Con la aparición de los primeros dientes de leche ya debemos estar atentos a una correcta higiene bucal a través de un suave cepillado. Evidentemente, en esos momentos necesitan de nuestra ayuda, pero, ¿cómo podemos animar a los niños a que se laven los dientes?
Esto no significa que tengan que hacerlo solos enseguida. Es más, con el paso de los años, y si no queremos que se adelanten las visitas al dentista, deberíamos ayudarles y hacer “repasos” o limpiezas concienzudas con ellos en muchas ocasiones hasta que la técnica sea la correcta y tengan la destreza suficiente para hacerlo ellos solos correctamente.
Pero un niño de dos años ya puede empezar a lavarse los dientes, y vamos a ver algunos consejos para que tengan ganas de hacerlo.
* Prediquemos con el ejemplo. Sabemos que los pequeños hacen lo que ven en sus padres. Si nosotros habitualmente nos lavamos los dientes, que ellos lo vean es buena idea, y que vean que lo hacemos con gusto y después de lavarnos la boca estamos contentos con el resultado. La curiosidad y la imitación hará que pronto, mucho antes de los dos años, quieran coger su propio cepillo de dientes.
* Es importante precisamente hablarles de los buenos resultados, de los que se ven y de los que no. Igual que a un niño recién bañado se le puede alabar el buen olor, la piel limpia, el pelo brillante… de la boca podemos destacar “qué bien huele”, “cómo brillan los dientes”, “qué sonrisa más bonita”...
* Y, aunque no es cuestión de asustarles, sí de modo realista y siempre adaptándonos a su comprensión, decir todo lo que podemos prevenir con una boca sana. Expliquémosles por qué la higiene bucal es importante. Adecuándonos a su nivel, han de saber que una buena salud está también en la boca, y que descuidarla supondría dolor y otras molestias e inconvenientes.
* Que nos ayuden a cepillar nuestros dientes. Del mismo modo que nosotros les ayudamos a ellos, los pequeños también estarán deseando ayudarnos a nosotros: permitámosles que nos “ayuden” a lavarnos los dientes en alguna ocasión, haciendo de ello un juego saludable.
* El cepillado como parte de una rutina. Si nos olvidamos cada dos por tres de lavarle los dientes, lo tendrán como algo excepcional. Para que el hábito se establezca correctamente, sería deseable que se establezca una rutina diaria, después de cada comida.
* Es bueno que el niño se vea mientras se lava los dientes. Podemos utilizar un taburete para que esté a la altura del espejo del baño y así también llegue el lavabo (siempre con nuestra ayuda y presencia ara evitar accidentes).
* Cepillarnos los dientes juntos. Precisamente frente al espejo es un buen lugar para vernos juntos realizando esta tarea.
* A pesar de que hay que dejarlos que se laven los dientes, como decimos tenemos que ayudarles. Compartir el lavado (tú primero, después yo repaso) es una buena idea hasta que el niño sea mayor, como hemos comentado al principio.
* Tal vez para algunos niños, los más apresurados e impacientes, sea buena idea tener un pequeño marcador de tiempo (cronómetro, reloj de arena) que llame su atención y logre que sean más pacientes a la hora de estar el tiempo suficiente lavándose los dientes.
* Acompañar el momento del cepillado de una música o canción que guste a los niños, si es que son muy reacios a lavarse los dientes.
* A mi hija mayor le encanta un juego online del que os hablé, en el que una niña tiene que limpiar los restos de comida que quedan en los dientes.
* Después, cuando yo le ayudo, ella sigue muy interesada mis indicaciones acerca de toooodo lo que voy “eliminando” de sus dientes (básicamente, un repaso de todo el menú). Un pequeño juego que hace el momento más ameno.
Como vemos, existen muchos modos de animar a los niños a que se laven los dientes y establezcan este hábito com parte de un modo de vida saludable. Lo principal, como tantas veces en nuestros logros como padres e hijos, es la paciencia, la ayuda al pequeño y el acompañamiento.
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