Una dieta abundante en grasas y azúcares en los primeros años de vida, y a la vez carente de nutrientes, estaría relacionada con un menor rendimiento escolar años después.
Por el contrario, quienes reciben en esa primera etapa de la vida nutrientes, vitaminas y demás, tienen mejores resultados en test de inteligencia en la edad escolar.
Estos resultados fueron los obtenidos por un estudio realizado en la Universidad de Leeds – Reino Unido – y se han publicado en la revista ‘Journal of Epidemiology and Community Health’, para conocer la importancia de la alimentación infantil.
Este estudio, se basó en la relación entre la comida recibida hasta los tres años y el nivel de inteligencia.
Los autores atribuyen este efecto a que hasta los tres años el cerebro se está formando a gran rapidez, por lo que cualquier cambio en las condiciones alimentarias amplifica sus efectos a esa edad.
Ello se relacionaría con otros estudios que indican que una alta cantidad de grasas en la dieta de los infantes determinaría trastornos neuronales.
Por ello, hay que insistir en que los niños coman saludablemente, porque en esos años su cerebro se está formando con gran rapidez.
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