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viernes, 3 de agosto de 2012

Estrés en el embarazo: ¿puede afectar a mi bebé?

Si te sientes desbordada o pasas un mal momento personal te preocupará sobremanera cómo puede afectar tu situación nerviosa y tu ansiedad al pequeño que tienes en tu interior. Lo peor es que además esto intensifica el estrés. Estrés por el estrés… el pez que se muerde la cola. Empecemos por tranquilizarnos y busquemos ayuda para calmarnos. Pero vamos a hablar claro y echar un ojo a los datos.

A día de hoy numerosos estudios han ido encaminados a evaluar el estrés en el embarazo y sus consecuencias. Ahora bien, ¿exactamente qué es el estrés? ¿Afecta por igual a todas las mujeres? ¿Se sabe en qué fase la mujer y el hijo son más vulnerables a sufrir sus efectos?

En estos posts trataremos de responder a estas y otras preguntas mediante la revisión de las últimas investigaciones en este campo.

Conociendo el estrés

El concepto de estrés ha evolucionado en las últimas décadas. Actualmente se acepta que se trata de una respuesta automática de nuestro organismo para adaptarse a determinadas situaciones.

El ser humano está continuamente amoldándose a un medio de por sí cambiante. Durante ese proceso, se produce una interacción entre las demandas de la situación y la activación de los recursos del individuo para adaptarse a ella.

De acuerdo con ello, un nivel moderado de estrés es algo natural y adaptativo. Entonces, ¿cuándo sería perjudicial?

Cuando el estrés se mantiene en el tiempo con cierto grado de intensidad puede causar daño tanto a la salud física como mental. Por poner un ejemplo, varios estudios han demostrado su influencia en la función del sistema inmunológico y en el inicio y evolución de los trastornos depresivos.

Además, se ha demostrado que las personas que sufren estrés es más fácil que lleven a cabo comportamientos poco saludables, como dormir poco y mal, seguir una alimentación inadecuada, realizar poco ejercicio o abusar del alcohol, tabaco u otras drogas.

Algunas situaciones de la vida pueden favorecer la aparición de estrés. En el caso del embarazo, hay algunos momentos que pueden ser fuente de preocupación para la madre, como las diferentes pruebas médicas a las que tiene que someterse y la espera de sus resultados, los temores por el parto, por la posibilidad de que el bebé sufra algún daño, por los cambios corporales, etc.

Todas estas preocupaciones son normales y no hay que sentirse culpable por tenerlas. Son los altos niveles de estrés durante el embarazo o el estrés prolongado provocados, por ejemplo, por la vivencia de un acontecimiento traumático, una fuerte presión laboral, el rechazo de la pareja o la falta de apoyo lo que se ha visto que puede afectar tanto a la madre como al futuro bebé.

Biología y estrés

En situaciones de estrés mantenidas en el tiempo el organismo reacciona segregando altas concentraciones de hormonas, entre ellas las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) y el cortisol. La duración excesiva de este estado tiene efectos perjudiciales.

Así, se ha visto que altas concentraciones de cortisol durante mucho tiempo pueden provocar alteraciones en el sistema inmune, la memoria, la presión arterial, la glucosa circulante, la fertilidad, o la pérdida de masa ósea, entre otros.

También se ha observado que pueden influir perjudicialmente en nuestro organismo otras hormonas liberadas en los períodos de estrés, como la hormona del crecimiento, la prolactina y los péptidos opiáceos.

Efectos del estrés en el embarazo

La mayoría de las investigaciones centradas en estudiar los efectos del estrés en el embarazo concuerdan en que cuando el estrés se acumula y alcanza un alto grado puede tener efectos nocivos en el futuro bebé. Pero echemos un vistazo a esos estudios.

Aunque en un principio la mayoría de ellos se centraba en estudiar las consecuencias de sufrir experiencias puntuales altamente estresantes durante el embarazo, como la muerte de un ser querido o un desastre natural, poco a poco se fueron teniendo en cuenta otros estresores crónicos, como el abuso en la pareja, el estrés laboral, problemas económicos o la falta de apoyo social.

Para medir la influencia de estos factores se suelen utilizar cuestionarios que han demostrado su fiabilidad y validez o medidas de respuesta fisiológica al estrés, como el nivel de cortisol en la sangre o la saliva o los cambios en la presión arterial y el ritmo cardíaco.

Hay que tener en cuenta que lo que importa es cómo de estresante percibe la madre la situación, más que la intensidad del suceso.

Algunos de los efectos que se han asociado con un intenso estrés durante el embarazo son los siguientes:

Complicaciones obstétricas, parto prematuro y bajo peso al nacer. Esta asociación podría explicarse por los efectos negativos de las hormonas liberadas durante el estrés, aunque aún no están claros los mecanismos que intervienen. Aún así, en todos los estudios, la mayoría de las mujeres tuvieron un embarazo a término, a pesar de reportar niveles altos de estrés.

Aborto espontáneo: algunos estudios han mostrado una asociación entre la muerte de algún ser querido durante las primeras semanas de embarazo y un mayor riesgo de aborto espontáneo. Por ejemplo, en una investigación llevada a cabo por la universidad de Michigan se vio que el organismo reconoce los niveles de hidrocortisona, hormona generada por el estrés, como una señal de alarma y como un síntoma de que las condiciones no son favorables para un embarazo.

Problemas en el desarrollo intelectual: también se ha visto que en ocasiones altas dosis de estrés durante el embarazo puede provocar problemas en el desarrollo intelectual y cognitivo. Os preguntaréis ¿y esto cómo se puede saber? Os pongo un ejemplo de un estudio publicado en el 2004 que evaluó el desarrollo intelectual y del lenguaje de 89 niños de 5 a 12 años, cuyas madres habían estado embarazadas durante una tormenta de nieve en Quebec que dejó sin electricidad a millones de personas durante seis semanas. Los autores hallaron que el desarrollo del lenguaje y el cociente intelectual verbal tendían a ser más bajos en los hijos de las mujeres que más estrés habían sufrido durante la tormenta, si bien todos los niños estaban dentro del rango normal. Los resultados sugieren que el estrés prenatal tendría efectos de largo plazo sobre las estructuras cerebrales del bebé, en especial en las relacionadas con el lenguaje y las habilidades verbales.

Problemas emocionales y comportamentales en el bebé. Algunos estudios han encontrado una ligera asociación entre estrés materno y problemas de atención e hiperactividad en el hijo. Por ejemplo, en un estudio publicado en el 2002 en la revista de Psiquiatría de Londres los autores encontraron que los hijos de aquellas madres que habían reportado más ansiedad durante el embarazo presentaban más problemas emocionales, de atención y de hiperactividad. Sin embargo, otros estudios no son tan concluyentes. De hecho, en una revisión de artículos llevada a cabo en el 2003 por el departamento de Medicina Clínica de la Universidad Aarhus de Dinamarca, los autores encontraron limitaciones metodológicas en varias de estas investigaciones y enfatizaban la importancia de tomar estos datos como orientativos.

A pesar de estos datos, está claro que hace falta más investigación para estudiar las consecuencias del estrés durante el embarazo. Futuros estudios prospectivos deberían utilizar medidas fisiológicas y psicológicas en el período pre y postnatal para comprender mejor la función del eje endocrino de la madre y su hijo.

Mientras tanto y teniendo en cuenta que todos sentimos estrés en muchos momentos podemos aprender a pisar el freno cuando notemos que una situación empieza a desbordarnos. En futuros posts hablaremos de los principales síntomas del estrés, cómo prevenirlo y cómo mantenerlo a raya.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Consejos para viajar seguros en el coche

Con la llegada del buen tiempo y las vacaciones muchos nos vamos de viaje en coche. ¿Qué debo tener en cuenta para que mis viajes sean seguros? El cansancio, el estrés y los atascos pueden jugarnos una mala pasada. Mira estos consejos para viajar seguro.

Consejos para viajar seguros en vacaciones

1. Revisa el coche y todos sus accesorios antes de salir

Antes de hacer un viaje largo en coche es muy importante revisar los neumáticos, el estado general del coche, que todos los permisos estén en regla…

No olvides llevar todos los accesorios de emergencia, la documentación, gasolina y agua de repuesto, etc.

2. Planifica la ruta con antelación

Aunque vayas a hacer un viaje que conoces, siempre es interesante consultar el estado de las carreteras antes de salir. De esta forma evitarás sorpresas como obras o algún accidente que provoque un atasco.

Par ello, en la web de la Dirección General de Tráfico (DGT) encontrarás toda la información necesaria.

3. Consulta la información meteorológica

Antes de salir de casa es importante saber qué tiempo hace en la ruta que vayas a hacer.
Consulta la Agencia Estatal de Meteorología y lo sabrás.

Conocer estos datos pueden resultarte muy útiles para decidir qué camino elegirás para hacer tu viaje.

4. Gasolineras y restaurantes del camino

Es importante tener localizadas las gasolineras y los restaurantes que hay en la ruta. Para esto un GPS puede servirte de ayuda.

5. Precaución mientras conduces

Cuando estés conduciendo es fundamental no tener prisa y respetar los tiempos de descanso cada dos horas.

No te olvides de llevar agua y algo ligero para picar por si te encuentras en un atasco o en un tramo de tráfico muy lento y tardamos en llegar a la zona de descanso.
Es importante estar descansado y conducir con calma.

Prevención de la parálisis braquial obstétrica tras el parto

Una de las complicaciones del parto es la parálisis braquial obstétrica, que se llama popularmente “bebé con brazo de trapo” y que implica un daño del plexo braquial en el bebé durante el parto, ocurre en dos de cada mil nacimientos y se considera una mala praxis.

Ocurre cuando se dañan los nervios que van de la médula al brazo, cuando el bebé ha logrado sacar su cabeza del canal pélvico de su madre, pero ha quedado frenado en su cuerpo. Es aquí que la pericia de los médicos que atienden el parto debe ponerse a prueba, ya que si simplemente “tiran” del bebé, es cuando producen la lesión.

Una vez producida la lesión, hay que diagnosticarla a tiempo – algo que no siempre ocurre, puesto que muchas veces se pasa por alto, o se diagnostica como fractura – Es que comenzar con la fisioterapia de manera urgente es lo más recomendable. También, visitar especialistas puesto que la cirugía es la solución en muchos casos.

Cabe señalar que cuanto más tiempo pasa, disminuyen las posibilidades de que se recupere al niño de la lesión. La buena noticia es que con buenos fisioterapeutas y con cirugía en aquellos casos en los que se requiera, la recuperación puede ser total.

Las mamás y papás pueden prestar atención al bebé para tratar de detectar que su brazo sea sano. Si hubo PBO, el bebé tendrá el brazo sin movimiento, más frío que su cuerpo pues adquiere temperatura ambiente, también puede desaparecer la capacidad sensitiva de la mano ya que al afectar todos los nervios, el niño tampoco siente correctamente, es como si su brazo no le perteneciera.

Cuando la lesión se encuentra en etapas avanzadas, las deformidades llegan a ser muy marcadas, con acortamiento del brazo y posturas típicas de la patología, incluyendo la atrofia muscular.

Suele ser más habitual en bebés de mayor peso, y claro, cuando hubo diabetes gestacional, que suele producir bebés de gran peso – macrosomía fetal. También, cuando por diversos motivos el parto es prolongado y se complica.

En cualquier caso, los padres tienen un amplio abanico de posibilidades de consultar con los más diversos profesionales, ya que se destaca que siempre se puede hacer algo y mejorar la movilidad y la calidad de vida del niño.

Trabajar o fumar durante el embarazo, no es lo mismo

Muchas mujeres, si se encuentran bien de salud, trabajan hasta el día del parto, lo cual podría ser beneficioso en muchos sentidos, tanto físicos como emocionales, dependiendo del tipo de trabajo, claro. Pero un estudio británico realizado por la Universidad de Essex señala que las mujeres que continúan con su empleo al final del embarazo pueden tener bebés de menor peso que otras que dejaron de trabajar antes.

En concreto, se estudió a las madres que trabajaron pasados los ochos meses de embarazo y se comprobó que dan a luz bebés con menor peso que si se hubieran tomado permiso antes. La diferencia es de unos 250 gramos.

Este es uno de esos estudios que ha llamado la atención de los medios, pero en este caso creo que ha sido por la comparación que se ha hecho con el hecho de que la mujer fume durante el embarazo.

Muchos titulares hablan de que el trabajo durante el último mes es tan perjudicial como el tabaco durante el embarazo. Pero recordemos que fumar durante el embarazo no solo tiene como resultado el menor peso del bebé al nacer, sino también hay otros riesgos asociados (psicológicos, arteriales, de infecciones, cerebrales, oculares, conductuales…).

Por todo ello, a mi parecer, no se puede comparar el trabajar al fumar durante el embarazo, por mucho que coincidan en el punto del bajo peso del bebé.

El estudio elaborado por economistas, no médicos

El estudio, que ha sido realizado por economistas, se ha publicado en el último número de la revista Journal of Labour Economics, de la Universidad de Chicago.

Uno de los autores del estudio, el profesor Marco Francesconi, ha dicho que el gobierno debería considerar incentivar a los empleadores para que ofrezcan unos permisos de maternidad más flexibles para las mujeres que necesiten un descanso antes y no después del nacimiento del bebé.

A esto, yo añado sin dudarlo que con los permisos de maternidad posteriores al nacimiento no se debería jugar ni mucho menos pensar en reducirlos, cuando siempre reivindicamos lo contrario, que se amplíen.

Si nos centramos en los datos del estudio que han trascendido, está hecho a partir de tres investigaciones de los Estados Unidos y el Reino Unido, y alerta sobre los riesgos que el desarrollo lento puede traer para la salud de los bebés recién nacidos, incluso durante su niñez y adolescencia.

El estudio ha sido realizado entre más de 1300 niños cuyas madres formaron parte del British Household Panel Survey. El seguimiento se hizo entre los años 1991 y 2005. También se examinaron los datos de 17.483 mujeres que dieron a luz entre 2000 y 2001 en el Millenium Cohort Study, y los de 12.166 que alumbraron en el National Survey of Family Growth de Estados Unidos.

La publicación indica que los problemas asociados a la continuación del trabajo durante los ochos meses o más de gestación, como la alta mortalidad, se potencia entre las madres de mayor edad. Por el contrario, en las mujeres menores de 24 años no repercutía el trabajo en el peso del bebé al nacer.

Parar de trabajar antes en el embarazo es particularmente beneficioso para las mujeres con menores niveles de estudios según el estudio, lo que sugiere que el efecto de trabajar durante el embarazo fue, posiblemente, más marcado para las mujeres que realizan un trabajo físicamente exigente.

En cualquier caso, si tan perjudicial es trabajar durante el embarazo, debería ser obligatorio ese “descanso” en los últimos meses para las mujeres que lo necesiten, sin reducir el tiempo de permiso tras el nacimiento. La prevención de riesgos laborales durante el embarazo es fundamental. Habrá otras mujeres con trabajos que no pongan en riesgo al bebé y para las que sentirse activa durante la última fase del embarazo sea muy beneficioso.

En fin, un estudio que médicamente no creo que vaya demasiado bien encaminado, ya que en su misma introducción señala que, como el fumar, no dejar de trabajar durante el embarazo puede traer problemas de salud al bebé. Cuando también leemos que dejar de trabajar tres meses antes del parto es especialmente beneficioso para los bebés británicos, nos entran más dudas al respecto…

lunes, 30 de julio de 2012

El estrés dificulta el embarazo

Las mujeres que sufren estrés tienen más complicado quedarse embarazadas que las que llevan una vida tranquila. Los expertos recomiendan los masajes, practicar yoga y la meditación para eliminarlo.

El estrés, un problema cada vez más presente en la vida de las parejas, es un obstáculo para quienes buscan un bebé, según un estudio publicado en la revista “Fertility and Sterility”.

Hasta ahora se sabía que la edad, el consumo de alcohol y el tabaco eran factores que influían en las posibilidades de conseguir el embarazo pero el estrés no se había tenido en cuenta por ser un factor difícil de analizar.

El estudio

Científicos del Departamento de Saludo de EE.UU. y de la Univesidad de Oxoford analizaron a 274 mujeres de entre 18 y 40 años que querían tener un hijo, durante seis ciclos menstruales y descubrieron que las que estuvieron sometidas a más estrés redujeron sus posibilidades de quedarse embarazadas un 12 por ciento.

Los expertos han descubierto que los niveles de cortisol y las alfa-amilasa, dos de los componentes del estrés, estaban más presentes en las mujeres que tardaron más en quedarse embarazadas o no lo consiguieron.

Llevar una vida tranquila es importante

El estrés es un problema común en parejas que buscan un embarazo ya que cuando lo intentan varios meses y no lo consiguen comienzan a preocuparse y sus niveles de estrés aumentan.
La autora del estudio asegura que sabiendo que este factor es un obstáculo para quedarse embarazadas, muchas mujeres deben aprender a controlarlo y de esta forma aumentarán sus posibilidades de conseguirlo.

¿Cómo eliminar el estrés?

Los expertos recomiendan intentar llevar una vida tranquila evitando la tensión y los agobios.

Para ello, algunas ideas son: practicar yoga, masajes relajantes o la meditación.

Embarazo: Ejercicios para abrir el canal de la pelvis en pareja



Seguimos compartiendo algunos vídeos de yoga en el embarazo, en este caso una experta nos enseña un ejercicio para abrir el canal de la pelvis en pareja. Recordemos que el bebé deberá abrirse paso por allí para nacer, y que en la medida en que las estructuras articulares estén más laxas, todo irá más fácil.

Otro beneficio adicional de este ejercicio es que trabaja la cara interna de los muslos, con lo cual ganará fuerza a la hora de dar a luz. Y lo bueno es que el papá puede ayudar también a realizarlo.

Para eso, las dos personas – mamá embarazada y ayudante – se pondrán sentadas sobre el suelo frente a frente. Uniendo las plantas de los pies con las piernas flexionadas, primero hay que balancearse suavemente de un lado a otro.

Luego, la persona ayudante colocará las plantas de los pies en las tibias de la otra persona, ofreciendo resistencia pero sin forzar. Se toman de las manos y disfrutan del momento.

De esta manera, en forma sostenida durante algunos minutos, ayuda a la mamá a abrir sus articulaciones de cadera, es ella la que dice cuándo ya está bien o si la fuerza la incomoda.

Y los papás – o segundas mamás, abuelos, tíos, o quien quiera ayudar a la embarazada – puede sentir esa especial conexión, y saber que está haciendo con su cuerpo algo realmente útil para contribuir a un mejor nacimiento.

¿Cómo encontrar el juguete perfecto?

El verano y la Navidad son las épocas en las que más juguetes reciben los niños. Y aunque muchos de ellos son regalos de otras personas, los padres también nos asomamos a las jugueterías de vez en cuando. Por eso queremos saber cómo encontrar el juguete perfecto.

Pero no nos hagamos ilusiones, porque no tenemos la clave para acertar siempre. Empezaremos señalando que no existe el juguete ideal, perfecto o exclusivo para cada niño en cada edad. No obstante, intentaremos aproximarnos a ese juguete a través de este decálogo.

El juguete más sofisticado o más caro no siempre es el mejor. Una de las preguntas que debemos hacernos antes de comprar un juguete es si despierta o no el interés del niño. Más que si lleva tal marca o el dibujo de tal personaje infantil de moda, hay que fijarse en que el juguete desarrolle y fomente la creatividad del niño. Un juguetes artesano o elaborado por él mismo con nuestra ayuda puede ser más apreciado que los caros.

No todos los juguetes “congenian” con todos los niños. Se ha de tener en cuenta la personalidad del pequeño, aunque también que su manera de ser puede ir evolucionando. Si es más bien tímido le irán muy bien juegos de socialización en los que intervengan diversos jugadores. Para un niño con tendencia a actividad excesiva lo adecuado son los juguetes que favorezcan la atención, la percepción y los artísticos. Esto no quiere decir que se les niegue juguetes de uno u otro tipo a los niños con personalidades distintas.

El juguete ha de ser para el niño una fuente de diversión, de aprendizaje y desarrollo de les capacidades (lingüísticas, cognitivas, de razonamiento lógico y espacial, emocionales, motoras…).

Siempre os proponemos actividades alternativas a los videojuegos, pero si también nos decidimos por ellos, ya que bien utilizados son adecuados, hay que comprobar los contenidos, ya que algunos potencian el racismo, la intolerancia y la violencia. Familiaricémonos con los códigos y compremos los juegos adecuados a la edad del niño o niña. Compartamos con ellos los videojuegos y hagamos una compra responsable e informada.

Un juguete que fomente las conductas sexistas, racistas o violentas no es un buen juguete. Recordemos que una de las maneras en que transmitimos estereotipos sexistas a nuestros hijos es a través de los juguetes y los roles asociados a ellos.

Hay que asegurarse, en la medida de lo posible, de que el juguete que compramos respeta las normas de seguridad (en cuanto a tamaño, piezas sueltas, los materiales con que ha sido fabricado no son tóxicos…). Por desgracia no siempre los controles de seguridad son adecuados, por lo que si observamos alguna irregularidad hay que notificarla a consumo.

No saturemos al niño con juguetes, a veces caemos en el error de dárselo todo, incluso aunque no nos pidan nada, o caemos en un consumismo excesivo que no hace bien ni al bolsillo, ni al niño. Un exceso de juguetes puede destruir la fantasía y provocar que el niño se aburra. Los pediatras recomiendan no regalar más de tres juguetes.

Regalemos libros. Siempre recuerdo que una amiga dice que es “la tía latazo” porque regala libros a sus sobrinos, pero que son los únicos que reciben. Regalar libros siempre es acertar, por mucho que un niño se lance primero a otros juguetes más llamativos. Un libro es un buen regalo para que los pequeños aprendan a apreciar la lectura y disfruten leyendo o escuchando cuentos. Nunca es pronto para leer con ellos, y cuanto más se familiaricen con los libros más disfrutarán de leerlos en el futuro y de contar historias.

En relación a muchos de los puntos anteriores, es importante que los padres adoptemos una actitud crítica ante la publicidad de juguetes (impresa, en televisión…), que a menudo nos muestra una realidad distorsionada (cuando no inexistente); o su punto de vista es sexista; o nos presentan juguetes inapropiados (no cumplen los requisitos mínimos de seguridad, son bélicos…).

Por último, no hemos de olvidar que los juguetes son un medio o complemento idóneo para establecer relaciones y afianzar vínculos entre padres e hijos e hijas, entre hermanos y hermanas, familiares o amigos. Por muy individual o solitario que sea el juego, podremos ayudarles, enseñarles, compartir. Si un juguete es “perfecto” porque cumple los requisitos anteriores, dejaría de serlo si aísla al niño o niña “en su mundo” durante mucho tiempo.

Si nos planteamos estas cuestiones antes de comprar un juguete y seguimos los consejos cuando lo tenemos en casa, será más fácil que estemos cerca del juguete perfecto. Aunque recordad, tienen fecha de caducidad porque el niño crece, pero siempre habrá niños más pequeños a los que les encante recibir ese juguete, si es que ha sobrevivido en condiciones al trasiego de los juegos de su primer dueño…