La comunidad científica ya ha establecido al día de hoy que nada es mejor para el bebé que permanecer en contacto con la piel de su madre no bien deja el útero, incluso si por algún motivo ella no puede hacerlo, se recomienda que la suplante el padre.
Este método, que aprovecha las bondades del contacto directo entre la madre y el bebé es conocido como “método canguro”, pero podría implicar algún tipo de riesgo, prevenible de todas formas.
Esta llamada de atención se debe a un aumento pequeño pero significativo de los casos de síndrome de muerte súbita en bebés que fueron puestos sobre el pecho de sus madres.
Es que como ya también sabemos, poner a los bebés boca abajo aumenta el riesgo de muerte súbita, por ello se deja el contacto piel con piel para aquellos casos en los que el bebé está perfectamente saludable, y las madres están alertas y vigilantes.
De allí que algunos profesionales advierten la necesidad de controlar los factores de riesgo, como no dejar a la madre sola en la sala de partos o colocarla más recostada durante el contacto piel con piel.
“Se debe situar al niño de supino (boca arriba) y no dejarlo sobre la madre en prono (boca abajo) cuando esté cansada, adormilada o no haya nadie para vigilar. Además, reconocer los síntomas de alarma, como la respiración irregular, cambios de color del bebé, son clave para evitar episodios fatales”, explican.
Es que las primeras dos horas son fundamentales para la adaptación del bebé a la vida extrauterina. Pero sin dudas que teniendo todos los recaudos, el contacto inmediato con su mamá beneficiará en mucho a ambos, y además propicia la lactancia.