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jueves, 15 de diciembre de 2011

Las obesas embarazadas pueden hacer dieta de forma segura

El Instituto de Medicina, órgano asesor en materia de salud del gobierno de los Estados Unidos, recomienda a las mujeres obesas subir entre 5 y 9 kilos en todo su embarazo.

Sin embargo, expertos consideran que si hay un cuadro previo de obesidad, estas mujeres pueden engordar menos e incluso perder peso en el embarazo, de forma segura y con la finalidad de evitar trastornos asociados.

Así, se determinó que darles a las mujeres obesas al menos un asesoramiento nutricional en el embarazo, es seguro para el desarrollo fetal e incluso trae beneficios para la salud materna e infantil.

Un equipo combinó los resultados de cuatro de esos ensayos, todos sobre consejos nutricionales, y halló que las embarazadas obesas que hacían dieta engordaban 6,3 kg menos que aquellas que no recibían orientación nutricional alguna.

El doctor Raul Artal, responsable del área de obstetricia, ginecología y salud de la mujer de la Escuela de Medicina de la Saint Louis University, comprobó que las mujeres obesas pueden mantener su peso de manera segura e incluso adelgazar hasta 5 kilos sin poner en riesgo la salud fetal, e incluso logrando que el niño nazca con un peso saludable – ya que la principal preocupación es el bajo peso al nacer –

Cabe recordar que la obesidad en el embarazo trae aparejada complicaciones en el embarazo como diabetes gestacional, hipertensión y nacimiento de bebés de talle mayor a la normal, lo que suele forzar a una cesárea.

No obstante, es importante contar con supervisión médica si se quiere controlar lo que se come en el embarazo.

martes, 6 de diciembre de 2011

El café en exceso afectaría la fertilidad de la mujer

Un estudio realizado por la Universidad de Reno, en Nevada – Estados Unidos – determinó que el café interfiere en la fertilidad femenina, y que por ello debe evitarse en exceso si se está buscando un embarazo.

La investigación se realizó en ratones, descubriendo que la cafeína obstaculiza la fecundación.

Los investigadores se han concentrado en el efecto que diferentes dosis de cafeína tienen sobre las trompas de falopio de los animales, conductos por los que transita el óvulo desde el ovario al útero.

Concretamente, la cafeína puede obstaculizar los movimientos de contracción de estos conductos. Así, es imposible que el óvulo viaje a encontrarse con los espermatozoides.

El camino del óvulo va acompañado del movimiento de mircoscópicas estructuras filiformes en el interior de las trompas de falopio. El motor fundamental del transporte parece ser la contracción de algunas células musculares presentes en las paredes de los conductos. Sobre esas células actuaría la cafeína.

No se ha podido determinar la cantidad de café “segura” para beber a diario si se está buscando un embarazo, ya que la cafeína tiene diferentes efectos en las personas, pero no está de más vigilar su consumo durante la búsqueda.

En Navidad, cuidado con la alergia a los frutos secos en los niños

Si bien las alergias alimentarias más frecuentes en la infancia son al huevo y a la leche, en Navidad se disparan los casos de alergia a los frutos secos, especialmente en los niños que los toman por primera vez.

Entre el 3 y 8 por ciento de los niños españoles es alérgico a algún tipo de alimento siendo la alergia a los frutos secos “de las más peligrosas y persistentes”. Por tanto, la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP) advierte tener mucho cuidado con lo que le damos a probar a los niños en Navidad.

Hay muchos alimentos navideños que contienen frutos secos, un alimento de alto poder alérgeno, o trazas, como por ejemplo, algunos mazapanes, polvorones, turrones y otros dulces tradicionales.

La alergia a los frutos secos es de la más tardía, pues no aparece hasta que los niños comienzan a probar estos alimentos hasta al menos los tres años, la edad recomendada para su introducción en la alimentación infantil.

Cualquier fruto seco puede dar alergia, aunque los que más frecuentes son los cacahuetes, las nueces y las avellanas, también los anacardos, los piñones, los pistachos, y en ocasiones las almendras y las pipas de girasol.

Síntomas de alergia a los frutos secos

Los síntomas que se presentan al consumir frutos secos suelen ser más agresivos que los síntomas más habituales de alergias.

Puede aparecer urticaria (habones o ronchas en la piel), hormigueo en la lengua, sensación de opresión en la garganta, angioedema, asma, rinitis, conjuntivitis, síntomas digestivos, e incluso provocar anafilaxia, que puede llegar a ser letal si no se actúa a tiempo.

En personas muy alérgicas las reacciones pueden ser muy graves incluso con poca cantidad de alimento.

Si los síntomas empeoran, hay que acudir inmediatamente a urgencias.

Recomendaciones en el consumo de frutos secos en los niños

En los niños que nunca han probado antes los frutos secos, la primera recomendación es esperar hasta los tres años y ofrecer el fruto de a uno, por separado, para poder identificar cuál es el que provoca reacción alérgica, en caso de que haberla. Luego, vigilar al niño para comprobar que no hay ningún síntoma de alergia.

En el caso de los niños ya diagnosticados con una alergia a los frutos secos, y por tanto deben evitarlos, los padres deben vigilar especialmente las comidas, ya que son muchos los platos a los que se les introduce frutos secos en la preparación.

Para aquellos niños diagnosticados previamente con alguna otra alergia alimentaria, hay que tener especial precaución a la hora de probar los frutos secos pues son más propensos a desarrollar otra nueva.

Peligro de atragantamiento

Además del riesgo de alergia, hay que tener en cuenta el peligro de atragantamiento por frutos secos.

No se recomienda darlos a los niños pequeños porque todavía no tienen la capacidad de triturarlos bien. Pueden atragantarse y pasar a las vías respiratorias en lugar de a la digestiva provocando asfixia o lesiones en los pulmones.

Por tanto, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) prohibe dar frutos secos a los niños hasta que hayan cumplido cinco o seis años. O en su caso, darlos triturados.

En conclusión, en Navidad hay que tener cuidado con la alergia a los frutos secos en los niños pues es más habitual que encontremos este grupo de alimentos en las mesas navideñas.

Eso sí, si el niño tiene la edad adecuada para probarlos y una vez comprobado que no son peligrosos, los frutos secos son un alimento con excelentes propiedades nutricionales.

jueves, 17 de noviembre de 2011

¿Cuándo empezar con la leche de vaca?

Son muchas las ocasiones en las que hemos hablado en Bebés y más acerca de la leche de vaca y el mejor momento para empezar a ofrecerla a nuestros hijos, así que estoy bastante seguro de que la mayoría respondería correctamente a la pregunta que hoy formulamos.

Sin embargo, si tenéis acceso a algunas publicaciones o guías sobre alimentación complementaria, y sobretodo si éstas provienen de otros países, podría suceder que las recomendaciones variaran un poco, porque he podido ver que en algunos países nórdicos, donde la gente bebe mucha leche, se permite a los niños mayores de seis meses empezar a probar un poco la leche de vaca.

La realidad es que los seis meses es demasiado pronto y por diversas razones que ahora explicaremos lo más recomendable es no dar leche de vaca hasta que el niño haya soplado la primera vela.

La leche de vaca puede producir anemia ferropénica

La leche de vaca tiene un contenido en hierro bastante bajo, por lo que, si los niños toman leche de vaca como bebida habitual (hasta el año los bebés suelen beber mucha leche) podrían llegar a padecer anemia ferropénica.

Además, la leche de vaca puede provocar, en los menores de 12 meses, microsangrados a nivel intestinal, que ayudan a que dicha anemia sea aún más importante. En algunos países nórdicos, donde a los nueve meses hay bebés que ya toman leche, no se han podido evidenciar dichos microsangrados (antes de los nueve meses sí), pero de todas maneras, por si acaso, se fija la barrera del riesgo de sangrado en los 12 meses.

La leche de vaca contiene muchas proteínas

Otra de las razones de tratar de postergar el consumo de la leche de vaca es el relacionado con la cantidad de proteínas que contiene, que triplica la concentración de la leche materna. Esto es lógico, porque la leche de vaca es la leche de un animal mucho más grande que los humanos, con crías que pesan mucho más que las nuestras.

Esto hace que la leche de vaca suponga, para un bebé, una sobrecarga impresionante para sus riñones, que tienen que trabajar a destajo para filtrar una cantidad de proteínas para la que todavía no están preparados. Por eso precisamente se modifica la leche de vaca consiguiendo leche de inicio y leche de continuación, para que contenga una cantidad mucho menor de proteínas (entre otras modificaciones, como el añadirle hierro, por ejemplo).

La leche de vaca es el alimento que más alergias produce a los niños

O dicho de otro modo, la leche de vaca es la primera causa de alergia en los niños. Por suerte, solo el 15% de los niños que la padecen siguen siendo alérgicos a los 6 años, pero antes de los 12 meses es demasiado arriesgado dar a probar leche de vaca si un niño no ha probado ningún lácteo que provenga de la leche de la vaca (por eso a los niños amamantados se les dice que hasta el año no coman yogures ni prueben, si puede ser, las fórmulas de bebé).

A partir de los doce meses, en cambio, el sistema digestivo del bebé ha madurado lo suficiente como para no dejar pasar a través del intestino cualquier molécula que quiera entrar en su cuerpo produciendo alergias.

Ergo, se recomienda…

Entonces, lo que se recomienda es que la leche de vaca no se le ofrezca a los niños hasta que tengan 12 meses. La leche tiene que ser entera porque los niños necesitan grasa para crecer y porque así se absorben mejor las vitaminas liposolubles A, D, E y K.

A partir de los dos años sí podrían empezar a tomar semidesnatada, aunque la entera sigue siendo una buena opción.

Si el poder adquisitivo de los padres lo permite y el niño toma biberón, puede ser recomendable alargar un poco en el tiempo la leche de continuación o la de inicio, la que esté tomando el niño, hasta los 15 ó 18 meses, y a partir de ese momento empezar a sustituir la fórmula por la leche de vaca. Esta recomendación responde a que los niños suelen tomar más proteínas de las que necesitan, y de este modo ofrecemos una concentración menor (las leches de continuación tienen una tercera parte menos de proteínas que la leche de vaca) mientras damos tiempo a los riñones de los niños a que acaben de madurar para que puedan funcionar a pleno rendimiento.

Si toma el pecho, que cada madre decida cuándo dar leche de vaca, mientras esto suceda pasado el año. Si mama de manera más o menos frecuente, no es necesario que la tomen. Como además los niños suelen tomar el pecho y además comer yogures, los aportes de calcio están asegurados, así que yo sólo daría leche de vaca si al niño le gusta o le apetece (para comer leche con cereales de desayuno, por ejemplo, o mojando galletas…).

sábado, 12 de noviembre de 2011

¿Pueden comer los niños gambas, cangrejos y otros crustáceos?

La Navidad se aproxima y quien más quien menos ya se imagina relamiendo cabezas de gambas, langostinos o cangrejos. Los crustáceos se consumen habitualmente en muchos lugares, aunque las costumbres son distintas en cada país. En esta zona, las paellas cuentan habitualmente con variados crustáceos como un ingrediente más.

Pero algunas de estas costumbres que a algunos nos resultan tan deliciosas (para otros son tan repugnantes como para nosotros lo resultaría comerse un escarabajo) resultan peligrosas para la salud, especialmente la de los niños, si se realizan habitualmente.

Si hace poco hablábamos de las limitaciones respecto a determinados pescados azules por el exceso de mercurio y hortalizas por los altos niveles de nitratos, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) también llama la atención sobre el exceso de cadmio en los crustáceos.

Por qué es peligroso el cadmio y dónde se encuentra

El cadmio (Cd) es un metal pesado que se encuentra en el medio ambiente de forma natural asociado a minerales de cinc, cobre o plomo, por lo que es un subproducto inevitable en las actividades mineras relacionadas con estos metales. Se acumula en el medio ambiente y en muchos alimentos, especialmente en las vísceras de los de origen animal.

Entre ellos de manera destacable se hallan los mariscos, que frecuentemente se consumen enteros, vísceras incluidas. Es el caso de los crustáceos como gambas, langostinos, cangrejos, bueyes de mar, centollos... Las cabezas de estos mariscos, que se suelen chupar o mezclar con la carne blanca en el caso de los más grandes (bueyes de mar), contienen el aparato digestivo, que es donde el cadmio se acumula principalmente.

Este metal no tiene ninguna función biológica en humanos ni en animales, es tóxico y tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón. Su acumulación puede causar disfunción renal, desmineralización de los huesos…

En productos de origen vegetal, los mayores niveles se encuentran en algas, cacao, setas silvestres y semillas oleaginosas.

Los niños, más sensibles a los tóxicos de los crustáceos

La ingesta de cadmio del consumidor medio que no come carne oscura de cangrejo ya es cercana o ligeramente superior, a la ingesta semanal tolerable de 2,5 μg/kg de peso corporal establecida por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en 2009. Esto es así porque el cadmio se encuentra en muchos alimentos, algunos de consumo tan habitual como los cereales.

Pero no todos los grupos de población son igualmente sensibles, y como es lógico los niños se hallan entre los que puede resultar más afectados por el cadmio. La Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores (DGSANCO) de la Comisión Europea señala en una nota informativa que

Existen subgrupos específicos de la población, como por ejemplo los niños o las personas que viven en zonas muy contaminadas, que pueden casi duplicar esta ingesta semanal tolerable sin consumir carne oscura de cangrejo.

En un ejercicio de control llevado a cabo durante 2009 y 2010 por la Comisión Europea se puso de manifiesto que los niveles encontrados en la carne del interior del caparazón de los crustáceos de tipo cangrejo eran muy altos y muy variables. La carne blanca de los apéndices se mantenía en niveles seguros. El contenido de cadmio en las huevas de los crustáceos, aunque es superior al encontrado en los apéndices, no es elevado.

El problema estaba en los niveles de cadmio de la “carne” que no es blanca, que en realidad no es carne sino las vísceras del crustáceo, que superaba los límites recomendables.

La situación en los demás crustáceos, como las gambas y similares, no es tan extrema como en el caso de los cangrejos, ya que el aprovechamiento de la cabeza con respecto al abdomen es menor.

Finalmente, la AESAN advierte y recomienda lo siguiente:

Los consumidores de este tipo de productos deben ser conscientes de que el consumo de estas partes de los crustáceos puede conducir a una exposición inaceptable de cadmio, particularmente cuando el consumo es habitual (...). En consecuencia, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda que se limite, en la medida de lo posible, el consumo de carne oscura de los crustáceos, localizada en la cabeza, con el objetivo de reducir la exposición de cadmio.

En cualquier caso, os recordamos que la edad recomendada de introducción de los crustáceos en la dieta de los niños se suele situar en torno a los 12 meses, aunque si hay antecedentes familiares de alergia hay que restrasarlos más.

Visto lo visto, será mejor que estas navidades seamos cautos con el consumo gambas, langostinos, cangrejos…, y que especialmente para los niños escojamos la carne blanca de los crustáceos, también con moderación, y no las partes que acumulan más cadmio. ¿Seremos capaces los mayores de resistir la tentación de chupar las cabezas de algunos de estos deliciosos manjares?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Las alergias a los alimentos

Cuando a partir de los seis meses los bebés dejan de alimentarse exclusivamente con leche, puede ocurrir que al ingerir algún alimento en particular se produzcan síntomas como vómitos o enrojecimiento de la cara del bebé, con lo cual podemos sospechar una alergia alimenticia, aunque no en todos los casos.

También puede pasar que un niño vomite porque fue forzado a comer algo que realmente no le gustaba, o bien se le puede enrojecer la carita por la saliva o el mismo alimento que consumió.

Para consultar al especialista porque puede tratarse de una alergia alimenticia, debe de darse el siguiente cuadro: vómitos, diarrea inmediata y reacciones cutáneas tipo urticaria. Esta última se presenta como manchas con algo de relieve, con manchas de color rojo pálido en el centro y que provocan prurito.

Lo importante, se trate de una alergia o no, es no forzar al niño a comer lo que no quiere, sino más bien tener paciencia y ofrecerlo de otra forma hasta que se acostumbre a él. Siempre y cuando, claro, descartemos con el médico que se trata de una alergia.

viernes, 28 de octubre de 2011

¿Cuántos kilos se engordan durante el embarazo?

Para comer bien durante el embarazo no sólo debes aumentar la cantidad de lo que comes, sino prestar especial atención a lo que comes. Cada día necesitarás unas 300 calorías más que antes, pero deben venir de alimentos nutritivos.

Recuerda que todos los alimentos que consumes contribuyen al desarrollo y crecimiento de tu bebé.

¿Cuántas veces te has preguntado por qué se engorda en el embarazo tanto?

Se puede llegar a engordar de 9 a 14 kg. sobre el peso inicial, y el 95 por ciento de los recién nacidos pesan sólo entre 2.500 y 4.500 gramos, ¿cómo es posible?

El aumento de peso depende mucho de cada embarazada. Si empiezas el embarazo con sobrepeso, el ginecólogo controlará más tu evolución, por lo que puede que engordes menos. Si tienes tendencia a retener líquidos aumentarás más de peso, y lo mismo sucede si vas a tener mellizos o trillizos.

De estos kilos, el feto acapara entre 3 y 4. El resto se debe a la retención de líquidos por el organismo y al incremento del volumen de sangre, al crecimiento de los pechos, a la placenta, el líquido amniótico, el útero y las reservas de grasa, proteínas y sustancias nutritivas por parte de la madre.

Cuánto se engorda en el embarazo, mes a mes

El aumento de peso es progresivo, es decir, depende del trimestre en el que te encuentres. En el primer trimestre puedes no engordar nada (sobre todo si tienes náuseas o pierdes el apetito) o engordar un kilo o dos.

A partir de ese momento, el aumento idóneo es de un kilo y medio por mes. Lo normal es un incremento de 9 a 14 kilogramos a lo largo de los nueve meses.

Es importante que esos kilos que irás cogiendo no provengan de calorías vacías, sino de alimentos ricos en los nutrientes que tu bebé necesita para crecer.

El truco está en comer sano y en cantidades normales, manteniendo –o estableciendo- las 5 comidas al día, sin saltarse ninguna. Evitar el picoteo y comer más frutas y verduras también es importante.

Los caprichos no están reñidos con el embarazo, si eliges bien

Pero, ¿A quien no le gusta de vez en cuando darse un placer? Comer fuera de casa no es excusa para dejar de mantener una dieta sana y equilibrada.

Ácido fólico, también para prevenir retrasos en el lenguaje del bebé

El ácido fólico es una vitamina indispensable en el embarazo. Su principal función, la más extendida, es la de prevenir defectos congénitos del tubo neural, del cual se origina el sistema nervioso central, pero según nuevas investigaciones también serviría para prevenir retrasos en el lenguaje del bebé.

Entre las anomalías que el ácido fólico contribuye a evitar, las que se dan con más frecuencia siempre que existe un defecto del tubo neural son la espina bífida o anencefalia. Ambas suceden por un fallo en la formación de la médula espinal en el primer mes de embarazo. De ahí la recomendación de tomar ácido fólico desde tres meses antes del embarazo, para asegurarse de que las reservas de esta vitamina son suficientes en ese momento, antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas.

Pero el ácido fólico podría ser aún más útil de lo que creíamos hasta ahora. Porque según han podido observar un grupo de investigadores del Instituto de Salud Pública de Oslo, en Noruega,
el aporte de ácido fólico desde las cuatro semanas anteriores a la concepción hasta al menos las ocho semanas de gestación se asocia con un menor riesgo de retraso en el lenguaje en el bebé.

Los autores del estudio hicieron un seguimiento a casi 39.000 niños y comprobaron que quienes menor riesgo de retraso en el lenguaje presentaban eran los hijos de aquellas participantes que habían tomado ácido fólico al comienzo del embarazo.

Aún es pronto para decir que hay una relación causal, pero de haberla, se podrían prevenir muchos trastornos a través de suplementos dietéticos en mujeres en edad reproductiva.

Se cree firmemente en esta hipótesis, ya que el ácido fólico es considerado “un alimento para las células”, un ayudante para la multiplicación celular, por lo que tiene sentido que su papel sea importante en distintas etapas del desarrollo, comentan los expertos.

Desde luego, a la vista de todas las investigaciones relacionadas con el ácido fólico, incluyendo esta última que sugiere que también sirve para prevenir retrasos en el lenguaje del bebé, es indispensable comenzar a tomar un suplemento diario desde el momento en que se planea el embarazo, idealmente desde tres meses antes de la concepción.

sábado, 22 de octubre de 2011

Los probióticos reducen el riesgo de preeclampsia

Las mujeres embarazadas que consumen yogures o leche con alto contenido de probióticos – bacterias saludables – tienen un menor riesgo de padecer de preeclampsia – presión arterial elevada tras la semana 20 de gestación –

Este trastorno afecta al 5 por ciento de las embarazadas, y en caso de no ser detectado puede evolucionar a eclampsia, con consecuencias como convulsiones o hasta estado de coma.

El estudio que mencionamos fue realizado en Noruega, abarcando a 33.000 madres. Aquellas que habían consumido más leche o yogur con probióticos a diario, habían sufrido preeclampsia en un 4,1 por ciento, frente a un 5,6 de aquellas que no habían ingerido regularmente este tipo de alimentos.

Tras considerar otras diferencias (peso, educación y tabaquismo), las consumidoras de probióticos conservaban un 20 por ciento menos de riesgo de desarrollar la complicación.

Si bien estos datos deben ser evaluados más profundamente, es una forma más de comprobar que una alimentación sana y completa es ideal para llevar adelante un embarazo saludable.

jueves, 13 de octubre de 2011

La obesidad en el embarazo aumenta el riego de asma para el bebé

Un estudio llevado a cabo en Suecia determinó que la obesidad en el embarazo aumenta las probabilidades de que el feto desarrolle asma.

Para llegar a esta conclusión se investigó a más de 129.000 madres y sus 189.000 hijos, determinando que aquellas embarazadas que eran muy obesas, es decir que tenían un índice de masa corporal de 35 o más, corrían un 61 por ciento más de riesgo de que sus hijos desarrollen asma entre los 8 y 10 años de edad.

“Descubrimos que había un claro aumento del riesgo de asma infantil, uso de medicación y hospitalización ante el mayor grado de obesidad y sobrepeso de las madres en los inicios del embarazo”, explicaron los científicos que realizaron el trabajo.

De esta forma, las obesas tenían un 41 por ciento más de posibilidades de que su hijo tenga asma, y en aquellas con sobrepeso, el porcentaje aumentaba un 18 por ciento comparadas con las de peso normal.

Los resultados sugieren que las campañas para disminuir la obesidad antes de la concepción tendrían un efecto beneficioso sobre el asma infantil.

sábado, 8 de octubre de 2011

Dieta sana, también antes del embarazo, para evitar defectos congénitos en el bebé

Mucho se habla de la importancia de una alimentación equilibrada en el embarazo para la salud del bebé en gestación, pero es igual de importante que las mujeres empiecen a cuidarse desde que planean tener un hijo. Deben que seguir una dieta sana, tambien antes del embarazo, para evitar defectos congénitos en el bebé.

No es necesario comer más, sino consumir una dieta variada, que aporte los nutrientes y vitaminas esenciales para que el bebé crezca sano.

Un estudio publicado en ‘Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine’ señala que las mujeres que consumen una dieta saludable antes del embarazo son menos propensas a tener bebés con defectos de nacimiento, entre ellos problemas cerebrales y de espina dorsal, así como el labio leporino y fisura palatal.

Aquellas mujeres que seguían una dieta mediterránea antes de quedar embarazadas, incluyendo alimentos como frutas, pescado y cereales, y reduciendo el consumo de carne y dulces, tuvieron menos bebés con defectos congénitos, como los defectos del tubo neural.

El caso es que el tubo neural, el cual da origen al sistema nervioso central, se forma en los primeros estadios del embarazo, incluso antes de que la mujer sepa que está embarazada. Es por eso que para asegurarse que la reserva de nutrientes es la adecuada, al igual que el suplemento de ácido fólico se recomienda desde tres meses antes de quedar embarazada, la dieta debe ser equilibrada y sana antes del embarazo para evitar defectos congénitos en el bebé.

Debe comer alimentos variados, entre los que se incluyan frutas, verduras, pescados, cereales y lácteos, que aporten todas las vitaminas necesarias, además de tomar un suplementos de ácido fólico.

martes, 4 de octubre de 2011

Introducir leche desde edad temprana en la dieta, reduce posibilidades de alergia

La alergia a la lactosa – azúcar de la leche – afecta a muchas personas, reduciendo sus posibilidades de consumir los saludables productos lácteos.

Un nuevo estudio, no obstante, descubrió que si se comienza a ofrecer leche de vaca a niños pequeños en pequeñas cantidades, y desde edad temprana, se produce una desensibilización que evitaría esta alergia alimentaria o intolerancia, permitiendo a estos niños beneficiarse del delicioso y saludable alimento.

La investigación estuvo a cargo de un grupo de alergólogos pediátricos, pertenecientes a la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP), publicado en la revista ‘Journal of Clinical and Experimental Allergy’.

Lo importante de este estudio, es que se comprobó que si se comienza a dar leche desde antes de cumplir tres años, las posibilidades de evitar la alergia a la leche son mayores aún que si se comienza más tarde.

La reacción alérgica ante la proteína de la leche de vaca suele ser la primera en aparecer en la vida. Ante los síntomas de alergia alimentaria se suele recomendar la evitación de los alimentos, con el objetivo de que al cabo de los años el paciente acabe tolerándolo. Sin embargo, los especialistas han comprobado que la constante evitación de los alimentos que producen la alergia no produce, muchas veces, la desaparición de la patología.

“La reactividad puede persistir y existe el riesgo de reacción grave anafiláctica por pequeñas dosis inadvertidas en los alimentos”, explican. Por ello, una terapia novedosa pero poco utilizada consiste en el tratamiento de inducción de tolerancia específica. Esto es, dar pequeñas dosis del alimento e ir aumentando la cantidad, para que la reacción no aparezca años más tarde ante una mínima cantidad inadvertida en algún alimento.

Se está estudiando, no obstante, comenzar antes del año e implementar una terapia similar con el huevo.

viernes, 23 de septiembre de 2011

La lactancia materna es suficiente alimento durante los primeros seis meses

Si bien la recomendación de la comunidad médica es que la lactancia materna es lo más saludable durante los primeros seis meses de vida del bebé, muchas mamás temen que no sea lo suficiente.

Así, se introduce una dieta complementaria antes de que se cumpla este periodo, lo que no es necesario ya que dar solamente el pecho proporciona la energía adecuada para un desarrollo correcto.

Esto ha sido demostrado con un estudio de la Universidad de Glasgow (Reino Unido). Para ello, se analizó un grupo de madres lactantes teniendo en cuenta parámetros como cuántas de ellas mantenían la lactancia exclusiva después de 15 y 25 semanas o cuál era la cantidad y la calidad de la leche que estaban tomando sus pequeños – a través de un método para el cálculo de consumo de energía – . Además, también pesaron y midieron periódicamente a los niños para realizar un seguimiento su desarrollo.

Los científicos corroboraron que no había ninguna evidencia de que los niños que sólo tomaron leche durante sus seis primeros meses de vida tuvieran algún tipo de carencia nutricional, por lo tanto basta con la leche materna hasta este período.

El temor de las madres de que su leche sea insuficiente, junto con la falta de apoyo en muchos casos, del entorno – familiares, amigos y hasta profesionales sanitarios – hacen que inicien la alimentación complementaria antes de lo necesario.

“La leche materna es el mejor alimento que puede tener un bebé para su adecuado desarrollo y es importante apoyar a las madres para que puedan amamantar a sus hijos”, aconsejan.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Cómo almacenar, refrigerar y descongelar la leche materna

La vuelta al trabajo no tiene por qué implicar el fin de la lactancia materna. Prolongar la lactancia es posible gracias a la extracción y la conservación de la leche para que el bebé pueda beneficiarse de ella aunque la madre no esté con él. Para ello, es necesario saber cómo almacenar, refrigerar y descongelar la leche materna de forma correcta.

Tener alimento de reserva disponible para cualquier ocasión, ya sea por trabajo o por otra circunstancia en la que la madre se ausenta, puede solucionar muchos problemas.

A priori puede parecer algo tedioso, pero con la práctica podrás extraerte leche y alamacenarla con facilidad para que tu pequeño siga recibiendo el mejor alimento que puedes darle.

Extracción

Hace un tiempo publicamos un vídeo muy explicativo sobre cómo extraerse la leche de forma manual y cómo se debe conservar la leche extraída. Echadle un vistazo que os vendrá muy bien, sobretodo a quienes son reacias a los apartos extractores. Para muchas, extraerse la leche con las propias manos es más cómodo y además reduce el riesgo de bacterias.

Antes de comenzar la extracción es fundamental que la madre se lave muy bien las manos y los utensilios que vayan a usarse tanto para la extracción (sacaleches) como para el almacenaje de la leche. El proceso puede hacerse de forma manual o usando un sacaleches.

Almacenar la leche materna

Es necesario usar envases aptos para uso alimentario, de vidrio o plástico duro, siempre con tapa, o bolsas especiales para almacenar leche materna que pueden conseguirse en la farmacia o en tiendas de puericultura. Se recomienda guardar alrededor de 100 ml y colocar la fecha en cada envase.

Refrigerar la leche materna

El tiempo que puede conservarse la leche materna dependerá de la temperatura que alcance el refrigerador o congelador. La leche humana puede conservarse durante algunos días en la nevera y hasta varios meses en el congelador.

Puede permanecer a 15º, 24 horas, entre 19º-22º, 19 horas y a 25º de 4 a 8 horas. Refrigerada entre 0º y 4º, puede permanecer de 5 a 8 días.

Por su parte, en el congelador, si este está dentro de la nevera, 2 semanas, en uno separado (tipo combi) 3-4 meses, mientras que en un congelador separado, tipo comercial con temperatura constante de -19º, 6 meses o más.

Descongelar la leche materna

El mejor método para descongelarla es colocar el recipiente bajo el chorro de agua fría e ir dejando que el agua salga progresivamente mas caliente hasta lograr descongelar la leche y que ésta alcance la temperatura ambiente.

No se debe descongelar la leche materna en el microondas ni hacerla hervir, basta con llevarla a temperatura ambiente, tibia, que es como sale de nuestro cuerpo.

Como no es posible saber qué cantidad va a tomar el bebé lo más conveniente dejar la leche descongelada en un recipiente madre y ofrecer al bebé pequeñas cantidades en otro recipiente (vaso, cuchara, jeringa, biberón). Así se va rellenando del recipiente que se ha descongelado. Siempre que no haya estado en contacto con la saliva del bebé, la leche descongelada puede mantenerse refrigerada durante 24 horas.

Si la leche ha sido congelada y descongelada, se puede refrigerar hasta 24 horas para usarse después, pero nunca debe volver a congelarse.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Perder demasiado peso durante la lactancia no conviene tampoco al bebé

La pregorexia o “mamirexia” era una obsesión por mantenerse delgada durante el embarazo, aunque no es una obsesión exclusiva del embarazo sino que también puede darse en el postparto. Me invento el término de “lactorexia” en el caso de las madres lactantes obsesionadas por perder peso, que pueden dañar su propia salud y la del bebé en el camino para conseguirlo.

Cuando os hablábamos de los consejos para reducir la exposición a contaminantes en las madres lactantes dejamos uno de los puntos para destacar por separado, porque me sorprendió y creo que en general puede ser bastante desconocido. Se trata de la recomendación a la madre lactante de no bajar de peso de una manera exagerada.

Este consejo se justifica porque una pérdida excesiva de peso materno durante la lactancia conllevaría una mayor movilización de los compuestos tóxicos acumulados en el tejido adiposo o tejido graso hacia la leche materna.

De este modo, dichos contaminantes pasarían más fácilmente al bebé amamantado, en lugar de mantenerse “dispersos” a niveles menos peligrosos por todo el tejido adiposo de la madre.

Esto es así porque muchos compuestos químicos tóxicos se depositan en el cuerpo, especialmente en el tejido adiposo, durante décadas, de modo que si de repente ese tejido adiposo que contiene los tóxicos, desaparece, los contaminantes se reubican en el cuerpo y pueden pasar a la leche materna con mayor facilidad.

La importancia de una buena alimentación

De todas formas, eso no quiere decir en absoluto que la madre no deba llevar una alimentación equilibrada y sana, algo que ayudará tanto a controlar el peso (no aumentarlo) como a mantener a raya los contaminantes.

Pero es importante señalar que perder peso tras el parto no es una carrera, no es saludable obsesionarse, porque el peso ganado tiene una razón de ser, aunque no concuerde con lo que la sociedad parece pedir a las mujeres. Los kilos de más son las reservas para cuando el niño nazca, para suplir el desgaste que supone criar y alimentar a un hijo.

De este modo, y para controlar el exceso de tóxicos, hay que cuidar el consumo de grasas (especialmente reducir las grasas animales, ya que muchas de las sustancias químicas tóxicas se encuentran en concentraciones elevadas en la grasa animal, y sobre todo evitar comidas procesadas a base de carne picada y sobrantes).

Recordamos que en este sentido se recomienda comer una variedad de alimentos que no sean de origen animal (frutas, vegetales, legumbres, granos), quitar la piel y el exceso de grasa de las carnes y aves de corral y elegir las variedades sin grasa o bajas en grasa de alimentos procedentes de animales.

En definitiva, las dietas alocadas y la obsesión por recuperar la línea tras el embarazo y el parto no sólo puede resultar perjudicial para la madre, que puede debilitarse y tener carencias alimenticias.

Perder demasiado peso durante la lactancia no conviene tampoco al bebé porque le podrían llegar más contaminantes tóxicos, junto a otras carencias de tipo nutricional si la madre no se alimenta adecuadamente, aumentando su ingesta calórica para cubrir las necesidades del bebé, como recomiendan los especialistas.

Mantener una dieta equilibrada y realizar ejercicio físico poco a poco ayudarán a recuperar el peso anterior, además de la propia lactancia materna.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Recomendaciones para reducir la exposición a tóxicos en la lactancia

En los últimos tiempos hemos sabido de muchos estudios que alertan sobre la exposición a tóxicos de madres lactantes, con el consecuente paso de sustancias a sus bebés.

Para que esta información no desaliente la lactancia, la Asociación Española de Pediatría (AEP), nos deja unas indicaciones para evitar riesgos, y en especial la contaminación de la leche materna.

La leche materna se utiliza como indicador de la contaminación ambiental porque los contaminantes liposolubles pueden medirse con más facilidad en la leche materna que en otras partes del organismo, y no porque esté más contaminada.

Vamos, finalmente, a los consejos:

- Reducir el consumo de grasas animales, ya que muchas sustancias químicas tóxicas se encuentran en concentraciones elevadas en la grasa animal. Se recomienda comer una variedad de alimentos que no sean de origen animal (frutas, vegetales, legumbres, granos); quitar la piel y el exceso de grasa de las carnes y aves de corral y elegir las variedades sin grasa o bajas en grasa de alimentos procedentes de animales, como leche descremada, el pollo, la carne y los pescados magros. Es especialmente importante evitar comidas procesadas a base de carne picada y sobrantes, como las salchichas, mortadela, perritos calientes y preparados de carne enlatada, con un contenido muy alto en grasas animales.

- Lavar y pelar las frutas y hortalizas para eliminar posibles residuos de plaguicidas. Siempre que sea posible, consumir alimentos cultivados sin fertilizantes o pesticidas.

- Reducir el consumo de peces de agua dulce, por el riesgo de que provengan de aguas contaminadas y de peces marinos grandes depredadores, como el pez espada y tiburón, ya que pueden contener mayores niveles de mercurio y otros contaminantes químicos. Consumir preferentemente pescados pequeños, como la sardina.

- Limitar la exposición a productos ahumados y productos cultivados cerca de incineradores, ya que algunos procesos industriales, especialmente el quemado y la incineración, producen dioxinas.

- Evitar una pérdida exagerada de peso materno durante la lactancia, que conllevaría una mayor movilización de los compuestos tóxicos acumulados en el tejido adiposo hacia la leche materna.

- Para evitar la exposición a los ftalatos y el bisfenol presentes en algunos plásticos, se recomienda sustituir los envases de plástico por envases de vidrio o cerámica, no introducir envases de plástico en el microondas ni en el lavavajillas, no envolver alimentos en rollos de plástico y evitar los alimentos enlatados, especialmente los que se presentan en latas de conserva con recubrimiento interior de plástico.

- Evitar la exposición al humo del tabaco y alcohol. Se ha comprobado que los niveles de contaminantes son mayores en las personas expuestas al tabaco y en las que toman bebidas alcohólicas.

- Limitar la exposición a pesticidas, pinturas a base de plomo y productos químicos comunes que pueden contener compuestos tóxicos, entre los que se incluyen: algunos disolventes de pinturas, colas a base de agua, productos para la limpieza de muebles, esmalte de uñas, vapores de gasolina y los plaguicidas que se emplean en las casas y en los jardines.

- Evitar la limpieza en seco de prendas de vestir. Cuando tenga que hacerlo, retire la cubierta plástica de la ropa de la tintorería lo antes posible, y ponga al aire las prendas de vestir en una habitación con las ventanas abiertas durante 12-24 horas.

- Evitar la exposición laboral a contaminantes químicos y tratar de conseguir en el lugar de trabajo normas de seguridad química para todos los empleados, especialmente mujeres embarazadas y mujeres lactantes.

martes, 2 de agosto de 2011

La miel es peligrosa para los bebés menores a un año

Hace unos días te comentábamos algunos cuidados con el chupete del bebé. Entre ellos, estaba la recomendación de no dar miel a los menores de un año, vamos a ver por qué debemos tener en cuenta este consejo.

La miel puede transmitir a los menores de un año esporas del botulismo (Clostridium botulinum), tanto la miel de abeja como la miel de caña.

Esta bacteria produce neurotoxinas en el intestino inmaduro del bebé, lo que significa una situación de gravedad para la salud del niño.

Una pequeña cantidad suele ser en extremo peligrosa.

Por este motivo no se debe dar a los niños menores de un año miel de abeja ni de caña, ni alimentos endulzados con ellas, ni aún en muy pequeñas cantidades. Los síntomas de botulismo en los lactantes son:

- desgano,
- falta de apetito,
- constipación,
- llanto débil, y
- debilidad muscular.

Todos estos síntomas se deben a la parálisis muscular provocada por la toxina botulínica. Si no es tratada, se produce parálisis en los brazos, piernas y músculos respiratorios.

miércoles, 27 de julio de 2011

No hay que dar agua a los bebés amamantados

La costumbre de ofrecer agua a los bebés está muy generalizada a pesar de que la Organización Mundial de la Salud y otros muchos organismos señalan que para un bebé sano la única alimentación que va a necesitar durante sus primeros seis meses de vida es exclusivamente la leche materna. No hay que darle agua a los bebés amamantados a demanda.

Debo recalcar que la lactancia materna exclusiva es exclusiva, y no implica que se incluyan otras leches, agua o infusiones de ninguna clase. Tampoco las supuestas infusiones comercializadas para calmar cólicos o gases, ni tampoco los zumos. Nada más que leche materna.

Si ofrecemos el pecho a demanda y permitimos al bebé el acceso a la lactancia libremente y sin restricciones, día y noche, sus necesidades de agua estarán perfectamente atendidas, sobre todo si atendemos sus signos y no limitamos las tomas a determinadas horas establecidas externamente.

La leche materna está compuesta por un 88% de agua y esta basta para los requerimientos de un bebé, incluso cuando hablamos de recién nacidos sanos. Es más, ofrecer al bebé agua es potencialmente peligroso, puede reducir el aporte nutricional al substituir leche por agua y es vehículo para infecciones por mucho que demos agua de botella o hervida.

En casos de diarrea o deshidratación el médico puede indicar algún suplemento, pero normalmente es la leche materna, con sus cualidades nutricionales, protectoras y digestivas la mejor opción y no es preciso retirar la lactancia en esos casos bajo ningún concepto, más bien incrementar las tomas.

Incluso en bebés mayores de seis meses el agua no debe substituir a la leche materna y el aporte de líquido de las verduras y frutas debería ser suficiente siempre que sigamos con lactancia materna exclusiva.

La leche materna es la mejor opción en todos los casos, excepto en aquellos en los que la medicina demuestra que está contraindicada, que no es ni las diarreas ni las infecciones. No hay que ofrecerle agua a los bebés amamantados lactantes menores de seis meses.

viernes, 15 de julio de 2011

Las pipas de girasol, beneficiosas en el embarazo

Si estás embarazada y buscas algo saludable para picar entre comidas, las pipas de girasol son una gran opción.

Es que las pipas de girasol tienen una importante cantidad de ácido fólico, conocido por ser una sustancia primordial en las primeras etapas del embarazo para la salud del niño en gestación, y para prevenir enfermedades congénitas.

Claro que no debes discontinuar la toma de suplementos de ácido fólico que te haya dado tu médico, pero es bueno complementarla con este delicioso snak que puedes llevar en una bolsita a todas partes.

Las pipas de calabaza también son buenas y tienen altos contenidos de vitaminas, como la vitamina E, el magnesio, o el selenio.

No deberías dejar de incluirlas en tu dieta, ya que además de apaciguar el apetito ayudan a que te mantengas bien nutrida y que tu bebé crezca fuerte y sano.

viernes, 17 de junio de 2011

Prevenir enfermedades transmitidas por alimentos

A veces no tenemos tanto tiempo como desearíamos para cocinar, pero no por ir con prisas deberíamos olvidar ciertas medidas para prevenir enfermedades transmitidas por los alimentos. Las mayores o menores ganas de ponerse ante los fogones tampoco son excusa.

Especialmente en verano, con el aumento de las temperaturas existen riesgos que podemos evitar poniendo una atención especial al modo de cocinar. Los niños pequeños también son más sensibles a determinados riesgos alimenticios.

Cuáles son las medidas de higiene correctas (del cocinero y del lugar donde cocinamos), cómo descongelar adecuadamente los alimentos, cómo almacenarlos, cuáles son los alimentos inseguros… son algunos de los datos que debemos tener bien presentes cuando nos ponemos manos en la masa.

Mantenga la limpieza

Nuestras manos (y las de los niños) han de estar limpias para cocinar y comer, es importante acordarnos de lavarlas. Pero la higiene también ha de mantenerse en otros lugares:

* Lávese siempre las manos antes de preparar alimentos y también varias veces durante la preparación.
* Lávese siempre las manos después de ir al baño.
* Lave cuidadosamente todas las superficies y el menaje usado en la preparación de la comida.

* Proteja los alimentos y la cocina de insectos, mascotas y de otros animales (guarde los alimentos en recipientes cerrados).

Separe los alimentos crudos de los cocinados

* Separe siempre los alimentos crudos de los cocinados y de los listos para comer.
* No utilice los mismos utensilios, como cuchillos o tablas de cortar, para manipular alimentos crudos, como pescado, carne o pollo, y para alimentos ya cocinados.
* Conserve los alimentos en recipientes separados para evitar el contacto entre crudos y cocidos.

Cueza, guise, ase o fría completamente

* Al cocinar evite que los alimentos queden crudos en su interior, especialmente la carne, el pollo, los huevos y el pescado.
* Asegúrese de que las sopas y los guisos alcancen la ebullición.
* Recaliente bien la comida cocinada.

Mantenga los alimentos a temperaturas seguras

* No deje los alimentos cocinados a temperatura ambiente. Almacene en refrigeración lo más pronto posible los alimentos cocinados y los perecederos, preferiblemente por debajo de 5° C.
* Mantenga la comida ya cocinada que va a ser consumida caliente por encima de los 60° C.
* No guarde comida mucho tiempo, aunque sea en el congelador. Los alimentos para niños deben consumirse inmediatamente una vez preparados.
* No descongele los alimentos a temperatura ambiente sino en la parte baja del frigorífico.

Use agua y alimentos seguros

* Use agua potable.
* Seleccione alimentos saludables y frescos.
* No consuma leche no procesada, es decir, que no haya sido pasteurizada o esterilizada.
* Lave las frutas y las hortalizas, especialmente si se comen crudas.
* No consuma alimentos después de su fecha de caducidad.

Estas recomendaciones que nos ofrece la Agencia española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) están basadas en las “Cinco claves para la seguridad de los alimentos” de la Organización Mundial de la Salud, de las que os hablamos hace un tiempo y que conviene recordar.

Prevenir enfermedades transmitidas por los alimentos es sencillo, pero hay que estar atentos y no cometer los descuidos que frecuentemente nos suceden. Cocinar puede ser divertido, comer más todavía, pero hay que hacerlo de manera segura y saludable.