Una revisión en la revista ‘Canadian Medical Journal’ señala en qué casos puntuales puede estar contraindicado mantener relaciones sexuales en el embarazo y en cuáles conviene seguir disfrutando con normalidad.
Es que las parejas enfrentan este tipo de cosas con temor, desconociendo que en la mayoría de los casos es perfectamente factible mantener una vida sexual plena casi hasta las últimas instancias del embarazo, lo cual seguramente fortifica la relación de la pareja.
Contrariamente a lo que se piensa en muchos casos, no todas las mujeres deben guardar abstinencia en el embarazo.
Esta indicación se reserva a aquellas embarazadas que el útero necesita reposo, bien por amenaza de aborto o parto prematuro, rotura de la bolsa amniótica o placenta previa, y será el obstetra el que lo determine.
Incluso en los embarazos múltiples, y salvo que haya alguna causa de estas características ya mencionadas, no hay indicación de abstinencia sexual en todos los casos.
“Muchas mujeres describen un descenso del deseo sexual, pero todo indica que es una situación más psicológica que hormonal, provocada por sus preocupaciones o el miedo a dañar al feto” explica el doctor Ángel Aguarón, jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, pero también recuerda que no hay que darle mayor importancia a las preocupaciones, y que si hay una baja del deseo sexual, en buena parte es motivada por estos pensamientos.
El sexo en el embarazo es algo natural, así que vamos a enumerar las razones más frecuentes por las que se lo puede contraindicar, el resto de las mujeres, a disfrutar en pareja:
- En el primer trimestre, en aquellos casos que exista riesgo de aborto y sea aconsejable reposo para el útero. Aunque contrariamente a lo que muchas parejas puedan pensar, no tiene nada que ver con las posturas o la posibilidad de dañar al feto durante el coito. “Lo que ocurre es que durante el orgasmo femenino se producen contracciones provocadas por una sustancia que contiene el semen, la prostaglandina, precursora de la oxitocina”. Es decir, es más una cuestión química que postural.
- En el segundo y tercer trimestre, cuando haya amenaza de parto prematuro o bien rotura de la bolsa. En este último caso, se trata de prevenir el riesgo de infección, por lo que se indica reposo y tratamiento con antibióticos.
- En caso de placenta previa, que en lugar de estar colocada en la parte superior del útero, se desplaza y tapona parte del cuello del útero.
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