas que metabolizan el alcohol en el feto cuando su madre bebe, encontrando que se relacionan con un menor coeficiente intelectual, medido a los ocho años de edad: casi dos puntos menos de media que aquellos cuyas madres no bebieron.
“Queda en cada mujer decidir si bebe o no durante el embarazo, nosotros solo queríamos dar evidencias. Pero recomendamos evitar el alcohol. ¿Por qué arriesgarse?”, explicaron los científicos.
No obstante, muchos especialistas aún sostienen que pequeñas cantidades son seguras para el feto.
Así, tras analizar el coeficiente intelectual de 4.000 niños, se encontró que beber de una a seis unidades de alcohol durante el embarazo – lo que se considera un consumo moderado – afectaría el coeficiente intelectual del futuro bebé.
Es que si bien está generalizada la recomendación de no beber alcohol en el embarazo, lo cierto es que existen inconsistencias con respecto a lo que ocurre si la mujer bebe pequeñas cantidades.
La investigación determinó que existen cuatro variantes genéticas que metabolizan el alcohol en el feto cuando su madre bebe, encontrando que se relacionan con un menor coeficiente intelectual, medido a los ocho años de edad: casi dos puntos menos de media que aquellos cuyas madres no bebieron.
“Queda en cada mujer decidir si bebe o no durante el embarazo, nosotros solo queríamos dar evidencias. Pero recomendamos evitar el alcohol. ¿Por qué arriesgarse?”, explicaron los científicos.
No obstante, muchos especialistas aún sostienen que pequeñas cantidades son seguras para el feto.
Salud infantil ¡A moverse todos!
Moverse es básico para que nuestros hijos se desarrollen físicamente de forma adecuada. Hay niños que no paran pero otros necesitan que les propongamos actividades que les motiven para hacer ejercicio a ellos y al resto de la familia: ¡A moverse todos!
Hay divertidos juegos que podemos realizar con nuestros hijos pequeños que fomentan el hábito de moverse y les proporcionan, además, un ejercicio variado que pondrá en forma todo su cuerpecito. Y además, las ideas que os proponemos no son exclusivas para los niños, todos vamos a beneficiarnos haciéndolas con ellos.
Los niños, de todos modos, de forma natural, están predispuestos a hacer ejercicio y sus cuerpos se adaptarán perfectamente. Si el hábito de moverse se mantiene desde la infancia tendrán mejor forma física, peso adecuado y una forma excelente, lo que beneficiará a su sistema cardiovascular y a su salud en general.
Ideas para que se muevan los niños pequeños
En realidad, nosotros podemos empezar a hacer ejercicio con el bebé desde muy pronto, pero es cuando los niños pequeños adquieren cierta seguridad correteando cuando podemos hacer con ellos divertidos juegos que fomenten la actividad física y mantengan su cuerpo en forma. Eso si, para que lo pasen mejor tenemos que hacer también el programa de ejercicios nosotros.
Una idea que os proponemos son las burbujas de jabón. Les fascinan, les vuelven locos y es que son tan bonitas. Podemos ir soplando burbujas y pedirles que las atrapen. No van a parar de saltar y correr, además de reirse muchísimo.
Otra de las cosas que más les motivará es acompañar el juego con música, bailar con nosotros y montar una marcha tocando instrumentos o ir de un lado al otro de la casa para ir a hacer sonar el que le pidamos que toque.
También podemos jugar a las imitaciones de movimientos, sean simples ejercicios como saltar, agitar los brazos o dar patadas al aire de forma rítmica, sean movimientos que representen a animales mientras vamos haciendo el sonido correspondiente. Vamos a ponernos en cuclillas, caminar agachados, dar brincos y mover el tronco, primero nosotros y luego ellos. Y vamos a pasarlo genial.
Niños a partir de tres años
A partir de los tres años los niños van adquiriendo un mayor control de su motricidad y comprenden mejor las instrucciones verbales. Además, disfrutan mucho desarrollando su creatividad y esforzándose para alcanzar nuevas metas. Todo eso puede ser una motivación adicional a nuestros programas de ejercicios divertidos.
Los materiales que vamos a necesitar para nuestro programa de ejercicios son sencillos y fáciles de conseguir: pelotas, cuerdas, gomas elásticas largas, tizas, palas y cubos. Con esto tendremos un gimnasio infantil que, combinado con el parque, va a permitir que nuestro hijo esté en forma y divertido. Y no hay excusas, si no tenemos tiempo de ir al gimnasio, nos podremos en forma con nuestros hijos.
Con la goma elástica podemos hacer varias “trampas” que tengan que pasar por encima o por debajo, pero sin tocarlas. Es un juego estupendo que va a ponernos a nosotros, menos flexibles, en algún aprieto.
Luego, con la cuerda extendida en el suelo, deberemos hacer equilibrios imaginando que caminamos sobre un abismo o sobre el crater de un volcán. Si todavía tenemos fuerzas podemos intentar enseñarles a “pasar la barca” y a saltar la comba, aunque yo debo confesar que nunca he sido capaz de tanta coordinación.
En la calle o el patio podemos hacer otras actividades, como jugar a perseguir pelotas o lanzárnoslas suavito a las manos y hacer un gran agujero en la tierra donde enterrar un tesoro o inventar que encontramos uno.
Les encantará y van a mover todos los músculos.
Para terminar, sobre la acera podemos dibujar una rayuela o cualquier variante que se nos ocurra y comenzar a saltar a la pata coja. Después de este programa de ejercicios “¡A moverse todos!” os aseguro que vais a poneros toda la familia en forma y que, después de una noche, caeréis rendidos en la cama.
Hay divertidos juegos que podemos realizar con nuestros hijos pequeños que fomentan el hábito de moverse y les proporcionan, además, un ejercicio variado que pondrá en forma todo su cuerpecito. Y además, las ideas que os proponemos no son exclusivas para los niños, todos vamos a beneficiarnos haciéndolas con ellos.
Los niños, de todos modos, de forma natural, están predispuestos a hacer ejercicio y sus cuerpos se adaptarán perfectamente. Si el hábito de moverse se mantiene desde la infancia tendrán mejor forma física, peso adecuado y una forma excelente, lo que beneficiará a su sistema cardiovascular y a su salud en general.
Ideas para que se muevan los niños pequeños
En realidad, nosotros podemos empezar a hacer ejercicio con el bebé desde muy pronto, pero es cuando los niños pequeños adquieren cierta seguridad correteando cuando podemos hacer con ellos divertidos juegos que fomenten la actividad física y mantengan su cuerpo en forma. Eso si, para que lo pasen mejor tenemos que hacer también el programa de ejercicios nosotros.
Una idea que os proponemos son las burbujas de jabón. Les fascinan, les vuelven locos y es que son tan bonitas. Podemos ir soplando burbujas y pedirles que las atrapen. No van a parar de saltar y correr, además de reirse muchísimo.
Otra de las cosas que más les motivará es acompañar el juego con música, bailar con nosotros y montar una marcha tocando instrumentos o ir de un lado al otro de la casa para ir a hacer sonar el que le pidamos que toque.
También podemos jugar a las imitaciones de movimientos, sean simples ejercicios como saltar, agitar los brazos o dar patadas al aire de forma rítmica, sean movimientos que representen a animales mientras vamos haciendo el sonido correspondiente. Vamos a ponernos en cuclillas, caminar agachados, dar brincos y mover el tronco, primero nosotros y luego ellos. Y vamos a pasarlo genial.
Niños a partir de tres años
A partir de los tres años los niños van adquiriendo un mayor control de su motricidad y comprenden mejor las instrucciones verbales. Además, disfrutan mucho desarrollando su creatividad y esforzándose para alcanzar nuevas metas. Todo eso puede ser una motivación adicional a nuestros programas de ejercicios divertidos.
Los materiales que vamos a necesitar para nuestro programa de ejercicios son sencillos y fáciles de conseguir: pelotas, cuerdas, gomas elásticas largas, tizas, palas y cubos. Con esto tendremos un gimnasio infantil que, combinado con el parque, va a permitir que nuestro hijo esté en forma y divertido. Y no hay excusas, si no tenemos tiempo de ir al gimnasio, nos podremos en forma con nuestros hijos.
Con la goma elástica podemos hacer varias “trampas” que tengan que pasar por encima o por debajo, pero sin tocarlas. Es un juego estupendo que va a ponernos a nosotros, menos flexibles, en algún aprieto.
Luego, con la cuerda extendida en el suelo, deberemos hacer equilibrios imaginando que caminamos sobre un abismo o sobre el crater de un volcán. Si todavía tenemos fuerzas podemos intentar enseñarles a “pasar la barca” y a saltar la comba, aunque yo debo confesar que nunca he sido capaz de tanta coordinación.
En la calle o el patio podemos hacer otras actividades, como jugar a perseguir pelotas o lanzárnoslas suavito a las manos y hacer un gran agujero en la tierra donde enterrar un tesoro o inventar que encontramos uno.
Les encantará y van a mover todos los músculos.
Para terminar, sobre la acera podemos dibujar una rayuela o cualquier variante que se nos ocurra y comenzar a saltar a la pata coja. Después de este programa de ejercicios “¡A moverse todos!” os aseguro que vais a poneros toda la familia en forma y que, después de una noche, caeréis rendidos en la cama.
lunes, 12 de noviembre de 2012
¿Cuánto peso debe ganar el bebé cada mes?
Las mamás se alegran si el pediatra les dice que su bebé está engordando a buen ritmo y se preocupan si no llega a la media. Y es que el aumento o pérdida considerable de peso suele ser indicativo de salud. Hemos aunado criterios pediátricos para despejar dudas sobre qué variaciones de peso se consideran correctas.
Recién nacido
- El margen de normalidad del peso del recién nacido es amplio: entre los 2,5 y los 4 kilos (por debajo y por encima de estas cifras, pueden necesitar cuidados especiales).
- El peso medio de los bebés nacidos a término se sitúa entre los 3 y los 3,5 kilos. Sin embargo, la expresión "peso medio" se fundamenta en un cálculo general y no hay que asustarse si nuestro pequeño lo supera un poco o se queda algo corto (las niñas suelen pesar unos gramos menos que los niños).
- Tres o cuatro días después del nacimiento, el niño pesará menos. Les ocurre a todos los bebés porque expulsan la orina y el meconio acumulados durante la gestación. Esta pérdida puede representar hasta un 5 ó 10 por ciento del peso total. Salvo que el pediatra opine lo contrario, no hay por qué preocuparse (suelen recuperarlo enseguida).
Primeros meses
- Según la regla general, durante el primer semestre ganan unos 600 gramos al mes y durante el primer año suelen crecer 25 cm. Entre los cero y los doce meses se produce el mayor índice de crecimiento de toda la vida.
- Sin embargo, en la práctica, la realidad depara muchas sorpresas: a veces a los niños les da por aumentar 350 gramos en solo siete días y los siete siguientes ganan solo 100.
- La lactancia o la producción de leche no tiene nada que ver en estas oscilaciones. Los niños no engordan de forma constante, sino con altibajos. Por esa razón se recomienda pesarlos una vez al mes y no por semanas. Así que no hay que preocuparse.
- Y si toma biberón, hay que cuidarse mucho de no forzar al bebé para que se lo termine entero: ellos paran cuando están saciados.
- Hay que respetar al pie de la letra las indicaciones de preparación de la leche en polvo. Resulta contraproducente pasarnos con el agua o la leche en polvo porque corremos el riesgo de que el crío ingiera una cantidad de grasas, proteínas, etc. inadecuada para su organismo o de que se alimente de forma insuficiente.
A partir del sexto mes
- Entre los seis y los doce meses, los bebés suelen ganar unos 500 gramos al mes.
- Se recomienda empezar a variar su dieta hacia los seis meses. La Organización Mundial de la Salud, la - Asociación Española de Pediatría y su homóloga norteamericana recomiendan alimentar al bebé solo con leche hasta el sexto mes, a no ser que el especialista ordene lo contrario.
- Es importantísimo seguir el orden de introducción que indique el pediatra y no adelantarnos nunca. El médico es la persona indicada para establecer qué sólidos puede tomar el niño y en qué mes pueden incorporarse a su dieta.
- A veces a los pequeños les cuesta aceptar los nuevos sabores. Para que este rechazo no afecte a su peso, es conveniente introducirlos muy poco a poco, sin reducir drásticamente el número de tomas o biberones.
- Lo mejor es incluir los alimentos de uno en uno, en pequeñas cantidades y espaciándolos entre sí una semana como mínimo. Así, si alguno produce reacciones alérgicas al bebé, sabremos exactamente cuál ha sido y podremos eliminarlo de su dieta inmediatamente.
Recién nacido
- El margen de normalidad del peso del recién nacido es amplio: entre los 2,5 y los 4 kilos (por debajo y por encima de estas cifras, pueden necesitar cuidados especiales).
- El peso medio de los bebés nacidos a término se sitúa entre los 3 y los 3,5 kilos. Sin embargo, la expresión "peso medio" se fundamenta en un cálculo general y no hay que asustarse si nuestro pequeño lo supera un poco o se queda algo corto (las niñas suelen pesar unos gramos menos que los niños).
- Tres o cuatro días después del nacimiento, el niño pesará menos. Les ocurre a todos los bebés porque expulsan la orina y el meconio acumulados durante la gestación. Esta pérdida puede representar hasta un 5 ó 10 por ciento del peso total. Salvo que el pediatra opine lo contrario, no hay por qué preocuparse (suelen recuperarlo enseguida).
Primeros meses
- Según la regla general, durante el primer semestre ganan unos 600 gramos al mes y durante el primer año suelen crecer 25 cm. Entre los cero y los doce meses se produce el mayor índice de crecimiento de toda la vida.
- Sin embargo, en la práctica, la realidad depara muchas sorpresas: a veces a los niños les da por aumentar 350 gramos en solo siete días y los siete siguientes ganan solo 100.
- La lactancia o la producción de leche no tiene nada que ver en estas oscilaciones. Los niños no engordan de forma constante, sino con altibajos. Por esa razón se recomienda pesarlos una vez al mes y no por semanas. Así que no hay que preocuparse.
- Y si toma biberón, hay que cuidarse mucho de no forzar al bebé para que se lo termine entero: ellos paran cuando están saciados.
- Hay que respetar al pie de la letra las indicaciones de preparación de la leche en polvo. Resulta contraproducente pasarnos con el agua o la leche en polvo porque corremos el riesgo de que el crío ingiera una cantidad de grasas, proteínas, etc. inadecuada para su organismo o de que se alimente de forma insuficiente.
A partir del sexto mes
- Entre los seis y los doce meses, los bebés suelen ganar unos 500 gramos al mes.
- Se recomienda empezar a variar su dieta hacia los seis meses. La Organización Mundial de la Salud, la - Asociación Española de Pediatría y su homóloga norteamericana recomiendan alimentar al bebé solo con leche hasta el sexto mes, a no ser que el especialista ordene lo contrario.
- Es importantísimo seguir el orden de introducción que indique el pediatra y no adelantarnos nunca. El médico es la persona indicada para establecer qué sólidos puede tomar el niño y en qué mes pueden incorporarse a su dieta.
- A veces a los pequeños les cuesta aceptar los nuevos sabores. Para que este rechazo no afecte a su peso, es conveniente introducirlos muy poco a poco, sin reducir drásticamente el número de tomas o biberones.
- Lo mejor es incluir los alimentos de uno en uno, en pequeñas cantidades y espaciándolos entre sí una semana como mínimo. Así, si alguno produce reacciones alérgicas al bebé, sabremos exactamente cuál ha sido y podremos eliminarlo de su dieta inmediatamente.
Las mujeres con trastorno bipolar y las complicaciones en el embarazo
Investigadores de la Universidad de Uppsala y del Karolinska Institutet de Suecia han publicado en la revista médica BMJ un trabajo en el que han profundizado en las complicaciones en el embarazo de las mujeres con trastorno bipolar para tratar de determinar en que casos es necesario usar medicación durante la gestación y en cuales los riesgos son mayores que los beneficios.
Analizaron los datos de diferentes registros nacionales de salud y compararon los historiales de mujeres con trastorno bipolar tratadas con medicamentos, de mujeres con este trastorno que no recibían tratamiento farmacológico y los datos generales. Tuvieron en cuenta el ajuste de factores como el tabaco, el sobrepeso o el uso de alcohol y tóxicos, aunque parece ser que estos riesgos añadidos eran más frecuentes en las mujeres con trastorno bipolar.
Algunos de los medicamentos que se usan para tratar el trastorno bipolar pueden tener ciertos efectos adversos en el embarazo y aumentar las posibilidades de malformaciones. Pero, por otro lado, el bajo peso según la edad gestacional y el menor perímetro craneal se asocian a trastorno no tratado.
Aunque, al final del estudio, no se han podido concluir grandes diferencias en estos parámetros y en otros como la necesidad de cesárea o el parto prematuro dependiendo del uso o no de medicación para el trastorno bipolar.
Al final del estudio la conclusión queda abierta. No se trata de un debate entre tratar o no tratar, sino de valorar lo riesgos en los embarazos de mujeres con trastorno bipolar e informar a la paciente, ofreciéndole el apoyo que necesita para ayudar a su integración.
Analizaron los datos de diferentes registros nacionales de salud y compararon los historiales de mujeres con trastorno bipolar tratadas con medicamentos, de mujeres con este trastorno que no recibían tratamiento farmacológico y los datos generales. Tuvieron en cuenta el ajuste de factores como el tabaco, el sobrepeso o el uso de alcohol y tóxicos, aunque parece ser que estos riesgos añadidos eran más frecuentes en las mujeres con trastorno bipolar.
Algunos de los medicamentos que se usan para tratar el trastorno bipolar pueden tener ciertos efectos adversos en el embarazo y aumentar las posibilidades de malformaciones. Pero, por otro lado, el bajo peso según la edad gestacional y el menor perímetro craneal se asocian a trastorno no tratado.
Aunque, al final del estudio, no se han podido concluir grandes diferencias en estos parámetros y en otros como la necesidad de cesárea o el parto prematuro dependiendo del uso o no de medicación para el trastorno bipolar.
Al final del estudio la conclusión queda abierta. No se trata de un debate entre tratar o no tratar, sino de valorar lo riesgos en los embarazos de mujeres con trastorno bipolar e informar a la paciente, ofreciéndole el apoyo que necesita para ayudar a su integración.
Los hijos de padres con ansiedad social tienen más probabilidad de tener un trastorno de ansiedad
Un estudio reciente realizado por el Centro Pediátrico John Hopkins de los Estados Unidos, logró determinar que los hijos de padres con ansiedad social tienen muchas más probabilidades de desarrollar un trastorno de ansiedad que aquellos cuyos padres padecen otro tipo de ansiedad.
Se trata de la forma más común de ansiedad, y entre sus características se encontró que existe una falta de calidez y afecto, además de unos altos niveles de críticas y dudas. El estudio se llevó a cabo con grupos de padres con ansiedad y sus hijos de siete a 12 años, de los cuales algunos adultos tenían ansiedad social y otros, otras clases de fobias como Trastorno Obsesivo Compulsivo o trastorno de pánico.
Se encontró que era mayor el número de niños diagnosticados con ansiedad entre los hijos de ansiosos sociales.
Pero además, tras realizar algunas tareas juntos mientras eran observados, se encontró que estos padres eran menos cariñosos con sus hijos, más tendientes a criticarlos y confiaban menos en que estos niños pudieran cumplir con la tarea encomendada.
“Hay una amplia variedad de trastornos de ansiedad, así que lo que hicimos fue concentrarnos en la ansiedad social, y hallamos que las conductas de los padres que fomentan la ansiedad podrían ser de una forma determinada según el diagnóstico de los padres, y no necesariamente comunes a todos los que sufren de ansiedad”, explicaron los investigadores.
Los resultados del estudio tienden a buscar la manera de prevenir la aparición de los trastornos en los niños, controlando los factores externos. “Los niños con una propensión heredada a la ansiedad no se hacen ansiosos solo por sus genes, así que lo que necesitamos son formas de prevenir que los catalizadores ambientales, que en este caso son las conductas de los padres, activen los mecanismos genéticos subyacentes responsables de la enfermedad”, explicaron.
Se trata de la forma más común de ansiedad, y entre sus características se encontró que existe una falta de calidez y afecto, además de unos altos niveles de críticas y dudas. El estudio se llevó a cabo con grupos de padres con ansiedad y sus hijos de siete a 12 años, de los cuales algunos adultos tenían ansiedad social y otros, otras clases de fobias como Trastorno Obsesivo Compulsivo o trastorno de pánico.
Se encontró que era mayor el número de niños diagnosticados con ansiedad entre los hijos de ansiosos sociales.
Pero además, tras realizar algunas tareas juntos mientras eran observados, se encontró que estos padres eran menos cariñosos con sus hijos, más tendientes a criticarlos y confiaban menos en que estos niños pudieran cumplir con la tarea encomendada.
“Hay una amplia variedad de trastornos de ansiedad, así que lo que hicimos fue concentrarnos en la ansiedad social, y hallamos que las conductas de los padres que fomentan la ansiedad podrían ser de una forma determinada según el diagnóstico de los padres, y no necesariamente comunes a todos los que sufren de ansiedad”, explicaron los investigadores.
Los resultados del estudio tienden a buscar la manera de prevenir la aparición de los trastornos en los niños, controlando los factores externos. “Los niños con una propensión heredada a la ansiedad no se hacen ansiosos solo por sus genes, así que lo que necesitamos son formas de prevenir que los catalizadores ambientales, que en este caso son las conductas de los padres, activen los mecanismos genéticos subyacentes responsables de la enfermedad”, explicaron.
martes, 6 de noviembre de 2012
Desarrollo y estimulación del niño de 2 años. ¿A qué jugamos?
La etapa de los dos a los tres años es una fase de búsqueda de la autonomía. La psicomotricidad de los niños da un salto de gigante y su socialización también: necesitan el contacto con otros niños. Además, es una etapa de autoafirmación: "yo" y "mío" se convierten en dos de sus palabras favoritas.
Desarrollo del niño de dos años. ¿Qué es capaz de hacer?
Aprendizaje en el niño de dos años
El niño observa lo que le rodea y va comparando, clasificando y analizando. Así establece progresivamente relaciones y categorías (alto-bajo, grande-pequeño, muchos-pocos…).
Las rutinas y la repetición de actividades y secuencias son fundamentales en esta etapa, ya que le permiten ir descubriendo conceptos como antes y después, diferenciar los momentos del día y sentirse seguros, algo indispensable para que vaya ganando autonomía.
Quiere ser independiente, pero se frustra con frecuencia porque no llega a dominar muchas habilidades que ya empieza a saborear. Las rabietas alcanzan alrededor de los dos años su máximo apogeo.
Cómo estimular al niño de dos años
Los niños aprenden jugando. El juego permite al niño tomar sus propias decisiones –planificar, construir, etc.-, Además de desarrollar su creatividad, jugar le permite experimentar la sensación de dominio. En el juego practican nuevas habilidades, descubren las propiedades de los objetos cotidianos, se relacionan con los demás…
Su vocabulario experimenta grandes avances en esta edad: debemos hablar con ellos mientras vamos de paseo, cuando vemos cosas nuevas, en nuestras actividades cotidianas –a la hora de la comida, al hacer la cena…-.
A partir de los dos años, los niños pasan del juego en paralelo a compartir juegos con otros niños. Necesitan oportunidades para relacionarse con otros niños, aunque aún no querrán compartir sus juguetes ni pueden obedecer las reglas de un juego todavía.
Juegos y juguetes para niños de dos años
Los juegos que le permiten ordenar materiales de forma lógica y clasificar objetos les encantan y les vienen muy bien en esta etapa. Aprender canciones o poemas infantiles; escuchar música y bailar; jugar con agua y arena, saltar y correr; los juegos de imitación y los primeros juegos simbólicos –jugar a imitar a los personajes de sus cuentos, cuidar a los muñecos-; juegos que estimulen sus sentidos (¿A qué huele esto? ¿Esta fruta, es dulce o salada?); juegos de observación, como el “veo veo” o los juegos de memoria con tarjetas…
Los juguetes indicados a los dos años: sus primeros juegos de construcción, juegos de ensamblar piezas, plastilina, dominós, juguetes musicales interactivos, muñecos, juegos de empujar o pinturas.
Les encantan los libros ilustrados: cuando les leemos cuentos, mejora su expresión verbal y su capacidad de escuchar. No podemos olvidarnos de leerles el cuento de antes de dormir.
Desarrollo del niño de dos años. ¿Qué es capaz de hacer?
En los niños de dos a tres años no hay una norma fija que determine en qué mes pondrán en marcha sus habilidades. Cada niño lleva su propio ritmo y alcanza sus hitos de desarrollo a su paso. Con la misma edad, un niño puede subirse a lo alto del castillo del parque mientras otro necesita aún la ayuda de un adulto, y la evolución de ambos es completamente normal.
En general, un niño de dos años:
- Anda y corre sin ayuda.
- Es capaz de atender a otros estímulos mientras camina.
- Abre puertas.
- Arrastra juguetes mientras anda, y puede sujetar varios juguetes mientras está en marcha.
- Sabe trepar a los muebles.
- Disfruta imitando a los adultos.
- Come solo, aunque se ensucie un poco.
- Da la vuelta a un recipiente para sacar lo que hay dentro.
- Puede saltar: a la pata coja, con los pies juntos, dando pasos cortos y largos…
- Pasa las páginas de un libro.
- Pinta garabatos y líneas con una tiza o una cera.
- Hace torres de varios cubos y los junta en línea si le explicamos cómo hacerlo.
- Aprende mediante ensayo-error o tanteo aleatorio.
- Utiliza su propio nombre y los pronombres "yo" y "mío".
- Responde a órdenes sencillas y puede mantener una conversación sobre lo que sucede a su alrededor.
- Es capaz de mantener la atención unos minutos.
- Juega solo o con otros niños.
Aprendizaje en el niño de dos años
El niño observa lo que le rodea y va comparando, clasificando y analizando. Así establece progresivamente relaciones y categorías (alto-bajo, grande-pequeño, muchos-pocos…).
Las rutinas y la repetición de actividades y secuencias son fundamentales en esta etapa, ya que le permiten ir descubriendo conceptos como antes y después, diferenciar los momentos del día y sentirse seguros, algo indispensable para que vaya ganando autonomía.
Quiere ser independiente, pero se frustra con frecuencia porque no llega a dominar muchas habilidades que ya empieza a saborear. Las rabietas alcanzan alrededor de los dos años su máximo apogeo.
Cómo estimular al niño de dos años
Los niños aprenden jugando. El juego permite al niño tomar sus propias decisiones –planificar, construir, etc.-, Además de desarrollar su creatividad, jugar le permite experimentar la sensación de dominio. En el juego practican nuevas habilidades, descubren las propiedades de los objetos cotidianos, se relacionan con los demás…
Su vocabulario experimenta grandes avances en esta edad: debemos hablar con ellos mientras vamos de paseo, cuando vemos cosas nuevas, en nuestras actividades cotidianas –a la hora de la comida, al hacer la cena…-.
A partir de los dos años, los niños pasan del juego en paralelo a compartir juegos con otros niños. Necesitan oportunidades para relacionarse con otros niños, aunque aún no querrán compartir sus juguetes ni pueden obedecer las reglas de un juego todavía.
Juegos y juguetes para niños de dos años
Los juegos que le permiten ordenar materiales de forma lógica y clasificar objetos les encantan y les vienen muy bien en esta etapa. Aprender canciones o poemas infantiles; escuchar música y bailar; jugar con agua y arena, saltar y correr; los juegos de imitación y los primeros juegos simbólicos –jugar a imitar a los personajes de sus cuentos, cuidar a los muñecos-; juegos que estimulen sus sentidos (¿A qué huele esto? ¿Esta fruta, es dulce o salada?); juegos de observación, como el “veo veo” o los juegos de memoria con tarjetas…
Los juguetes indicados a los dos años: sus primeros juegos de construcción, juegos de ensamblar piezas, plastilina, dominós, juguetes musicales interactivos, muñecos, juegos de empujar o pinturas.
Les encantan los libros ilustrados: cuando les leemos cuentos, mejora su expresión verbal y su capacidad de escuchar. No podemos olvidarnos de leerles el cuento de antes de dormir.
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