Pedir perdón significa que nos hacemos cargo de que lo que hicimos no estuvo bien y que estamos dispuestos a asumir las consecuencias y reparar el mal. Descubre la forma de ayudar a los niños a pedir perdón.
Fórmulas para que pedir disculpas sea más fácil
Lo mejor es estar muy atentos y echarles una mano:
- «Piropearles» siempre que su comportamiento sea como esperábamos.
- Identificar lo que han hecho mal y explicárselo claramente. Si les ayudamos a identificar y concretar los comportamientos que merecen una disculpa, entenderán más fácilmente lo sucedido.
- Ayudarles a comprender el malestar propio y ajeno. Debéis estar atentos a sus reacciones y animarles a poner palabras a sus sentimientos y a los de los demás.
- Sugerirles formas de disculpa. Muchas veces los niños se quedan «bloqueados» si lo único que les decimos es «pide perdón», sin más. Ofrécele alternativas. Por ejemplo, «¿por qué no te acercas a tu amiga y le regalas una flor?» o «puedes dar un besito a la tía Pilar o, si lo prefieres, dile que sientes haberle tirado del pelo».
- Ayudarles a distinguir errores de actos deliberados. Deja claro que a veces nos equivocamos y lo sentimos. Otras veces, el niño hace cosas que sabe que están mal porque está enfadado, furioso o porque le apetece tanto hacerlas que no puede controlarse.
- Poner límites con cordura. Antes de perder la calma, señala la falta que ha cometido y sugiere una acción reparadora. Con tres o cuatro años no hay niño «malo», sino malas acciones.
- Enseñarles que todo lo que hacen tiene sus consecuencias. Si su conducta ha sido muy negativa, además de pedir disculpas, quizá haya que hacer un dibujo y regalarlo o, incluso, dar un juguete propio.
- No insistir en que digan perdón a toda costa. Es más importante que entiendan que algo está mal y que se arrepientan, que decir palabras sin sentirlas de verdad.
- Compartir disculpas. Asumir, por lo menos al principio, algunas responsabilidades a medias.