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lunes, 14 de mayo de 2012

Cómo proteger la piel de los niños del sol

El sol es un tema complicado para algunos padres. Es beneficioso y necesario que los niños se expongan al sol porque estimula la síntesis de vitamina D, favorece la circulación sanguínea y actúa en el tratamiento de algunos problemas de la piel.

Pero es importante saber dónde está el limite, la piel de los niños es más delicada que la de un adulto y una sobreexposición puede ocasionarles problemas de salud y patologías en la piel. La protección solar en niños es clave cada verano.

Cómo proteger la piel de los niños

Debemos aplicarle protector solar no sólo cuando vayamos a la playa. Una protección de SPF 15 es siempre bienvenida para una piel infantil. Los expertos aseguran que aplicar protector habitualmente puede llegar a reducir hasta un 78% el riesgo de padecer un cáncer de piel.

El nivel de protección varía dependiendo de las características personales de cada niño. Si su piel es muy pálida, no dudes es aumentar la protección.

Hay horas en las que la exposición al sol debe ser evitada, incluso para los adultos. La horas críticas van desde las 12 del mediodía a la 17 de la tarde.

Los fotoprotectores se han de aplicar unos 30 minutos antes de salir de casa y aunque sean resistente al agua, renovarlos cada dos horas aproximadamente.

Por supuesto, no olvides el resto de precauciones como sombreritos, gorras y gafas de sol.

Tras una jornada de sol, aplicamos cremas calmantes igual que lo haríamos con la piel adulta.

martes, 8 de mayo de 2012

Peleas entre hermanos: solución en 5 pasos

Las peleas entre hermanos son tan normales que los estudios sobre este tema revelan que por término medio se pelean unas cinco veces al día, y que la tercera parte del tiempo que pasan juntos están peleándose. El psicólogo Luciano Montero nos propone un sistema en cinco pasos para dirimir las disputas entre hermanos.

Un primer consejo es no hacer comparaciones entre hermanos. También funciona un método consistente en que, cuando haya una pelea entre los hermanos, los padres les tranquilicen y les animen a que, con la mayor calma posible, cada uno exponga sus motivos.

Hay que enseñar a cada uno a tener en cuenta los sentimientos del otro y los efectos de su comportamiento sobre él.

Después hay que animarles a exponer sus propias sugerencias para solucionar el problema. Hay que escuchar con paciencia y tener en cuenta todas sus ideas, tratando de buscar una solución lo más satisfactoria posible para ambos.

Solo si ellos no generan ideas propondremos las nuestras, pero hay que animarles a exponer las suyas. Se trata de que asimilen que siempre hay una solución posible, satisfactoria para ambas partes, aunque también ambos deban ceder un poco, y que ellos pueden aprender a buscar la solución.

Solución para las discusiones entre hermanos en cinco pasos.

1. Cada niño expone su punto de vista.

2. Para asegurarse de que el otro lo entiende, lo repite con sus propias palabras (si es muy pequeño le ayudamos un poco).

3. Ambos niños repasan y sopesan las posibles soluciones (también les podemos ayudar).

4. Eligen un desenlace que satisfaga a ambos.

5. Planean cómo ponerlo en marcha. Todo con nuestra ayuda, pero sin sustituirlos.

No es muy complicado, todos los padres pueden probarlo. Los resultados no se verán de la noche a la mañana, pero se terminan viendo.

viernes, 27 de abril de 2012

Las señales del autismo

En los primeros días del mes, las asociaciones de padres de niños Trastorno del Espectro Autista (TEA), como así también la comunidad médica y otras asociaciones relacionadas a este tipo de trastornos, celebraron el Día del Autismo como jornada de toma de conciencia y de difusión de información en la sociedad.

Las estadísticas indican que en España hay unos 50.000 niños afectados, esto es, uno cada 300, mientras que en Estados Unidos la cifra llega a un caso cada 150, en tanto que en Argentina en los últimos años las mediciones han dado que existe un niño autista cada 88 sin este problema.

Los esfuerzos en España están enfocados en que las familias aprendan a detectar tempranamente al autismo y otros trastornos similares, ya que el aumento de las cifras en buena parte se debe a que hoy las técnicas de diagnóstico se han perfeccionado.

Las primeras señales pueden observarse a partir de los 18 a 24 meses, aunque algunas señales sutiles comienzan a verse incluso antes.

Es así que al cumplir su primer año, los bebés con autismo – que es cuatro veces más común entre niños que en niñas – no suelen balbucear, ni hacer gestos como saludar con la mano, ni señalar para pedir alguna cosa o mostrar objetos. Otra característica es que no reconocen su nombre ni responden al mismo, ya al año y medio tampoco dicen palabras simples, incluso muchas veces se suele pensar que son sordos, también tienen una tolerancia al dolor inusual.

Al cumplir dos años no pueden decir frases de dos o más palabras que sean espontáneas, tienen dificultades para mantener el contacto ocular cuando se le habla y no siguen objetos con la mirada. Se establecen rutinas que cumplen con constancia, incluso interrumpir esas rutinas despierta una rabieta, que también puede ser ocasionada por algunos sonidos.

Si tienes dudas sobre el tema, te dejamos la página de Autismo España para que obtengas más información y contactes con ellos.

lunes, 23 de abril de 2012

¿Sabes qué libro necesita tu hijo?

Los niños disfrutan con los libros desde que nacen. Te contamos cómo elegir los mejores libros para tu hijo según su edad.

Hay dos formas de que los niños se habitúen a leer desde que son pequeñitos: una, que dispongan de libros, y dos, que vean la lectura como algo cotidiano. Unos padres que leen, tienen muchas posibilidades de que sus hijos lean. Y unos padres que regalan libros, saben que están haciendo un buen regalo.

¿Qué edad es la mejor para tener el primer libro?

Desde el primer día de vida. Los niños, aunque no sepan leer, disfrutan de los libros, de sus imágenes y sus texturas. Hoy existen muchísimos libros adaptados para cada edad.

¿Qué libro le compro?

De 0 a 3 años

Dibujos simples y fácilmente identificables.
Sin o con poco texto y muy ocasional.
Temas cotidianos: la casa, el colegio, la familia, etc.
Libros manipulables o libros-juego.
Libros resistentes: contracolados, de ropa, etc.
Libros de imágenes (lectura de imágenes).
Libros de "regazo": para que un adulto los lea.

De 3 a 6 años

Predominio de la imagen sobre el texto.
Textos de frases breves, en letra manuscrita o mayúscula.
El texto ha de ser muy bien secuenciado.
Libros de imágenes (aunque se inicien en la lectura de textos).
Libros ilustrados con una frase o dos de texto, que acompañen al dibujo.

De 6 a 8 años

Equilibrio entre texto e imagen.
Ilustraciones que complementen el texto.
Paso de la letra manuscrita a la letra de imprenta o viceversa.
Textos cortos, con diálogos y bien secuenciados.
Inicio en la lectura de narraciones cortas fraccionadas en capítulos.

No transmitir las caries al bebé

El problema de las caries no depende exclusivamente de una buena higiene bucodental, o al menos no solo de la higiene de bebés y niños. Las caries pueden contagiarse, y por ello los mayores hemos de llevar cuidado en no transmitir las caries al bebé o a los niños.

Por ello es muy importante prevenir las caries, no solo a partir del momento en que salgan los primeros dientes, sino incluso mucho antes: la prevención de la caries empieza cuando la mujer embarazada y su pareja cuidan su dentadura, tratan sus caries, siguen una dieta sana y tienen una higiene dental correcta.

La caries es una enfermedad infecciosa de los dientes que se puede transmitir. En la boca se puede producir, por falta de higiene y exceso de azúcares en la dieta, una proliferación de las bacterias que producen la caries, y si estas bacterias se transmiten al recién nacido, ya están ·colonizando la boca” y se le pueden producir caries, incluso en los primeros dientes.

Por ello la Asociación española de Pediatría recomienda a padres y cuidadores estas medidas de higiene básicas con el fin de evitar trasmitir las bacterias productoras de caries a los bebés:

- Tener una buena higiene dental.
- No compartir utensilios con el niño como vasos, cucharas o cepillos de dientes.
- No limpiar el chupete en la propia boca para pasárselo al niño.
- Usar chicles de xilitol que disminuyen el número de bacterias en la boca de los adultos.

Además, para disminuir los azúcares en contacto con los dientes es recomendable no dejar nunca dormir al niño con un biberón de leche o de cualquier otro líquido azucarado para evitar la caries del biberón, y mejor darle la comida en brazos. Por supuesto, tampoco mojar nunca el chupete en azúcar, miel, líquidos dulces…

Como vemos, los consejos para el cuidado de los dientes de leche empiezan antes de que haya salido ese primer diente y dependen de la higiene y los hábitos de los padres. De este modo no transmitir las caries al bebé es mas sencillo, y potenciamos los buenos hábitos de higiene bucal que en el futuro ellos aprenderán de nosotros.

lunes, 2 de abril de 2012

Sillas de auto: "Mi niño va cómodo y seguro"

Los niños han de viajar en coche siempre en su sillita o capazo, incluso en el primer trayecto del hospital a casa. ¿Sabes qué requisitos deben cumplir estas sillas? ¿Cuál es la que mejor se adapta a tus necesidades?

Los niños menores de doce años con una estatura inferior a 135 centímetros deben viajar en coche protegidos con un sistema de retención infantil (SRI), más conocido como sillas de seguridad. Llevar a un niño sin un sistema de retención bien adaptado multiplica por cinco las posibilidades de que sufra lesiones graves en caso de accidente. Y es que, a 50 kilómetros por hora, un pequeño de 30 kilos se convierte en un proyectil de una tonelada.

Los grupos de silla

Las sillas de seguridad se eligen en función del peso del bebé, no de la edad:

Grupo 0-0+: De 0 a 10 kg y de 0 a 13 kg. Pueden colocarse en el asiento delantero (habría que desconectar el airbag) o trasero, siempre en sentido contrario a la marcha. La cabecita del bebé pesa mucho y, si fuera en el sentido de la marcha, sufriría un grave tirón hacia delante.

Grupo 1: De 9 a 18 kg. Es la silla de coche que ya puede colocarse en el sentido de la marcha y en los asientos traseros del vehículo. Si se dispone de espacio, mejor en el centro, para evitar impactos laterales.

Grupo 2-3: De 15 a 36 kg. Son las sillas y los cojines elevadores con respaldo. Es importante que los niños que usan elevadores mantengan también el respaldo, ya que es lo único que le protege en caso de golpe lateral.

Grupo 1-2-3: De 9 a 36 kg. Engloba los tres grupos en una sola silla y así resulta más económica. Sin embargo, las sillas especializadas en uno o dos grupos suelen dar mejores resultados en cuanto a seguridad.

¿Qué es el sistema Isofix?

Todas las sillas o capazos pueden fijarse al coche a través de los cinturones de seguridad, pero cada vez más los modelos disponen de un sistema Isofix. Se trata de un sistema de sujeción y anclaje que facilita la operación de instalar una silla de seguridad infantil y que reduce la probabilidad de que el asiento quede sujeto incorrectamente, con el riesgo que esto supondría en caso de colisión.

También ayuda a controlar mejor el movimiento de los niños durante una brusca deceletación, con lo que aumenta la protección que el asiento de suguridad infantil ofrece en general. Tiene unos cierres que se enganchan en unas pequeñas argollitas situadas en el asiento del coche. El problema es que no todos los vehículos instalan este sistema de serie. Por este motivo, el primer lugar en donde hay que pedir información es en los concesionarios oficiales.

martes, 27 de marzo de 2012

Consejos para una alimentación infantil sana

La alimentación es básica para el correcto desarrollo del niño, y es en la infancia cuando se establecen las bases para una adecuada nutrición el resto de la vida. Aquí os presentamos algunos consejos para una alimentación infantil sana, pequeñas (o grandes) cosas que podemos hacer desde que son pequeños para comer saludablemente en familia.

Y es que hay que procurar una buena nutrición incluso en crisis, estableciendo unos hábitos correctos con el día a día. Hay algunas cosas que podemos hacer para enseñarles a los niños cómo hacer elecciones saludables.

Aquí os ofrecemos el decálogo para una alimentación infantil sana, con los consejos que podemos seguir para que crezcan saludablemente al tiempo que conocerán más el entorno de la alimentación y les hará más autónomos y responsables ante la nutrición.

Involucrar a los niños en la alimentación

Los niños que se divierten y se involucran en las comidas aprenderán de manera sencilla lo que es más sano para ellos. La experiencia de hacer la compra con nosotros, escoger los alimentos, ayudarnos a preparar la comida… les familiarizará con todos aquellos alimentos que son beneficiosos para la salud. Podemos tener un pequeño huerto (si la casa lo permite) o pequeñas plantas aromáticas para que vean de dónde sale la comida.

Podemos jugar a hacer la compra en casa, con nuestro dinero imaginario y visitando la frutería, la pescadería… Hemos de dejar que los niños exploren y aprendan, incluso si escogen alimentos menos recomendables podemos explicarles por qué lo son, por qué es mejor que sean anecdóticos en la dieta (sin excluirlos por completo)…

Hablarles sobre los alimentos

En el colegio ya irán descubriendo nociones sobre hábitos saludables, pero es en casa donde debe empezar esta información, incluso antes de que empiecen a ir a la escuela. Por ello incluso los más pequeños pueden aprender qué es lo saludable y qué no lo es, hasta llegar a leer e interesarse por las etiquetas y a hacer elecciones saludables.

Hablando con ellos, explicándoles por qué son mejores unos alimentos que otros, por qué una alimentación sana y equilibrada les hará más felices, irán adquiriendo buenos hábitos y comprendiendo por qué lo hacen.

Tentempiés y meriendas saludables

Todos hemos recurrido a los zumos envasados o a los gusanitos en alguna ocasión, pero hacer de ello una costumbre puede repercutir negativamente en la salud de los pequeños. Por ello es importante ofrecer snacks y meriendas más saludables, optando por frutas y verduras, zumos naturales, bocadillitos, yogur… En definitiva, tentempiés bajos en grasas y azúcares.

Las chucherías no están prohibidas, pero han de ser consumidas de manera ocasional. Existen muchas alternativas a las chucherías que a los niños pueden parecerles realmente apetecibles, es cuestión de probar y dejarles que escojan de entre esos snacks más saludables los que más les gustan.

Una dieta variada

La mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos a nuestro menú diario y semanal. La variedad en la alimentación es tan importante porque no existe un alimento que contenga todos los nutrientes esenciales para nuestro organismo: cada alimento contribuye a nuestra nutrición de una manera especial y cada nutriente tiene funciones específicas en nuestro cuerpo.

Para gozar de buena salud, nuestro organismo necesita de todos ellos en cantidad adecuada. La pirámide de la alimentación quiere representar esta variedad.

Cocinar saludablemente

De nada sirve llenar nuestra despensa de alimentos variados y saludables si no los preparamos adecuadamente y por ejemplo utilizamos los fritos en exceso, o empleamos demasiada sal en la elaboración de los platos…

También hay ciertos nutrientes que, como las vitaminas, son muy delicados y requieren de nuestro cuidado para no ser destruidos, tanto en el momento de la preparación, como en el de la cocción. Como el calor y otros factores destruyen ciertas vitaminas y minerales, alterando así el valor nutritivo de los alimentos, hemos de tener en cuenta las características de cada alimento para no cocinarlos en exceso.

El baño maría, la cocción al vapor, la plancha, las frutas y verduras crudas y bien lavadas o peladas… son opciones que se deben incorporar en la dieta familiar.

Cinco comidas al día

Aunque es normal que los mayores nos saltemos alguna de estas citas importantes al día, los expertos en nutrición recomiendan realizar como mínimo, cinco comidas al día. Por lo tanto, lo ideal sería seguir la siguiente distribución: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena, y hemos de procurar que así sea para nuestros hijos. El desayuno es de especial importancia y no se puede suprimir para que los niños empiecen el día con energía.

Seamos su ejemplo

De nada sirve hablarles de lo buenas que son las frutas y las verduras si nosotros, los adultos, no las incluimos en nuestra dieta. Creo firmemente que, cuando los pequeños ya pueden comer de todo, lo mejor es que toda la familia tenga el mismo menú (en todo caso, con ligeras variaciones, y por supuesto en cantidades diferentes).

Si les mostramos que comemos saludablemente, haciendo esto de manera constante, ellos verán cuál es el modo habitual y “normal” de comer, a lo largo de los años y llevarán esos hábitos a su vida adulta y a las próximas generaciones.

Comamos en familia

El ritmo de vida actual no siempre lo permite, pero la hora de comer en familia es muy importante, sirve para disfrutar de la comida saludable, educándolos indirectamente con nuestro ejemplo, y fomentar la comunicación con nuestros hijos.

Alrededor de la mesa, además, se aprende hábitos como el lavado de manos, los buenos modales, la tranquilidad mientras se come… La televisión es un enemigo de la comunicación a la hora de comer.

Alimentación sana, y segura

La alimentación saludable se entiende como el conjunto de consejos para lograr una nutrición sana, pilar de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, pero también segura, exenta de riesgo para la salud.

La compra, manipulación y cocinado de alimentos ha de seguir todas las normar de higiene para un consumo seguro, no se ha de romper la cadena de frío en los alimentos refrigerados, hay que lavarse bien las manos y los utensilios a la hora de cocinar…

Busquemos el cambio

Podemos contribuir a que el entorno sea más adecuado para una alimentación infantil sana. Podemos reclamar al colegio que ofrezcan menús más saludables en los comedores escolares, que no haya snacks perjudiciales para la salud al alcance de los niños o que no se repartan en las fiestas…

Las asociaciones de consumidores también estarán abiertas a nuestras quejas por anuncios de comida basura que consideremos inadecuados, y existen leyes al respecto, ya que la publicidad influye mucho en lo que comen o quieren comer nuestros hijos.

Siguiendo todos estos consejos para una alimentación infantil sana conseguiremos que nuestros hijos se alimenten mejor y sin riesgos innecesarios, con el consiguiente beneficio sobre la calidad de vida y la salud presente y futura de toda la familia.

sábado, 17 de marzo de 2012

Consejos para niños deportistas

El ejercicio físico es fundamental para un crecimiento saludable, y la manera que algunos niños tienen de estar activos es practicando un deporte. Fútbol, natación, judo, gimnasia rítmica… son algunos de los deportes más practicados por los pequeños. Veamos algunos consejos para los niños deportistas que les ayudarán a estar en forma y beneficiarse del ejercicio que hacen habitualmente.

Para los niños en general una alimentación variada es necesaria, pero si el niño hace deporte hay que llevar especial cuidado en que reciba los nutrientes necesarios para realizar el esfuerzo sin que les falte energía. Se puede tener un pequeño diario de entrenamientos y alimentación para poder controlar mejor sus reacciones ante la sesión de entrenamiento.

Esto puede ayudar a mejorar hábitos y el niño se va fijando en sus pautas alimentarias, si le sienta mal alguna comida, si necesita más líquidos… Estos son los puntos fundamentales que ha de seguir el niño deportista:

Que esté bien alimentado durante todos los días de la semana, porque de ese modo durante su sesión de entrenamiento su cuerpo tendrá recursos que provienen de almacenes de nutrientes de más de un día. Por supuesto, ha de comer bien los días en que practique deporte, pero ha de consumir alimentos sanos también el resto de días.

Si el niño está bien hidratado es la mejor forma de evitar mareos y calambres. Sus músculos estarán bien hidratados, más flexibles y pasará menos calor. Han de hidratarse antes, durante y después del ejercicio físico. El sudor expele hierro, calcio y minerales que se reponen con una adecuada alimentación. No debe esperar a tener sed para beber sino que ha de ir bebiendo con cierta periodicidad.

Los niños deportistas deben evitar las bebidas con gas, con cafeína, caramelos y golosinas antes de las competiciones o entrenamientos, esto tiene efecto rebote y puede acusar una bajada de azúcar. Mejor agua o zumos naturales.

El niño ha de ir descansado y bien motivado a su entrenamiento. El ejercicio en los niños se ha de orientar a mejorar su motivación, su disfrute y su capacidad de relación. Si le angustia o le provoca estrés hay que examinar el planteamiento.

Si el niño padece anemia, lo cual repercutiría negativamente en su rendimiento y su recuperación, hay que consultar al pediatra. También si se encuentra excesivamente cansado o decaído.

No hay que aplicarle dietas específicas de otros niños, ni suplementos de proteínas ni dietas “de entrenador”. Las dietas mal pautadas pueden comprometer el desarrollo y crecimiento del niño.

Si hay competición o entrenamiento, es adecuado que coma entre una hora y media y dos horas y media antes. Esto le nutre y evita que vaya con hambre, al tiempo que dejamos el tiempo suficiente para hacer la digestión. Se recomienda una comida completa, con algo de verduras, proteínas, carbohidratos. Si la competición es larga puede llevar algo de comida ligera por si tiene hambre.

Es importante no saltarse comidas el día de competición o entrenamiento (lo ideal es que los horarios no interfieran en las comidas, dejando el margen del que hemos hablado anteriormente).

La comida de casa suele ser más equilibrada y se controla mejor que si comen fuera de casa.

Se han de evitar riesgos en los deportes infantiles, utilizar el equipamiento adecuado, protectores…

Los padres debemos apoyar e incentivar la práctica deportiva entendida esta como un proceso formativo integral que fomenta la relación social y la integración grupal, y no como una competición.

También debemos ayudarles a ganar con humildad, perder con deportividad y mostrar siempre un respeto por los compañeros y por los rivales.

Además de todos estos consejos, hemos de tener en cuenta que el juego es el mejor ejercicio para los niños y no se deben perder momentos de juego (con los padres, con los amigos…) porque se estarían perdiendo muchos otros beneficios.

Siguiendo todos estos consejos para niños deportistas disfrutarán del ejercicio que contribuirá a su desarrollo de manera completa y saludable. Como siempre, nuestro ejemplo es fundamental, así que nunca es tarde para hacer deporte y seguir todas estas recomendaciones.

martes, 13 de marzo de 2012

Juegos en casa para niños

Hay días en los que el tiempo no acompaña o en los que no apetece salir. Te proponemos algunos juegos para disfrutar de una tarde en casa. La diversión está asegurada tanto para los niños como para papá y mamá.

Los niños quieren jugar, no importa la hora que sea o el tiempo que haga. Estas algunas propuestas de juegos para toda la familia que podemos preparar en casa.

1. Postales personalizadas

Tanto si estamos de vacaciones como si se acerca un cumpleaños o una fecha especial, será divertido confeccionar unas postales para enviar a amigos y familiares. Necesitamos una cartulina del tamaño de una postal, pinturas y un lápiz o bolígrafo (además de un sobre y sello).

Dejaremos que el niño dibuje lo que quiera, a sí mismo, a toda la familia, un paisaje... Por el reverso, animémosle a contar brevemente cómo lo está pasando, qué hace durante el día, etc. Lo ideal es que el niño nos dicte el texto y, al final, ponga su firma (si ya sabe escribir su nombre).

2. Una casa de cartón

O un coche, un avión... Todo es posible si tenemos una caja de cartón lo bastante grande como para que el niño quepa dentro. Para hacer la casa hay que colocar la caja con la abertura hacia abajo y recortar los huecos de la puerta y las ventanas (lo haremos nosotros).

El niño puede encargarse de decorarla: puede pintar las tejas, la chimenea, macetas con flores, un buzón, etc. Cuando la termine, podrá jugar con ella. Para hacer un coche, la caja se coloca al revés, para que el niño pueda meterse dentro. Él se encargará de dibujar las ruedas, los mandos, etc.

3. Guerra de almohadas

Es una estupenda forma de iniciar el día o de acabar la siesta. Lo ideal es que uno de los padres se alíe en secreto con los niños para sorprender al otro. Es una batalla inofensiva que requiere pocos medios (bastan unos cuantos cojines y almohadas) y grandes dosis de buen humor. Eso sí: al final, los contrincantes deben hacer las paces.

4. ¿Suave o rugoso?

En una bolsa opaca se ponen objetos variados: una esponja, algodón, un guante de fregar, un calcetín, etc. Los niños, por turnos, deben meter la mano en la bolsa, tocar un objeto y adivinar qué es. Cuando lo logren, sacarán el objeto y cogerán otro.

5. Un collage

A los niños les encanta coleccionar cosas y atesorar recuerdos. En verano, conchas y arena de playa, piedras de río, flores secas... En otoño, hojas secas, piñas, fotos... Con todo ello y una cartulina y pegamento podemos ayudarles a confeccionar un bonito mural para colgar en su cuarto.

6. Inventar un cuento

Es más divertido si los padres jugamos con ellos. Alguien empieza la historia y los demás, por turnos, van añadiendo un par de frases hasta completar el cuento. Lo mejor es que un adulto vaya escribiéndolo. El resultado suele ser un cuento muy divertida.

7. ¿En qué animal estoy pensando?

Un niño elige un animal y, sin decírselo a nadie, lo imita a la vista de todos. El que lo adivine ocupará su lugar. Y así sucesivamente. No vale hablar, solo gesticular y hacer sonidos.

8. Un móvil muy original

Se confecciona con objetos de todo tipo que tengamos por casa, siempre que sean pequeños e irrompibles, no pesen mucho, suenen al chocar entre sí y se puedan sujetar con una cuerda. Vale todo: cochecitos de metal, conchas y piedrecitas de mar, un CD inservible... Se anudan uno detrás de otro, formando una hilera, y luego se cuelgan en la terraza, en un árbol del jardín o en casa.

9. ¡Toca disfrazarse!

Es un clásico que no podemos dejar de mencionar pues nunca falla. A los niños les encanta jugar a ponerse en la piel de otros. Mejor que disfraces ya hechos, les gustará disponer de prendas nuestras (pasadas de moda o viejas), accesorios variados (bolsos, gorros, guantes y hasta zapatos) y mucha, mucha bisutería.

10. Juegos de ingenio

¡A ver quién dice más nombres de niña! (o de niño, o de utensilios de cocina, o de profesiones, o de juguetes...). El juego se puede ir complicando según el ingenio de los participantes. Se pueden pedir palabras curiosas, como por ejemplo cosas que quepan en una caja de zapatos, platos que se puedan comer con las manos, animales que no tienen pelo, o cualquier otro acertijo que se nos ocurra.

11. Pisar papeles

Un montón de folios esparcidos por el suelo de una habitación pueden servirnos para que ejerciten su sentido del equilibrio. Los niños han de atravesar el cuarto saltando de hoja en hoja, sin que los pies toquen el suelo. Podemos ir separando los papeles cada vez más.

viernes, 9 de marzo de 2012

¿Cuándo debo operar a mi hijo de las anginas?

Lo que más desea un padre es que su hijo crezca y se desarrolle con buena salud, eso nadie lo duda. Pero también es importante saber que es durante los primeros años de vida cuando nuestro sistema inmunitario se encuentra en proceso de aprender a defender el organismo frente a virus y bacterias que atacan nuestro cuerpo, y una de esas defensas son las anginas.

Las anginas, también conocidas como amigdalitis, es uno de los primeros motivos de consulta pediátrica, además de una de las causas más frecuentes de cirugía infantil. Pero en la actualidad no existe un criterio unánime a la hora de decidir qué niños podrían beneficiarse de la extirpación de las anginas. Según esto, mucho padres se preguntarán entonces ¿cuándo debo operar a mi hijo de las anginas?.

Es verdad que hace algunos años se eliminaban sin ningún tipo de problema, al mínimo indicio de inflamación, pero recientemente este entusiasmo ha ido decreciendo debido principalmente a que, al contrario de lo que se cree popularmente, las anginas cumplen una importante misión como parte del sistema inmunitario de nuestro organismo.

¿Qué son las amígdalas?

Las amígdalas son masas de tejido linfoide; es decir, que sus funciones están relacionadas con la limpieza y la defensa del cuerpo humano, ya que contienen células que producen anticuerpos útiles en la lucha contra infecciones. Tienen forma ovalada, son carnosas y de tamaño grandes, estando situadas en la pared lateral de la parte más posterior de la boca, a cada lado de la garganta.

Por tanto, la amigdalitis o anginas, es la inflamación de estas masas. Existen muchas causas, virus y bacterias altamente contagiosas, para la amigdalitis, siendo la bacteria Streptococcus pyogenes la causa más común de la amigdalitis. Pero también puede ser causa de amigdalitis el Citomegalovirus o el virus Herpes simple.

Debemos saber que tener las anginas inflamadas es algo muy normal en los niños pequeños. Si nuestro hijo tuviera anginas, notaríamos que presenta fiebre alta, dolor de garganta intenso (que podría también influir en los oídos, dificultando el abrir y cerrar la boca), dificultades para tragar y dolor de cabeza. Si le pedimos que abra la boca, podríamos ver cómo su garganta se vuelve de un color rojizo, pudiendo observar unas anginas muy grandes, sensibles al tacto y al contacto con los alimentos o los líquidos, y recubiertas por placas (unas manchitas o puntos de color blanco-amarillento que recubren la superficie de las amígdalas).

Tratamiento

En la mayoría de los casos, los niños que presentan amigdalitis o bien remiten de forma espontánea (en especial en niños menores de tres años) o, en caso contrario, reciben un tratamiento a base de antibióticos que suele funcionar bastante bien, no siendo preciso plantearse la cirugía para su eliminación permanente.

No obstante, cuando el pequeño no supera aproximadamente seis episodios repetidos de anginas habiéndose tratado con antibióticos y siguiendo las indicaciones del médico pediatra durante un año, se suele recurrir al especialista para que evalúe la gravedad del caso y concluir si el niño precisa una intervención quirúrgica o no. Es muy importante comprobar que la inflamación es de origen bacteriano y que se ha tratado correctamente con medicamentos.

Por otro lado, los problemas de obstrucción respiratoria, causados por un crecimiento exagerado de las amígdalas, también son causa de preocupación para los padres, y también suelen preguntar a los médicos si es idóneo operar a sus hijos. El aumento del tamaño de las amígdalas ocasiona que el niño ronque, pueda tener apnea obstructiva del sueño o dificultades al tragar. No obstante, debe ser el especialista siempre quien valore si el tamaño de las anginas es en verdad demasiado grande o puede considerarse normal.

Esta duda referente al tamaño de las anginas radica en que éstas son relativamente más grandes durante los primeros años de la vida. Por ello se suele aconsejar a los padres posponer la cirugía hasta los cinco o seis años, ya que es cuando suele darse una disminución del tamaño de las anginas.

Entonces… ¿cuándo se opera?

Actualmente la tendencia es operar sólo cuando es estrictamente necesario, dando prioridad a aquellos casos que no responden a los medicamentos, aunque entre comunidades autónomas el criterio también difiere.

La operación de anginas, llamada amigdalectomia, no dura más de 5 minutos, pero nuestro hijo deberá permanecer una media hora en quirófano para llevar a cabo el proceso quirúrgico necesario. Generalmente se podrá ir a casa de alta el mismo día, pero en ocasiones se recomienda la hospitalización mínima hasta el día siguiente para observar la evolución.

Si se han dado puntos de sutura, el pequeño podrá comer con total normalidad; en caso contrario, deberá seguirse una dieta especial. Además, en ambos casos, se recomienda evitar las comidas calientes y duras (¿os acordáis cuando nos decían nuestros amigos que se operaban de anginas que no paraban de darles helados después de la operación?).

A lo largo de la primera semana después de la operación se llevarán a cabo controles médicos para comprobar que todo ha ido según lo previsto. Poco a poco el niño empezará a recuperar el apetito y normalizará el sueño; además, al haber cambiado la resonacia de la boca al extraer las anginas, la voz también se irá normalizando poco a poco.

En conclusión, podríamos decir que ante la pregunta que se plantean muchos padres sobre ¿cuándo debo operar a mi hijo de las anginas?, la respuesta es la siguiente: cuando el médico lo considere extrictamente necesario, ya que las amígdalas cumplen una función muy importante en nuestro organismo, y no hay que olvidar que la salud de nuestros hijos es importantísima.

jueves, 8 de marzo de 2012

10 claves para elegir colegio

Sin darnos cuenta, ya ha cumplido tres años y en unos meses empezará a ir al colegio. ¿Sabes ya a cuál? Es una decisión importante, allí pasará la mayor parte de su tiempo, realizará gran parte de sus aprendizajes, se desarrollará en todos los aspectos y consolidará sus vínculos.

Elegir colegio puede ser un dilema para los padres, ya que es difícil escoger centro ante la amplia oferta educativa que existe: ¿bilingüe?, ¿religioso?, ¿ escuela pública o privada?, ¿el de al lado de casa o ese tan bueno con un método pedagógico propio que está muy lejos? Te ayudamos a elegir.
Las 10 preguntas que debemos hacer antes de elegir colegio

1. ¿Cuál es el proyecto educativo del centro?

La forma en que transmiten los conocimientos en el colegio: qué método de aprendizaje utilizan y si tienen alguna orientación pedagógica concreta. También es bueno tener referencias sobre los puntos fuertes del centro: si destaca por su formación musical, nuevas tecnologías, literatura, deportes, oratoria...

Si se trata de un método pedagógico alternativo, los padres tienen que comprobar primero que está certificado por el Ministerio de Educación, implicarse más en el seguimiento de los estudios y comprobar que en cada etapa se cumplen los objetivos que marca el ministerio.

2. ¿Cuántos alumnos hay por clase?

Lo normal son 20 o 30 alumnos por aula. Claro que, si el colegio cuenta con clases más reducidas, es un punto a su favor, porque la atención al niño será más personalizada.

3. ¿A qué distancia está el colegio?

Es importante tener cuenta este aspecto, porque depende de dónde esté tendrán que coger transporte o no. Además, si hay que ir a recogerlo, estará supeditado a nuestro horario de trabajo. Sin embargo, no es determinante, porque a veces compensa lo que nos ofrece el colegio aunque esté más lejos. Todo depende de las preferencias de los padres.

4. ¿Qué importancia le dan a los idiomas?

¿Es un centro bilingüe?, ¿ofrecen otros idiomas, a parte de inglés y español? Un punto fundamental en la preparación del niño, que ha dejado de ser exclusivo, porque ahora también existen colegios públicos bilingües.

5. ¿Cuál es el ideario del colegio?

Cuáles son las líneas morales, religiosas e ideológicas del centro. Estas deben adaptarse a la educación que queremos dar a nuestros hijos y a nuestras creencias, para que no haya contradicciones.

6. ¿Cómo es el día a día en el centro?

Para ello, nada mejor que visitar el colegio, ver cómo son las clases, informarte de cómo distribuyen el tiempo, hablar con otros padres que tienen ahí a sus hijos sobre su experiencia… En definitiva, ver en vivo y en directo cómo van a estar los niños en la escuela.

7. ¿Incluye comedor?

Y si es así, ¿qué tipo de alimentación ofrecen? Más allá de los conocimientos que pueda adquirir en el colegio, una dieta sana y equilibrada es determinante para la salud y el desarrollo del niño.

8. ¿Qué actividades extraescolares ofrece?

Las actividades extraescolares son importantes para que el niño pueda desarrollar otras competencias y habilidades. Presta atención a sus gustos y a la oferta del centro.

9. ¿A qué hora salen del colegio?

Los horarios del centro deben ser compatibles con el trabajo y actividades de los padres, para que el niño pueda estar bien atendido y no haya nunca problemas a la hora de recogerlo.

10. ¿Ofrece buenas instalaciones?

Hay que tener en cuenta las herramientas con las que cuenta el centro, sobre todo las nuevas tecnologías, como ordenadores y pizarras electrónicas, con las que el niño va a crecer y serán determinantes en su futuro.

¿Por qué existen los hijos favoritos?

Cuando hablábamos de los hijos favoritos, ya apuntábamos algunas razones por las que se prefiere a un hijo respecto a otro u otros, y hoy queremos profundizar en esta compleja cuestión. Y es que el hecho de preferir a uno de los hijos puede ser explicado desde distintos puntos de vista.

Y sí, ya sé que muchos diréis que no queréis más a un hijo que a otro (yo también lo digo), pero desde el punto de vista biológico, psicológico y cultural no es tan extraño explicar este fenómeno de inclinaciones o preferencias, que parece más común de lo que podríamos pensar. Otra cosa es que se pueda generalizar.

No obstante, hay quien lo hace, y el autor de un famoso artículo publicado en la revista “Time” hace unos meses y titulado “Why Mom Liked You Best” (“Por qué a mamá le gustas más tú”), Jeffrey Kluger, también escritor del libro “El efecto de los hermanos”, señala que “El 95% de los padres tiene un hijo preferido y el 5% restante, miente”.

El reportaje tiene el subtítulo de “La ciencia del favoritismo” y entre paréntesis en la misma portada se señala que “Por supuesto, ella jamás lo admitiría”.

Para llegar a esta afirmación el periodista se basa en investigaciones que analizaron la dinámica familiar. Entre ellos, el trabajo de Catherine Conger, de la Universidad de California (Estados Unidos), quien tras visitar a unas 400 familias para conocer sus interacciones, concluyó que “el 65% de las madres y el 70% de los padres exhiben preferencia por uno de los hijos, usualmente el mayor”.

Pero vamos a adentrarnos en este apasionante mundo de las preferencias entre hermanos, no sin antes señalar que muchos autores insisten en que es más correcto hablar de afinidades, de cercanía, de inclinaciones hacia uno u otro hijo.

Factores psicológicos

El inconsciente tiene mucho que decir en nuestros favoritismos con los hijos (y con cualquiera). En este sentido, existen varios patrones distintos a la hora de inclinarnos por alguna persona, como adelantábamos en el post anterior sobre los hijos favoritos.

Dependerá de muchos factores que en unas familias se den unos u otros patrones, e incluso las preferencias pueden cambiar a lo largo del tiempo patrones distintos explicar los favoritos de dos progenitores de una misma familia. Algunos comportamientos que se repiten son:

Se “reparten” los hijos y el varón es el preferido de mamá mientras que las niñas son las favoritas de papá. Si los niños son más de las mamás y las niñas de los papás podría ser debido a que inconscientemente buscamos una versión “moldeable” de nuestra pareja. Uno no está satisfecho por completo con su pareja y encuentra un “modelo mejorado” del mismo en sus hijos. No obstante, en este caso también podría darse un mayor grado de exigencia con el hijo (cuando crecen) que podría hacer variar los favoritismos al producirse un posible rechazo de los hijos. De cualquier forma, que esta explicación no sería válida en el caso de dos hijos (o dos padres) del mismo sexo.

También puede darse el caso de vernos proyectados en alguno de nuestros hijos, el que se parece más a nosotros y en el que vemos una posible “versión mejorada” de nosotros mismos. Se trata de una especie de cercanía emocional que nos hace preferir a ese hijo. Si el otro hijo se parece más al otro progenitor, puede que veamos en él sus carencias, proyectemos los enfados, las tensiones, le restemos atenciones…

Además podríamos proyectar en el hijo favorito, no a nosotros o a nuestra pareja, sino a alguien que ya no está, a algún familiar ya fallecido (tíos o abuelos…) y que el progenitor quería mucho.

Pero también es posible que inconscientemente nos sintamos más preocupados por el hijo menos parecido a nosotros, porque buscamos entenderlo más, queremos gustarles más…

Hay hijos que llegan en un momento vital determinado para “llenar un vacío” (un familiar fallecido…), porque son los primeros en llegar o por el contrario costó mucho que llegar…

Frecuentemente es el hijo mayor el favorito porque es el hijo al que dedicas más dinero, recursos, atenciones… Entonces, cuando llega el segundo hijo, el primero sirve como un ejemplo de cómo son las cosas.

No obstante, el menor también tiene posibilidades de ser favorito, por una especie de compasión, para intentar equilibrar y porque el pequeño es el que más necesita a los padres (sobre todo a las madres y si los otros hijos son ya mayores) en ese momento.

Factores biológicos

Junto al inconsciente, la biología juega un papel importante en las relaciones paternofiliales. Estamos lejos de determinados comportamientos del reino animal que mata a las crías más débiles o enfermas. Pero tal vez la huella genética nos vuelca hacia los hijos que vemos más fuertes y capaces.

Se trataría de una estrategia que llevamos impresa en nuestros genes para sobrevivir. Cuando nuestros antepasados no podían mantener a todos sus descendientes, intinstivamente establecían una escala de preferencias, privilegiando al que creían que tenía más probabilidades de salir adelante (los varones por perpetuar la descendencia, pero también los más hábiles, fuertes, inteligentes…).

Según Kluger, el periodista especializado en temas de salud en “Time”, del que hemos hablado en la introducción, los seres humanos están biológicamente programados para preferir un hijo sobre otro. Para él, “El acto narcisista de reproducirnos impulsa a los padres en favor del hijo mayor, el más saludable, el que tendrá más éxito reproductivo”.

No obstante, pienso que en este punto y en el caso de las personas tal vez podría darse el caso contrario, que nos inclinemos por el hijo más débil, el más vulnerable, el que consideremos que necesita más protección. Así lo asegura por ejemplo la psicoanalista norteamericana Ellen Libby, autora del libro “El hijo favorito”:

Que un padre prefiera a un hijo es algo natural. Algunos eligen al más atlético o al que le va mejor en la escuela porque los hace sentir exitosos como padres. En cambio, otros eligen al menos virtuoso porque requiere más atención.

Factores culturales: los chicos, favoritos

¿En el caso de los seres humanos, los varones tienen ventaja? Tradicionalmente se ha preferido la descendencia masculina que perpetuara el apellido familiar. Muchas veces las hijas eran más una carga y al final acabarían en otras familias si aportar nada a la propia (y por desgracia esto no es ajeno a la actualidad en muchas culturas).

Hace unas décadas, sin ir muy lejos, en muchas familias se prefería dar oportunidades de estudio a los hijos antes que a las hijas. En la actualidad en familias con pocos recursos también puede darse este hecho.

Los factores culturales también están muy relacionados con los biológicos. Por ejemplo, tradicionalmente en las zonas rurales de China se mataba a la primera hija si era mujer porque estas no podían ayudar en el campo y todo el trabajo recaería sobre el padre. Después de que hubiera algún hijo varón ya se “aceptaban” las niñas.

En definitiva, se trata de factores de naturaleza muy distinta los que explicarían que se prefiera a un hijo respecto a otros.

Los motivos son muy variados y complejos, pero el caso es que no es raro ni “antinatural” que se prefiera a uno de los hijos, aunque sería mejor hablar de “afinidad” o cercanía, incluso de “simpatía”. Siempre que exista un afecto por todos, no se le reste atenciones y se les valore en su justa medida, este hecho no tiene por qué afectarnos a nosotros o a ellos.

sábado, 3 de marzo de 2012

Niños: Los beneficios del deporte

Entre los 3 y los 6 años los niños pueden tener su primer contacto con el deporte. Ojo: aún son muy pequeños para aprender reglas complejas o competir. En el predeporte lo importante no es ganar, sino aprender y divertirse en grupo con actividades que implican movimiento. Ballet, fútbol, artes marciales…

Los beneficios del predeporte

El predeporte o deporte para los niños más pequeños les ayuda a desarrollar la motricidad, la coordinación, el control de las posturas y el equilibrio. Además, les da unos patrones básicos que les servirán en la práctica de cualquier deporte cuando sean mayores.

Los juegos predeportivos mejoran la percepción, el sentido del equilibrio y el ritmo de los niños mediante ejercicios como saltar, girar, desplazarse (hacia delante o hacia atrás, a gatas, en cuclillas, a la pata coja, sobre colchonetas y bancos); trepar (por ejemplo, en las espalderas); llevar objetos, como pelotas o aros, con una mano, entre dos compañeros, con los ojos cerrados, etc. Suelen acompañarse al final de cada sesión de pequeños ejercicios de relajación.

El deporte, una escuela de habilidades sociales

Estas actividades son muy importantes para el aprendizaje de las habilidades sociales, ya que fomentan la relación del niño con sus compañeros, les permiten experimentar la integración en un grupo, y les enseñan unas reglas de juego que todos deben aceptar.

Además, los monitores de la escuela infantil se encargan de que cambien constantemente de rol dentro del mismo juego, por ejemplo, para que todos los niños se relacionen entre sí y desempeñen todas las funciones posibles (perseguidor y perseguido, portero y goleador...).

Niños que respiran por la boca y el frío

Me ocurre muy a menudo en mi trabajo que para explicar a los más pequeños cómo respiramos, acudo a aquella maravillosa serie de hace unos años llamada “Érase una vez… el cuerpo humano”. Les cuento como se debe respirar por la nariz, ya que es ahí donde tenemos unos cepillos que limpian todo el aire que tomamos y sólo pasan las burbujitas de oxígeno, quedándose atrás el polvo o los ácaros entre otro tipo de suciedades.

Y es que es muy importante para nuestros hijos (y para nosotros también, obviamente) que en esta temporada en las que las temperaturas aún no son del todo demasiado agradables, en especial a primera hora de la mañana, al llevarles al colegio, respirar la nariz para evitar problemas de salud. Pero en ocasiones ocurre que hay pequeños que no les resulta tan fácil respirar de forma inconsciente por la nariz. Por ello, hoy vamos a ver la relación existente entre niños que respiran por la boca y el frío.

A muchos niños les gusta, cuando hace frío, expulsar aire por la boca para ver el “humo” que les sale o para dibujar figuras en un cristal empañado. Esto está muy bien, pero debemos tener cuidado que al hacerlo no se acostumbren a tomar aire por la boca, ya que ésta no es la función principal de esta parte de nuestro cuerpo: le corresponde a la nariz.

La nariz calienta, humidifica y limpia (recordad a nuestros amiguitos de “Érase una vez…”) el aire que por ella pasa. Si la nariz está obstruida por cualquier motivo, el pequeño se verá obligado a respirar por la boca, lo que ocasionará que el aire entre directamente por la boca.

Este aire que toma el pequeño será frio, seco y sucio, lo que hará que las mucosas que cubren la garganta se sequen e irriten, provocando tos, dolor y disminuyendo las defensas locales, favoreciendo así las infecciones. También puede llegar a producir alteraciones fisiológicas que pueden afectar al desarrollo físico y psíquico. Así, cuando un niño respira con la boca abierta (especialmente mientras duerme, aunque también lo puede hacer durante el día) estamos ante lo que se denomina síndrome de respirador bucal.

¿Cómo saber si mi hijo es respirador bucal?

Se considera que todo niño que respire por la boca (ya sea de manera continuada o en distintas situaciones) es un respirador bucal. Este tipo de respiración puede deberse a que la nariz esté obstruida, a diferentes hábitos viciosos que tiene el niño o por la anatomía de la nariz. Afecta tanto a lactantes, como a niños y a adultos, siendo en las grandes ciudades donde más casos se pueden encontrar.

El niño que toma aire por la boca tiene algunas características básicas que permiten reconocerlo fácilmente. Los síntomas más frecuentes que podemos encontrar en estos casos son, entre otros, la tos seca (incluso también durante la noche), dificultades respiratorias, apneas obstructivas del sueño, sinusitis u otitis; incluso se dan problemas posturales donde vemos la cabeza inclinada hacia atrás, hombros inclinados hacia delante o pecho hacia dentro.

Pero no sólo podemos encontrar este tipo de peculiaridades en los niños que respiran por la boca, y que hay un elemento que también se ve alterado cuando no se toma aire correctamente y que muchas veces no se tiene en tanta consideración (si bien es cierto que poco a poco se va prestando más atención): el lenguaje.

El hecho de que el niño incline la cabeza hacia atrás, adoptando una posición de extensión, es un mecanismo inconsciente para facilitar y aumentar la de aire por la boca. Esto repercute en que se altera el tono muscular de la cara, lo que ocasiona distintas malformaciones que generan cambios en la morfología de la cara y, por extensión, en el lenguaje.

Cuando un niño toma aire por la boca, en lugar de hacerlo por la nariz de forma natural, se ven alterados también distintos aspectos de su anatomía que van a influir en la correcta producción del lenguaje oral. Por ejemplo, si el niño desde muy pequeño se acostumbra a llevar a cabo la respiración bucal, se pueden producir trastornos en el desarrollo del paladar (llegando a ser estrecho y hundido) y de la mandíbula. Otra consecuencia de estar en todo momento con la boca abierta es que los labios pierden su tonicidad, lo que podría dificultar el habla.

Así mismo, la lengua se encontraría en una posición atípica, permaneciendo en el suelo de la boca o incluso entre los dientes (lo que daría lugar a una malformación en la implantación dentaria) ocasionando problemas para articular algunos fonemas, especialmente el sonido /s/ el cual, al estar en posición adelantada la lengua, se sustituiría por el fonema /z/. Esta posición incorrecta de la lengua, junto a la falta de fuerza de los labios, puede también ocasionar problemas a la hora de comer (deglución atípica)

Finalmente, hay que hacer referencia a otro aspecto que se podría ver alterado si se prolonga en el tiempo la respiración bucal: al dormir con la boca abierta, y a causa de las apneas y los ronquidos, posiblemente no puedan descansar lo suficiente durante la noche debido a problemas de sueño (somnolencia durante el día, pesadillas…), traduciéndose esto cierta irritabilidad, impulsividad, falta de atención y dificultades de concentración, lo que va a repercutir, y no muy favorablemente, en el rendimiento escolar del pequeño.

Causas del síndrome de respirador bucal

Las causas más comunes por las que se puede dar que un niño tome aire por la boca son:

Rinitis alérgica: el taponamiento que hay en la nariz ocasiona la entrada directa del aire por la boca, irritando las mucosas y tejidos que se encuentran en el interior de la boca y garganta, disminuyendo las defensas locales y favoreciendo las infecciones.

Resfriado común.

Otros: tabique nasal desviado, malformaciones dentarias o hipertrofia de amígdalas.

Tratamiento

Será el médico pediatra quién orientará a los padres en el seguimiento y tratamiento de su hijo en el caso de que éste sea respirador bucal. También el otorrinolaringólogo podrá realizar un exámen al pequeño para descartar la existencia de hipertrofia de amígdalas, pólipos nasales o cualquier otro tipo de problema orgánico que dificulte la respiración nasal. El logopeda también toma un papel importante en estos niños, ya que pueden existir diferentes dislalias ocasionadas por las estructuras alteradas que toman parte en el habla. Otros profesionales que también pueden beneficiar al pequeño serán el odontólogo o el ortodoncista.

Conclusión

La combinación de niños que respiran por la boca y el frío puede ser muy devastadora para el pequeño ya que, como hemos visto, no sólo influye en la salud del pequeño, sino también en aspectos tales como el lenguaje, el desarrollo físico y el desarrollo psíquico. Así, el que un niño respire por la boca muchas veces pasa desapercibido y no se le da la importancia que se le debería dar, ya que sus repercusiones son muy importantes en el adecuado desarrollo de nuestro hijo.

martes, 28 de febrero de 2012

Niños: Sus primeros buenos modales

A partir de los dos años los niños necesitan límites, sabe lo que es y no adecuado en su relación con los demás. Es una edad excelente para iniciarles en las normas de cortesía, sin ser demasiado exigentes.

Si no comenzamos desde el principio a enseñar a los niños a ser bien educados, correremos el riesgo de que no aprendan nunca.

A los dos años un niño dirá "por favor" y "gracias" sin saber muy bien por qué, simplemente para imitarnos. También pueden empezar a decir "perdón", "buenos días" y "buenas noches". Esas fórmulas usadas en casa le introducen en un saludable clima de delicadeza y respeto. Las usarán si sus padres las utilizan con él.

Podemos hacer que extienda esos buenos modales. Corresponder al saludo del vecino en el ascensor, no subirse encima de las visitas, no interrumpir constantemente las conversaciones, no chillar...

No es bueno agobiarle con reglas ("no hables con la boca llena", "quita el codo de la mesa"), porque le falta madurez para seguirlas.

No podemos exigirle que permanezca sentado mucho rato seguido.

Hay que ser indulgentes. A los dos años pueden negarse a dar un beso a la abuelita, y hay que ser comprensivos. Podemos animarles a saludar y a ser afectuosos, pero su autocontrol aún es deficiente y pueden mostrarse tímidos o cabezotas incluso con parientes o personas conocidas.

En cuestión de modales no caben las regañinas. Basta con decirle al niño lo que esperamos de él y lo que no nos gusta. El truco para que sigan avanzando poco a poco consiste en animarles, hacerles ver que nos gustan sus progresos y explicarles por qué.

¿Qué deberían hacer los padres?

Darles caricias y cariño expresado de todas las maneras posibles. Cuantas más y cuanto más, mejor. Las muestras de amor son tan necesarias como la comida, el aire o el agua.

No escatimar en elogios y alabanzas. Los necesitan como estímulo para su desarrollo y para construir su autoestima.

Explicarles el motivo de nuestras órdenes y prohibiciones, aunque no las acepten o no las entiendan. No hay que entrar en discusiones interminables.

Deberíamos:

Pedirles las cosas "por favor" y darles las gracias.

Permitir su inquietud, tan normal a esta edad, su espontaneidad, su iniciativa. Respetar su dignidad de personas, respetarles con mayúscula. Incluso comprender sus brotes de mal genio (sin que esto implique tolerar agresiones).

Acondicionar la casa para que en ella pueda vivir un niño pequeño, pueda jugar y expansionarse y no haya que estar continuamente prohibiéndole cosas.

¿Y si se portan mal?

A esta edad no proceden los castigos, y por supuesto hay que desterrarlos azotes y, en lo posible, los gritos. Estos son algunos procedimientos para cuando se "portan mal".

El rincón. Consiste en apartar al niño del lugar y explicarle que loque ha hecho no es correcto, cuando no es la primera vez y ya le hemos advertido. Se le hace permanecer un par de minutos en un rincón (que no sea oscuro ni amenazante, incluso puede estar sentado). Luego permitimos que se reconcilie.

Puede parecernos poca cosa, pero al niño le impresiona, es eficaz y a nosotros nos da una posibilidad de acción mejor que los gritos, azotes y amenazas, precisamente cuando "no sabemos qué hacer".

Retirar la atención. Imaginemos que nos muerde o nos da un buen tirón de pelo. Le decimos que eso no se hace, le damos la espalda y nos "desentendemos" de él un rato. Al poco tiempovolvemos con él. Resulta muy eficaz.

Dos minutos ignorando a tu bebé de seis meses son suficientes para estresarle

Son muchos, cada vez más, por suerte, los estudios que se están llevando a cabo con bebés para conocer cómo responden a diferentes estímulos de los padres.

La razón de hacerlos es que, aunque los bebés luego crecen y no recuerdan su infancia, el cerebro está creciendo de manera prácticamente exponencial, creando neuronas y neuronas, que aparecen en base a las vivencias del momento. Dicho de otro modo, el cerebro que se está creando cuando un bebé crece estará en cierto modo condicionado a las vivencias que esté teniendo ese bebé.

En esta línea, investigadores de la Universidad de Toronto, en Canadá, han demostrado que dos minutos sin hacer caso a un bebé de seis meses son suficientes para hacer que se estrese y que, con sólo entrar en el mismo sitio al día siguiente, los bebés ya aumentan sus niveles de estrés, mostrando que saben que pueden ser ignorados de nuevo.

Es curioso, porque a los seis meses la mayoría de los bebés aún no son capaces de mantenerse sentados y muchos empiezan entonces a comer algo que no sea leche. Tan precoces, tan pequeños, y ya se estresan si no reciben la atención de sus padres.

Cómo hicieron el estudio

Para hacer el estudio, los investigadores invitaron a su laboratorio a 31 madres con sus respectivos bebés de 6 meses de edad y los dividieron en dos grupos. Los bebés fueron sentados en sillitas de coche y se instó a las madres a que hablaran y jugaran con ellos.

En uno de los grupos se dijo a las madres que entre los juegos intercalaran periodos de dos minutos de duración en los que tenían que mirar por encima de la cabeza del bebé sin hacer mueca ni expresión alguna. Las madres del otro grupo no tenían que hacer nada especial, simplemente seguir hablando y jugando con sus hijos.

Los investigadores cogieron muestras de saliva al inicio de la sesión, a los 20 y a los 30 minutos, y observaron que los niveles de la hormona del estrés, el cortisol, se disparaban cuando los bebés eran ignorados por sus madres. Al día siguiente, al volver al laboratorio, los niveles de cortisol volvían a subir incluso antes de que las madres les ignoraran.

El grupo de los bebés que no fueron ignorados no modificaron sus niveles de cortisol ni en el primero ni en el segundo día que fueron al laboratorio.

Cuáles fueron las conclusiones

Estos resultados, y sobretodo el observar que el segundo día ya se estresaban simplemente pensando que de nuevo sus madres les iban a ignorar, hicieron pensar a los expertos en desarrollo infantil que los episodios repetidos de estrés podrían afectar más de lo imaginado tanto en la salud en la infancia como en la vida que llevarán los bebés en el futuro, cuando ya sean adultos.

David Haley, investigador principal del estudio, dijo lo siguiente al respecto:

Los resultados sugieren que los bebés humanos tienen la capacidad de producir una respuesta de estrés de manera anticipada, basada en las expectativas creadas en base al trato de los padres en un contexto específico.

Cosas que decir acerca del estudio

Dos minutos es muy poco tiempo, tan poco que todos podemos recordar sin mucho esfuerzo periodos de dos minutos en los que nuestros hijos han estado sin el aliento y apoyo de sus padres, es decir, llorando.

Ahora bien, una cosa es que tu madre se plante delante tuyo y se ponga a mirar por encima de tu cabeza como si no existieras, con cara de póker, y otra es que tu madre esté haciendo algo en ese momento y no pueda atenderte. A mí personalmente me estresaría mucho más la primera que la segunda, así que quizás a los bebés les pase lo mismo (“una cosa es que no puedas, otra muy diferente que me ignores”).

Al leer el estudio no he podido evitar acordarme de los métodos para enseñar a dormir a los niños por la noche, que se basan en ignorar al bebé durante unos minutos (muchas veces más de dos) hasta que aprenden a dormir solos o, mejor dicho, hasta que aprenden que no hace falta llamar a los padres porque no van a conseguir la respuesta que creen que merecen. Me he acordado de ello porque si los bebés del estudio aumentaron de manera significativa los niveles de estrés, los bebés que lloran por la noche, durante varias noches, probablemente se estresen también muchísimo, aunque esto no se explique (ni se explicará jamás) en los libros que lo explican.

Personalmente agradezco que se hagan estos estudios porque dan valor a todas esas horas que muchos padres hemos pasado acunando a nuestros hijos, a los dolores de espalda por llevarles en brazos, a las horas invertidas en calmar sus lágrimas y sus sufrimientos y a todas las horas de sueño que se han quedado por el camino, que no son pocas.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Qué hacer cuando un niño se traga algo

Nuestro pequeño ya camina y sigue llevándose todo a la boca: una combinación peligrosa que puede darnos más de un susto. Te contamos cómo hay que actuar cuando se traga un objeto.

Para nuestro hijo, el mundo es un lugar fascinante, lleno de cosas que tocar, chupar, morder y… si son lo bastante apetecibles, tragárselas sin más. Las monedas son de los manjares más solicitados, pero el menú también puede incluir juguetes pequeños, globos, trozos de revistas, jabón, plastilina… A los padres les preocupan estos accidentes domésticos, pero tranquiliza saber que, en el 80% de los casos, el objeto en cuestión pasa a través del sistema digestivo y se elimina sin más con las heces. Cuando se trata de objetos punzantes, tóxicos o el niño sufre un atragantamiento, hay que tomar medidas de seguridad.

Monedas

Es lo más común y también lo más sencillo de resolver. A los niños les fascinan estos objetos redonditos y brillantes. Como no tienen bordes ni aristas y son de pequeño tamaño, la mayoría pasan por el tracto intestinal sin más (sobre todo las que tienen menos de dos centímetros de diámetro) y se eliminan a las 24 o 36 horas con las heces.

¿Qué hacer si se las tragan?

A los papás les queda la ingrata tarea de buscar la moneda en sus deposiciones y, si no nos quedamos tranquilos (en muchos casos echan la moneda y ni la vemos o no se la habían tragado realmente), habrá que pedir cita con el pediatra, que irá siguiendo los movimientos de las moneda por el tubo digestivo con sucesivas radiografías. Y no hay que preocuparse porque estén sucias.

Pilas de botón

Están en un montón de artículos, entre ellos juguetes, y su ingesta se considera urgencia médica, ya que contienen sustancias tóxicas como mercurio, cinc o litio y, si se abren pueden producir una quemadura importante de la mucosa gástrica o esofágica.

¿Qué hacer si se las tragan?

En este caso, también cuando nuestro hijo se ha tragado un objeto punzante o cortante, como un palillo de dientes o una aguja, hay que acudir a urgencias para sacar el objeto peligroso lo más rápido posible.

Pastillas

Los niños son bastante aficionados a “automedicarse” cuando nos despistamos, ya que les suele gustar el sabor de los preparados especiales para ellos.

¿Qué hacer si se las tragan?

No suele ser un problema porque los medicamentos para los pequeños no están concentrados, pero sí hay que tener cuidado si ha tomado un preparado en forma de gotas (suele estar concentrado) o gran cantidad de ibuprofeno, que puede resultar tóxico para el hígado. En el caso de las pastillas de los mayores hay que tener más cuidado. Si el niño toma, por ejemplo, antidepresivos o los medicamentos para la diabetes de la abuela, puede ser peligroso.

Frutos secos

Este tipo de alimentos (sobre todo los cacahuetes y las pipas de girasol) deberían estar prohibidos en la dieta de los niños pequeños ya que, al no estar capacitados para triturarlos adecuadamente, se corre el riesgo de que pasen de la boca a las vías respiratorias, lo que puede provocar atragantamiento y, en un caso extremo, asfixia. Tampoco deberían consumir aceitunas con hueso, cerezas, chicles ni caramelos y, con precaución y bajo supervisión paterna, alimentos como jamón serrano, chorizo o salchichón (sobre todo con piel), calamares, pulpo o palomitas de maíz.

Enfermedades más frecuentes en invierno y cómo prevenirlas

Descienden los termómetros y llegan las enfermedades más frecuentes asociadas al invierno que afectan principalmente a las vías respiratorias como la gripe, los catarros, bronquitis, faringitis y otras más graves como la neumonía.

Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas, por lo tanto son más proclives a contraer enfermedades, sobre todo si están a diario en contacto con otros niños. Su sistema inmunológico no es aún maduro como el de los adultos y poseen menor capacidad defensiva frente a las agresiones externas como el viento, el frío y la lluvia.

No podemos evitar el contagio de enfermedades porque es algo que no está en nuestras manos, pero sí podemos intentar disminuir las posibilidades de que enfermen. Veamos entonces algunos consejos sobre cómo prevenir las enfermedades en invierno.

¿Por qué los niños enferman más en invierno?

Se relaciona al frío con la mayoría de enfermedades respiratorias pero en realidad no es el frío en sí el culpable de que los niños enfermen. Antes de explicar cómo prevenir las enfermedades propias del invierno en los niños es interesante saber por qué hay un mayor riesgo de enfermar en esta época del año.

Los cilios (pequeñas vellocidades) y las mucosas nasales, el sistema de defensa natural que tenemos en la nariz, pierden movilidad con el frío, lo que impide que controlen el paso de microorganismos que por tanto penetran más profundamente en el organismo. Tampoco pueden calentar el aire para que llegue a los pulmones a la temperatura adecuada.

También se ha hallado que ciertos virus, como por ejemplo el de la gripe, se cubren con una capa resistente que lo protege durante el frío lo que le ofrece la protección que necesita para pasar de persona a persona. Una vez que entra en el organismo esa capa de derrite en el tracto respiratorio haciendo que el virus infecte a las células.

Otros factores asociados a las enfermedades típicas del invierno son la contaminación domiciliaria, provocada por la falta de ventilación, permanecer en lugares cerrados en contacto con otros niños, lo que facilita el contagio con personas infectadas, y los cambios bruscos de temperatura. Salir de casa al exterior puede suponer un salto de entre diez y hasta veinte grados los días muy fríos.

Cómo prevenir enfermedades en los niños en invierno

Algunas medidas preventivas pueden contribuir a evitar que los niños contraigan enfermedades en invierno, como por ejemplo:

- Ventilar a diario las habitaciones, al menos diez minutos al día
- Utilice preferentemente estufas eléctricaso a gas.
- Evitar los ambientes con humo de cigarrillo
- Evitar los cambios bruscos de temperatura
- Mantener la casa templada: no utilizar la calefacción a tope, sino permitir al organismo que utilice sus propios mecanismos reguladores de adaptación al frío.
- Mantener la casa con un adecuado nivel de humedad, el ambiente seco agrava las enfermedades respiratorias
- Evitar sitios cerrados demasiado concurridos
- Abrigar lo justo: evitar el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados o la falta de abrigo en la intemperie. Cubrir boca y nariz al salir a la calle o a espacios libres.
- Dentro de lo posible, mantener al niño alejado de personas enfermas
- Hacer que el niño se lave las manos con frecuencia, especialmente antes de comer, al entrar a casa y si ha estado en contacto con otros niños
- Evitar que comparta utensilios con otros niños como vasos, platos, cubiertos, toallas y por supuesto chupetes.
- Incluir en la dieta infantil frutas y verduras, especialmente alimentos ricos en vitamina A y C.
- Otra medida preventiva es la vacuna contra la gripe. Las recomendaciones sobre si conviene o no vacunar al niño son: no hay necesidad de vacunar al niño sano, aunque puede vacunarse frente a la gripe estacional si sus padres lo solicitan o su pediatra lo considera oportuno. Los pediatras recomiendan administrar la vacuna a niños mayores de 6 meses (antes de los 6 meses no pueden recibir la vacuna) si presentan problemas respiratorios crónicos, enfermedades congénitas cardiovasculares, metabólicas y renales.

Enfermedades más comunes en los niños en invierno

Gripe o influenza

La gripe en los niños es una infección vírica provocada por el virus de la influenza que afecta principalmente a las vías respiratorias y se contagia fácilmente, siendo los niños pequeños principales transmisores del virus.

Es una de las enfermedades más frecuentes y pueden padecerla varias veces durante el año. Los síntomas son fiebre alta (más de 38,5 grados), dolor de cabeza, tos y mocos (al principio tos seca y congestión que luego evoluciona en tos productiva), en algunos casos pitidos al respirar (sibilancias), malestar general, dolor muscular y a veces también dolor abdominal acompañado o no de vómitos. Es frecuente en los niños que haya pérdida de apetito e irritabilidad.

Requiere de muchos cuidados ya que puede complicarse y convertirse en una enfermedad más grave como la neumonía. Se la suele confundir con el resfriado o catarro, pero a diferencia de la gripe, éstos no presenta fiebre o es muy baja.

Faringitis

La faringitis es la inflamación de la faringe ocasionada por la infección de un virus o una bacterias. Puede iniciarse después de un proceso infeccioso como la gripe, resfriado o amigdalitis en cuyo caso recibe el nombre de faringoamigdalitis.

Durante la época invernal son más frecuentes las faringitis de origen viral, mientras que las de tipo bacteriana suelen incrementarse en el cambio de estaciones, sobre todo en la primavera.

Las más frecuentes son las faringitis producidas por la bacteria del estreptococo, que producen una rápida irritación de garganta y dolor muy agudo acompañado de fiebre.

Amigdalitis

La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas producida por un virus o una bacteria. La infección también puede estar presente en la garganta y áreas circundantes, causando inflamación de la faringe (faringitis).

Se puede observar enrojecimiento y aumento de las amígdalas, en ocasiones acompañado de manchas blancas y dolor en los ganglios submaxilares. Hay dificultad para comer, fiebre, ardor o dolor de cabeza, de garganta, y en ocasiones pérdida de la voz.

Como en el caso de la faringitis, la bacteria más frecuente causante de la amigdalitis es el estreptococo, aunque también las hay virales.

Bronquitis

La bronquitis es ocasionada por la infección de virus o bacterias que provocan la inflamación aguda de los bronquios, que son los conductos que conectan a la tráquea con los pulmones. Al inflamarse los bronquios la respiración se dificulta y las membranas que cubren las vías respiratorias producen grandes cantidades de moco espeso que provocan accesos de tos, dolor de pecho y congestionamiento.

La bronquitis se puede desarrollar a causa de una gripe mal cuidada, por eso, para evitar complicaciones es muy importante que el niño sea atendido adecuadamente en caso de presentar un cuadro gripal.

Es una enfermedad contagiosa que se transmite por medio de las gotitas de saliva que una persona expulsa al hablar, toser o estornudar, por lo que evitar estar en contacto con otras personas y cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar es fundamental para prevenir el contagio

Neumonía o pulmonía

La neumonía es una enfermedad especialmente peligrosa en los lactantes y se caracteriza por la inflamación de un segmento de los pulmones, generalmente de origen infeccioso. La mayoría de los casos son producidos por la infección de un virus, aunque en niños menores de 6 meses y niños mayores puede ser una bacteria, una de las más frecuentes, el neumococo.

A veces se origina después de una gripe o resfriado. Entre los síntomas más frecuentes de neumonía típica encontramos fiebre alta, escalofríos, tos con mucosidad y dolor al respirar.

En la variante de neumonía atípica hay síntomas menos específicos como dolor de cabeza y malestar, cansancio, dolor muscular, tos seca y persistente o con expectoración. También puede presentar fiebre sin escalofríos y dolor en el tórax que aumenta al toser.

La principal complicación de la neumonía es la dificultad respiratoria, por lo que siempre, ante el menor síntoma, hay que consultar al pediatra.

Otitis

La otitis es la inflamación de los oídos y se manifiesta con dolores muy fuertes e inaguantables que pueden ser constantes o intermitentes, sordos, agudos y/o punzantes.

Se clasifica en otitis externa cuando involucra al oído externo y conducto auditivo y otitis media cuando involucra el oído medio, localizado justo detrás del tímpano. Se considera otitis crónica en caso que dure más de tres meses.

Son muchas las causas que pueden producir otitis, entre ellas las infecciosas como la otitis bacteriana o causada por hongos, aunque también las hay víricas.

Es habitual que antes de un cuadro de otitis, especialmente otitis media, haya un antecedente de catarro o faringitis.

Bronquiolitis

Por último, la enfermedad estrella del invierno, la bronquiolitis. Es una enfermedad provocada por la infección de los bronquiolos causada por el virus respiratorio sincitial (VRS o SRV) que afecta a menores de 2 años, en especial a los menores de 6 meses.

Es una enfermedad muy contagiosa que afecta a los bronquiolos, las últimas ramificaciones de los bronquios, los cuales miden apenas 2 mm de diámetro, al infectarse, se inflaman y obstruyen impidiendo el paso del aire.

Comienza como un catarro de vías altas, con o sin fiebre pero a los pocos días se nota un empeoramiento a nivel respiratorio. Hay tos, dificultad al respirar, pitos y sibilancias, aumento de la frecuencia respiratoria, y si hay fiebre es un moderada.

Ante el menor síntoma hay que acudir al pediatra para que confirme el diagnóstico. En casos leves se puede controlar en casa, mientras que los más graves requieren hospitalización.

Hemos hecho un repaso por las enfermedades más frecuentes en invierno entre los niños y lo más importante cómo prevenirlas .

martes, 7 de febrero de 2012

Cuidados del cabello infantil: "Mamá, quiero el pelo largo"

La peluquera Mónica Roldán nos cuenta cómo debemos cuidar y tratar el pelo de los niños para que crezca sano, fuerte y brillante.

¿Tu hija está empeñada en que quiere tener el pelo largo? Es habitual en la mayoría de las niñas. Empiezan a querer tomar sus propias decisiones y, por supuesto, una melena de princesa es la primera. Permítele a tu pequeña que deje crecer el cabello. Con los cuidados adecuados puede tener un pelo precioso, sano y fuerte. ¡Ya se cansará de ser una princesita!

Cuidados en las melenas infantiles

El pelo de los niños hay que mantenerlo siempre cuidado para que les crezca fuerte y resistente. Para ello se recomienda que utilices un champú especial para niños. Hay muchas marcas entre las que poder elegir, que ofrecen los resultados que esperamos: suavidad, brillo y limpieza sin efectos secundarios como alergias o sequedad.

La peluquera Mónica Roldán (Mónica Roldán C/ Juan de Austria 16) insiste en "la importancia de aplicar un acondicionador después del champú, ya que ayuda a que sea más fácil desenredar y hacerlo sin que duela es importante para las más pequeñas”.

No tenemos que complicarnos con mascarillas u otros productos específicos: champú y acondicionador para evitar desenredados que acaben en peleas, y aumentar la suavidad y la nutrición de sus cabellos.

Además, nos recomienda que hagamos hincapié en el secado del cabello, tanto de niñas como niños, y no dejemos que se vayan a la camita con el pelo húmedo.

Consejos de especialista

Debemos enseñar a las niñas que con el pelo mojado o húmedo no pueden hacerse coletas o trenzas, porque se pudre. Si lo aprenden desde pequeñas, no tendrán disgustos de mayores y lucirán sana esa melena que tanto ansían.

Mónica Roldán nos recomienda lavar el cabello de los más pequeños cada uno o dos días, no es necesario más. Cada vez que lo hagamos, debemos aplicar un poco de acondicionador o aceite para el cabello.

Ella recomienda el aceite de Moroccanoil porque "es una revolución para el cabello de las niñas”. Se aplica con el pelo húmedo una pequeña cantidad y a continuación pasamos al desenredado. “El pelo queda nutrido, suave y brillante”, asegura y añade que "se puede aplicar también en seco para conseguir resultados inmejorables".

Nada fuera de lo normal a la hora de cuidar las melenas de las más pequeñas. Pero siempre sin olvidar el champú especial para niños, acondicionador y nada de irse a la camita con el cabello húmedo ni recogerlo. Lavados cada dos días y tus pequeños lucirán un pelo envidiable.

Bebés y niños menores de cuatro años, más vulnerables a la gripe

Si ya habíamos entrado en algunas comunidades en la fase de epidemia de gripe, en las próximas cuatro semanas se prevé un repunte de los casos de gripe debido a las bajas temperaturas. Entre la población más vulnerable se hallan los bebés y niños menores de cuatro años.

Precisamente ellos son los que están llenando las consultas y hospitales en las últimas semanas, y allí sobre todo lo que se pude hacer es descartar complicaciones de la gripe como otitis o neumonía.

Los especialistas aconsejan que los niños con gripe no vayan a las guarderías o colegios y que no entren en contacto con otro de los grupos más vulnerables, el de la gente mayor.

El grupo de edad con mayor número de casos es el de mayores de 64 años (32%), seguido del grupo de uno a cuatro años (26%). Entre los factores de riesgo que producen más complicaciones, destacan la enfermedad pulmonar crónica y la diabetes.

El nivel de epidemia se da cuando hay más de 100 casos por cada 100.000 habitantes. En las próximas semanas se espera un repunte porque, tras la ola de frío y cierta contención a la hora de salir (el contagio no se propaga aunque el virus siga actuando), la gente empieza a hacer vida normal, y con las aglomeraciones el contagio aumenta.

Dado que la difusión de la gripe ha alcanzado durante los últimos días nivel de epidemia en catorce comunidades autónomas (todas excepto Baleares, Cantabria y Extremadura), se prevé que los casos serán especialmente notorios en todo el país.

Esperamos librarnos este año de la temida gripe, y mientras tanto recordemos que hay consejos que ayudan a prevenir el contagio de la gripe: taparse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar o lavarse las manos con frecuencia, así como evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca.