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jueves, 29 de enero de 2009

Las citas del bebé con el pediatra

La salud de nuestro bebé es una de nuestras principales preocupaciones. Para prevenir o detectar dificultades, contamos con las revisiones médicas del primer año. Nueve citas ineludibles con el pediatra para confirmar que todo marcha bien. ¿Cuáles son?

La mayoría de estas visitas correrán a cargo del pediatra, uno de nuestro grandes apoyos en los primeros años y la persona que pondrá las bases para que el pequeño crezca sano y fuerte. En los distintos reconocimientos, el médico medirá y pesará a nuestro pequeño, le administrará las vacunas pertinentes y evaluará su desarrollo psicomotor, entre otros aspectos.

1. Al nacer

El primer examen de nuestro hijo es nada más nacer: se llama test de Apgar. En apenas un minuto se valora:

* La frecuencia cardiaca y la respiración del bebé.
* Su tono muscular.
* El color de su piel.
* Su respuesta a los estímulos externos.

Estas variables nos dan una puntuación de 0 a 10 y su resultado nos informa de cómo ha llevado el bebé el trabajo de parto, de si respira correctamente o si necesita una ayudita. Una puntuación de 7 o más indica buenas condiciones; entre 4 y 6, probablemente necesita algunas maniobras para ayudarle a respirar; y por debajo de 3 requiere reanimación. Tras el test se le pesa, se mide su altura y el perímetro de la cabeza.

Lo normal en un niño nacido a término es pesar entre 2,500 y 4,500 kg, medir entre 48 y 52 cm y tener un perímetro craneal de unos 35 cm. Para terminar, se le echan unas gotitas en los ojos para prevenir la conjuntivitis. Ahora sí, su primer reconocimiento ha concluido y puede, por fin, descansar con mamá.

2. En el hospital, horas después

La segunda revisión de su vida consistirá en un examen físico exhaustivo. El pediatra del hospital se encarga de realizarlo durante las 24 primeras horas de vida. De arriba abajo, revisa:

* El estado de la fontanela, que es la zona blandita de la coronilla, el lugar donde aún no se han unido los huesos del cráneo.
* La simetría de los ojos, la boca y las clavículas, para descartar que se haya roto alguna durante el parto.
* Ausculta el corazón y los pulmones.
* Comprueba que mueve bien el tórax.
* Revisa las caderas, para descartar luxaciones congénitas o producidas durante el parto, los genitales, piernas y pies.

Esta revisión se repite en todas las visitas que hagamos a nuestro pediatra durante el primer año. Pero además, por primera vez se pincha su talón y se le saca una gotita de sangre que se manda a analizar para descartar ciertas enfermedades como el hipotiroidismo. También nos recordarán que a los cinco días hemos de acudir al centro de salud para hacer otra prueba del talón. En muchas autonomías se suministra a los recién nacidos la primera dosis de la vacuna de la hepatitis B en el propio hospital.

3. A partir del cuarto día

La primera visita al centro de salud después de nacer el bebé es muy prontito: a partir del cuarto día del nacimiento hemos de acudir para hacer al niño la segunda prueba del talón. Los resultados llegarán al casa en el siguiente mes y nos indicarán si el niño tiene fenilcetonuria, una enfermedad metabólica que tratada a tiempo tiene muy buena evolución y no deja ninguna secuela. Su incidencia, además, es muy baja.

4. A los quince días

Dentro de las dos primeras semanas de vida, el bebé tendrá su cuarto reconocimiento. Según la comunidad autónoma, la matrona nos visita en casa o somos nosotros los que nos acercamos al centro de salud. Aunque su objetivo es comprobar cómo está la madre, también se interesará por el pequeño. Ella revisará:

* Su estado general. Es normal que pierda peso tras el nacimiento, pero su aspecto físico puede informarnos de si evoluciona o no correctamente.
* Su cordón umbilical. Comprueba si se seca bien y si está a punto de caerse.
* Su piel. Si su color es amarillento, el pequeño puede tener ictericia, es decir, quizá esté teniendo problemas para eliminar bilirrubina.
* Su tono muscular. La movilidad y los reflejos básicos del recién nacido son tres aspectos que el pediatra revisa para saber que todo va bien.

5. Al mes

Es la primera toma de contacto con el pediatra. Se trata del inicio de una larga relación en la que la confianza y la comunicación son muy importantes. Además de las exploraciones físicas, nos dará consejos para crear unos hábitos saludables de vida y un ambiente positivo y alegre tanto para el bebé como para nosotros. Empieza realizándole algunas exploraciones comunes a todas las visitas y otras particulares: Ya le tomaron las medidas al nacer (peso, talla y perímetro craneal), el médico las seguirá tomando durante todo el primer año. Con ellas vamos construyendo la gráfica de evolución de nuestro hijo y viendo su desarrollo en comparación con los niños de su misma edad. Es lo que conocemos como percentiles. Le vuelve a realizar la misma exploración física completa que hizo el pediatra hospitalario, por si hubo algo que no detectó o hubiera surgido alguna dificultad. El pediatra mira el fondo del ojo del bebé para descartar, sobre todo, cataratas infantiles. También comprueba el reflejo fotomotor del bebé: enfoca una luz cerca para comprobar que cierra los ojos. Para descartar o detectar precozmente problemas de audición, hace un ruido fuerte para ver si el bebé reacciona.

Desarrollo psicomotor

En cada visita el médico comprueba que nuestro hijo tiene un desarrollo psicomotor adecuado a su edad. En la visita del primer mes verifica sobre todo el funcionamiento de los reflejos del recién nacido que aún siguen vigentes. También valora el estado de alerta y la interacción con los padres. Observa el color del bebé y, en función de la zona geográfica en la que vivamos y la estación del año, valora el riesgo de déficit de vitamina D (se da por falta de exposición al sol). Mira el ombligo, comprueba que todo está bien y da algunos consejos para la estimulación sensorial. Por último, resuelve todas nuestras dudas: ¿padece estreñimiento, sufre cólicos, tiene problemas con la lactancia? También nos informa sobre la importancia de la siguiente visita: la de las vacunas .

6. A los dos meses

* La segunda cita con el pediatra, sexto reconocimiento del bebé, está marcada por las vacunas.
* No obstante, antes vuelve a pesar, medir y explorar concienzudamente a nuestro hijo.
* También comprueba su oído y sus reflejos.

Y confirma que el niño se desarrolla dentro de los parámetros normalesde su edad:

* Si tiramos de él hasta dejarle sentado, ¿aguanta la cabeza unos segundos? ¿La levanta y sostiene brevemente cuando está boca abajo?
* ¿Sigue nuestro dedo con la mirada?
* ¿Están sus manos cerradas?

Además de los aspectos físicos, examina si responde a los estímulos. ¿Sonríe? A esta edad, el bebé ya lo hace. Se trata de la sonrisa social que nos informa, entre otras cosas, de su interés por relacionarse con los demás. El pediatra nos da algunas pautas para estimularle sensorialmente: jugar con él, hablarle, acariciarle... Parte de la visita se centrará en analizar la información que le damos nosotros, que estamos todo el día observando al niño. Lo normal es que esta información vaya saliendo a lo largo de la conversación; y si no, nuestro pediatra puede preguntarnos directamente: ¿duerme bien, muchas o pocas horas? ¿Llora a menudo, a última hora de la tarde, todo el día, nunca...?

A los dos meses se administran las vacunas según el calendario de cada comunidad autónoma:

* Normalmente, al nacer recibe la vacuna de la hepatitis B en el hospital. Y, a los dos meses, la segunda dosis de la Hepatitis B,
* Una trivalente con la Difteria, el Tétanos y la Tos ferina.
* La vacuna de la Polio.
* Dos vacunas contra la Meningitis, la Haemofilus y el Meningococo C.

7. A los cuatro meses

Aunque lo ideal sería continuar con la lactancia materna hasta los seis meses o, al menos, alimentarle exclusivamente con leche ya sea materna o artificial también hasta los seis meses, algunas mamás empiezan a introducir nuevos alimentos en la dieta del pequeño cuando cumple cuatro meses. El pediatra nos dará todas las normas básicas para que lo hagamos poco a poco. Antes de hablar de estos temas, le hará al niño los controles de rigor (antropometría y examen físico completo), y comprobará su desarrollo psicomotriz:

* Si tumbado boca arriba tiramos de sus brazos, ¿se incorpora con facilidad y su cabecita ya no se va hacia atrás?
* Cuando está boca abajo, ¿se incorpora con los antebrazos?
* Al ponerle de pie en una superficie dura, ¿aprieta con fuerza sus pies contra la superficie?
* ¿Ya se ríe a carcajadas?

El pediatra le administrará la segunda dosis de todas las vacunas anteriores, exceptuando la de la Hepatitis B, si se puso en el momento de nacer.

8. A los seis meses

A la revisión de los seis meses acudimos con la lección aprendida:

* Le pesan y miden su altura y perímetro craneal (lo apuntamos),
* Le hacen de nuevo el examen físico completo.
* Le ponen su tercera dosis de vacunas: las mismas que a los dos meses excepto la del Meningococo C, cuya tercera dosis será ya a los 15 meses.
* Una vez más, el pediatra comprueba el desarrollo psicomotriz del niño: ¿Agarra ya lo que le ofrece su pediatra? ¿Puede tener una cosa en cada mano? ¿Se coge los pies cuando está boca arriba?

Nuestro pediatra nos informa sobre accidentes comunes a esta edad. Los enchufes, bañeras y objetos pequeños son, en esta etapa, potencialmente peligrosos para nuestro inquieto bebé. Si hemos optado por la lactancia exclusiva hasta los seis meses, ha llegado el momento de comenzar con la alimentación complementaria. El médico nos informará sobre cómo introducir los nuevos alimentos.

9. A los 10-12 meses

Como siempre, volverán a medir a nuestro hijo, le pesarán, le explorarán de arriba abajo y valorarán sus avances psicomotrices. El movimiento es fundamental para el correcto desarrollo del bebé, y ahora es más evidente que nunca. Si aún no gatea con soltura, el pediatra puede sospechar ciertos problemas en su desarrollo.

A los doce meses debe mantenerse en pie, y dar algunos pasos, con o sin apoyo, según el niño. Por otra parte, ¿dice ya alguna palabra? ¿Le interesan los objetos pequeños y los coge con dos deditos? ¿Dice adiós con la mano? Nuestro miedo a los accidentes no puede limitar el desarrollo de nuestro hijo, así que de nuevo el pediatra nos informará sobre los posibles accidentes. También nos explicará cómo incorporar al niño progresivamente a la mesa y nos adelantará algunas de las cosas que probablemente ocurrirán en el segundo año de vida.

Aunque las visitas del primer año las seguimos a rajatabla, a partir del segundo nos sentimos seguros y acabamos llevando al niño al médico solo cuando se pone enfermo. Pero no hay que relajarse. Los especialistas lo tienen claro: las revisiones puntuales son la mejor medida preventiva.