En América del sur un relevamiento efectuado por UNICEF, determinó que las embarazadas tenían un déficit de hasta un 24 % del mineral y por lo tanto presentaban el cuadro anémico.
Desde el sistema publico de sanidad se recomienda el refuerzo de hierro durante el embarazo, pero estudios poblacionales determinaron que un 30% de las embarazadas no lo realiza.
La prevención de la anemia salva vidas, evita nacimientos prematuros, y favorece los partos evitando complicaciones, por debilidad de madre para llevarlo adelante.
En cuanto a los recién nacidos se ven afectados por un mayor riesgo de carácter nutricional, pudiendo dificultar su crecimiento, el correcto desarrollo psíquico a nivel motriz y de cognición.
El tercer mes del embarazo es el más característico en cuanto a la disminución del hierro, por las necesidades del feto en este periodo, a pesar de las apariencias de la madre por encontrarse con un peso mayor, este no es indicador de una buena nutrición en particular de este mineral.
La incorporación de hierro es tan importante en el embarazo que según los profesionales, no alcanza con el incorporado por la alimentación, por ello es necesaria la suplementación del mismo, tanto por prescripción medica de un suplemento especifico, como el consumo de alimentos fortificados.
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