eflexionamos sobre un tema que, si bien tipificado y considerado como parte del proceso de embarazo, tiene mucho que ver con el funcionamiento hormonal del cuerpo de la mujer.
Resulta curioso y cuando menos sorprendente, analizar cuánto de nuestra propia esencia hemos ido dejando en el camino de la evolución por el que permanentemente transitamos.
Ser madre es, sin ninguna duda, una experiencia excepcional. Si bien la costumbre tiende a minimizar el milagro que se produce dentro del cuerpo de la mujer durante los nueve meses que dura la gestación, no podemos olvidarnos que el proceso pone de manifiesto cómo todo un organismo se prepara para permitir la formación de un nuevo ser humano.
Durante el embarazo se produce una revolución hormonal dentro de la mujer que se prepara para aportar al nuevo ser todo lo que necesita para su desarrollo y crecimiento.
La concepción, el origen de la vida
La concepción es sin ninguna duda el punto de partida de una serie de cambios que se producen en el cuerpo, la mente y el espíritu de la mujer.
Llegado el momento de la concepción el ciclo hormonal natural de la mujer se detiene, el óvulo es fecundado y la menstruación desaparece. Con ella, desaparecen también todos los procesos hormonales que acompañan los ciclos menstruales y se activan las hormonas necesarias para preparar el cuerpo de la mujer para el embarazo y comienzan a hacerse patentes los primeros síntomas del embarazo.
Hormonas y ánimo
Las hormonas influyen de forma muy notable en el estado emocional y aunque resulte obvio, conviene destacar que el embarazo es un estado en el que priman las emociones por encima de cualquier otro aspecto.
Conviene tener presente que la conocida depresión postparto no es una depresión provocada por un desequilibrio psicológico
Si observamos las diferentes etapas por lo que atraviesa el organismo femenino durante su vida, podemos darnos cuenta que, en el embarazo, la melancolía propia del primer trimestre y –aunque con menor incidencia- el tercero también, es muy similar al síndrome premenstrual y muy similar a la conocida depresión postparto, ello es debido a que en todos estos ciclos intervienen las hormonas activamente, y los cambios hormonales provocan grandes desequilibrios anímicos.
Si bien al iniciarse la gestación, son las hormonas quienes preparan el cuerpo para la maternidad, una vez que se ha producido el alumbramiento, son las mismas hormonas quienes vuelven progresivamente a su estado natural.
La depresión postparto suele durar hasta la llegada de la primera menstruación, hecho que se produce aproximadamente tras el puerperio.
Cansancio, aliado de las hormonas
Además de los movimientos hormonales, el agotamiento propio de los nueve meses de embarazo, el parto y el cambio estructural de hábitos adquiridos que supone la llegada de un bebé al hogar, fomentan la tristeza y la melancolía en la mujer, dando como resultado un ser que aparentemente está deprimido y atravesando por un momento de tristeza profunda.
El refuerzo emocional tras el embarazo
Una vez que nace el bebé, no es solo nuestro sistema muscular quien tiene que volver a su estado natural, la preparación psicológica inherente al embarazo también debe ser sustituida por la adaptación al nuevo ser.
Madurez inmediata
La maternidad es además, uno de los procesos de maduración más bruscos a los que puede someterse un ser humano. Hasta que una madre no tiene a su hijo dentro de su vientre y, posteriormente en sus brazos, no es consciente de la responsabilidad vital que asume. Los niveles de ansiedad de las madres, especialmente las madres primerizas, se disparan fomentados por los interminables consejos y cuestionamientos acerca de su falta de sabiduría.
El bebé, ese ser dependiente
Por si todo lo anterior no fuera suficiente para tener un estado de ánimo “alterado”, el bebé es un ser carente capacidad para demostrar afecto, lo que sin duda es un aliciente para el aumento de la tristeza maternal.
La relación de pareja
Tomando como punto de referencia el cambio que se produce en los hábitos de vida, no podemos olvidarnos de una figura gravitante y con un alto nivel de relevancia; el padre, el compañero. La relación de pareja debe someterse a cambios estructurales que, para muchas parejas suponen una complicación añadida. Las tensiones, la falta de experiencia y las nuevas reacciones en el compañero, pueden ser un importante punto de inflexión adicional en las emociones.
Aprender a ser madre
Es importante tener presente que la maternidad es un hecho único en la vida de la mujer. El cambio es drástico e irreversible ya que la vida de la madre nunca volverá a ser lo que era antes de la maternidad.
Ser madre es una experiencia única con la que se inicia un proceso de aprendizaje diario y recíproco en el que la pareja y los hijos se transforman en fuentes inagotables de sabiduría que van conformando la personalidad de la mujer y viceversa.
Como cualquier proceso de cambio profundo, la depresión postparto es parte de la adaptación, la aceptación y el aprendizaje. Necesaria para permitir que la madre, en la que se ha transformado la mujer anterior… salga reforzada y con un elevado nivel de madurez.
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