Un estudio realizado hace algunos años en Instituto de Psiquiatría del King’s College en Londres, logró determinar que la experiencia de nacer prematuramente marca la personalidad en algunos rasgos.
La investigación se enfocó en jóvenes de 18 a 19 años que habían nacido antes de término. Comparados con otros jóvenes que nacieron de forma normal, se mostraron con mayor tendencia a ser retraídos, y con mayor tendencia a desarrollar trastornos de ansiedad y a padecer depresión. En las mujeres, esta diferencia fue más notoria aún.
Los jóvenes mostraron menos confianza en sí mismos y una personalidad más inhibida, con mayor ansiedad, menor ánimo y una baja autoestima.
Esto se debe fundamentalmente a que el trauma al que es sometido el niño prematuro, especialmente si debe pasar algún tiempo en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, parece dejar una marca que no se borra. Es un alto grado de estrés para los pequeños que los acompaña en la vida.
El hecho de permanecer en una incubadora obstaculiza el temprano contacto con los padres, lo que sumado a algunos procedimientos invasivos, puede ser la explicación a estos rasgos de personalidad.
De todo esto, lo que hay que tener en cuenta es que si bien no siempre es evitable un parto prematuro, de ocurrir los padres deben tratar de estar con su hijo el mayor tiempo posible para confortarlo, cuidarlo y establecer un estrecho vínculo con él. La diferencia de estas acciones se verá durante toda su vida.