Los niños con tendencia a padecer asma pueden terminar de desarrollarlo si conviven bajo un mismo techo con un perro, según estudio del Hospital General de Vancouver, en British Columbia, Canadá.
Esta investigación determinó que tras un seguimiento a niños con importantes antecedentes genéticos de asma, lo desarrollo a los siete años en mayor medida, en aquellos casos expuestos al alérgeno canino.
Por otra parte, no ocurrió lo mismo con los gatos, es decir que el perro sería el potencial gatillo del asma infantil, cuando existe la predisposición a padecerlo. Una mayor exposición a la endotoxina – una sustancia que produce una bacteria que activa la inflamación de las vías aéreas – explicaría parcialmente la relación entre uno y otro factor.
El estudio determinó el triple de casos de asma allí donde un niño tenía antecedentes familiares y a la vez la familia contaba con un perro de mascota. De todas formas, el estudio aún no es determinante para indicar que no se adopten perros en las familias que saben que pueden tener hijos con asma.