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viernes, 21 de enero de 2011

El humo "de tercera mano", invisible pero nocivo para la salud infantil

Si pensábamos que al entrar a un restaurante o una casa donde antes se fumaba ya no había peligro por el tabaco, estábamos equivocados. Ya no hablamos de fumadores pasivos como si realmente estuvieran respirando el humo de un cigarrillo, pero los tóxicos que persisten tras apagar el cigarrillo son perjudiciales para la salud infantil.

Ya no se fuma en los parques infantiles ni en los espacios públicos cerrados, pero en estos últimos seguimos expuestos a ciertas sustancias que el tabaco ha ido dejando en superficies de muebles, alfombras, cortinas…

Los expertos aseguran que para limpiar el aire no basta con abrir las ventanas, cerrar las puertas o conectar el ventilador. Las partículas nocivas del cigarro se depositan en el polvo casero acumulado en cualquier superficie, permanecen en la atmósfera y son desprendidas a través de la ropa y emitidas por la boca del fumador.

Para concretar esta “amenaza invisible” que representa la contaminación residual que persiste tras apagar el pitillo se acaba de acuñar un nuevo término: tabaquismo de tercera mano, para el que los niños son sus principales víctimas.

En un artículo publicado en la revista “Pediatrics”, señalan que los menores son especialmente susceptibles a los efectos nocivos de los niveles, aunque sean bajos, de los tóxicos del humo de tercera mano.

Y destaca el error de aquellas familias con fumadores que creen que si consumen tabaco cuando los niños no están presentes los protegen de sus efectos.

Es fácil comprender cómo un niño que chupa, toca, gatea y sencillamente respira cerca de los objetos y superficies impregnados con tóxicos quede en cierto modo “contaminado”.

Los restos del humo del tabaco pueden permanecer durante semanas e incluso meses: gases, químicos y metales venenosos, algunos de ellos potencialmente cancerígenos y otros asociados a déficits cognitivos en los menores, como una merma en sus habilidades de lectura.

Entre las sustancias encontradas en un tabaquismo de tercera mano se encuentra el cianuro (utilizado en la industria), butano (el gas utilizado en los encendedores), tolueno (encontrado en solventes de pintura), arsénico, plomo, monóxido de carbono…

Está claro que los niños son los más vulnerables a este “tabaquismo de tercera mano” que permanece en nuestros hogares y otros espacios cerrados, invisible pero dañino para su salud. Habrá que estar más tiempo sin fumar para que verdaderamente estemos ante “espacios sin humo”...