Elegir el pediatra no es un asunto que deba tomarse a la ligera y mucho menos dejarse para último momento. Quienes así lo hacen, se ven de pronto sorprendidos por un sin fin de preguntas cuya respuesta no habían pensado antes.
¿Un pediatra joven o con experiencia? ¿Hombre o mujer? ¿Con muchos pacientes o con pocos? Si tiene muchos, será porque es bueno pero… ¡es tan difícil conseguir una cita!; si tiene pocos consigo cita cuando necesite, pero… ¿por qué será que tiene tan pocos pacientes?
Frente a una lista de nombres y apellidos de profesionales a los que puedes acceder, te aconsejo que pidas referencias con amigos y conocidos, siempre que esto sea posible en la zona deonde vives. Si no, sería conveniente concertar cita con algunos de ellos o ellas antes que el bebé nazca, para ver qué impresión te causan y cómo reaccionan a tu planteo de querer conocerles antes.
Precisamente hice esto mismo hace muchos años (mis hijos son grandes ya) y recuerdo que era en las salas de espera, observando atentamente, donde obtenía mucha y muy buena información. En una de ellas, la del profesional a quien finalmente elegimos, una madre “amenazó” a su hijo de una forma que me sorprendió: “si no te portas bien, nos vamos y no verás a Jorge (el pediatra) hoy“.
Jorge no inspiraba temor, sino confianza…, no era una amenaza para aquel niño.. ¡él tenía ganas de verlo y de inmediato se sentó y espero quietecito!. A los pocos minutos, se abre la puerta y el pequeño corre a abrazarle con un dibujito que traía en sus manos.. Una escena inolvidable, de quien se convirtió en el pediatra de mis dos hijos. Observa con atención y no te equivocarás.
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jueves, 12 de agosto de 2010
Elegir el pediatra
Etiquetas: FAMILIA