Durante las vacaciones de verano los niños suelen levantarse tarde. Ahora toca volver al colegio y madrugar. Los primeros días, hasta que se adapten al nuevo horario, les costará trabajo espabilarse. Algunos consejos prácticos te servirán para hacérselo más fácil.
El sueño es un proceso biológico con diversas fases en el que hay un inicio –dormirse– y un final –despertarse–. En este proceso intervienen factores como las hormonas, la temperatura corporal o la luz. También puede ser provocado por estímulos externos como las palabras o el tacto que interrumpen, de repente, la fase del sueño en la que nos encontremos. Cuando despertamos al niño de forma artificial y anticipada, estamos cortando de manera brusca una fase del sueño profundo. Por eso es lógico que un niño tarde en espabilarse, y que se levante cansado, de mal humor o, incluso, sin apetito.
Cuánto necesita dormir
Aunque las horas de sueño necesarias dependen de la edad, lo ideal es permitir que el niño se despierte solo o, si lo haces tú, despertarle al final de un ciclo de sueño. Para ello es imprescindible conocer cuánto necesita dormir.
Prueba a anotar, durante el fin de semana, el número de horas semanales que duerme de media. Si cuentas hacia atrás las horas que necesita a partir del momento en el que debe despertarse, podremos calcular la hora a la que tiene que irse a la cama para que su despertar se realice de forma espontánea y esté descansado.
Un pequeño ritual
¿Has pensado en convertir el momento de levantarle de la cama en un pequeño ritual? Así, además, favoreces un despertar natural.
- Despiértale 10 ó 15 minutos antes de la hora para que pueda desperezarse.
- Hazlo sin brusquedad y utiliza siempre palabras cariñosas, besos y caricias.
- Un desayuno completo y pausado será el complemento perfecto para que comience el día renovado, lleno de energía, y rinda más en el colegio.
lunes, 10 de septiembre de 2012
Cómo ayudar al niño a madrugar
Las bebidas azucaradas podrían tener relación con el parto prematuro
Un estudio realizado en Noruega determinó que beber gran cantidad de refresco regular en el embarazo, predispone a que se desencadene un parto prematuro, razón por la cual las gestantes deberían vigilar su consumo.
La investigación abarcó 60.000 embarazadas y fue realizada por Hospital de la Universidad Sahlgrenska. Se encontró que beber hasta un refresco dulce al día durante el embarazo aumenta un 25% las probabilidades de que el bebé nazca antes de tiempo.
Pero hay más aún. Quienes habían consumido refrescos dietéticos todos los días tuvieron un 11% más de posibilidad de tener un parto prematuro que las que no tomaban bebidas dulces.
Otro factor observado fue que las mujeres con sobrepeso también tuvieron mayor probabilidad de parto prematuro. No obstante, las que habían bebido por lo menos una gaseosa por semana eran un 30% más propensas a tener un bebé prematuro que las mujeres con sobrepeso que no consumían esas bebidas. Pero el consumo diario aumentó ese riesgo hasta un 41%.
La relación causal que se encontró fue que quienes consumen casi a diario estos refrescos dulces, también tienden a tener otros malos hábitos de alimentación, o tabaquismo, entre otros. Es por ello que la sugerencia es optar por una alimentación más saludable, por tener un peso óptimo y por evitar alimentos o bebidas que se saben que no son nada buenos. En todo caso, se los puede dejar para un consumo ocasional, pero no diario.
¿Son los niños prematuros peores estudiantes?
Hoy nos tropezamos con uno de esos estudios que nos gustaría revisar a fondo porque, a pesar de los resultados aparentemente firmes, nos suscita algunas dudas. Según una reciente investigación los niños prematuros son peores estudiantes.
Si bien es cierto que las semanas finales del embarazo son cruciales para el posterior desarrollo físico del bebé (y por eso se procura que no nazcan antes de la semana 38), ¿son verdaderamente determinantes esas últimas semanas para el progreso intelectual del niño? ¿No hay otros muchos factores implicados, difíciles de mesurar simplemente comparando calificaciones?
En el estudio, dirigido por la doctora Kimberly Noble (profesora asistente de pediatría del Centro Médico de la Universidad de Columbia y del Hospital Presbiteriano de Nueva York), se examinaron 128.050 bebés nacidos entre la semana 37 y 41 de gestación en Nueva York entre 1988 y 1992.
Los investigadores compararon la duración del embarazo con las notas de los niños (en tercer grado) en las asignaturas de matemáticas y lectura, y los resultados aparecen en la revista “Pediatrics”.
Los niños que habían nacido entre la semana 37 y 38 tenían unas notas más bajas que aquellos nacidos en la semana 41 del embarazo. De hecho el 33% de los niños nacidos más temprano tenían un retraso severo en la lectura respecto al los nacidos a término, o problemas en matemáticas y cálculo.
No solo eso, sino que por cada semana adicional de gestación, las notas de los niños mejoraban. La tendencia se mantuvo aún después que se ajustaran otras variantes como el peso al nacer, el nivel socioeconómico, la raza y la historia familiar de consumo de sustancias tóxicas.
De todas formas, los propios investigadores hablan de un mayor riesgo de retraso escolar si el bebé es prematuro, y tan solo ese riesgo sería suficiente para que se procurara no inducir partos antes de la semana 39.
Los resultados de este estudio se suman al cuerpo de evidencias científicas que muestran que los bebés nacidos a partir de la semana 39 del embarazo comen mejor, pesan más y tienen menos problemas de visión y de oído.
La clave, el desarrollo del cerebro
Tal vez la clave en ese mayor riesgo de retraso escolar se halle en el desarrollo del cerebro. Los bebés que nacen después tienen cerebros de mayor tamaño, porque entre la semana 37 y 41 del embarazo, el cerebro continúa creciendo, y aumentando la materia gris y los nervios que luego intervendrán en las conexiones nerviosas y neuronales.
Pero si de todas formas el cerebro del bebé sigue creciendo tras el parto, ¿qué provocaría ese mayor desarrollo? Según la directora del estudio:
Quizás hay algo sobre el ambiente uterino que respalde el desarrollo cerebral de forma favorable en el último mes del embarazo, que tal vez se vea afectado por un nacimiento temprano.
Además recordamos que estudios previos calculaban en un 37% el riesgo de padecer problemas neurológicos si el bebé nace con complicaciones (aunque se incluían otros problemas al nacimiento, no solo nacer prematuros).
En cualquier caso, el correcto desarrollo de las funciones cerebrales y neurológicas depende mucho en los primeros años de la plasticidad cerebral y la estimulación que se haya llevado a cabo con los niños.
No sé si serán más los beneficios físicos o intelectuales, en cualquier caso está claro que un bebé nacido antes de tiempo puede pasarlo mal, por lo que, siempre que sea posible, conviene no adelantarse a la naturaleza. Por ello sigue siendo tan importante investigar sobre los factores de riesgo de partos prematuros, para intentar prevenirlos en la medida de lo posible.
lunes, 3 de septiembre de 2012
Depresión postvacacional, ¿también en niños?
La adaptación a la rutina tras las vacaciones puede ocasionar determinadas alteraciones emocionales y físicas conocidas como “síndrome de depresión postvacacional”. Este es un trastorno que no solo sufren los adultos, sino que también afecta a los niños que deben recuperar su ritmo habitual.
Tras las vacaciones, los niños tienen que volver a una rutina en cuanto a horarios, alimentación y actividades en muy poco tiempo. Los especialistas de Sanitas Hospitales explican cómo combatir y prevenir el denominado “ síndrome de depresión postvacacional” en los niños.
¿Existe el síndrome post-vacacional en niños?
La Dra. Marta Campo, jefa del servicio de Psicología del Hospital Sanitas La Zarzuela apunta que “en realidad no existe una patología de depresión postvacacional como tal tipificada en los manuales de clasificación internacionales, pero al regresar del periodo vacacional pueden aparecer reacciones que responden a una dificultad por parte de la persona a retomar su vida diaria”.
Síntomas de depresión post-vacacional en niños
Según la Dra. Campo “depende de la edad del niño y de la intensidad del sufrimiento que presente, pero los síntomas de este síndrome de depresión postvacacional en niños pueden incluir insomnio, llanto o somatizaciones digestivas como vómitos o diarreas. Estos responden a un rechazo al colegio, cuyas causas podrían existir antes de las vacaciones. Si fuera así y el niño tuviera problemas de relación con los compañeros o una dificultad académica significativa, entonces no se trataría de un desajuste a la hora de retomar el ritmo de la vida cotidiana, sino de otra problemática más grave que tendría que ser evaluada por el psicólogo y habría que ponerla en manos de un profesional”.
Consejos para evitar el síndrome de depresión post-vacacional
Si los padres ayudan a identificar los aspectos positivos que tiene el final de las vacaciones, el niño se adaptará a la nueva etapa sin problemas. Ver a los compañeros de clase, recuperar sus juguetes o dormir de nuevo en su habitación de casa, son alguno de estos puntos positivos que los padres pueden utilizar para que los niños tengan ilusión por recuperar su rutina diaria. Además:
- Planifica el regreso de forma gradual.
- Fomenta la adaptación del organismo a los nuevos horarios. Reserva un par de días para que los niños se adapten a los horarios del otoño.
- Evita transmitir a los niños la idea de que retomar la vida cotidiana conlleva algo negativo, ya que son un reflejo de sus padres y si perciben normalidad, ellos actúan con normalidad también.
Refuerza los aspectos positivos de la rutina. Potencia las ventajas de “la vuelta al cole” (ver a los compañeros de clase, dormir en sus camas, recuperar sus juguetes, etc.)
La leche materna propicia el desarrollo de la flora intestinal del bebé
Un nuevo beneficio más de la lactancia materna, es que ahora se descubrió que es capaz de ayudar a que la flora intestinal del bebé se desarrolle de mejor forma, con lo cual el niño es capaz de defenderse mucho mejor de las enfermedades.
Es que en efecto, la existencia de determinadas bacterias en el tracto digestivo ayuda a eliminar a otras que son patógenas. Y si la lactancia ayuda a que los bebés tengan más desarrollada la flora intestinal, el beneficio es que el niño será más sano. Es por eso que la incidencia de gripe, enfermedades respiratorias y diarrea infantil, es inferior entre los alimentados con leche materna.
De esta manera, se descubrió otro mecanismo más por el que la leche materna protege de enfermedades, y suma una ventaja adicional más que la leche de fórmula no tiene.
En laboratorio, se cultivaron bacterias en leche de vaca, leche de fórmula y leche materna. En la leche materna, las bacterias se adhirieron entre sí para formar biopelículas, unas capas delgadas y adherentes de bacterias que sirven de escudo contra los patógenos y las infecciones.
En el caso de la fórmula y la leche de vaca las bacterias crecieron, pero como organismos individuales que no se unen para formar una barrera protectora.
Fumar en el embarazo relacionado con el asma infantil
Fumar es un hábito nocivo, y más aún no lo es en el embarazo, pues compromete la salud del bebé por nacer. Fumar en el embarazo está relacionado a un mayor riesgo de asma infantil, especialmente en el primer trimestre de embarazo.
Los hijos de las mujeres que fuman durante el embarazo, incluso aunque lo hayan dejado una vez nacido el bebé, tienen más riesgo de padecer asma en la edad preescolar, sibilancias y problemas respiratorios.
Los resultados de un reciente estudio realizado en Suecia indican que los efectos nocivos del tabaquismo materno en el sistema respiratorio fetal comienzan temprano en el embarazo, quizás antes que la mujere siquiera se da cuenta de que está embarazada.
El asma infantil se ha incrementado notablemente en los últimos años hasta convertirse en la actualidad en la enfermedad más frecuente en la infancia, que afecta entre el 8 y el 12% de los niños.
Si bien sus causas están vinculados a múltiples factores, el tabaquismo de la madre durante el embarazo parece ser un factor de peso.
Por tanto, como los efectos de fumar en el embarazo parecen ser especialmente nocivos durante las primeras etapas de embarazo, por precaución debería dejarse el hábito, incluso antes de buscar el embarazo.
miércoles, 29 de agosto de 2012
Cómo saber si se pierde líquido amniótico
A muchas embarazadas les crea mucha incertidumbre no saber distinguir cuándo se rompe la bolsa y cómo diferenciar el líquido amniótico de otras sustancias como la orina o el flujo. Siguiendo estas instrucciones, saldrás de dudas.
La bolsa amniótica es una estructura membranosa hermética llena de líquido que protege y envuelve al feto y al cordón umbilical. La supervivencia y el bienestar del feto dependen en gran medida de que la bolsa esté intacta y no se pierda líquido.
Lo normal es que la bolsa se rompa en las horas previas al parto (amniorrexis) e incluso durante el parto, pero en algunas ocasiones puede romperse en semanas tempranas del embarazo, cuando todavía no es adecuado que termine el embarazo (por infecciones, por traumatismos o por causas desconocidas).
Romper aguas: fácil de identificar
Lo más frecuente es que la rotura espontánea de la bolsa sea grande y salga líquido de manera rápida y abundante, y continuamente. En este caso, no surgen dudas porque la cantidad de flujo u orina no es tan cuantiosa.
Además, el líquido amniótico es incoloro o blanquecino, menos espeso que el flujo y a veces contiene partículas blancas o restos de sangre flotando.
Cómo detectar fisuras en la bolsa amniótica
Pero hay ocasiones en las que la rotura de la bolsa es muy pequeña (hablamos de una fisura) y la cantidad de líquido que sale es escasa y de forma intermitente.
Entonces, a veces resulta difícil distinguirlo de pérdidas de orina o flujo vaginal.
Si tenemos dudas sobre si hemos roto la bolsa, podemos tomar las siguientes medidas:
- Hacer pis para vaciar bien la vejiga y descartar pérdidas de orina, en primer lugar.
- Colocarnos dentro de la braguita un paño o una toalla limpia y de algún color oscuro, como si fuera una compresa.
- Dar un pequeño paseo y toser varias veces.
- Si la bolsa está rota, veremos una mancha más o menos grande de líquido en el paño.
- Si no está rota, el paño estará seco o con flujo (que es más espeso y viscoso).
Cuándo ir al hospital
Si tenemos claro que hemos roto la bolsa o si nos quedan dudas, lo más aconsejable es acudir al hospital. Si se confirma la rotura, será necesario el ingreso y habrá que tomar algunas medidas ( monitorización, antibióticos...) para garantizar el bienestar del feto.
Si el líquido está manchado de sangre abundante o presenta un color amarillento, verdoso o marrón, hay que acudir inmediatamente al hospital porque puede suceder que el pequeño tenga algún problema.