Se ha realizado el estudio más grande hasta la fecha sobre monitoreo cardíaco fetal, una práctica estandarizada pero que también tiene muchos retractores.
Entre quienes abogan por un parto natural, el monitoreo cardíaco fetal tiene algunas contras, como que precipita una inducción o cesárea ya que algunas señales alarman al médico quien cree que el bebé está teniendo problemas cuando en realidad no los tiene.
Por otra parte, limita la capacidad de movimiento de la madre, lo que también juega en contra de un parto natural.
Sin embargo, este nuevo estudio presentado por un equipo en la reunión anual de la Sociedad Médica Materno-Fetal (SMFM), es el más grande hecho hasta la fecha, en cuanto a estudiar la efectividad del monitoreo cardíaco fetal.
Luego de analizar casi 2 millones de nacimientos, los autores pudieron superar las debilidades de los estudios previos y demostrar la utilidad de un procedimiento discutido.
Según el nuevo estudio, la mortalidad infantil es de 3 casos cada mil con monitoreo, y de 3,8 cada mil sin esta herramienta. Además, tuvieron mejores resultados en el test de Apgar.
Sin embargo, se aceptó que aun cuando el procedimiento disminuye los riesgos en los recién nacidos, eleva el riesgo materno de recibir más intervenciones, como cesáreas, que pueden causar infección, daño intestinal y hasta la muerte.
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