Un estudio de la Universidad de Texas en San Antonio (Estados Unidos), señaló que comer menos al inicio del embarazo estaría relacionado con un deterioro en el desarrollo del cerebro fetal, algo que lamentablemente en muchos países en desarrollo se da por cuestiones de necesidades no satisfechas, pero también en otros casos ocurre por los malos hábitos de las futuras madres.
En efecto, estudiando en primates esta relación, se determinó que hubo menor formación de conexiones entre las células, la división celular y las cantidades de factores de crecimiento en los fetos de madres alimentadas con una dieta reducida durante la primera mitad del embarazo.
Es que los expertos explican que este período de tiempo es sumamente importante para el desarrollo neuronal y de la estructura del cerebro, de allí que una deficiencia en los nutrientes pueda tener tantas consecuencias negativas.
Así, se logró avanzar en el estudio de dietas pobres en el embarazo, logrando descubrir que se afecta la formación de órganos – en este caso el cerebro – para concluir que este tipo de casos termina con niños de menor coeficiente intelectual y problemas de conducta.
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