¿Quién me atenderá en el parto? ¿Y, si surge algún problema? ¿Podré estar todo el tiempo con mi bebé? ¿Permitirán que mi hijo mayor venga a visitarme? ¿Tendré que compartir habitación? Estas son algunas de las cuestiones que nos planteamos antes del parto y que nos pueden ayudar a elegir la clínica donde queremos que nazca nuestro bebé.
Las respuestas pueden variar según las distintas maternidades. Cuanto más sepamos acerca del centro, de su equipamiento y de sus protocolos, mejor podremos decidir la clínica en la que queremos dar a luz. No debemos olvidar algunos detalles que pueden parecer secundarios pero son fundamentales para nuestra comodidad: el horario de las visitas, la cama de acompañante, las características de la habitación.
Conviene ordenar nuestras prioridades: ¿queremos un parto más natural?, ¿nos parece importante que nuestra pareja nos acompañe en todo momento?, ¿preferimos la seguridad de un gran hospital o la intimidad de una pequeña clínica?
Aunque no se pueda elegir, es conveniente conocer de antemano lo que sucederá en la maternidad, porque la información ayuda a la futura madre, especialmente si es primeriza, a enfrentarse mejor al parto.
Hospital público
La mamá debe dar a luz en el hospital que le corresponde. No obstante, en algunas comunidades autónomas se puede pedir un cambio, siempre que el centro solicitado no esté saturado. Si la embarazada se pone de parto lejos de la maternidad de referencia, puede ir a otra: los centros públicos están obligados a aceptar pacientes en situación de urgencia.
Si el parto es normal, lo atiende la matrona que está de guardia. El tocólogo actúa cuando se presentan complicaciones: el médico, con la ayuda de la matrona, asiste los partos de riesgo determina si hay que hacer cesárea y atiende los nacimientos con fórceps, ventosa o espátula.
Durante la dilatación, la embarazada permanece en una habitación individual o en una sala compartida, en la que las camas están separadas por mamparas o cortinas. Tras el parto puede ser conducida con su bebé a la habitación individual que ocupó durante la dilatación o a una sala de reanimación. Unas horas después, madre e hijo son trasladados a una habitación que normalmente compartirán con otra mujer y su bebé.
Ventajas
- Las maternidades públicas cuentan con mejor infraestructura y tecnología para atender partos de riesgo y afrontar cualquier problema que puedan sufrir la madre o el recién nacido.
- Facilitan todo lo necesario para la estancia de la mamá y su bebé (pijamas, pañales, etc.).
- Realizan menos cesáreas.
- En algunos centros aún se siguen unos protocolos muy estrictos y el nivel de participación de la embarazada es mínimo. La mujer debe permanecer tumbada durante la dilatación, no puede elegir en qué postura desea dar a luz y se le realizan por sistema prácticas como el rasurado, el enema, la rotura de la bolsa amniótica o el empleo de oxitocina para acelerar las contracciones.
- Si la habitación es compartida, tiene poca intimidad y no se permite la presencia de acompañantes durante la noche.
- Los horarios de visitas son estrictos y suele haber restricciones en cuanto al número de visitantes. En algunos hospitales se limita el acceso a los niños, incluso a los hermanos mayores.
- No todas las maternidades públicas siguen los mismos protocolos. Algunas ofrecen partos menos medicalizados y un mayor respeto a las decisiones de la parturienta.
- El Ministerio de Sanidad aprobó un plan para promover que los partos de bajo riesgo sean lo más naturales posibles, lo que supone eliminar intervenciones innecesarias como la episiotomía, el rasurado o el enema, además de potenciar la participación de la mujer.
- En los próximos años los hospitales reformarán sus instalaciones para unificar la sala de dilatación y la de parto en una única habitación donde la mujer permanecerá desde su ingreso hasta dos horas después del parto.
Las posibilidades de elección son amplias. La opción más frecuente es contratar un seguro médico con una compañía y elegir entre las maternidades que tiene concertadas. Si se desea dar a luz en una clínica concreta, hay que informarse con suficiente antelación acerca de qué aseguradoras la incluyen en su oferta.
El parto es atendido por un ginecólogo con ayuda de una matrona. Si se pacta previamente, es posible que lo atienda el especialista que ha seguido el embarazo.
La mujer pasa la dilatación en la habitación individual que utilizará durante su estancia o en una sala anexa al paritorio. Desde allí, es trasladada a éste, y después del nacimiento, regresa a la habitación. Allí se le practicarán los controles del posparto.
Ventajas
- El trato más personal y el confort de las instalaciones, sobre todo la habitación individual con baño completo y cama de acompañante.
- Existe mayor flexibilidad en cuanto a las visitas: no suele haber restricciones de horarios ni de número de visitantes, y no se suelen poner trabas a la entrada de niños.
- También en las clínicas privadas los partos están muy dirigidos y la mujer tiene pocas posibilidades de decisión.
- El porcentaje de partos que acaban en cesárea es notablemente mayor que en los hospitales públicos.
- El precio es un inconveniente obvio. Se puede contratar directamente con el médico y la clínica (el coste es elevado) o hacerlo a través de una aseguradora (se suele pagar una cuota fija al mes).
- No todas las clínicas tienen la misma dotación técnica y humana. Es imprescindible preguntar por los medios disponibles durante las 24 horas del día. Por ejemplo, si queremos epidural, asegurémonos de que siempre hay un anestesista de guardia. E infórmate de cómo actúan en caso de complicaciones: ¿disponen de UCI y banco de sangre? ¿Hay UCI neonatal? Si no es así, ¿se encargan de trasladar al recién nacido a un hospital?
- Debes saber qué servicios se incluyen en el precio: epidural, estancia en la maternidad o cesárea.
- Las aseguradoras tienen periodos de carencia (tiempo que transcurre desde que se contrata la póliza hasta que podemos beneficiarnos de sus prestaciones sin costes añadidos): en el caso de los partos, suele ser de diez meses.
Son una opción aún minoritaria para traer un hijo al mundo. Son alternativas a tener en cuenta por mujeres que desean un parto más natural y participativo en un ambiente menos médico y más familiar. Se puede optar por dar a luz en una clínica con entorno acogedor, una casa de partos o en el propio domicilio atendida por una matrona.
Ventajas
- La mujer participa activamente en su parto. Puede decidir la postura en que se encuentra más cómoda para dilatar y dar a luz.
- El empleo de medios farmacológicos es mínimo. Se evitan prácticas a menudo molestas como el rasurado y el enema, y se puede elegir entre distintas opciones.
- El ambiente familiar del propio domicilio y la sensación acogedora que transmiten las casas de parto hacen que la parturienta se sienta más segura y confiada, y que pueda concentrarse más en el parto, algo que no siempre es posible cuando se da a luz en un hospital.
- El riesgo en caso de que se presenten complicaciones es mayor. Es imprescindible asegurarse de que hay un hospital cerca (y un medio de transporte adecuado para llegar) y de que los profesionales que atienden el parto cuentan con la suficiente experiencia.
- Ni la Seguridad Social ni los seguros médicos cubren este tipo de partos.
- La oferta es muy pequeña.