Una de las razones que más pueden preocupar a los padres es la del llanto del bebé, todo un enigma, especialmente cuando hablamos de recién nacidos. Un estudio reciente asegura que fijándonos en el rostro del bebé, especialmente en sus ojos, podremos saber el motivo del llanto.
El llanto del bebé puede ser debido a múltiples causas, pero según los investigadores de la Universidad de Murcia y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) los bebés lloran por enfado o miedo cuando tienen los ojos abiertos y por dolor cuando los mantienen cerrados.
Han llegado a estas conclusiones tras estudiar el llanto de 20 bebés de entre tres y 18 meses, fijándose en esta manera de comunicarse del bebé. Aunque los principales motivos son hambre, dolor, enfado o miedo, los adultos no reconocen fácilmente qué emoción es la que provoca las lágrimas del bebé.
El estudio, titulado “Infant Crying: Pattern of Weeping, Recognition of Emotion and Affective Reactions in Observers” (El llanto infantil: patrón del llanto, el reconocimiento de las emociones y las reacciones afectivas de los observadores) fue publicado en noviembre en la revista The Spanish Journal of Psychology.
Muestra que las principales diferencias se presentan en la actividad ocular y en la dinámica del llanto. En este último, los expertos han comprobado que tanto los gestos como la intensidad del lloro se van incrementando gradualmente si se debe a un enfado, mientras que aparecen en su máxima intensidad desde el primer momento en el caso del dolor y del miedo.
La cara de un bebé que llora
Todos tenemos en mente el rostro de un bebé que llora, pero otra cosa es enumerar y sistematizar los cambios que se producen en la cara durante ese proceso.
En general, cuando un bebé llora la actividad muscular de su rostro se caracteriza por una gran tensión en la frente, las cejas o los labios, y se produce la apertura de la boca y la elevación de las mejillas.
En los ojos estaría la mayor diferencia según la causa del lloro: cuando los bebés están enfadados la mayoría mantienen los ojos medio cerrados, con una mirada aparentemente sin dirección o, por el contrario, fija y prominente.
Me da pena imaginar cómo habrán tenido que llegar a estas conclusiones, pero en el caso del miedo, los ojos permanecen abiertos casi todo el tiempo. A veces los bebés tienen una mirada escrutadora, mueven la cabeza hacia atrás, y el llanto aparece de forma explosiva, después de un aumento gradual de la tensión.
Por último, para el dolor se comprobó que se manifiesta con los ojos cerrados casi todo el tiempo, y en los pocos momentos en los que están abiertos, lo están mínimamente, con la mirada distante. El llanto, que comienza de forma repentina justo después de que se produzca el dolor, desde el principio alcanza su intensidad máxima.
Por otra parte, los investigadores han comprobado que los padres no suelen identificar claramente qué emoción es la que induce el llanto, especialmente cuando se trata de enfado y miedo.
En cualquier caso, y dado el evidente margen de error que, a mi parecer, tienen estos datos, y sobre todo que en ocasiones no estamos para fijarnos en cómo están los ojos del niño, aunque desconozcamos cuál es el motivo del llanto del bebé hay que intentar calmarlo, ya que en ningún caso se debe ignorar el llanto del bebé.
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martes, 19 de febrero de 2013
jueves, 14 de febrero de 2013
Video: Tras el baño cómo secar al bebé
Después de bañar al bebé es necesario secarlo bien y darle mimos mientras le aplicamos su cremita. Mayte González, especialista infantil en Fun&Fit, nos indica los pasos a seguir en este vídeo para que el niño quede bien sequito y totalmente relajado.
Encuentran que el ácido fólico previene el autismo
El ácido fólico es una de las más importantes indicaciones que se le da a una pareja que quiere planificar un embarazo, pues previene un importante número de malformaciones, en particular las del tubo neural, aunque hay cada vez más beneficios para la salud del niño que se encuentran en el simple gesto de ingerir una pastilla diaria.
Este suplemento vitamínico parece ser que tiene un efecto protector contra el autismo, esto es, se hallaron menos casos diagnosticados de este trastorno entre aquellos niños cuyas madres tomaron ácido fólico antes de quedar embarazadas y durante los primeros tres meses.
Los datos surgen de una investigación publicada en la revista ‘The Journal of the American Medical Association’ que ha recabado datos en una muestra de más de 85.000 familias.
Concretamente, hubo un significativamente menor número de casos entre los hijos de mujeres que tomaron ácido fólico semanas antes de concebir y durante todo el primer trimestre, aunque no lograron determinar la causa.
Cabe señalar también que este suplemento está relacionado con un menor riesgo de problemas del desarrollo en niños, como el retraso del lenguaje.
El seguimiento fue realizado a 85.176 niños nacidos entre 2002 y 2008 y a sus padres. Entre otras variables, analizaron si las madres habían tomado suplementos alimenticios de ácido fólico durante el embarazo y si los niños desarrollaban alguno de los trastornos del espectro autista.
Encontraron que el porcentaje de casos de autismo alcanzó el 0,21% entre los hijos de madres que no habían tomado ácido fólico al menos cuatro semanas antes de su embarazo y en las primeras ocho de la gestación, siendo del 0,10% entre quienes sí recibieron esta vitamina.
Este suplemento vitamínico parece ser que tiene un efecto protector contra el autismo, esto es, se hallaron menos casos diagnosticados de este trastorno entre aquellos niños cuyas madres tomaron ácido fólico antes de quedar embarazadas y durante los primeros tres meses.
Los datos surgen de una investigación publicada en la revista ‘The Journal of the American Medical Association’ que ha recabado datos en una muestra de más de 85.000 familias.
Concretamente, hubo un significativamente menor número de casos entre los hijos de mujeres que tomaron ácido fólico semanas antes de concebir y durante todo el primer trimestre, aunque no lograron determinar la causa.
Cabe señalar también que este suplemento está relacionado con un menor riesgo de problemas del desarrollo en niños, como el retraso del lenguaje.
El seguimiento fue realizado a 85.176 niños nacidos entre 2002 y 2008 y a sus padres. Entre otras variables, analizaron si las madres habían tomado suplementos alimenticios de ácido fólico durante el embarazo y si los niños desarrollaban alguno de los trastornos del espectro autista.
Encontraron que el porcentaje de casos de autismo alcanzó el 0,21% entre los hijos de madres que no habían tomado ácido fólico al menos cuatro semanas antes de su embarazo y en las primeras ocho de la gestación, siendo del 0,10% entre quienes sí recibieron esta vitamina.
Que un catarro no se lleve la lactancia materna: ¿qué hacer cuando están malitos?
Es frecuente que en esta época del año de cambios bruscos de temperatura los bebés tengan mocos, y es normal que mamen menos. Para que un catarro no se lleve la lactancia te diremos qué hacer cuando están malitos.
Los cuadros catarrales, las gripes y demás infecciones de las vías altas respiratorias como bronquilotis, otitis, etc. hacen que los bebés presentes tos y mocos y apenas tengan ganas alimentarse. Toman menos el pecho, con menos frecuencia y al vaciar menos el pecho, también disminuye la producción de leche de la madre.
No te agobies si esto sucede. Ya sabes que la producción de leche es regulada por el propio bebé, se va adaptando a la demanda. Si el bebé mama con frecuencia, se produce más leche, y si deja de hacerlo la producción se autorregula y va disminuyendo.
Cuando el catarro dura unos cuantos días y el bebé no vacía el pecho con las misma frecuencia que antes, lo que puedes hacer es utilizar un sacaleches o vaciarte a mano el pecho después de cada toma. Lo que extraigas puedes conservarlo para ofrecérsela cuando el bebé se recupere hasta que tu producción vuelva a ser la habitual.
¿Por qué puede fracasar la lactancia materna?
Al haber estado el bebé malito unos días y no mamar con las misma eficiencia, la producción de leche habrá disminuido.
El problema puede surgir una vez que el bebé se haya recuperado, empiece a querer comer más, vuelva a mamar, y el pecho no vuelva a producir leche tan rápidamente como el bebé lo demanda.
El bebé come mal, tiene gases, llora y la madre interpreta que se queda con hambre, que su leche ya no le alcanza. Muchas veces se recurre desesperadamente al biberón y puede suponer el fin de la lactancia.
En ese caso, lo que puedes hacer es recurrir a las reservas de leche que te has extraído cuando el bebé mamaba menos, hasta que el pecho recupere su producción habitual.
Para que la producción aumente lo que tienes que hacer es colocar al bebé al pecho con más frecuencia. Ya sabes que cuanto más succione, más leche producirá.
Medidas que pueden ayudar
Cuando el bebé está acatarrado o con gripe, lo que debes hacer para ayudarlo a que se alimente mejor es limpiar las vías respiratorias con suero fisiológico. Así, al quedar despejadas, respirarán mejor y se sentirán más cómodos para mamar.
Si ves que no tiene fuerza para empezar la toma, la solución es hacer una primera extracción manual o con sacaleches como para aliviarle el trabajo. Así se le hará más fácil continuar.
Por otra parte, colócate el bebé al pecho todo lo que puedas, aunque casi no mame, el calor y la humedad que proporciona la lactancia materna le ayudará a hacer que los mocos fluyan.
Los cuadros catarrales, las gripes y demás infecciones de las vías altas respiratorias como bronquilotis, otitis, etc. hacen que los bebés presentes tos y mocos y apenas tengan ganas alimentarse. Toman menos el pecho, con menos frecuencia y al vaciar menos el pecho, también disminuye la producción de leche de la madre.
No te agobies si esto sucede. Ya sabes que la producción de leche es regulada por el propio bebé, se va adaptando a la demanda. Si el bebé mama con frecuencia, se produce más leche, y si deja de hacerlo la producción se autorregula y va disminuyendo.
Cuando el catarro dura unos cuantos días y el bebé no vacía el pecho con las misma frecuencia que antes, lo que puedes hacer es utilizar un sacaleches o vaciarte a mano el pecho después de cada toma. Lo que extraigas puedes conservarlo para ofrecérsela cuando el bebé se recupere hasta que tu producción vuelva a ser la habitual.
¿Por qué puede fracasar la lactancia materna?
Al haber estado el bebé malito unos días y no mamar con las misma eficiencia, la producción de leche habrá disminuido.
El problema puede surgir una vez que el bebé se haya recuperado, empiece a querer comer más, vuelva a mamar, y el pecho no vuelva a producir leche tan rápidamente como el bebé lo demanda.
El bebé come mal, tiene gases, llora y la madre interpreta que se queda con hambre, que su leche ya no le alcanza. Muchas veces se recurre desesperadamente al biberón y puede suponer el fin de la lactancia.
En ese caso, lo que puedes hacer es recurrir a las reservas de leche que te has extraído cuando el bebé mamaba menos, hasta que el pecho recupere su producción habitual.
Para que la producción aumente lo que tienes que hacer es colocar al bebé al pecho con más frecuencia. Ya sabes que cuanto más succione, más leche producirá.
Medidas que pueden ayudar
Cuando el bebé está acatarrado o con gripe, lo que debes hacer para ayudarlo a que se alimente mejor es limpiar las vías respiratorias con suero fisiológico. Así, al quedar despejadas, respirarán mejor y se sentirán más cómodos para mamar.
Si ves que no tiene fuerza para empezar la toma, la solución es hacer una primera extracción manual o con sacaleches como para aliviarle el trabajo. Así se le hará más fácil continuar.
Por otra parte, colócate el bebé al pecho todo lo que puedas, aunque casi no mame, el calor y la humedad que proporciona la lactancia materna le ayudará a hacer que los mocos fluyan.
sábado, 9 de febrero de 2013
Cómo ayudar al bebé a dar sus primeros pasos
A partir de los nueve meses nuestro bebé comienza a dar sus primeros pasos, o al menos a intentarlo. Todo comienza con el gateo y sigue con esos graciosos pasitos titubeantes. Y de repente un día… ¡están corriendo por toda la casa! Nosotros podemos ayudarle a que sus primeros pasos sean seguros.
El bebé aprende paso a paso
Lo habitual es que todos los niños adopten un mismo patrón antes de aprender a andar:
- Normalmente aprenden a dominar la posición de sentado entre los seis y los ocho meses.
- El gateo llega entre los ocho y los diez meses.
- La horquilla para empezar a caminar es más amplia: entre los nueve y los 18 meses.
- De un día para otro, el bebé cambiará de perspectiva y empezará a verlo todo desde las alturas, manteniéndose de pie con algún apoyo (con las manos en un taburete, sujetando los barrotes de su cuna...) y le gustará tanto el nuevo mundo, que en poco tiempo se lanzará a caminar.
Aunque es importante no olvidar que cada niño tiene su propio ritmo y no debemos comparar unos con otros. ¡Cada bebé es un mundo!
Consejos para que el bebé comience a caminar seguro
Es importante, que nuestro hijo dé sus primeros pasos en una zona libre de objetos que puedan dañarle, por ejemplo los muebles sin protección. Las superficies mullidas pero firmes, como el césped o una moqueta o alfombra, le ayudarán a iniciarse en este importante aprendizaje.
Es inevitable que el peque sufra unas cuantas caídas antes de dominar el equilibrio. Si papá o mamá están presentes, se sentirá seguro a pesar de algún que otro culetazo o coscorrón.
En cualquier caso, más vale prevenir que curar: conviene forrar las esquinas de las mesas, tapar enchufes, retirar de su camino objetos que puedan resultar peligrosos...
El corralito
Un apoyo que puede ayudar al niño a desarrollar las funciones motoras es la cuna-parque. Según los expertos en psicomotricidad, reúne todos los elementos necesarios para estimular al niño hasta que dé sus primeros pasos: una estructura sólida, un espacio libre, un suelo agradable y confortable para todo tipo de movimientos y unas mallas o redes con la consistencia suficiente para que el niño pueda agarrarse y conquistar todas las alturas hasta lograr la posición de pie.
Incluso puede dar sus primeros pasos en él, yendo de un extremo a otro y perdiendo el miedo al vacío. Para animarle a ello, se puede colocar su juguete preferido en un lado del parque y señalárselo para que vaya a cogerlo.
Eso sí, solo mantendremos al pequeño en el parque un ratito: él necesita más espacio para investigar, curiosear y recorrer... pasito a pasito.
Mejor nada de andadores
La mayoría de los especialistas desaconsejan el uso del andador o tacatá porque puede retrasar la función motora, ya que aunque el niño se desplace y llegue a mover sus piernas como si estuviera caminando, no está aprendiendo a sostener su cuerpo ni a ejercitar el equilibrio, algo necesario para poder dar los primeros pasos.
Por eso el uso del andador hace que el pequeño se salte etapas beneficiosas para su desarrollo. Si aun así se utiliza, debe plantearse como un entretenimiento más que como un apoyo para ayudarle a caminar, limitando su tiempo de uso.
El bebé aprende paso a paso
Lo habitual es que todos los niños adopten un mismo patrón antes de aprender a andar:
- Normalmente aprenden a dominar la posición de sentado entre los seis y los ocho meses.
- El gateo llega entre los ocho y los diez meses.
- La horquilla para empezar a caminar es más amplia: entre los nueve y los 18 meses.
- De un día para otro, el bebé cambiará de perspectiva y empezará a verlo todo desde las alturas, manteniéndose de pie con algún apoyo (con las manos en un taburete, sujetando los barrotes de su cuna...) y le gustará tanto el nuevo mundo, que en poco tiempo se lanzará a caminar.
Aunque es importante no olvidar que cada niño tiene su propio ritmo y no debemos comparar unos con otros. ¡Cada bebé es un mundo!
Consejos para que el bebé comience a caminar seguro
Es importante, que nuestro hijo dé sus primeros pasos en una zona libre de objetos que puedan dañarle, por ejemplo los muebles sin protección. Las superficies mullidas pero firmes, como el césped o una moqueta o alfombra, le ayudarán a iniciarse en este importante aprendizaje.
Es inevitable que el peque sufra unas cuantas caídas antes de dominar el equilibrio. Si papá o mamá están presentes, se sentirá seguro a pesar de algún que otro culetazo o coscorrón.
En cualquier caso, más vale prevenir que curar: conviene forrar las esquinas de las mesas, tapar enchufes, retirar de su camino objetos que puedan resultar peligrosos...
El corralito
Un apoyo que puede ayudar al niño a desarrollar las funciones motoras es la cuna-parque. Según los expertos en psicomotricidad, reúne todos los elementos necesarios para estimular al niño hasta que dé sus primeros pasos: una estructura sólida, un espacio libre, un suelo agradable y confortable para todo tipo de movimientos y unas mallas o redes con la consistencia suficiente para que el niño pueda agarrarse y conquistar todas las alturas hasta lograr la posición de pie.
Incluso puede dar sus primeros pasos en él, yendo de un extremo a otro y perdiendo el miedo al vacío. Para animarle a ello, se puede colocar su juguete preferido en un lado del parque y señalárselo para que vaya a cogerlo.
Eso sí, solo mantendremos al pequeño en el parque un ratito: él necesita más espacio para investigar, curiosear y recorrer... pasito a pasito.
Mejor nada de andadores
La mayoría de los especialistas desaconsejan el uso del andador o tacatá porque puede retrasar la función motora, ya que aunque el niño se desplace y llegue a mover sus piernas como si estuviera caminando, no está aprendiendo a sostener su cuerpo ni a ejercitar el equilibrio, algo necesario para poder dar los primeros pasos.
Por eso el uso del andador hace que el pequeño se salte etapas beneficiosas para su desarrollo. Si aun así se utiliza, debe plantearse como un entretenimiento más que como un apoyo para ayudarle a caminar, limitando su tiempo de uso.
Infusiones durante el embarazo
Las infusiones herbales y el té pueden parecer inofensivos, pero tienen principios activos que durante el embarazo pueden tener diferentes efectos.
El té impide la absorción de hierro y calcio durante el embarazo, al mismo tiempo el té verde y el té rojo son estimulantes que pueden propiciar las contracciones.
Es sabido que las hierbas tienen propiedades medicinales, por ello pueden propiciar complicaciones en el embarazo. Al mismo tiempo, hay otras que pueden ser una buena alternativa para las molestias de la gestación.
Las infusiones que no se pueden consumir durante el embarazo son: eucalipto, cola de león, romero, hierbabuena, hierba luisa, mandrágora, manzanilla, poleo, anís, hinojo, flor de Jamaica, muérdago, valeriana, lobelia o salvia. Tienen propiedades emenagogas, es decir que son estimulantes uterinos. Así como son una buena solución para dolores menstruales y reglas irregulares, durante el embarazo pueden dar contracciones.
Otras hierbas, en cambio, son de gran ayuda:
• Ardor de estómago: ayudan las hierbas o semillas con mucilágenos, sustancias que forman una película protectora contra las irritaciones. La malva, la altea, el lino (las semillas) y la berza (el zumo fresco).
• Estreñimiento. Las mismas hierbas ricas en mucilágenos son eficaces contra el estreñimiento, porque absorben el agua, se hinchan y estimulan los movimientos de las paredes intestinales.
• Náuseas y vómitos: las infusiones de menta y de raíz de jengibre son de gran ayuda.
• Varices y hemorroides: Las bayas del ciprés son de gran ayuda pues tienen sustancias tonificantes venosas y vasoconstrictoras, al igual que las semillas y la corteza del castaño de Indias y el arándano negro.
• Cansancio y somnolencia: el romero y la salvia ayudan a atenuar la sensación de fatiga.
El té impide la absorción de hierro y calcio durante el embarazo, al mismo tiempo el té verde y el té rojo son estimulantes que pueden propiciar las contracciones.
Es sabido que las hierbas tienen propiedades medicinales, por ello pueden propiciar complicaciones en el embarazo. Al mismo tiempo, hay otras que pueden ser una buena alternativa para las molestias de la gestación.
Las infusiones que no se pueden consumir durante el embarazo son: eucalipto, cola de león, romero, hierbabuena, hierba luisa, mandrágora, manzanilla, poleo, anís, hinojo, flor de Jamaica, muérdago, valeriana, lobelia o salvia. Tienen propiedades emenagogas, es decir que son estimulantes uterinos. Así como son una buena solución para dolores menstruales y reglas irregulares, durante el embarazo pueden dar contracciones.
Otras hierbas, en cambio, son de gran ayuda:
• Ardor de estómago: ayudan las hierbas o semillas con mucilágenos, sustancias que forman una película protectora contra las irritaciones. La malva, la altea, el lino (las semillas) y la berza (el zumo fresco).
• Estreñimiento. Las mismas hierbas ricas en mucilágenos son eficaces contra el estreñimiento, porque absorben el agua, se hinchan y estimulan los movimientos de las paredes intestinales.
• Náuseas y vómitos: las infusiones de menta y de raíz de jengibre son de gran ayuda.
• Varices y hemorroides: Las bayas del ciprés son de gran ayuda pues tienen sustancias tonificantes venosas y vasoconstrictoras, al igual que las semillas y la corteza del castaño de Indias y el arándano negro.
• Cansancio y somnolencia: el romero y la salvia ayudan a atenuar la sensación de fatiga.
Citomegalovirus congénito, ¿qué consecuencias tiene para el bebé y cómo evitarlo?
Cuando estamos embarazadas solemos extremar las precauciones para evitar contagios que puedan afectar al bebé en gestación. Hoy hablaremos de un virus de la familia de los herpes del que tal vez hayáis oído hablar llamado citomegalovirus congénito, el cual se transmite mediante muchos de los fluidos corporales.
Al ser un virus muy frecuente que no provoca síntomas, o de padecerlos son muy similares a los de una gripe leve, mucha gente lo padece sin saberlo. Pero de contagiarse la madre durante el embarazo puede tener graves secuelas, por eso profundizaremos sobre qué consecuencias tiene para el bebé y cómo evitarlo.
¿Qué es el citomegalovirus congénito?
El citomegalovirus congénito (CMV) es un virus conocido como Human herpesvirus 5 (HHV-5) que afecta a personas de todas las edades, y aunque la mayoría de las personas habrá entrado en contacto en algún momento de su vida con el virus, sólo se infectan las personas con un sistema inmunitario debilitado. Una vez que entra en el organismo se queda allí para toda la vida, pero sin consecuencias.
Se contagia a través de gotitas de saliva, de transpiración, orina, sangre, leche materna, mucosidades y contacto sexual.
Hay gente que no desarrolla síntomas, mientras que otra sufre un cuadro con las características de la mononucleosis: inflamación de ganglios linfáticos (especialmente en el cuello), fatiga, fiebre, dolor de garganta, falta de apetito, dolores musculares y erupción cutánea. A veces rigidez de cuello, inflamación del bazo y del hígado, dolor torácico y frecuencia cardíaca irregular.
Al ser muy frecuente entre los niños pequeños, muchos se contagian en la escuela infantil. Es por ello que no suele darse habitualmente en el primer embarazo, sino en los posteriores, generalmente porque es el hermanito mayor quien lleva el virus a casa.
El contacto con la saliva u orina de niños pequeños es una causa principal de la infección por el citomegalovirus en las mujeres embarazadas.
Citomegalovirus congénito, ¿qué enfermedades causa en el bebé?
Un 90 por ciento de los bebés que han sido infectados con el virus del citomegalovirus congénito durante el embarazo nunca presentan síntomas ni discapacidades al nacer, pero una minoría sí puede resultar afectada.
Algunas de las enfermedades que puede causar en el recién nacido el virus del citomegalovirus congénito son:
En los análisis de sangre que se le realizan a la embarazada se detecta si ha estado en el pasado infectada por citomegalovirus y por tanto si está inmunizada o no. Si no la ha pasado, o no está segura, debe extremar algunos cuidados para no pasar el virus al bebé en el embarazo.
Al ser los niños pequeños quienes la mayoría de las veces traen el virus a casa, la embarazada tiene que tomar algunas precauciones como:
Por último, al transmitirse el virus a través de la leche materna, hablaremos también sobre si hay riesgo o no para el bebé que es amamantado.
La infección materna por citomegalovirus (CMV). La madre portadora de anticuerpos frente a CMV (sin seroconversión reciente) puede amamantar sin riesgo a su lactante sano a término. No se ha demostrado que los prematuros con peso al nacimiento menor de 1.500 gramos, hijos de madre portadora de anticuerpos de CMV, tengan peor evolución si son amamantados y, en la mayoría de los casos, el contagio se produce en el momento del parto y no durante el amamantamiento.
Además, se debe tener en cuenta que la madre posee anticuerpos frente al CMV, por lo que en general los beneficios de la lactancia superan a los riesgos. La congelación y la pasteurización de la leche materna disminuyen considerablemente el riesgo de transmisión.
Al ser un virus muy frecuente que no provoca síntomas, o de padecerlos son muy similares a los de una gripe leve, mucha gente lo padece sin saberlo. Pero de contagiarse la madre durante el embarazo puede tener graves secuelas, por eso profundizaremos sobre qué consecuencias tiene para el bebé y cómo evitarlo.
¿Qué es el citomegalovirus congénito?
El citomegalovirus congénito (CMV) es un virus conocido como Human herpesvirus 5 (HHV-5) que afecta a personas de todas las edades, y aunque la mayoría de las personas habrá entrado en contacto en algún momento de su vida con el virus, sólo se infectan las personas con un sistema inmunitario debilitado. Una vez que entra en el organismo se queda allí para toda la vida, pero sin consecuencias.
Se contagia a través de gotitas de saliva, de transpiración, orina, sangre, leche materna, mucosidades y contacto sexual.
Hay gente que no desarrolla síntomas, mientras que otra sufre un cuadro con las características de la mononucleosis: inflamación de ganglios linfáticos (especialmente en el cuello), fatiga, fiebre, dolor de garganta, falta de apetito, dolores musculares y erupción cutánea. A veces rigidez de cuello, inflamación del bazo y del hígado, dolor torácico y frecuencia cardíaca irregular.
Al ser muy frecuente entre los niños pequeños, muchos se contagian en la escuela infantil. Es por ello que no suele darse habitualmente en el primer embarazo, sino en los posteriores, generalmente porque es el hermanito mayor quien lleva el virus a casa.
El contacto con la saliva u orina de niños pequeños es una causa principal de la infección por el citomegalovirus en las mujeres embarazadas.
Citomegalovirus congénito, ¿qué enfermedades causa en el bebé?
Un 90 por ciento de los bebés que han sido infectados con el virus del citomegalovirus congénito durante el embarazo nunca presentan síntomas ni discapacidades al nacer, pero una minoría sí puede resultar afectada.
Algunas de las enfermedades que puede causar en el recién nacido el virus del citomegalovirus congénito son:
- Ictericia: ojos y piel amarillentos
- Manchas moradas en la piel
- Erupción cutánea
- Problemas en el hígado
- Problemas en el bazo
- Problemas en los pulmones
- Bajo peso al nacer
- Convulsiones
- Pérdida de la audición
- Pérdida de la visión
- Discapacidad mental
- Parálisis cerebral
- Cabeza pequeña
- Falta de coordinación
- Convulsiones
- Y en los casos más graves, incluso la muerte
En los análisis de sangre que se le realizan a la embarazada se detecta si ha estado en el pasado infectada por citomegalovirus y por tanto si está inmunizada o no. Si no la ha pasado, o no está segura, debe extremar algunos cuidados para no pasar el virus al bebé en el embarazo.
Al ser los niños pequeños quienes la mayoría de las veces traen el virus a casa, la embarazada tiene que tomar algunas precauciones como:
- Lavarse con frecuencia las manos con agua y jabón, especialmente después de cambiar pañales o haber entrado en contacto con saliva o mucosidades de los niños.
- No compartir cubiertos ni vasos con niños pequeños, ni darles besos en la boca
- No llevarse a la boca el chupete del bebé, algo que suelen hacer habitualmente los padres para limpiarlo
- Mantener limpios los juguetes que puedan tener saliva del bebé, así como superficies con restos de orina o mocos.
- Si tu pareja está infectada con el virus, debéis evitar las relaciones sexuales o utilizar un método de barrera como condón o condón femenino para reducir el riesgo de contagio.
Por último, al transmitirse el virus a través de la leche materna, hablaremos también sobre si hay riesgo o no para el bebé que es amamantado.
La infección materna por citomegalovirus (CMV). La madre portadora de anticuerpos frente a CMV (sin seroconversión reciente) puede amamantar sin riesgo a su lactante sano a término. No se ha demostrado que los prematuros con peso al nacimiento menor de 1.500 gramos, hijos de madre portadora de anticuerpos de CMV, tengan peor evolución si son amamantados y, en la mayoría de los casos, el contagio se produce en el momento del parto y no durante el amamantamiento.
Además, se debe tener en cuenta que la madre posee anticuerpos frente al CMV, por lo que en general los beneficios de la lactancia superan a los riesgos. La congelación y la pasteurización de la leche materna disminuyen considerablemente el riesgo de transmisión.
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