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viernes, 9 de enero de 2009

¿Cómo conseguir que el bebé duerma bien?

El ritual previo al sueño, la rutina de horarios, las comidas.... Te enseñamos todos los factores que debes tener en cuenta para que tu bebé duerma plácidamente toda la noche.

Dormir es algo que el bebé debe aprender poco a poco desde que nace. Lo ideal es que los elementos que use para hacerlo no precisen nuestra intervención y que lo que el pequeño asocia al sueño (el chupete, un peluche....) continúe a su lado cuando despierte.


Claves para dormir bien


1. El ritual previo al sueño ha de ser placentero y predecible. Esta rutina debería empezar desde el nacimiento y resulta de máxima importancia al llegar al año de edad.

2. El entorno debe ser tranquilo y oscuro. El sueño implica un cambio de actividad del cerebro que se ve favorecido por un ambiente relajante.

3. Horarios regulares.
Conviene acostar y levantar al pequeño todos los días aproximadamente a la misma hora y evitar las siestas tardías o de más de dos horas.

4. La temperatura de su habitación ha de ser confortable
(entre 18 y 22 grados). El exceso de calor o de frío propicia el despertar nocturno.

5. El ruido ambiental debería ser mínimo durante la noche;
por el día, sin embargo conviene que el bebé se acostumbre a hacer sus siestas con el jaleo habitual del hogar.

6. Hambre
Tan malo es acostarle hambriento (se despertará enseguida) como sobrealimentado, pues con ello obligamos a su estómago a trabajar durante la noche en lugar de descansar. Además, el exceso de líquido puede interrumpir el sueño.

7. Dormirse solo. El bebé debe aprender a conciliar el sueño sin ayuda de sus padres. Si estamos a su lado hasta que se duerma, reclamará nuestra presencia cada vez que se despierte de noche.

8. Los juegos movidos y las actividades
que impliquen una actividad física vigorosa que puedan ponerle nervioso deben evitarse en las dos horas previas al sueño.

9. Bebidas excitantes.
Por la misma razón, hay que abstenerse de ofrecerle bebidas estimulantes, como el chocolate o las colas.

10. Despertares nocturnos. No perdamos los nervios si el niño nos desvela. Necesita que le tranquilicemos. Puede que tenga pesadillas, y si nos enfadamos, solo logramos que se agite más.