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martes, 25 de septiembre de 2012

Los quesos en el embarazo

Existe una idea difundida de que las embarazadas no deben comer quesos blandos. Y puede que haya algo de verdad en todo ello, ya que hay motivos para tener ciertas precauciones. Es que hasta no hace tanto tiempo, no era seguro que los quesos que se estaban consumiendo estuvieran debidamente pasteurizados.

Es por ello que hasta hace poco se aconsejaba evitar los quesos blandos en el embarazo. Sin embargo, actualmente es posible saber fehacientemente que las marcas industriales de lácteos tienen rigurosos procesos de pasteurización que eliminan el riesgo.

Concretamente, son las bacterias listeria monocytogenes y brucella abortus, las que podían causar desde aborto espontáneo a malformaciones, o hasta la muerte materna en casos graves. Pero si consumimos quesos confiables, esto no tiene por qué ocurrir.

La mayoría de los productos lácteos que se fabrican en Europa están previamente pasteurizados. Sin embargo, es posible toparse con quesos hechos con leche sin pasteurizar, y en este caso los quesos blandos son los más propensos a tener bacterias nocivas. Por ejemplo, los quesos blandos de tipo artesanal, pueden ser perjudiciales.

Es mejor no comer en esta etapa quesos que no estén envueltos en un plástico precintado o aquellos que tengan un proceso de fabricación dudoso. También hay que ser precavidas con los quesos blandos que se dejan a medias, porque pueden contaminarse, en especial si permanecen en un ambiente caluroso.

En cualquier caso, lee atentamente las etiquetas de lo que consumes para asegurarte que los lácteos que tomes estén debidamente pasteurizados.

¿Apuntarlos o no a actividades extraescolares?

Probablemente, algunos ya habréis apuntado a vuestros hijos a alguna actividad como danza, fútbol, música, pintura, karate, idiomas, ajedrez, etc., pero puede que muchos otros os estéis planteando si apuntarlos o no a actividades extraescolares.

Hay ciertas recomendaciones a tener en cuenta antes de apuntar a los niños a actividades extraescolares, sobretodo cuando hablamos de niños pequeños de menos de seis años.

¿Lo hacemos por ellos o por nosotros?

Una de las primeras cosas que debemos preguntarnos es si los apuntamos porque nos viene bien a los padres tener a los niños “colocados” un par de horitas más o porque realmente a ellos les gusta y disfrutar de las actividades.

En ocasiones la decisión depende más de los horarios laborales de los padres que de los deseos del niño. Al fin y al cabo, si el niño no se siente motivado por la actividad que va a realizar irá desganado y acabará abandonándola. O peor, se verá obligado a hacer algo que no le gusta en lugar de hacer alguna actividad más productiva como jugar.

Consejos para elegir la actividad

Si vuestros hijos quieren asistir a clases extraescolares, es muy importante saber elegir la actividad de acuerdo a sus gustos.

Pueden contribuir a despertar aficiones que no suelen encontrarse en la mayoría de los programas escolares como tocar un instrumento, aprender teatro, cocina, manualidades, etc.

Lo realmente importante es que ellos se lo pasen bien, se distiendan, hagan amistad con otros niños y conozcan nuevas posibilidades.

Idealmente, podemos buscar actividades para hacer con ellos como por ejemplo yoga, teatro, expresión corporal, etc. De esta forma, la actividad cumple su función educativa y además compartimos con ellos un tiempo precioso, fuera de las rutinas cotidianas.

Lo fundamental es que la actividad elegida sea un disfrute para ellos y no un agobio. Son actividades educativas y enriquecedoras para el desarrollo de los más pequeños, siempre que les dejen tiempo para el descanso y el juego.

Por eso, deberéis hablar con el niño para decidir la actividad que va a realizar y a lo largo del curso observar su comportamiento para saber si está entusiasmado, aburrido o cansado de la actividad. Y por supuesto, elegir el sitio adecuado para que asistan. Así, podréis tomar la decisión más adecuada en beneficio del pequeño.

Dejarles tiempo libre

Para los niños es muy importante disfrutar de tiempo libre en su infancia. Si tienen su agenda atiborrada de actividades no les dejamos tiempo para jugar, disfrutar de la naturaleza, pasar tiempo con los amigos, pensar, crear, descansar y por supuesto, restamos tiempo para pasar en familia.

Recargarlos de actividades a edades tan tempranas puede provocarles agobio, desinterés, e incluso desembocar en situaciones de estrés. Los niños pequeños necesitan menos tiempo de actividades pautadas y más tiempo de juego libre.

Por tanto, a la hora de plantearse si apuntarlos o no a actividades extraescolares debemos evaluar las ventajas y las desventajas, pero sobretodo debemos tener en cuenta los deseos y las necesidades de nuestros hijos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cómo quitar los mocos a un bebé


Los bebés (y los que no son tan bebés) tienen mocos prácticamente todo el invierno. Aunque se resistan –no es algo agradable– es aconsejable quitárselos para evitar problemas posteriores. Te explicamos cómo y cuándo hacerlo.

Los bebés son propensos a los resfriados y se les tapona la nariz enseguida. El exceso de mucosidad entorpece su respiración y les molesta al comer y dormir.

Un ambiente algo húmedo les ayuda a descongestionarse. Los humidificadores son útiles, ya que las calefacciones secan mucho el ambiente.

Aunque el bebé pase un mal rato cuando le quitamos los mocos, es imprescindible hacerlo. Si los mocos se infectan, pueden producirles sinusitis, otitis, faringitis...

¿Cómo le quito los mocos al bebé?

La nariz del bebé se despeja con un lavado nasal. Primero hay que acostar al niño boca arriba, girarle la cabeza hacia un lado y aplicarle suero fisiológico para humedecer las fosas nasales.

Después, hay que sacarle las secreciones. Existen varios métodos:

Aspirador nasal de cánula

Es lo que mejor funciona en los bebés pequeñitos. Primero se pueden echar unas gotas de suero fisiológico en las fosas nasales. Después se coloca un extremo de la cánula en la fosa nasal y el otro en la boca del adulto. Acto seguido se aspira. Las secreciones se quedarán retenidas en un recipiente en medio del tubo.

Aspirador nasal ergonómico (perita)

Es algo menos eficaz que la cánula porque la nariz de los bebés es muy pequeñita y a veces la perita no logra hacer el vacío necesario para aspirar los moquitos. Es muy fácil de usar. Primero se aprieta el bulbo de goma, se introduce en una de las fosas nasales y, una vez dentro, se suelta poco a poco. Hay que procurar tapar la otra fosa nasal (apretando la nariz) para que la presión realizada sea mayor.

Pinzas nasales

Existen unas pinzas especiales para quitar los mocos secos. Tienen un tope de seguridad que impide introducirlo demasiado en la naricita del bebé. No son imprescindibles, pero a veces pueden venir bien.

Los bastoncillos están desaconsejados, porque podríamos hacer daño al niño al no calcular bien hasta dónde lo introducimos. Si tiene un moquito seco, lo mejor es utilizar la pinza nasal o un dedo (con mucho cuidado).

¿Cuándo hay que quitar los mocos al niño?

    Con tres o cuatro veces al día suele valer. No hay que obsesionarse ni estar continuamente quitándoles los moquitos, porque podríamos producirles alguna herida en la nariz o una pequeña hemorragia.

    Si simplemente notamos una especie de ronquido provocado por unos pocos mocos pero el niño está alegre, come bien y duerme bien, entonces hay que dejarlo como está. Significa que los mocos no le molestan.

    Cuando sintamos al bebé incómodo. Los bebés tienden a vomitar más fácilmente que los adultos y, muchas veces, los mocos les provocan náuseas.

    Antes de dormir. Los bebés respiran el 90% del tiempo por la nariz, aún no tienen demasiado pronunciado el reflejo de respirar por la boca. Por eso, cuando están dormidos y los mocos les provocan una sensación de ahogo (les llega menos oxígeno al cerebro) se despiertan llorando.

    Antes de comer. Al tener la boca tapada por el pecho o por el biberón, no podrán respirar con total normalidad. Por eso, cuando tienen muchos moquitos y les molestan, suelen comer menos. También suelen vomitar más.

Es seguro utilizar analgésicos inhalables durante el parto

Una de las alternativas para aliviar los dolores de parto es la de utilizar analgésicos inhalables. Se trata de sustancias que se administran a la madre durante las contracciones con una mascarilla, que permiten sentir menos dolor, como el caso del gas hilarante (óxido nitroso) y analgésicos fluranos.

Un estudio realizado por el Centro Médico de la Universidad VU, Ámsterdam, determinó que su uso es seguro y efectivo, con menos efectos secundarios que los de otra alternativa más popularizada, el bloqueo epidural.

Los analgésicos inhalables ofrecen una opción menos invasiva y con inferiores efectos secundarios a aquellas mujeres que no quieren correr riesgos con la anestesia epidural, pero que desearían tener una herramienta para tolerar mejor el dolor. Sin embargo, todo tiene su costado: la administración de los derivados de los fluranos debe ser hecha por un profesional entrenado en las dosis exactas, porque su exceso puede producir desmayo.

Asimismo, debe contarse con habitaciones debidamente ventiladas para dar a luz, puesto que los profesionales que ayudan a la mujer durante el parto, también podrían intoxicarse con los gases, lo cual en su caso no es nada deseable. Es por ello que hay hospitales que tienen un sistema especial de ventilación para usar el gas.

En el estudio, aquellas mujeres a las que se les administraron fluranos calificaron la sensación de dolor 14 puntos por debajo de las mujeres tratadas con óxido nitroso, que al mismo tiempo sintieron menos dolor que aquellas sin ninguna analgesia.

Al mismo tiempo, cabe señalar que el óxido nitroso provocó más vómitos y mareos que la falta de analgesia.

Los analgésicos inhalables no quitan todo el dolor, pero lo alivian un poco, lo que para muchas mujeres podría ser suficiente para tolerar el trabajo de parto sin más.

Los bebés tienen más facilidad para aprender idiomas que los adultos‏





Cuando de niños se habla es muy habitual decir de ellos que son como esponjas porque son capaces de almacenar conocimientos como si de una esponja acaparando agua se tratara.

La duda suele estar en cuándo empiezan a ser capaces de aprender del mismo modo (o de un modo superior) que los adultos, y un estudio reciente hecho en Alemania ha logrado desvelar que ya desde bebés, incluso con tres meses de edad, son más capaces de aprender idiomas que los adultos, al entender mejor algunas estructuras silábicas que nosotros.

Esto no quiere decir, lógicamente, que un bebé hablará antes un nuevo idioma que un adulto, porque un bebé de tres meses no habla. Sin embargo, si pudiera hacerlo, al ser capaz de detectar dependencias complejas entre sílabas que muchos adultos no vemos y al aprenderlas espontáneamente, sí hablaría el idioma antes que nosotros.

Los niños tienen una mejor audición para el idioma que nosotros

El estudio ha sido publicado en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy os Sciencies) de EEUU y viene a mostrar que las capacidades auditivas de los bebés y niños pequeños son mayores que las de los adultos, probablemente porque ellos tienen más prisa en aprender un idioma que nosotros los mayores.

Los científicos querían conocer los mecanismos que utilizan los bebés al aprender un idioma para comprobar con qué facilidad y velocidad lo hacían y se dieron cuenta que incluso los bebés de tres meses son más capaces de reconocer reglas complejas de un lenguaje hablado que los adultos.

Cómo hicieron el estudio

Para llevar a cabo el estudio varios bebés escucharon secuencias de sílabas durante veinte minutos. Mientras las escuchaban se medían sus respuestas cerebrales a través de una electroencefalografía.

En las secuencias de sílabas éstas aparecían por parejas, pero con una tercera sílaba intercalada. En muchas de las secuencias las sílabas eran correctas, pero en muchas otras había errores.

No se trataba de palabras, sino de secuencias lógicas de sílabas necesarias para la construcción del lenguaje que los adultos entendían sólo cuando se les instaba a encontrar la trampa. Muchos bebés (no todos), sin embargo, demostraron a través del EEG que se percataban de las infracciones.

Los científicos decidieron además elevar el tono de alguna de las sílabas. Los bebés que reaccionaron ante estos cambios de tono fueron los mismos que identificaron los errores en las sílabas, siendo mayoría.

Los adultos, sin embargo…

Como hemos comentado, los adultos sólo fueron capaces de reaccionar ante las desviaciones en las sílabas cuando se les dijo que tratasen de reconocer un error en la presentación.

Curiosamente, los mismos que tuvieron una respuesta cerebral más intensa ante los cambios de tono de las sílabas fueron los que captaron mejor las reglas de las sílabas mostradas.

Esto parece indicar que hay una relación entre la capacidad auditiva de los bebés y la capacidad de aprender un lenguaje porque, cuanto mejor discriminaban los cambios de tono, mejor descubrían las trampas que los investigadores prepararon para ellos.

La capacidad de los niños de aprender varios idiomas al mismo tiempo

Esta gran capacidad para entender reglas del lenguaje abre de nuevo el debate acerca de la posibilidad de enseñar a los bebés varios idiomas a la vez. Hemos hablado largo y tendido en Bebés y más sobre ello y vuelvo a tocar al tema porque el estudio y sus conclusiones dan pie a ello: los bebés y niños son muy capaces de aprender varias lenguas al mismo tiempo y de hecho suele ser beneficioso para ellos que lo aprendan así.

Sin embargo, un idioma no se aprende con una hora semanal, sino con la inmersión lingüística. Pretender que un niño aprenda inglés en la guardería por hablar un rato con ellos en inglés o con una extraescolar cuando son más mayores es exagerado y ese tiempo podría destinarse a cosas más interesantes. Si en cambio uno de los padres habla inglés o si van a una guardería o escuela donde la mayoría del tiempo se habla ese idioma la cosa cambia, así sí se aprende, y se aprende mientras hacen otras cosas porque la segunda lengua se convierte en un medio y no en un fin.

viernes, 14 de septiembre de 2012

La exposición pasiva al tabaco afecta al desarrollo neurológico del bebé

Una nueva investigación muestra que los recién nacidos que han estado expuestos a la nicotina, tanto por tener madres fumadoras activas como pasivas, presentan peores respuestas fisiológicas, sensoriales, motoras y de atención.

Fumar durante el embarazo se ha relacionado con diversos problemas en la descendencia, como problemas de aprendizaje, trastorno por déficit de atención con hiperactividad e incluso obesidad.

Sin embargo, aunque los trastornos pediátricos y obstétricos relacionados con el tabaco en esta etapa están bien definidos, los efectos en el comportamiento neonatal todavía han sido poco estudiados.

Una nueva investigación, liderada por expertos del Centro de Evaluación y Medida de la Conducta (CRAMC) de la Universidad Rovira i Virgili y publicada en la revista Early Human Development, da un paso más allá y analiza también los efectos en el recién nacido del consumo pasivo de tabaco durante el embarazo.

Los científicos evaluaron el comportamiento de 282 recién nacidos sanos mediante la Escala de Evaluación del Comportamiento Neonatal, que permite interactuar con el bebé recién nacido y evaluar su comportamiento y respuestas, entre las 48 y las 72 horas de vida.

De las madres estudiadas, el 22% fumaron durante el embarazo y apenas el 6% se expusieron pasivamente al humo de tabaco. De las fumadoras, el 12,4% consumían entre 1 y 5 cigarrillos por día; un 6,7% entre 6 y 10; y un 2,8% de 10 a 15 diarios. Ninguna de las madres fumaba más de 15 cigarrillos por día.

El tabaco afecta al recién nacido, tanto si la madre fuma como si es fumadora pasiva

“Los recién nacidos que han estados expuestos intrauterinamente a la nicotina –tanto de manera activa como pasiva– presentan afectación en varios aspectos de su desarrollo neuroconductual que pueden ser indicadores de futuras patologías, independientemente de factores sociodemográficos, obstétricos y pediátricos”, explican Josefa Canals y Carmen Hernández, autoras principales del trabajo.

Los resultados revelan que los hijos de madres fumadoras y de fumadoras pasivas presentan peores puntuaciones en la habilidad para inhibir estímulos que pueden alterar el sistema nervioso central. Además, los hijos de fumadoras pasivas poseen un peor desarrollo motor, y los de fumadoras, menor habilidad para regular las conductas y respuestas en los ámbitos fisiológicos, sensoriales, motores y atencionales.

“Los profesionales de la salud deberían alentar a las futuras madres y a sus familiares cercanos para eliminar o reducir su consumo de tabaco”, sostiene Canals, que subraya la importancia de informar de los efectos de la exposición al humo involuntario para prevenir el daño directo en el feto y el desarrollo infantil.

Humo en los embarazos

Fumar durante el embarazo es uno de las mayores causas modificables de enfermedad y muerte tanto para la mujer embarazada como para el feto. Sin embargo, los estudios epidemiológicos muestran que entre el 11% y el 30% de las mujeres embarazadas fuman o están expuestas pasivamente al humo del tabaco.

Cuando una mujer embarazada fuma, la concentración de nicotina en el feto alcanza niveles un 15% mayor que los que existen en la madre. En España, el 43,5% de las mujeres entre 25 y 44 años fuma, porcentaje que cae durante el embarazo hasta alrededor del 26,6%.

“Pero aunque las mujeres tienden a reducir su consumo regular de cigarrillos al quedarse embarazada, es fundamental estudiar los efectos de la exposición a pequeñas cantidades de tabaco en el desarrollo fetal”, concluyen Canals y Hernández.

No es bueno colocar calzado a bebés que no caminan

Expertos en desarrollo infantil advierten sobre la necesidad de no calzar a bebés hasta tanto no empiecen a caminar, con la finalidad de no entorpecer el correcto desarrollo de su pie y previniendo problemas posteriores.

Concretamente, han sido los doctores del el Hospital Nisa Pardo de Aravaca los que explicaron los motivos de escoger un buen calzado infantil, y prescindir de ellos hasta tanto el niño no comience a caminar y realmente los necesite.

El pie es un órgano en constante evolución, y colocar un zapato por estética puede hacer que las distintas partes del pie se vean presionadas y no se desarrollen en forma correcta. Antes de comenzar a caminar “la estructura ósea de un niño tarda en consolidarse completamente”, como explican los médicos, razón por la cual un zapato es contraproducente.

Así, hay que tener cuidado al elegir zapatos para niños, puesto que si durante la infancia se altera su normal crecimiento, tendrán problemas para caminar o practicar deportes durante toda su vida, incluso traería problemas articulares o en la columna vertebral durante la adultez.

Es así que hasta comenzar a desplazarse, basta con calcetines o patucos, nada de zapatos. Cuando se llega a la fase de gateo, poner un zapato flexible de tejidos nobles, que además de resguardar del frío, le proteja de los golpes. Debe tener protección tanto en la puntera como en el talón y suela blanda de 2-3mm. Es conveniente vigilar los pies por si aparecen roces.

Entre los 12 meses y los tres años, optar por calzado con suelas flexibles que le permitan sentir cualquier terreno. Es bueno si tiene velcro, así se favorece su desarrollo psicomotriz, ya que el propio niño puede atarse y desatarse.

Entre los 4 y los 7, debe llevar un zapato adecuado para evitar lesiones e impedir que sufra ninguna patología.

De los 7 a los 14 años, no hay que dejar que la moda sea la que rija los zapatos, sino vigilar siempre la calidad, ya que son los años cuando se establecen la marcha adulta.

A la hora de salir a comprar zapatos hay que tener en cuenta que:

-En los primeros meses, ponerle calcetines o patucos para proteger del frío.

-Nunca calzar al niño antes de que empiece a andar.

-No usar calzado abotinado, porque no permite la movilidad del tobillo.

-La suela debe ser suficientemente flexible para permitir la movilidad de las articulaciones.

-La punta del zapato debe ser ancha y larga, para que puedan mover los dedos libremente.

-El calzado debe ser de materiales transpirables y pieles flexibles.

-Debe tener mayor longitud que el pie: de 1 a 1,5 cm más grande que el dedo más largo.

-Los zapatos deben cambiarse con frecuencia por otros más apropiados para el tamaño del pie.

-No debe molestar al uso, aunque sea nuevo.

-Si la suela se desgasta anormalmente en poco tiempo, se debe acudir al podólogo para un estudio biomecánico y poder descartar posibles trastornos en la marcha.

-Andar descalzo por terreno irregular favorece el desarrollo del niño.

-No usar zapatos con soportes plantares estándar. Si son necesarias plantillas, deben realizarse a medida.