En algún post anterior, aprendimos que la vitamina D es importante para el desarrollo fetal, pues su consumo adecuado durante la gestación se asocia a menor tasa de problemas del lenguaje, menos casos de esquizofrenia, entre otros.
Sin embargo, el exceso de vitamina D durante el embarazo puede causar alergias a alimentos en el bebé, según estudio del Helmholtz Centre for Environmental Research y la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg (Alemania).
Para llegar a esta conclusión es que se han analizado los datos de 622.629 madres e hijos para este estudio, analizando el nivel de vitamina D mediante una muestra de sangre de las madres embarazadas y del cordón umbilical de los niños nacidos.
Al mismo tiempo, se evaluó la incidencia de las alergias alimentarias en los primeros dos años de vida de los niños, comparando diferentes datos.
El sorprendente resultado fue que en los casos en los que las mujeres embarazadas tenían un bajo nivel de vitamina D en la sangre, la aparición de alergias a alimentos entre los niños de dos años de edad era menos frecuente que en los de aquellas que tenían un alto nivel de vitamina D en sangre.
La explicación barajada por los científicos es que el riesgo de alergia aumenta en los casos en que hay muy pocos linfocitos T reguladores en la sangre del cordón. La vitamina D suprimiría el desarrollo de células T reguladoras y, por lo tanto, aumenta el riesgo de alergia.
Es por ello que este estudio cuestiona a otros que sugieren administrar suplementos de vitamina D a embarazadas. En todo caso, estos investigadores prefieren no darlos. “De acuerdo con nuestros datos, un exceso de vitamina D puede aumentar el riesgo de que los niños desarrollen una alergia a los alimentos en los dos primeros años de su vida”.
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viernes, 1 de marzo de 2013
Desórdenes del sueño en los niños, ¿cuándo hay que preocuparse?
Dormir es una función necesaria para la salud de cualquier persona, por eso se pueden identificar ciertos desórdenes que provocan que el sueño no se desarrolle con normalidad y puedan afectar a su calidad y a la salud del niño.
No obstante, no se deben considerar desórdenes los despertares nocturnos de bebés y niños, que no solo son normales sino también saludables. Hablamos de otros trastornos que pueden ser más preocupantes, aunque afortunadamente temporales en su mayoría, como las pesadillas o los terrores nocturnos… Otros, como la apnea del sueño o la narcolepsia requieren una atención médica.
Pesadillas infantiles
las pesadillas en los niños son muy frecuentes y son la manifestación inconsciente durante el sueño de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones. El niño se suele despertar sobresaltado y recuerda el sueño.
Las pesadillas suelen ocurrir más frecuentemente durante períodos de transición, estrés o cambios de rutina del niño. Tienden a desaparecer espontáneamente, pero algunas cosas que podemos hacer para intentar que no se repitan las pesadillas es estimular al niño a hablar sobre lo acontecido durante la pesadilla, mostrarle imágenes agradables antes de que se duerma (un cuento…), y evitar la televisión u otros juegos antes de acostarse a dormir.
Terrores nocturnos
los terrores nocturnos son más frecuentes entre los tres y los ocho años de edad. El niño está intranquilo, solloza, gime, se le acelera la respiración e incluso en ocasiones se incorpora o se levanta de la cama y corre.
A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos no provocan que el niño se despierte, y aunque parezca despierto (con los ojos abiertos), en realidad solo se trata de un despertar parcial: está dormido mientras ocurren y no suele recordar lo ocurrido al día siguiente. Los terrores nocturnos son más frecuente en niños cansados, estresados, enfermos… y para intentar prevenirlos podemos hacer lo mismo que en el caso de las pesadillas.
Sonambulismo en los niños
el sonambulismo ocurre con más frecuencia a la misma edad que los terrores nocturnos, entre los tres y los ocho años. El niño está entre dormido y despierto y por lo general no recuerda lo ocurrido al día siguiente, aunque, a diferencia de los terrores, no son episodios que les provoquen ansiedad o llanto. Dormir lo suficiente es importante para reducir la frecuencia de los episodios de sonambulismo.
Apnea del sueño
La apnea del sueño afecta tanto a adultos como a niños, hasta un 5% de la población infantil española padece esta enfermedad cuyas características principales son las breves interrupciones de la respiración que se sufren durante el sueño. Se produce con más frecuencia en los niños que comprenden edades entre los dos años de edad y los seis.
Los niños con apnea habitualmente roncan, su sueño es inquieto y pueden manifestar somnolencia durante el día. La causa principal es el aumento del tamaño de las amígdalas. Existen varias formas de tratar la apnea: hay que consultar al especialista para confirmar el diagnóstico y recibir tratamiento.
Narcolepsia infantil
La narcolepsia es un trastorno del sueño que causa somnolencia excesiva y ataques de sueño frecuentes durante el día: el niño se duerme de repente, en cualquier situación, por espacio de unos segundos o minutos, y vuelve a despertar. Por lo general empieza durante la pubertad, aunque puede comenzar antes. Los síntomas narcolépticos a menudo son más graves cuando el trastorno se desarrolla temprano en la vida en lugar de la edad adulta.
Aunque se desconocen las causas exactas, los expertos han comenzado a reconocer que la narcolepsia a veces contribuye a ciertos problemas infantiles de conducta, como el trastorno de hiperactividad y déficit de la atención y deben ser abordados cuanto antes. Si no se diagnostica o se trata, la narcolepsia puede presentar problemas especiales en niños y adolescentes, interfiriendo con su desarrollo psicológico, social y cognitivo.
Como vemos, estamos hablando de trastornos de muy diversa índole, y algunos conllevan riesgos físicos para los niños: los terrores nocturnos y el sonambulismo porque pueden dañarse mientras caminan o hacen alguna actividad semidormidos; y la narcolepsia por el peligro de “caer dormido” en cualquier situación.
Por eso hemos de procurar un entorno seguro en los dos primeros casos (habitaciones y pasillos despejados, determinadas puertas cerradas, protección de escaleras…) y una vigilancia continua en el caso de la narcolepsia, que ha de ser tratada por un especialista.
Hay investigaciones médicas que revelan que un porcentaje elevado de niños sufren algún desorden del sueño, aunque por fortuna la mayoría no son graves y son transitorios. Siempre que tengamos sospecha de alguno de estos trastornos, o notemos que el niño no está descansado durante el día y padece de somnolencia, conviene consultar al pediatra.
No obstante, no se deben considerar desórdenes los despertares nocturnos de bebés y niños, que no solo son normales sino también saludables. Hablamos de otros trastornos que pueden ser más preocupantes, aunque afortunadamente temporales en su mayoría, como las pesadillas o los terrores nocturnos… Otros, como la apnea del sueño o la narcolepsia requieren una atención médica.
Pesadillas infantiles
las pesadillas en los niños son muy frecuentes y son la manifestación inconsciente durante el sueño de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones. El niño se suele despertar sobresaltado y recuerda el sueño.
Las pesadillas suelen ocurrir más frecuentemente durante períodos de transición, estrés o cambios de rutina del niño. Tienden a desaparecer espontáneamente, pero algunas cosas que podemos hacer para intentar que no se repitan las pesadillas es estimular al niño a hablar sobre lo acontecido durante la pesadilla, mostrarle imágenes agradables antes de que se duerma (un cuento…), y evitar la televisión u otros juegos antes de acostarse a dormir.
Terrores nocturnos
los terrores nocturnos son más frecuentes entre los tres y los ocho años de edad. El niño está intranquilo, solloza, gime, se le acelera la respiración e incluso en ocasiones se incorpora o se levanta de la cama y corre.
A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos no provocan que el niño se despierte, y aunque parezca despierto (con los ojos abiertos), en realidad solo se trata de un despertar parcial: está dormido mientras ocurren y no suele recordar lo ocurrido al día siguiente. Los terrores nocturnos son más frecuente en niños cansados, estresados, enfermos… y para intentar prevenirlos podemos hacer lo mismo que en el caso de las pesadillas.
Sonambulismo en los niños
el sonambulismo ocurre con más frecuencia a la misma edad que los terrores nocturnos, entre los tres y los ocho años. El niño está entre dormido y despierto y por lo general no recuerda lo ocurrido al día siguiente, aunque, a diferencia de los terrores, no son episodios que les provoquen ansiedad o llanto. Dormir lo suficiente es importante para reducir la frecuencia de los episodios de sonambulismo.
Apnea del sueño
La apnea del sueño afecta tanto a adultos como a niños, hasta un 5% de la población infantil española padece esta enfermedad cuyas características principales son las breves interrupciones de la respiración que se sufren durante el sueño. Se produce con más frecuencia en los niños que comprenden edades entre los dos años de edad y los seis.
Los niños con apnea habitualmente roncan, su sueño es inquieto y pueden manifestar somnolencia durante el día. La causa principal es el aumento del tamaño de las amígdalas. Existen varias formas de tratar la apnea: hay que consultar al especialista para confirmar el diagnóstico y recibir tratamiento.
Narcolepsia infantil
La narcolepsia es un trastorno del sueño que causa somnolencia excesiva y ataques de sueño frecuentes durante el día: el niño se duerme de repente, en cualquier situación, por espacio de unos segundos o minutos, y vuelve a despertar. Por lo general empieza durante la pubertad, aunque puede comenzar antes. Los síntomas narcolépticos a menudo son más graves cuando el trastorno se desarrolla temprano en la vida en lugar de la edad adulta.
Aunque se desconocen las causas exactas, los expertos han comenzado a reconocer que la narcolepsia a veces contribuye a ciertos problemas infantiles de conducta, como el trastorno de hiperactividad y déficit de la atención y deben ser abordados cuanto antes. Si no se diagnostica o se trata, la narcolepsia puede presentar problemas especiales en niños y adolescentes, interfiriendo con su desarrollo psicológico, social y cognitivo.
Como vemos, estamos hablando de trastornos de muy diversa índole, y algunos conllevan riesgos físicos para los niños: los terrores nocturnos y el sonambulismo porque pueden dañarse mientras caminan o hacen alguna actividad semidormidos; y la narcolepsia por el peligro de “caer dormido” en cualquier situación.
Por eso hemos de procurar un entorno seguro en los dos primeros casos (habitaciones y pasillos despejados, determinadas puertas cerradas, protección de escaleras…) y una vigilancia continua en el caso de la narcolepsia, que ha de ser tratada por un especialista.
Hay investigaciones médicas que revelan que un porcentaje elevado de niños sufren algún desorden del sueño, aunque por fortuna la mayoría no son graves y son transitorios. Siempre que tengamos sospecha de alguno de estos trastornos, o notemos que el niño no está descansado durante el día y padece de somnolencia, conviene consultar al pediatra.
lunes, 25 de febrero de 2013
Malos hábitos: Comer viendo la tele
Los niños que comen en familia se alimentan mejor que los que comen solos. Además, cenar frente al televisor anula la conversación e impide prestar atención a lo que se come.
Alimentarse es mucho más que aplacar el hambre. Es disfrutar de los alimentos con todos los sentidos, saborearlos, percibir su aroma y deleitarse con su presentación.
Lo ideal es comer en familia. Algunos estudios demuestran que los niños que comen junto con sus padres se alimentan mejor que los que comen solos. Toman más frutas y verduras, ingieren más cantidad de vitaminas y minerales, consumen más fibra, poseen mayores habilidades de expresión, establecen relaciones más saludables con los otros y se sienten mejor integrados en su familia.
Comer viendo la tele
Pero todos esos beneficios desaparecen cuando el grupo familiar mira la televisión durante la comida. ¿Por qué?
Cuando los comensales están pendientes de la tele no le prestan atención a lo que comen. No aprecian el sabor de los alimentos ni sus cualidades y además pierden el control sobre la cantidad que están comiendo. En este sentido, el hábito de comer viendo la televisión puede favorecer la obesidad.
Las familias que comen viendo la televisión toman menos frutas y verduras, alimentos que proporcionan fibra, vitaminas y minerales y tienen un efecto protector contra enfermedades cardiovasculares y distintos tipos de cáncer.
La relación entre los comensales se reduce, la familia habla menos y si lo hace, la conversación se centra en el programa que está viendo.
En horario infantil la televisión concentra la emisión de anuncios de alimentos, que pueden influir en los hábitos de consumo del niño. La mayoría de anuncios son de golosinas, chocolates, bollería, refrescos, etc.; estos productos tienen un elevado contenido en grasas, azúcar y calorías, y no se deben consumir a diario, sino una vez por semana.
En resumen: la familia debe apagar la tele mientras come, porque es importante que el niño establezca una buena relación con la comida desde el principio. Por eso la televisión tampoco se debe utilizar como premio si el pequeño come.
Alimentarse es mucho más que aplacar el hambre. Es disfrutar de los alimentos con todos los sentidos, saborearlos, percibir su aroma y deleitarse con su presentación.
Lo ideal es comer en familia. Algunos estudios demuestran que los niños que comen junto con sus padres se alimentan mejor que los que comen solos. Toman más frutas y verduras, ingieren más cantidad de vitaminas y minerales, consumen más fibra, poseen mayores habilidades de expresión, establecen relaciones más saludables con los otros y se sienten mejor integrados en su familia.
Comer viendo la tele
Pero todos esos beneficios desaparecen cuando el grupo familiar mira la televisión durante la comida. ¿Por qué?
Cuando los comensales están pendientes de la tele no le prestan atención a lo que comen. No aprecian el sabor de los alimentos ni sus cualidades y además pierden el control sobre la cantidad que están comiendo. En este sentido, el hábito de comer viendo la televisión puede favorecer la obesidad.
Las familias que comen viendo la televisión toman menos frutas y verduras, alimentos que proporcionan fibra, vitaminas y minerales y tienen un efecto protector contra enfermedades cardiovasculares y distintos tipos de cáncer.
La relación entre los comensales se reduce, la familia habla menos y si lo hace, la conversación se centra en el programa que está viendo.
En horario infantil la televisión concentra la emisión de anuncios de alimentos, que pueden influir en los hábitos de consumo del niño. La mayoría de anuncios son de golosinas, chocolates, bollería, refrescos, etc.; estos productos tienen un elevado contenido en grasas, azúcar y calorías, y no se deben consumir a diario, sino una vez por semana.
En resumen: la familia debe apagar la tele mientras come, porque es importante que el niño establezca una buena relación con la comida desde el principio. Por eso la televisión tampoco se debe utilizar como premio si el pequeño come.
Un consumo moderado de cerveza sería beneficioso en el embarazo
En la actualidad, no existe consenso sobre la dosis de alcohol en el embarazo que sea inocua, razón por la cual se recomienda abstinencia total. Pero un nuevo estudio parece contradecir este postulado, al menos en lo que hace a la cerveza.
Este dato se desprende del libro “Mujer, Ginecología y Cerveza”, editado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), presentado recientemente, donde se destaca que los ingredientes naturales con los que se elabora esta bebida ofrecen beneficios durante el embarazo, la lactancia, la menopausia o la vejez.
En concreto, este libro realiza una revisión de los estudios publicados sobre los efectos del consumo moderado de cerveza sobre la salud de la mujer.
Es que esta bebida fermentada se elabora a partir de ingredientes naturales (agua, cebada y lúpulo), con bajo contenido calórico y baja graduación alcohólica, y diversos nutrientes como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico), fibra y minerales (silicio, potasio, magnesio y poco sodio).
En aquellas embarazadas o que están cursando el primer trimestre de embarazo, la cerveza aporta significativas cantidades de ácido fólico, (4 µg/100 ml) que como ya sabemos previene defectos del tubo neural, entre otras dolencias.
Cuando llega la lactancia, la cerveza reduce el estrés oxidativo al que está sometida la madre tras el parto y aumenta la actividad antioxidante en la leche materna.
Teniendo en cuenta que – como decíamos – no hay consenso con respecto al alcohol en el embarazo, lo ideal sería tomar la variedad sin alcohol, para gozar de sus beneficios sin ningún riesgo para el desarrollo del bebé.
Este dato se desprende del libro “Mujer, Ginecología y Cerveza”, editado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), presentado recientemente, donde se destaca que los ingredientes naturales con los que se elabora esta bebida ofrecen beneficios durante el embarazo, la lactancia, la menopausia o la vejez.
En concreto, este libro realiza una revisión de los estudios publicados sobre los efectos del consumo moderado de cerveza sobre la salud de la mujer.
Es que esta bebida fermentada se elabora a partir de ingredientes naturales (agua, cebada y lúpulo), con bajo contenido calórico y baja graduación alcohólica, y diversos nutrientes como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico), fibra y minerales (silicio, potasio, magnesio y poco sodio).
En aquellas embarazadas o que están cursando el primer trimestre de embarazo, la cerveza aporta significativas cantidades de ácido fólico, (4 µg/100 ml) que como ya sabemos previene defectos del tubo neural, entre otras dolencias.
Cuando llega la lactancia, la cerveza reduce el estrés oxidativo al que está sometida la madre tras el parto y aumenta la actividad antioxidante en la leche materna.
Teniendo en cuenta que – como decíamos – no hay consenso con respecto al alcohol en el embarazo, lo ideal sería tomar la variedad sin alcohol, para gozar de sus beneficios sin ningún riesgo para el desarrollo del bebé.
Gérmenes y más gérmenes: ¿dónde está el mayor peligro?
No se trata de estar obsesionados con la limpieza ni de intentar tener un entorno aséptico, pero sí podemos prestar atención a aquellos lugares que acumulan más gérmenes.
De este modo podemos incidir en su limpieza o procurar que los bebés y
niños no jueguen con determinados objetos, para evitar riesgos.
Los gérmenes son bacterias, virus, hongos y protozoos microscópicos que pueden provocar enfermedades.
El hecho de lavarse las manos a menudo previene muchas infecciones, por lo cual esta sencilla medida preventiva debe ser la primera.
No se trata de esterilizar la casa, las ropas, los utensilios de comida… pues el exceso de higiene debilita el sistema inmune y no podemos pretender eliminar microorganismos con los que hemos crecido todos. Además no podemos vivir en una burbuja y el riesgo no solo está en el hogar.
No obstante, tal vez nos paremos a pensar unos segundos antes de permitir que el bebé muerda el mando a distancia, o que juegue con el teléfono, con la toalla del baño, con la esponja, con los zapatos…
Lugares con mayor acumulación de gérmenes
Según la organización estadounidense Keeping It Kleen, estos son los lugares con mayor acumulación de gérmenes:
Los gérmenes son bacterias, virus, hongos y protozoos microscópicos que pueden provocar enfermedades.
El hecho de lavarse las manos a menudo previene muchas infecciones, por lo cual esta sencilla medida preventiva debe ser la primera.
No se trata de esterilizar la casa, las ropas, los utensilios de comida… pues el exceso de higiene debilita el sistema inmune y no podemos pretender eliminar microorganismos con los que hemos crecido todos. Además no podemos vivir en una burbuja y el riesgo no solo está en el hogar.
No obstante, tal vez nos paremos a pensar unos segundos antes de permitir que el bebé muerda el mando a distancia, o que juegue con el teléfono, con la toalla del baño, con la esponja, con los zapatos…
Lugares con mayor acumulación de gérmenes
Según la organización estadounidense Keeping It Kleen, estos son los lugares con mayor acumulación de gérmenes:
- El mando a distancia, ese compañero inseparable que habita en los salones de las casas (o en varias estancias) y que es manipulado por todos y colocado en cualquier parte. Charles Gerba, profesor de microbiología de la Universidad de Arizona, encontró la bacteria E. coli en un gran número de estos aparatos.
- El teléfono móvil. Según un estudio realizado en el Reino Unido por la London School of Hygiene and Tropical Medicine, el 16% de los teléfonos móviles está infectado con restos de heces humanas y E. coli (responsable de infecciones gastrointestinales), así como con Staphylococcus aureus (que puede causar afecciones cutáneas, neumonía y meningitis).
- En relación a lo anterior, las pantallas táctiles de cualquier dispositivo (smartphones, tabletas…) también acumulan múltiples gérmenes y bacterias fecales, pasando fácilmente de mano en mano.
- El bolso de mano, ese gran aliado que puede encerrar cualquier cosa cuando tenemos bebés, se convierte también en un importante foco de gérmenes. Una investigación a cargo de la microbióloga Amy Karen en Salt Lake City, reveló que casi todos los objetos analizados estaban contaminados con Pseudomonas, que ocasionan infecciones en los ojos, y Salmonella, E. coli, materia fecal y Staphylococcus aureus, que desata irritaciones en la piel. Curiosamente, los bolsos de cuero resultan más limpios que los de tela.
- La almohada después de dos años de uso incluye múltiples gérmenes, polvo, ácaros, secreciones de estos animales, piel muerta y saliva. El estudio que determinó estos “vecinos” no deseados de sueños fue realizado en los principales hospitales ingleses, ya que las almohadas estaban asociadas con la proliferación de infecciones y bacterias entre las cuales se encuentra el Estafilococo Áureo.
- El carrito del supermercado: merece la pena limpiarlo con una toallita desinfectante antes de sentar en él al bebé o niño. De acuerdo a una investigación realizada en la Universidad de Arizona, en un carrito hay más gérmenes que en un baño público; el 72% de los examinados tenían restos de materia fecal y 50% presentaban E. coli.
- Los zapatos, para el suelo. Tal vez en esto tengamos que alegrarnos de que los niños no quieran llevarlos. Eso sí, mejor mantenerlos fuera de su alcance. Tras tres meses de desgaste, el 13% de las suelas de calzado presentan restos de E. coli y 90% presenta materia fecal
- El interior del coche, y especialmente el volante: un estudio de la Universidad Queen Mary de Londres reveló que el volante posee nueve veces más bacterias que el asiento de un baño público. En el resto del automóvil pueden multiplicarse más de 700 tipos de gérmenes.
- El baño, aunque no sea el mayor foco de gérmenes, sí incluye elementos como la bañera, la esponja, las manillas de los grifos, la manivela de la puerta o la toalla de baño a los que hay que prestar atención. El cambiador de bebés, especialmente el de los baños públicos, hay que usarlo sobre una protección.
- Otros objetos y lugares favoritos para la proliferación de gérmenes son las monedas y billetes, los cajeros automáticos, los menús de restaurantes, los dispensadores de condimentos, el teclado y el ratón del ordenador, los útiles escolares, las consolas de videojuegos, el suelo…
martes, 19 de febrero de 2013
Cómo evitar esguinces de repetición en los niños
El esguince es una lesión de un ligamento. Pude ser distensión (esguince de grado 1), desgarro (grado 2) o fractura (grado 3). El tratamiento consiste en inmovilizar el tobillo con una venda para que las fibras ligamentosas se recuperen. El reposo puede durar de siete a diez días, si solo es una distensión hasta cerca de un mes si es una fractura. Para saber por qué tu hijo sufre esguinces con frecuencia habría que revisar su historia clínica.
Quizá esa supuesta fragilidad del pie no guarde relación con la lesión, hay que ver si tiene alguna malformacion leve que dificulte ciertos movimientos, como pies planos o lasos, o una debilidad de músculos y ligamentos, o incluso si el calzado que usa es apropiado. Pedid cita con su pediatra.
Quizá esa supuesta fragilidad del pie no guarde relación con la lesión, hay que ver si tiene alguna malformacion leve que dificulte ciertos movimientos, como pies planos o lasos, o una debilidad de músculos y ligamentos, o incluso si el calzado que usa es apropiado. Pedid cita con su pediatra.
Dolores en el embarazo: cuáles son y cómo tratarlos
A lo largo de la gestación, el cuerpo de la mujer va cambiando, acomodándose al crecimiento del bebé y preparándose para el parto. Todo ello, muchas veces, genera procesos inflamatorios y hasta dolorosos, se trata de parte de las molestias del embarazo.
Es por ello que en este post identificaremos algunos de los dolores en el embarazo más comunes, y veremos cómo tratarlos – teniendo en cuenta que las futuras mamás tienen restringida la toma de la mayoría de los analgésicos.
La espalda y la cadera son las zonas donde suele darse más dolor, esto se debe a que esta zona soporta peso extra, el centro gravitatorio se desplaza, pero además hay que comprender que la columna se mueve y la pelvis – que en otras circunstancias funciona como una sola pieza – comienza a trabajar en dos partes.
Al mismo tiempo, la columna emprende una serie de cambios fisiológicos que la llevan a moverse hacia atrás, y en ese proceso los músculos lumbares sufren mayor presión.
Por efecto de la hormona relaxina, la pelvis en la embarazada se divide en cinco huesos: lo que antes funcionaba como un anillo, se suelta debido al trabajo de la hormona relaxina, que actúa sobre las uniones de las articulaciones en preparación al nacimiento.
Si el dolor impide a la mujer realizar sus actividades diarias, es necesario hacer una consulta médica especial, pues puede tratarse de una situación particular.
En caso de que no sea así, veamos algunas formas de aliviar el dolor:
- Consulta con tu médico si puedes usar fajas para sostener la barriga.
- El calor local o un analgésico permitido ayudan cuando hay una molestia en una articulación.
- Los estiramientos pueden ser muy útiles. Clases como yoga o Pilates, alivian molestias pero el instructor debe estar preparado para trabajar con embarazadas.
- Si la situación no mejora deberías ser evaluada por un especialista.
Es por ello que en este post identificaremos algunos de los dolores en el embarazo más comunes, y veremos cómo tratarlos – teniendo en cuenta que las futuras mamás tienen restringida la toma de la mayoría de los analgésicos.
La espalda y la cadera son las zonas donde suele darse más dolor, esto se debe a que esta zona soporta peso extra, el centro gravitatorio se desplaza, pero además hay que comprender que la columna se mueve y la pelvis – que en otras circunstancias funciona como una sola pieza – comienza a trabajar en dos partes.
Al mismo tiempo, la columna emprende una serie de cambios fisiológicos que la llevan a moverse hacia atrás, y en ese proceso los músculos lumbares sufren mayor presión.
Por efecto de la hormona relaxina, la pelvis en la embarazada se divide en cinco huesos: lo que antes funcionaba como un anillo, se suelta debido al trabajo de la hormona relaxina, que actúa sobre las uniones de las articulaciones en preparación al nacimiento.
Si el dolor impide a la mujer realizar sus actividades diarias, es necesario hacer una consulta médica especial, pues puede tratarse de una situación particular.
En caso de que no sea así, veamos algunas formas de aliviar el dolor:
- Consulta con tu médico si puedes usar fajas para sostener la barriga.
- El calor local o un analgésico permitido ayudan cuando hay una molestia en una articulación.
- Los estiramientos pueden ser muy útiles. Clases como yoga o Pilates, alivian molestias pero el instructor debe estar preparado para trabajar con embarazadas.
- Si la situación no mejora deberías ser evaluada por un especialista.
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