Cuando un niño se encuentra bien alimentado, muchas veces factores externos o problemas fisiológicos pueden llegar a causar algún tipo de anemia, en su primera infancia, en la adolescencia, o en cualquier etapa de crecimiento y desarrollo del mismo.
Una de las causas que pueden provocar anemia en un niño, pueden ser las hemorragias, crónicas o repentinas. Las hemorragias repentinas pueden aparecer a consecuencia de un accidente, una cirugía o en el mismo nacimiento por pérdida excesiva de sangre, y las crónicas se refieren a sangrados nasales constantes, úlceras, o menstruaciones abundantes en la adolescencia.
También se puede desarrollar anemia por déficit de la producción de glóbulos rojos, en éste caso, aparece por una alimentación pobre o mal absorción de hierro, deficiencia de vitamina B12, falta de ácido fólico y de vitamina C.
Al mismo tiempo las anemias pueden darse en un menor por un incremento en la destrucción de los glóbulos rojos, que viene aparejada de un agrandamiento en el bazo, una lesión mecánica en la producción de glóbulos rojos, reacciones autoinmunes contra los mismos, o talasemia. No dejes de consultar con vuestro pediatra de confianza.
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