Practicar Pilates a partir del tercer mes de embarazo es muy beneficioso para fortalecer el suelo pélvico y mejorar la flexibilidad de cara al parto. La respiración es básica en esta disciplina y Yojam Albertoni de Caroli Health Club nos explica cómo realizarla en este vídeo.
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lunes, 11 de marzo de 2013
Pilates en el embarazo: la respiración
Practicar Pilates a partir del tercer mes de embarazo es muy beneficioso para fortalecer el suelo pélvico y mejorar la flexibilidad de cara al parto. La respiración es básica en esta disciplina y Yojam Albertoni de Caroli Health Club nos explica cómo realizarla en este vídeo.
Embarazo con lactancia previa
No es una situación poco habitual. Una mamá de un niño pequeño que aún está siendo amamantado, decide tener otro bebé. En ese caso, se plantea la duda de si la lactancia impide una nueva concepción, y si es posible continuar amamantando durante la nueva gestación.
Es cierto que las hormonas que regulan la lactancia pueden inhibir la ovulación, y por lo tanto la menstruación tarda en regresar. En la mayoría de los casos, cuando el bebé comienza a espaciar las tomas, la regla vuelve.
Si esto no ocurre y la pareja desea tener otro bebé, quizá sí sea necesario dejar la lactancia para volver a concebir. Pero la mayoría de las veces, el embarazo durante la lactancia es totalmente posible sin necesidad de interrumpirla.
Es que si quedaste embarazada mientras estabas amamantando, no hay razón para suspender la lactancia. Ocurre muchas veces que cuando la mujer queda embarazada, los niños se destetan solos pues el sabor y las características de la leche cambian.
Otra precaución es que el estímulo del pezón puede provocar contracciones, razón por la cual eventualmente se debería abandonar la lactancia en caso de amenaza de aborto espontáneo o de parto prematuro.
No obstante, estudios realizados a niños destetados durante un segundo embarazo, encontraron que se volvieron más susceptibles a infecciones que aquellos a los que simplemente se los destetó antes o no se los destetó.
Es probable que el estrés producido por un destete brusco, sumado al hecho de esperar un nuevo hermano, hace que estos niños tengan una mayor tendencia a enfermarse.
Es cierto que las hormonas que regulan la lactancia pueden inhibir la ovulación, y por lo tanto la menstruación tarda en regresar. En la mayoría de los casos, cuando el bebé comienza a espaciar las tomas, la regla vuelve.
Si esto no ocurre y la pareja desea tener otro bebé, quizá sí sea necesario dejar la lactancia para volver a concebir. Pero la mayoría de las veces, el embarazo durante la lactancia es totalmente posible sin necesidad de interrumpirla.
Es que si quedaste embarazada mientras estabas amamantando, no hay razón para suspender la lactancia. Ocurre muchas veces que cuando la mujer queda embarazada, los niños se destetan solos pues el sabor y las características de la leche cambian.
Otra precaución es que el estímulo del pezón puede provocar contracciones, razón por la cual eventualmente se debería abandonar la lactancia en caso de amenaza de aborto espontáneo o de parto prematuro.
No obstante, estudios realizados a niños destetados durante un segundo embarazo, encontraron que se volvieron más susceptibles a infecciones que aquellos a los que simplemente se los destetó antes o no se los destetó.
Es probable que el estrés producido por un destete brusco, sumado al hecho de esperar un nuevo hermano, hace que estos niños tengan una mayor tendencia a enfermarse.
¿Dormir las siestas a bajo cero para evitar enfermedades?
Imagina que viene a visitarte una mujer nórdica con su bebé en un frío día de invierno. Es un día tan frío, tanto, que en el exterior el termómetro marca cero grados y has decidido no salir de casa con tu bebé por el riesgo a que te coja algo que no tiene. Acabáis de comer y como su hijo tiene sueño y se ha quedado dormido al pecho, lo deja en el cochecito. En ese momento se acerca a tu balcón y te pide permiso para abrirlo. Sorprendida accedes. Lo abre, saca el cochecito, entra y lo cierra de nuevo.
Seguro que en ese momento estás pensando que esta madre está “de loca para arriba”, sin embargo, si la visitante al país nórdico fueras tú, la rara serías tú, al no ofrecer a tu hijo lo mejor para evitar enfermedades: sacarlo a temperaturas bajo cero para que duerma ahí la siesta.
Nunca he estado en un país nórdico, así que si alguna sois de ahí o lo habéis visto lo podréis verificar. Según se cuenta, es habitual ver varios cochecitos alineados en la entrada de las cafeterías con los niños durmiendo, mientras los padres pasan el rato dentro. De igual modo, en las guarderías también sacan a los niños en la hora de la siesta y, evidentemente, los padres en sus casas hacen lo mismo.
Las temperaturas a las que pueden llegar a estar varían, según el día, pero es habitual que estén a temperaturas de entre -5ºC y -15ºC. Es entonces cuando “abrigan” un poco más al cochecito, para evitar el viento, o ponen un poco más de esmero en abrigar al niño, que ya de por sí está muy bien tapado (en eso seguro que podrían darnos unas cuantas lecciones).
Esto no es novedad
No se trata de una tendencia actual, pues hace ya décadas que se lleva a cabo y, como digo, ahí es lo más normal del mundo. Ya prontito, al poco tiempo de nacer, empiezan a pasar ratitos fuera en el exterior, llegando a estar hasta dos y tres horas cuando son bebés más grandecitos.
El tiempo, lógicamente, lo marca el bebé, pues cuando se despierta vuelve al interior (aunque algunas guarderías proponen sus actividades mayoritariamente en el exterior, siendo la excepción las que se llevan a cabo en el aula). Según comentan cuando los bebés duermen fuera duermen más tiempo que cuando están dentro, siendo una posible explicación que están muy “recogidos”, abrigados y físicamente contenidos, sin llegar a sudar.
Más sanos que si durmieran dentro
El motivo de hacer algo así es que tienen claro que en invierno las enfermedades están al acecho. Como la mejor manera de lograr que un niño se contagie de algo es metiéndole en un sitio cerrado y caliente con un montón de niños o personas que le pueden contagiar tienen la teoría de que al aire libre las probabilidades de enfermar son mucho menores.
Claro, lo ideal sería saber hasta qué punto es esto cierto. Según algunos estudios realizados por la Agencia de Protección del Medio Ambiente en Suecia esta teoría no está del todo clara. En algunos estudios se evidencia que los niños que pasan más tiempo al aire libre, tanto en siestas como en general, se ausentan del colegio menos días que los niños que pasan la mayor parte del tiempo en el interio. En otros estudios, en cambio, no se observan diferencias a la hora de comparar a los niños que duermen dentro y a los que duermen fuera.
Evidentemente, ponen mucho énfasis en conseguir que el niño, aún estando fuera, no pase frío. Como dicen habitualmente, “no hay mal tiempo, sino mala ropa”. Un bebé de semanas o meses no tiene la misma capacidad de regulación de temperatura que los adultos, por lo que si nosotros hiciéramos lo mismo y no abrigáramos bien a nuestros hijos correríamos el riesgo de poner su salud en riesgo.
Como allí los abrigan bien no sucede nada de lo que nosotros más tememos (que “cojan lo que no tienen”, que “pillen una pulmonía” o cualquiera de las cosas de las que nuestros padres nos advertían cuando salíamos con un frío de aúpa), así que como aquí hace menos frío y raramente llegamos a temperaturas bajo cero, podríamos hacer lo mismo y empezar a sacar a los bebés a dormir al exterior. Así evitaríamos los sitios cerrados cerca de los niños y adultos que tantas enfermedades contagian a nuestros hijos.
Sin embargo, no sé por qué, dudo mucho que esta técnica preventiva se acabe extendiendo en nuestra población.
Seguro que en ese momento estás pensando que esta madre está “de loca para arriba”, sin embargo, si la visitante al país nórdico fueras tú, la rara serías tú, al no ofrecer a tu hijo lo mejor para evitar enfermedades: sacarlo a temperaturas bajo cero para que duerma ahí la siesta.
Nunca he estado en un país nórdico, así que si alguna sois de ahí o lo habéis visto lo podréis verificar. Según se cuenta, es habitual ver varios cochecitos alineados en la entrada de las cafeterías con los niños durmiendo, mientras los padres pasan el rato dentro. De igual modo, en las guarderías también sacan a los niños en la hora de la siesta y, evidentemente, los padres en sus casas hacen lo mismo.
Las temperaturas a las que pueden llegar a estar varían, según el día, pero es habitual que estén a temperaturas de entre -5ºC y -15ºC. Es entonces cuando “abrigan” un poco más al cochecito, para evitar el viento, o ponen un poco más de esmero en abrigar al niño, que ya de por sí está muy bien tapado (en eso seguro que podrían darnos unas cuantas lecciones).
Esto no es novedad
No se trata de una tendencia actual, pues hace ya décadas que se lleva a cabo y, como digo, ahí es lo más normal del mundo. Ya prontito, al poco tiempo de nacer, empiezan a pasar ratitos fuera en el exterior, llegando a estar hasta dos y tres horas cuando son bebés más grandecitos.
El tiempo, lógicamente, lo marca el bebé, pues cuando se despierta vuelve al interior (aunque algunas guarderías proponen sus actividades mayoritariamente en el exterior, siendo la excepción las que se llevan a cabo en el aula). Según comentan cuando los bebés duermen fuera duermen más tiempo que cuando están dentro, siendo una posible explicación que están muy “recogidos”, abrigados y físicamente contenidos, sin llegar a sudar.
Más sanos que si durmieran dentro
El motivo de hacer algo así es que tienen claro que en invierno las enfermedades están al acecho. Como la mejor manera de lograr que un niño se contagie de algo es metiéndole en un sitio cerrado y caliente con un montón de niños o personas que le pueden contagiar tienen la teoría de que al aire libre las probabilidades de enfermar son mucho menores.
Claro, lo ideal sería saber hasta qué punto es esto cierto. Según algunos estudios realizados por la Agencia de Protección del Medio Ambiente en Suecia esta teoría no está del todo clara. En algunos estudios se evidencia que los niños que pasan más tiempo al aire libre, tanto en siestas como en general, se ausentan del colegio menos días que los niños que pasan la mayor parte del tiempo en el interio. En otros estudios, en cambio, no se observan diferencias a la hora de comparar a los niños que duermen dentro y a los que duermen fuera.
Evidentemente, ponen mucho énfasis en conseguir que el niño, aún estando fuera, no pase frío. Como dicen habitualmente, “no hay mal tiempo, sino mala ropa”. Un bebé de semanas o meses no tiene la misma capacidad de regulación de temperatura que los adultos, por lo que si nosotros hiciéramos lo mismo y no abrigáramos bien a nuestros hijos correríamos el riesgo de poner su salud en riesgo.
Como allí los abrigan bien no sucede nada de lo que nosotros más tememos (que “cojan lo que no tienen”, que “pillen una pulmonía” o cualquiera de las cosas de las que nuestros padres nos advertían cuando salíamos con un frío de aúpa), así que como aquí hace menos frío y raramente llegamos a temperaturas bajo cero, podríamos hacer lo mismo y empezar a sacar a los bebés a dormir al exterior. Así evitaríamos los sitios cerrados cerca de los niños y adultos que tantas enfermedades contagian a nuestros hijos.
Sin embargo, no sé por qué, dudo mucho que esta técnica preventiva se acabe extendiendo en nuestra población.
jueves, 7 de marzo de 2013
Sí, la maternidad cambia tu cuerpo para siempre
El cuerpo de la mujer se transforma con el embarazo y la lactancia. Algunos de esos cambios físicos son temporales, y la mujer vuelve a ser quien era a los pocos meses de haber dado a luz. Pero otras transformaciones físicas son para siempre, así que más vale asumirlas con alegría. ¿Sabes cuáles son?
Después de dar a luz, muchas mujeres sienten que su cuerpo ha cambiado, y no precisamente para bien. Es normal y no hay que obsesionarse.
Con los cuidados adecuados las manchas de la piel, el vientre abultado, los michelines, el pelo que se cae o los escapes de pisdesaparecerán y la mujer volverá a la normalidad.
Las huellas del embarazo que permanecerán
Pero la maternidad también deja huellas imborrables en nuestro cuerpo, como lo hace en nuestra mente. Estas son las principales:
1. Estrías
Tras el parto pueden aparecer estrías en la tripa y el pecho, que no son más que pequeñas cicatrices que se han producido en la piel por haberse distendido mucho y en muy poco tiempo. Lo mejor que se puede hacer contra las estrías es la prevención.
2. Varices
A veces, las venas dilatadas y de aspecto varicoso que aparecen en el embarazo remiten tras el parto. Pero lo habitual es que ya no se vayan, sobre todo las delgadas venitas vasculares. Las cremas frías específicas para el cansancio de piernas ayudan a suavizar las molestias.
3. Más cintura
A las mujeres que han dado a luz les cuesta más volver a lucir una cinturita de avispa porque una parte de la grasa que el organismo almacena para asegurar la producción de la leche se deposita en la parte alta de la tripa.
Lo que sí se puede hacer es adelgazar después del embarazo para perder los kilos ganados.
4.- Celulitis
Es muy habitual que en el embarazo aparezca o aumente la celulitis o piel de naranja, debido a los cambios hormonales. El ejercicio, una alimentación sana y los masajes pueden ayudar a evitar su aparición y, una vez aparece, ayudan a mejorarla, pero es muy difícil eliminarla por completo.
Después de dar a luz, muchas mujeres sienten que su cuerpo ha cambiado, y no precisamente para bien. Es normal y no hay que obsesionarse.
Con los cuidados adecuados las manchas de la piel, el vientre abultado, los michelines, el pelo que se cae o los escapes de pisdesaparecerán y la mujer volverá a la normalidad.
Las huellas del embarazo que permanecerán
Pero la maternidad también deja huellas imborrables en nuestro cuerpo, como lo hace en nuestra mente. Estas son las principales:
1. Estrías
Tras el parto pueden aparecer estrías en la tripa y el pecho, que no son más que pequeñas cicatrices que se han producido en la piel por haberse distendido mucho y en muy poco tiempo. Lo mejor que se puede hacer contra las estrías es la prevención.
2. Varices
A veces, las venas dilatadas y de aspecto varicoso que aparecen en el embarazo remiten tras el parto. Pero lo habitual es que ya no se vayan, sobre todo las delgadas venitas vasculares. Las cremas frías específicas para el cansancio de piernas ayudan a suavizar las molestias.
3. Más cintura
A las mujeres que han dado a luz les cuesta más volver a lucir una cinturita de avispa porque una parte de la grasa que el organismo almacena para asegurar la producción de la leche se deposita en la parte alta de la tripa.
Lo que sí se puede hacer es adelgazar después del embarazo para perder los kilos ganados.
4.- Celulitis
Es muy habitual que en el embarazo aparezca o aumente la celulitis o piel de naranja, debido a los cambios hormonales. El ejercicio, una alimentación sana y los masajes pueden ayudar a evitar su aparición y, una vez aparece, ayudan a mejorarla, pero es muy difícil eliminarla por completo.
¿Qué llevar al hospital? La canastilla básica del recién nacido
Una de las cuestiones que más preocupa a los futuros papás es la canastilla básica del recién nacido, esa bolsa o pequeña maleta que deberíamos tener preparada para llevar al hospital cuando llegue el gran momento.
Y remarco lo de “pequeña” maleta, porque realmente no hace falta que hagamos un gran “equipaje” para preparar la llegada del bebé. En los hospitales públicos y algunos privados nos proporcionarán la mayor parte de cosas necesarias (pañales, toallitas…).
Pero suponiendo que lo queramos llevar preparado nosotros o que no vayamos a dar a luz en un hospital, ¿qué debería llevar el ajuar básico del recién nacido?
El ajuar del recién nacido para el hospital
Bodies de recién nacidos, de algodón, con abertura ancha en el cuello o abotonamiento lateral o frontal, para que sea más fácil vestir al bebé, una tarea que al principio nos parecerá de ingeniería, pero que pronto llevaremos a cabo como expertos. Debemos llevar varios, ya que es probable que se manchen a menudo por las heces líquidas.
Gorritos: la temperatura del bebé recién nacido no se regula fácilmente, y pierde mucho calor por la cabeza. Por ello es necesario que lleven gorrito de recién nacidos, de algodón.
Pijamas o peleles completos, que tapen de cuello a pies. Por el tema de la regulación de temperatura, son imprescindibles en las primeras horas, aunque si estamos en verano pronto podremos ponerle algo más ligero al bebé.
Calcetines para cuando no lleven peleles, proteger los pies, que también suelen enfriarse con facilidad.
Manoplas para evitar los arañazos en la cara (aunque es probable que tu bebé no se rasguñe).
Una mantita o arrullo para arropar al niño cuando salgamos a bañarlo o a pasear por el hospital, o para cuando nos vayamos a casa.
Toda esta ropa debemos llevarla previamente lavada en casa, con detergentes neutros y sin suavizante, para que la piel del bebé, tan delicada, no sufra.
Baberos o gasas por si el bebé regurgita.
Pañales de recién nacido, talla 0 (aunque puede haber mucha diferencia entre el tamaño de los distintos bebés). Hay algunas marcas de pañales de tela que también ofrecen pañales para recién nacidos, aunque hemos de valorar el tema de la limpieza si estamos en el hospital no va a ser fácil, por lo que podemos empezar a probarlos una vez en casa.
Toallitas húmedas para peles sensibles. Las necesitamos para limpiar las heces, especialmente el difícil meconio, las primeras heces del recién nacido, que se van expulsando en varias deposiciones durante las primeras 48 horas de vida del bebé.
Crema protectora para la zona del pañal, una de las que más sufren por la humedad y la propensión a irritaciones.
Aunque lo suelen proporcionar en el hospital, hacen falta gasas para el cuidado del ombligo y alcohol de 70 grados o clorhexidina, una sustancia antiséptica (es algo que necesitaremos también en casa).
Qué no llevar en la canastilla del bebé
Como veis, en este listado no hemos incluido chupetes (desaconsejados hasta que la lactancia materna esté establecida: la AEP señala que será a partir del mes cuando no conlleve riesgos, hasta los 12 meses), ni zapatitos (innecesarios mientras no caminen, para lo cual faltan bastantes meses)…
Tampoco hemos hablado de colonia, aunque si, a pesar de lo bien que huelen los recién nacidos (cuando no llevan “pastel”), no nos resistimos, no olvidemos ponerla sobre la ropa y no sobre la piel del bebé.
Respecto al gel de baño, se supone que en el hospital tienen el más adecuado para bebés. Recordad que, una vez en casa, en un recién nacido es aconsejable evitar cualquier sustancia sintética de alto poder espumoso, por lo que lavaremos al bebé con un jabón que tenga un pH de 4 a 4’5.
Si queremos utilizar nuestra propia toalla para el baño del bebé (aunque en el hospital tendrán las propias), que sea pequeña, de tejidos naturales y suave, también previamente lavada en casa.
Tampoco, por no ser elementos propiamente de canastilla y porque no todos los padres van a necesitar desplazamientos largos o en coche, hemos hablado de cochecito ni capazo o sistema de retención infantil para el vehículo, pero se tratan de elementos necesarios en los casos citados. ¡A ver si no va a haber manera de volver a casa, con las ganas que tendremos!
En definitiva, no se trata de una canastilla excesiva, llevamos lo básico y además, otra cuestión básica y más en los tiempos que corren, es ¿qué me pueden prestar o regalar? Porque en lugar de regalos que acaben olvidados en un cajón, podemos pedir a familiares y amigos que se encarguen de algunos de estos elementos para los primeros días de vida del bebé.
Y remarco lo de “pequeña” maleta, porque realmente no hace falta que hagamos un gran “equipaje” para preparar la llegada del bebé. En los hospitales públicos y algunos privados nos proporcionarán la mayor parte de cosas necesarias (pañales, toallitas…).
Pero suponiendo que lo queramos llevar preparado nosotros o que no vayamos a dar a luz en un hospital, ¿qué debería llevar el ajuar básico del recién nacido?
El ajuar del recién nacido para el hospital
Bodies de recién nacidos, de algodón, con abertura ancha en el cuello o abotonamiento lateral o frontal, para que sea más fácil vestir al bebé, una tarea que al principio nos parecerá de ingeniería, pero que pronto llevaremos a cabo como expertos. Debemos llevar varios, ya que es probable que se manchen a menudo por las heces líquidas.
Gorritos: la temperatura del bebé recién nacido no se regula fácilmente, y pierde mucho calor por la cabeza. Por ello es necesario que lleven gorrito de recién nacidos, de algodón.
Pijamas o peleles completos, que tapen de cuello a pies. Por el tema de la regulación de temperatura, son imprescindibles en las primeras horas, aunque si estamos en verano pronto podremos ponerle algo más ligero al bebé.
Calcetines para cuando no lleven peleles, proteger los pies, que también suelen enfriarse con facilidad.
Manoplas para evitar los arañazos en la cara (aunque es probable que tu bebé no se rasguñe).
Una mantita o arrullo para arropar al niño cuando salgamos a bañarlo o a pasear por el hospital, o para cuando nos vayamos a casa.
Toda esta ropa debemos llevarla previamente lavada en casa, con detergentes neutros y sin suavizante, para que la piel del bebé, tan delicada, no sufra.
Baberos o gasas por si el bebé regurgita.
Pañales de recién nacido, talla 0 (aunque puede haber mucha diferencia entre el tamaño de los distintos bebés). Hay algunas marcas de pañales de tela que también ofrecen pañales para recién nacidos, aunque hemos de valorar el tema de la limpieza si estamos en el hospital no va a ser fácil, por lo que podemos empezar a probarlos una vez en casa.
Toallitas húmedas para peles sensibles. Las necesitamos para limpiar las heces, especialmente el difícil meconio, las primeras heces del recién nacido, que se van expulsando en varias deposiciones durante las primeras 48 horas de vida del bebé.
Crema protectora para la zona del pañal, una de las que más sufren por la humedad y la propensión a irritaciones.
Aunque lo suelen proporcionar en el hospital, hacen falta gasas para el cuidado del ombligo y alcohol de 70 grados o clorhexidina, una sustancia antiséptica (es algo que necesitaremos también en casa).
Qué no llevar en la canastilla del bebé
Como veis, en este listado no hemos incluido chupetes (desaconsejados hasta que la lactancia materna esté establecida: la AEP señala que será a partir del mes cuando no conlleve riesgos, hasta los 12 meses), ni zapatitos (innecesarios mientras no caminen, para lo cual faltan bastantes meses)…
Tampoco hemos hablado de colonia, aunque si, a pesar de lo bien que huelen los recién nacidos (cuando no llevan “pastel”), no nos resistimos, no olvidemos ponerla sobre la ropa y no sobre la piel del bebé.
Respecto al gel de baño, se supone que en el hospital tienen el más adecuado para bebés. Recordad que, una vez en casa, en un recién nacido es aconsejable evitar cualquier sustancia sintética de alto poder espumoso, por lo que lavaremos al bebé con un jabón que tenga un pH de 4 a 4’5.
Si queremos utilizar nuestra propia toalla para el baño del bebé (aunque en el hospital tendrán las propias), que sea pequeña, de tejidos naturales y suave, también previamente lavada en casa.
Tampoco, por no ser elementos propiamente de canastilla y porque no todos los padres van a necesitar desplazamientos largos o en coche, hemos hablado de cochecito ni capazo o sistema de retención infantil para el vehículo, pero se tratan de elementos necesarios en los casos citados. ¡A ver si no va a haber manera de volver a casa, con las ganas que tendremos!
En definitiva, no se trata de una canastilla excesiva, llevamos lo básico y además, otra cuestión básica y más en los tiempos que corren, es ¿qué me pueden prestar o regalar? Porque en lugar de regalos que acaben olvidados en un cajón, podemos pedir a familiares y amigos que se encarguen de algunos de estos elementos para los primeros días de vida del bebé.
La “Walking Epidural”
Existen diferentes tipos de partos, y entre aquellas mujeres que optan por un parto vaginal, están las que desean analgesia que ayude a lidiar con los dolores de parto. Claro que toda vez que se administren drogas para paliar el dolor, existen como contrapartida algunos efectos, que es necesario conocer para decidir.
El parto fisiológico es aquel en el que no existe intervención externa. En este contexto, la mujer que tiene libertad de movimientos corre con ventaja, ya que está comprobado que al moverse, acelera el proceso de trabajo de parto y expulsión, al tiempo que las molestias se sobrellevan mejor.
Claro que la epidural en el parto hace que la mujer pierda mucho de ese instinto de moverse y llevar adelante el parto por sí misma, pues al irse el dolor se pierde también sensibilidad. La walking epidural es como se llama a aquella anestesia que elimina la sensación dolorosa, pero no impide el movimiento o las sensaciones de presión, que permiten a la mujer dirigir sus propios pujos.
Esta anestesia permite a la parturienta levantarse, caminar o sentarse en una silla manteniendo su movilidad durante la primera fase del parto, al tiempo que se consigue una disminución del dolor.
Claro que esta anestesia tiene algunos requisitos. Se requiere la presencia de un adulto, como puede ser el padre, que ayude a la gestante a la puesta en marcha de movimientos.
Además, es necesario un espacio físico adecuado, y contar con una adecuada monitorización fetal y materna. La embarazada debe esperar 20 minutos sentada antes de caminar.
Entre sus ventajas, es necesario destacar que sepuede emplear en cualquier momento del parto, mientras que la mujer puede caminar durante el periodo de dilatación. Se presenta una menor retención urinaria, y el inicio de acción es mucho más rápido. Se acorta el período expulsivo, y se da un mayor bienestar fetal.
Como contrapartida, hay que destacar que esta anestesia ocasiona más náuseas, el catéter no se puede recolocar, puede producir cefalea y existe un riesgo que va del 10 al 20 por ciento de bradicardia fetal.
El parto fisiológico es aquel en el que no existe intervención externa. En este contexto, la mujer que tiene libertad de movimientos corre con ventaja, ya que está comprobado que al moverse, acelera el proceso de trabajo de parto y expulsión, al tiempo que las molestias se sobrellevan mejor.
Claro que la epidural en el parto hace que la mujer pierda mucho de ese instinto de moverse y llevar adelante el parto por sí misma, pues al irse el dolor se pierde también sensibilidad. La walking epidural es como se llama a aquella anestesia que elimina la sensación dolorosa, pero no impide el movimiento o las sensaciones de presión, que permiten a la mujer dirigir sus propios pujos.
Esta anestesia permite a la parturienta levantarse, caminar o sentarse en una silla manteniendo su movilidad durante la primera fase del parto, al tiempo que se consigue una disminución del dolor.
Claro que esta anestesia tiene algunos requisitos. Se requiere la presencia de un adulto, como puede ser el padre, que ayude a la gestante a la puesta en marcha de movimientos.
Además, es necesario un espacio físico adecuado, y contar con una adecuada monitorización fetal y materna. La embarazada debe esperar 20 minutos sentada antes de caminar.
Entre sus ventajas, es necesario destacar que sepuede emplear en cualquier momento del parto, mientras que la mujer puede caminar durante el periodo de dilatación. Se presenta una menor retención urinaria, y el inicio de acción es mucho más rápido. Se acorta el período expulsivo, y se da un mayor bienestar fetal.
Como contrapartida, hay que destacar que esta anestesia ocasiona más náuseas, el catéter no se puede recolocar, puede producir cefalea y existe un riesgo que va del 10 al 20 por ciento de bradicardia fetal.
viernes, 1 de marzo de 2013
Cómo vencer el miedo al parto
A medida que se acerca la fecha prevista de parto, la mayoría de las embarazadas empiezan a experimentar una serie de temores que pueden alterar su ánimo y la forma en la que se enfrentan al trabajo del parto.
Es normal sentir miedo ante lo desconocido, aunque este desaparece al coger en brazos al recién nacido. Hablar de lo que angustia y tener información sobre lo que puede ocurrir ayuda a superar los temores.
¿Qué pasa si voy a la clínica y es una falsa alarma?
Nada. Durante las últimas semanas de gestación, ante cualquier malestar o síntoma que pueda hacer pensar que se ha iniciado el parto, conviene acudir a la clínica sin miedo a «hacer el ridículo».
Si aún no ha llegado el momento te mandarán a casa y te indicarán cuándo debes acudir de nuevo a la maternidad. Vuelve a la clínica si continúa el malestar: nadie te va a recriminar nada.
¿Llegaré a tiempo al hospital?
El parto siempre se anuncia. Desde que aparecen las primeras contracciones hasta que se produce el alumbramiento pasan como media unas 12 horas, lo que permite llegar sobradamente al hospital, aunque haya que desplazarse unos cuantos kilómetros. Los nacimientos en la calle son rarezas.
¿Qué me espera en la sala de partos?
Un equipo de profesionales cualificados, dispuesto a acompañar y atender a la madre y al bebé, con el soporte tecnológico necesario para cada tipo de parto y las necesidades de cada mujer.
Suelen estar el ginecólogo y/o la matrona que asisten el parto, las enfermeras que les ayudan, el anestesista encargado de vigilar el nivel de anestesia durante la intervención y, si las circunstancias no lo impiden, el padre.
¿Y si me pongo a chillar en el paritorio?
Para que el parto se desarrolle bien es esencial que la parturienta esté tranquila. Los profesionales ofrecen a la madre todo el apoyo necesario y las recomendaciones oportunas para evitar una posible pérdida de control.
La preparación al parto es muy importante. Los cursos proporcionan la información óptima para evitar situaciones de desconocimiento que generen inseguridad y la educación y entrenamiento necesarios para controlar el miedo, la tensión o el dolor.
¿Y si olvido las respiraciones aprendidas en los cursos de preparación?
Siempre vas a tener una matrona a tu lado, que te apoyará si los nervios te traicionan. Con la respiración se busca que el bebé esté relajado y oxigenado. Por eso, hay que intentar que sea siempre lo más tranquila posible.
¿Soportaré los dolores?
El dolor es una percepción subjetiva. Cada persona tiene un umbral del dolor. Hay mujeres que dan a luz casi sin enterarse y mujeres que lo pasan mal desde la primera contracción.
Las técnicas que se ensayan en la preparación al parto suelen aliviar bastante. Y puedes pedir la anestesia epidural, que elimina por completo el dolor.
¿Cuándo me pondrán la anestesia epidural?
Se aplica cuando el cuello del útero se ha dilatado unos 2-3 centímetros, es decir, una vez que se ha iniciado la dinámica del parto. No se pone si el parto está muy avanzado porque tarda de 15 a 20 minutos en hacer efecto.
Para solicitarla hay que firmar antes un consentimiento informado.
¿Qué ocurre si el bebé no llora nada más nacer?
El hecho de que un bebé no llore nada más nacer no significa que no esté respirando o que le ocurra algo malo. Algunos niños se muestran tranquilos, mientras que otros lloran desconsoladamente. Es normal, todos los recién nacidos tienen un periodo de adaptación.
¿Duele mucho la episiotomía?
La episiotomía (una incisión que en ocasiones se practica en el periné antes de la salida de la cabeza del niño para prevenir desgarros vaginales) se realiza con anestesia local y no duele. Si se ha puesto la epidural, no hace falta aplicar anestesia local.
El fórceps y la ventosa, ¿pueden perjudicar al niño?
El fórceps y la ventosa permiten extraer al bebé suavemente, aprovechando los pujos de la madre durante las contracciones, sin producir daños a ninguno de los dos. Solo se usan cuando el bebé no puede salir por sí solo.
Es normal sentir miedo ante lo desconocido, aunque este desaparece al coger en brazos al recién nacido. Hablar de lo que angustia y tener información sobre lo que puede ocurrir ayuda a superar los temores.
¿Qué pasa si voy a la clínica y es una falsa alarma?
Nada. Durante las últimas semanas de gestación, ante cualquier malestar o síntoma que pueda hacer pensar que se ha iniciado el parto, conviene acudir a la clínica sin miedo a «hacer el ridículo».
Si aún no ha llegado el momento te mandarán a casa y te indicarán cuándo debes acudir de nuevo a la maternidad. Vuelve a la clínica si continúa el malestar: nadie te va a recriminar nada.
¿Llegaré a tiempo al hospital?
El parto siempre se anuncia. Desde que aparecen las primeras contracciones hasta que se produce el alumbramiento pasan como media unas 12 horas, lo que permite llegar sobradamente al hospital, aunque haya que desplazarse unos cuantos kilómetros. Los nacimientos en la calle son rarezas.
¿Qué me espera en la sala de partos?
Un equipo de profesionales cualificados, dispuesto a acompañar y atender a la madre y al bebé, con el soporte tecnológico necesario para cada tipo de parto y las necesidades de cada mujer.
Suelen estar el ginecólogo y/o la matrona que asisten el parto, las enfermeras que les ayudan, el anestesista encargado de vigilar el nivel de anestesia durante la intervención y, si las circunstancias no lo impiden, el padre.
¿Y si me pongo a chillar en el paritorio?
Para que el parto se desarrolle bien es esencial que la parturienta esté tranquila. Los profesionales ofrecen a la madre todo el apoyo necesario y las recomendaciones oportunas para evitar una posible pérdida de control.
La preparación al parto es muy importante. Los cursos proporcionan la información óptima para evitar situaciones de desconocimiento que generen inseguridad y la educación y entrenamiento necesarios para controlar el miedo, la tensión o el dolor.
¿Y si olvido las respiraciones aprendidas en los cursos de preparación?
Siempre vas a tener una matrona a tu lado, que te apoyará si los nervios te traicionan. Con la respiración se busca que el bebé esté relajado y oxigenado. Por eso, hay que intentar que sea siempre lo más tranquila posible.
¿Soportaré los dolores?
El dolor es una percepción subjetiva. Cada persona tiene un umbral del dolor. Hay mujeres que dan a luz casi sin enterarse y mujeres que lo pasan mal desde la primera contracción.
Las técnicas que se ensayan en la preparación al parto suelen aliviar bastante. Y puedes pedir la anestesia epidural, que elimina por completo el dolor.
¿Cuándo me pondrán la anestesia epidural?
Se aplica cuando el cuello del útero se ha dilatado unos 2-3 centímetros, es decir, una vez que se ha iniciado la dinámica del parto. No se pone si el parto está muy avanzado porque tarda de 15 a 20 minutos en hacer efecto.
Para solicitarla hay que firmar antes un consentimiento informado.
¿Qué ocurre si el bebé no llora nada más nacer?
El hecho de que un bebé no llore nada más nacer no significa que no esté respirando o que le ocurra algo malo. Algunos niños se muestran tranquilos, mientras que otros lloran desconsoladamente. Es normal, todos los recién nacidos tienen un periodo de adaptación.
¿Duele mucho la episiotomía?
La episiotomía (una incisión que en ocasiones se practica en el periné antes de la salida de la cabeza del niño para prevenir desgarros vaginales) se realiza con anestesia local y no duele. Si se ha puesto la epidural, no hace falta aplicar anestesia local.
El fórceps y la ventosa, ¿pueden perjudicar al niño?
El fórceps y la ventosa permiten extraer al bebé suavemente, aprovechando los pujos de la madre durante las contracciones, sin producir daños a ninguno de los dos. Solo se usan cuando el bebé no puede salir por sí solo.
Etiquetas: EMBARAZO
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