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martes, 2 de julio de 2013

Lactancia materna y calor: en verano, más que nunca el pecho a demanda

Debido a que su metabolismo es más rápido que el de los adultos, los niños corren mayor riesgo de deshidratación con las altas temperaturas. Así que ten en cuenta que si amamantas a tu bebé, en verano, más que nunca tienes que darle el pecho a demanda para mantener siempre un nivel de hidratación adecuado.

Ya sabes que la lactancia materna tiene que ser a demanda, es decir sin horarios. Antes se creía que había que darle rigurosamente cada tres horas, que el bebé tenía que aguantarse si no habían pasado todavía, pero afortunadamente esto ha cambiado. Al bebé hay que ofrecerle el pecho siempre que quiera, a su disposición. Sobre todo en verano, ya que el bebé suda más y necesita reponer el agua que pierde su organismo.

Además del horario, otro mito extendido es el de ofrecer agua a los bebés que son alimentados con leche materna en exclusiva. Antes de los seis meses, el bebé amamantado no debe tomar otra cosa que no sea la leche de su madre. Tampoco si hace mucho calor.

Casi el 90 por ciento de la leche materna está compuesta por agua, por lo que sacia perfectamente su sed. Es más, es muy probable que sea el propio bebé el que pida más seguido, y si no es así ofrécele tú con mayor frecuencia.

Por su parte, la leche materna también aporta las sales y los nutrientes necesarios para evitar la deshidratación. El bebé no necesita nada más. Por algo se la llama lactancia materna en exclusiva.

Si el bebés es mayor de seis meses y ya ha comenzado con la alimentación complementaria sí se les puede ofrecer agua potable. Deja que sea el bebé quien autorregule lo que quiere beber, ya que si bebe demasiada agua también es posible que empiece a beber menos leche materna.

Entonces, para evitar una descompensación, en verano, más que nunca tienes que ofrece el pecho a demanda, y si es necesario, aumentar la frecuencia en las tomas. Así el bebé mantendrá siempre un adecuado nivel de hidratación.

jueves, 27 de junio de 2013

El parto vaginal normal

Dar a luz a un bebé es una de las cosas más increíbles por las que pasa una mujer y, a la vez, uno de los eventos que más incertidumbre crea. Imaginad hasta qué punto puede llegar este temor al qué sucederá, que hay mujeres que al saberse embarazadas mezclan alegría con preocupación por el miedo al parto.

Con la intención de que las mujeres embarazadas puedan llegar al momento del parto con un poco más de confianza, o conociendo al menos el proceso, vamos a explicar lo que de manera general sucede cuando se da a luz a un bebé en un parto vaginal normal.

Cuándo sucede

El parto vaginal sucede en algún momento entre la semana 37 y la 42, que es el tiempo en que un parto se considera a término. Como veis es un plazo muy extenso, de nada menos que 5 semanas, en el que algunos bebés deciden salir antes y otros después. Todo depende de la maduración de cada bebé, porque no todos llevan el mismo ritmo de desarrollo.

Se suele informar a las mujeres embarazadas de la fecha probable de parto, para tener una referencia de cuándo es posible que nazca el bebé. Sin embargo, como he dicho en alguna ocasión, (ya sabéis que soy de un gracioso que tiro para atrás… hablo irónicamente, claro), deberíamos hablar de fecha improbable de parto, porque un bebé nace cuando tiene que nacer en el plazo de las cinco semanas comentadas, y a veces incluso nace antes o después.

Qué hace que una mujer se ponga de parto

Bien, la verdad es que aún no se sabe a ciencia cierta qué es lo que hace que una mujer que está gestando a un bebé tranquilamente se ponga de pronto de parto, que su útero empiece a contraerse y el bebé acabe por fin naciendo. Se cree que todo se debe a unos intensos cambios hormonales, ya que de hecho han sido ellas, las hormonas, las encargadas de hacer que el cuerpo de la mujer cambie en muchos sentidos durante el embarazo.

Los primeros “síntomas” de parto

Puede suceder que el pistoletazo de salida lo dé la rotura del saco amniótico, más conocida como “romper aguas” o “una de dos, o estoy de parto o me he meado encima”. Si bien es cierto que no todas las mujeres sufren dicha rotura del saco, llegando a suceder a veces algo tan increíble como ver nacer a un bebé con su bolsa intacta.

Lo siguiente (o lo primero) será empezar a notar contracciones en el útero, que tienen como misión dilatar el cuello del mismo (el cuello del útero) e ir descendiendo al bebé por el canal del parto.

Esto que se explica tan rápido tiene una duración mucho mayor, porque un parto se divide en las fases de dilatación latente, dilatación activa, expulsivo y alumbramiento y, aunque hay mujeres que en pocas horas pasan por todas las fases, lo más habitual, y sobretodo si la mujer es primeriza, es que pueda durar unas cuantas horas más, llegando a veces a casi un día de parto (a veces hasta más).

Cómo es el momento del parto

Cuando todo sucede según lo habitual lo primero que se ve es la coronilla del bebé, que la mujer podrá observar con la ayuda de un espejo. Si papá sigue de pie, puede hasta documentar el parto con una cámara, pues es posible que quieran recordar ese momento por siempre. El instante de la salida de la cabeza es el más complejo, porque es la parte más ancha del bebé, y se suele recomendar mucha paciencia porque si la mujer puja, si aprieta, corre el riesgo de lesionarse o desgarrarse.

Una vez sale la cabeza el cuerpo le sigue con relativa facilidad, momento en que el bebé sale para volver a estar con la madre, sobre su pecho, en contacto piel con piel. Si todo ha ido bien y el bebé está sano no hay prisa para hacer las revisiones de rutina del bebé y veréis que ya no se les aspira la boca ni la nariz ni se hace eso de darles un cachete en el culo boca abajo (por suerte hace mucho que ya no se hace), porque se considera que ya no hace falta que el bebé llore: muchos empiezan a respirar tranquilamente, en silencio, sin necesidad de sufrir innecesariamente.

Carta a mi futura mamá

Allí, en el pecho de la madre, deberá permanecer todo el tiempo que sea posible para aprovechar que nace en estado de alerta, precisamente para poder hacer su primera toma de pecho. Los bebés son capaces de reptar y moverse ellos solos hasta llegar a su objetivo, girar la cabeza, y cogerse por sí mismos. Cuando lo hacen así, cuando son ellos los que se cogen, las probabilidades de que la lactancia se establezca con éxito porque mamen bien son mucho mayores que si mamá y bebé son separados o si al bebé se le introducen sondas por la boca, chupetes o un biberón. Además, el hecho de no separarles hace que la relación no se rompa en ningún momento y que ambos creen un vínculo afectivo más sólido.

El bebé puede no ser como esperabais

Los bebés que salen en las películas suelen tener ya unas semanitas de vida y un aspecto fabuloso, así que es posible que al ver al bebé los padres se queden un poco impresionados. Nacen con la piel azulada, arrugados por el tiempo que llevan flotando en el líquido amniótico, con la cabeza ligeramente deformada (la cabeza coge forma ovalada para poder pasar por el canal del parto) y relativamente flaquitos, sin esos carrillos tan típicos de los bebés rosados que imaginamos.

Para empezar a coger color, y para aprovechar lo despiertos que están al nacer, hay que disfrutar del contacto, de las caricias, de olerles, de notarles respirar encima y debemos de, en definitiva, empezar a amarles.

Veréis que está recubierto de una sustancia cremosa que recibe el nombre de vérnix. Antiguamente se bañaba a los bebés para retirarla y para dejarlos bien presentables, pero ahora cada vez se hace menos, porque se ha visto que los bebés mantienen mejor la temperatura si no se hace y porque la vérnix se acaba absorbiendo por la piel y parece que tiene algún tipo de función protectora.

Además, es posible que los padres se sorprendan por el tamaño del bebé. Por una parte al ver lo pequeñito que puede llegar a ser un ser humano y por otra parte por tratar de entender cómo podía estar dentro de la barriga de mamá, cómo podía caber, con lo grande que se ve en comparación y cómo ha podido salir con semejante cabeza (como hemos dicho, deformando la cabeza).

Las siguientes horas tras nacer

Poco a poco el bebé irá cogiendo buen color de piel, hará su primera toma y permanecerá tranquilo sobre el pecho de mamá, despierto durante quizás un par de horas. Tras ese tiempo dormirá ya unas cuantas horas en las que irá echando probablemente líquido amniótico por la boquita de tanto en cuanto. Tendrá las manitas y los pies un poco fríos, incluso cuando esté tapado y sobre mamá, aunque a medida que vaya pasando el tiempo y regule mejor la temperatura esto se irá solucionando.

Quizás haya junto a la cama una cunita de bebé. Lo ideal, lo recomendable, es utilizarla lo menos posible, para que mamá y bebé sigan en contacto tanto como sea posible. Incluso si mamá necesita ir al lavabo o si va a darse una ducha, papá puede (mejor, debe) coger al bebé para ir conociéndole y para iniciar así una relación que tiene que ser también fuerte para que ambos puedan crecer juntos.

Niños: Las palabrotas les fascinan

A partir de los cinco años, los niños sorprenden a sus padres soltando tacos sin mesura. Para ellos es un juego más, una forma de expresarse. ¿Qué deben hacer los padres para terminar con esta costumbre tan malsonante?

A estas edades los pequeños experimentan un desarrollo de su imaginación muy fuerte, cuentan con un amplio vocabulario y exploran su entorno social prestando muchísima atención a lo que hacen los demás, imitando todo lo que pueden. La mezcla de estas tres habilidades da como resultado, entre otras cosas, el descubrimiento del poder del lenguaje y, concretamente, del poder que tienen algunas palabras o palabrotas que, soltadas en el momento preciso pueden ser un auténtico golpe de efecto.

Por supuesto, ellos saben lo que está bien y lo que está mal. El problema es que acaban de descubrir que ser un poquito malos puede ser de lo más divertido.

¿Por qué les gusta decir tacos?

Los niños comienzan a decir palabrotas porque alguien a quien admiran las dice. Puede ser desde un dibujo de la tele hasta un amiguito del parque.

El hecho de que luego las repitan en casa o delante de otros adultos puede ser una manera de llamar la atención paterna porque, normalmente, tras la palabrota, los padres llevan a cabo un interrogatorio exhaustivo para ver de dónde ha sacado el crío esas cosas («¿Quién te ha enseñado eso?», «¿Con quién has jugado hoy?», «¿Qué has visto en la tele?»).

Otras veces, al niño lo que le apetece es seguir el juego porque le divierte ver cómo su madre se pone de todos los colores cada vez que él abre la boca.

Entre ellos es como un juego más, algo así como «a ver quién la dice más gorda», se parten de la risa e incluso se inventan palabros la mar de grotescos que ni ellos mismos saben qué significan, solo para divertirse.

Saben que están en el límite de lo prohibido, lo que les excita y divierte más todavía.

Las palabras malsonantes le hacen a uno más interesante. Y a los críos les encanta sentirse mayores, quieren demostrarnos que están a nuestro nivel.

En el fondo de las palabrotas también encontramos una forma de expresión emocional, ya que los pequeños todavía carecen de recursos para manifestar, por ejemplo, emociones como la rabia o la frustración.

Una palabrota reúne las condiciones necesarias para ser un buen vehículo de todos estos sentimientos negativos que el niño no sabe bien cómo expresar de otra manera: para él es mucho más fácil y sencillo decir «joder» que decir: «Me siento fatal porque hoy has jugado poco conmigo».

¿Qué actitud deben tomar los padres?

No hay que dramatizar. Todos (o casi todos) los niños pasan por la etapa de los «tacos» antes o después, es parte de su aprendizaje (social y verbal) y no conseguiremos nada si ponemos el grito en el cielo o amenazamos con castigos.

Evitar el enfrentamiento directo («¡Que te he dicho mil veces que no digas eso!») o la escalada de palabrotas. Sólo empeorarán la situación.

No hay que reírse de la ocurrencia de la criatura.

Si le ignoramos cuando dice tacos, lo más probable es que, en unos días, pierda el interés por ellos.
Conviene explicarle lo que significan sus palabras y tratar de que entienda que con ellas puede herir los sentimientos de los demás.

Ofrecerle alternativas para que pueda manifestar su enfado. Palabras menos fuertes como «mecachis» o «jopé» no son malsonantes y sí puede usarlas en nuestra presencia.

Predicar con el ejemplo. El niño repite todo lo que oye: en la tele, en el colegio y, sobre todo, en casa. Si nosotros usamos palabrotas, ¿por qué no va a poder hacerlo él? No va a entender que los adultos se desahoguen con ellas mientras que para él están prohibidas.

Trucos para evitar las palabras malsonantes

El juego de las transformaciones. Consiste en transformar sus palabrotas, cada vez que las diga, en todo lo contrario. Por ejemplo, si suelta un «cara culo», podemos responderle rápidamente con un «¡cara flores!». Añadirle un matiz de humor al asunto ayudará a relajarnos y el niño acabará comprendiendo que no merece la pena hablar mal.

Ayudarle a expresarse. Cuando el niño emplee una palabrota, en vez de regañarle podemos ofrecerle una palabra alternativa que sí pueda utilizar para expresar su malestar. Por ejemplo: «Lo que querías decir es que esta comida te parece una porquería, ¿no?».

Recompensas. Si le cuesta abandonar ese lenguaje, podemos motivarle poniendo una estrella en un corcho o una pizarrita cada día que pase sin decir palabrotas. Cuando haya cinco o seis estrellas (las que hayamos pactado), habrá una recompensa que, por supuesto, le tiene que hacer mucha ilusión.

Ofrecerle lecturas. Es un buen momento para ofrecerle libros entretenidos, adecuados a su edad y con chispa (con personajes ingeniosos que utilicen exclamaciones divertidas). De esta forma, el niño ampliará su vocabulario y puede que su atención se desvíe hacia otro tipo de lenguaje.

Errores en la lactancia

Cualquier mamá primeriza lo sabe: dar el pecho no es tan fácil. Aprender a hacerlo lleva dedicación, y en ocasiones, pueden ocurrir al principio algunos errores en la lactancia que es bueno subsanar para conseguir instaurarla exitosamente como manera de alimentar al bebé.

En ocasiones, las mamás descubren con alarma que sus bebés aumentan de peso demasiado lentamente, es por ello que deben prestar atención pues lo más probable es que la causa de esto sea algunos de los errores más comunes en la lactancia, por eso veremos cuáles son los más habituales y así podrás detectarlos y corregirlos.

Aprende a observar si el bebé da señales de que desea ser alimentado, algo que ocurrirá de ocho a doce veces al día. El niño tratará de buscar el seno de la madre, sacando la lengua, haciendo movimientos propios de la succión, cabeceando contra el colchón o contra el cuello o el hombro de la madre, o llevándose las manos a la cara o a la boca. No esperes a que llore, pues es una señal tardía de apetito, ofrécele el pecho antes de eso, así tu hijo estará más tranquilo y succionará mejor.

Por ello mismo, otro error es hacer esperar al bebé para que transcurra más tiempo entre las veces que se le da de mamar y ofrecerle un chupete en lugar del seno cuando el bebé da señales de hambre, pues en principio podrías contribuir a un aumento de peso deficiente.

Organiza todo para el momento en el que el niño llegue a casa de forma tal que te desentiendas de los quehaceres, ponte de acuerdo con tu pareja, con tus padres o familiares y amigos cercanos para que te ayuden si hace falta, así podrás dedicarte al bebé casi en forma exclusiva. Es más fácil que tu producción de leche se incremente y tu peque aumente de peso como corresponde. Cuando no esté tomando el pecho, aprovecha a tenerlo en contacto piel con piel contra el pecho, pues los ayudará a ambos a hacer más visibles a las señales de alimentación.

Si tu bebé duerme mucho y no da señales de hambre al menos ocho veces en 24 horas, deberás despertarlo para amamantar, cada dos horas durante el día y cada tres a cuatro horas durante la noche.

Ten en cuenta que si tu bebé está demasiado envuelto y abrigado, se sentirá demasiado confortable y se quedará dormido muy rápido, razón por la cual se puede alimentar mal. A lo sumo, extiende una sábana o manta ligera sobre tu bebé y tú mientras lo amamantas.

Si el bebé se queda dormido a los pocos minutos de prenderse, date unos masajes en el seno, con movimientos descendentes y hacia adentro, mientras lo amamanta para estimular nuevamente la succión.

domingo, 23 de junio de 2013

Preparación al parto: ejercicios para el transverso -Video


El músculo transverso del abdomen está situado justo debajo del ombligo y tiene un papel fundamental en el embarazo y en el parto. El fisioterapeuta Rafael Vicetto nos enseña un ejercicio para fortalecerlo y tonificarlo.

Edad materna se asocia a complicaciones en el parto

Un estudio llevado a cabo en Irlanda determinó que las madres demasiado jóvenes, aún en la adolescencia, son más propensas a tener un parto prematuro al tiempo que las madres de mayor edad, tienen más probabilidades de tener una cesárea, con lo que se confirma la relación entre la edad y las complicaciones en el parto.

Investigadores del Trinity College de Dublín encontraron tras observar a casi 37.000 madres primerizas entre los años 2000 a 2011, comparando los partos de mujeres adolescentes y mayores de 35 años, con aquellas que estaban entre los 20 a 34 años.

El 3 por ciento de las participantes tenía 17 años o menos, mientras que un 2 por ciento tenía 40 años o más. El 78 por ciento de las mujeres tenía entre 20 y 34 años. En cuanto a los partos prematuros, se dieron en un 6 por ciento de las mujeres de 20 a 34 años, mientras que entre las adolescentes estos nacimientos antes de término se produjeron en un 10 por ciento de los casos.

En cuanto a las cesáreas, se practicaron en un 24 por ciento de las madres del grupo de edad media, al tiempo que entre las mujeres de 40 años o más abarcaron el 54 por ciento, siendo entre las adolescentes una opción sólo para el 11 por ciento.

Los bebés de las mujeres de más de 35 años son más propensos a tener malformaciones congénitas y a permanecer en la unidad de terapia intensiva neonatal. “En una madre primeriza de 40 años hay que ser menos tolerante con cualquier complicación y más propensos al parto por cesárea”, señalaron.

Este estudio viene a ampliar y respaldar a otros existentes, en el que se indica que mujeres demasiado jóvenes tienen organismos en ocasiones inmaduros para sobrellevar hasta el final la carga de una gestación, mientras que en mujeres al límite de sus años fértiles, es mucho más habitual la presencia de diversas complicaciones del embarazo y del parto, como también malformaciones congénitas.

Es así como a la hora de planificar la maternidad, como también de utilizar métodos de control prenatal, hay que considerar que un embarazo a edades extremas – demasiado joven o más madura – siempre implicará más riesgos que si se lleva adelante la gestación a una edad intermedia.

Una aplicación para primeros auxilios en reanimación cardiopulmonar: RCP Pediátrica

A menudo os hablamos de aplicaciones de ocio y entretenimiento para los niños, pero también tenemos aplicaciones informativas para padres de gran interés, como esta de la que os hablamos hoy. La aplicación RCP Pediátrica pretende informar sobre la reanimación cardiopulmonar a bebés y niños.

Probablemente te hayas preguntado alguna vez qué hacer si tu hijo se atraganta o deja de respirar. Y tal vez te hayas informado sobre ello, hecho algún cursillo… pero, si se diera el caso, ¿podríamos reaccionar del modo adecuado?

Ese es un miedo que tengo, porque a pesar de haberme formado en primeros auxilios el estrés puede hacerte olvidar cómo actuar, y así lo he comprobado en algún caso (no con mis hijas sino con un alumno, afortunadamente en un caso no grave).

Por eso esta guía de primeros auxilios pediátricos puede ser muy práctica, además contiene una información muy completa y actualizada, basada en las últimas Guías Internacionales sobre Reanimación Cardiopulmonar de la European Resuscitation Council (ERC) de 2010. La App RCP Pediátrica está avalada por el Grupo Español de Reanimación Cardiopulmonar Pediátrica y Neonatal y por el Instituto Valenciano de Pediatría.

Está disponible para Ipad y Iphone y favorece el desarrollo de técnicas para actuar con el niño y el lactante en situaciones de asfixia o parada cardiorrespiratoria. Con vídeos, diagramas, fotos y textos, una vez instalada no requiere conexión a Internet.

La aplicación RCP Pediátrica sobre reanimación cardiopulmonar se puede conseguir en App Store o en Play Store por 0’89 euros. Esperamos no tener que echar mano de ella de manera precipitada, pero siempre viene bien actualizar nuestros conocimientos en este tema.