Uno niveles elevados de estrógenos en el embarazo son capaces de desactivar en las hijas en gestación un gen supresor de tumores de mama. Estos datos fueron hallazgos de investigadores del Centro Oncológico Integral Lombardi de la Universidad de Georgetown, en Washington (Estados Unidos).
Concretamente, hallaron que la reparación del ADN de los genes BRCA1 se silencia al año de edad en las niñas que fueron expuestas a elevados niveles estrogénicos mientras se desarrollaban en el vientre materno.
Este BRCA1 silenciado por metilación en el útero significaría un importante mecanismo que aumenta el riesgo de cáncer de mama durante su vida adulta. De confirmarse este hallazgo, en el futuro sería más sencillo prevenir esta dolencia desde la primera infancia.
“Puede que seamos capaces de identificar a las mujeres en mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama mediante la búsqueda de BRCA1 que ha sido metilado como marcador por haber estado expuesto a niveles de estrógeno en exceso en el útero”, señalan los autores del estudio.
Se encontró además anomalías en la vía de la respuesta a la proteína desplegada (UPR), ya relacionada con el riesgo de cáncer de mama y la resistencia al tamoxifeno – un tratamiento habitual para el cáncer de mama.
“Cuando estos genes UPR son activados significa que las células dañadas que deben morir no lo hacen, lo que aumenta el riesgo de que el cáncer se desarrolle y que las células de cáncer no respondan al tratamiento”, explicaron.
Todos estos esfuerzos se enfocan en lograr estrategias efectivas de prevención y freno de la enfermedad en el futuro.
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jueves, 11 de abril de 2013
¿Hambre irresistible durante el embarazo? Elige tentempiés saludables
Es frecuente que durante el embarazo nos asalte el hambre en cualquier momento y lugar. Nuestro cuerpo tiene unas necesidades nutricionales especiales, pero no podemos caer en la tentación de comer cualquier cosa para saciar el hambre. Al menos que sea cualquier cosa saludable. Por ello, durante el embarazo son recomendables los tentempiés saludables.
Veamos qué tipo de snacks podemos tomar durante el embarazo de modo que no afecten negativamente a nuestra salud ni a la del bebé. Porque es importante cuidar la alimentación también entre horas, y es posible hacerlo siguiendo estos consejos.
Fruta, sin duda una de las mejores y más sanas opciones. A media mañana o a media tarde, en cualquier momento del día, puede venir bien una pieza de fruta. Alimentos ricos en fibra, la fruta también aporta agua y vitaminas. Recuerda lavar bien la pieza si la vas a comer con piel.
Zumos y batidos de frutas naturales. Las propiedades beneficiosas de la fruta las vamos a encontrar también si nos tomamos un zumo de frutas naturales, exprimidas o licuadas. Muchas frutas combinadas con leche en batidos resultan deliciosas, y también nos aportan mucho calcio. Los zumos envasados suelen contener más azúcares, y lo mismo sucede con los batidos, por lo que son menos recomendables.
Sorbetes de frutas. Una versión diferente para disfrutar de los beneficios de las frutas son los sorbetes o granizados, que de cara al calor pueden venir muy bien. Hemos de preparar sorbetes ligeros, triturando tres o cuatro piezas de fruta junto al zumo de medio limón. Podemos endulzar ligeramente la mezcla, y remover varias veces mientras está en el congelador para que no quede hecha un bloque.
Verduras: las verduras tienen las mismas propiedades beneficiosas de las frutas. Como tentempié podemos escoger palitos de pepinos o zanahorias, tomatitos cherrry… En cualquier decálogo de recomendaciones para una buena nutrición vamos a encontrar el consumo frecuente de frutas y hortalizas.
Frutos secos: los frutos secos, preferiblemente crudos (y si son tostados, mejor sin sal), son muy calóricos pero sacian el apetito y aportan minerales importantes como el calcio, junto a las grasas de buena calidad (por ejemplo, el Omega-3 de las nueces). Los frutos secos fritos son los menos recomendables, ya que han absorbido el aceite, engordan más y contribuyen a deshidratarnos.
Lácteos: queso fresco, leche, yogur… Son alimentos que van a contribuir a alcanzar la dosis diaria de calcio en la embarazada. El aporte de calcio es importante durante el embarazo, pero hemos de escoger productos no azucarados y poco grasos. Un poco de imaginación hará que los lácteos entren sin darnos cuenta en nuestra dieta: queso fresco en las ensaladas o en los bocadillos, batidos de leche y fruta, yogur con frutas, leche con cereales…
Los cereales aportan hidratos de carbono, fibra, vitaminas del grupo B y azúcares complementarios. Las barritas de cereales son muy saciantes, pero hemos de escoger variedades bajas en grasa y azúcar. Lo mismo sucede con los cereales para el desayuno, a veces con exceso de azúcar y grasas saturadas.
Bocadillitos: el pan es una manera de tomar cereales saludables. Podemos escoger variedades de pan bajas en sal o integrales, con mayor aporte de fibra. Lo importante es que no abusemos del pan y que lo acompañemos de un buen relleno, también saludable: queso fresco, jamón o pavo cocido, atún, tomate…
Es normal que durante el embarazo nos asalte el hambre varias veces al día fuera de las comidas principales. Pero hay que intentar no picar cualquier cosa, sino atenernos a los alimentos más adecuados para estos casos. Evitar sobre todo golosinas y dulces o bollería industrial, refrescos azucarados, snacks fritos….
También conviene planificar las comidas principales del día y no olvidarse del almuerzo a media mañana y la merienda por la tarde. De este modo evitamos estar todo el día picando. Pero tampoco hemos de renunciar a un tentempié sano y de este modo no llegaremos demasiado hambrientas a la siguiente comida.
En definitiva, no tenemos por qué pasar hambre durante el embarazo, sino que existen muchas posibilidades de tentempiés saludables. No olvides la ingesta de abundante agua y la realización de una actividad física habitualmente, de este modo seguirás contribuyendo a un embarazo sano, ¡y comerás con más ganas!
Veamos qué tipo de snacks podemos tomar durante el embarazo de modo que no afecten negativamente a nuestra salud ni a la del bebé. Porque es importante cuidar la alimentación también entre horas, y es posible hacerlo siguiendo estos consejos.
Fruta, sin duda una de las mejores y más sanas opciones. A media mañana o a media tarde, en cualquier momento del día, puede venir bien una pieza de fruta. Alimentos ricos en fibra, la fruta también aporta agua y vitaminas. Recuerda lavar bien la pieza si la vas a comer con piel.
Zumos y batidos de frutas naturales. Las propiedades beneficiosas de la fruta las vamos a encontrar también si nos tomamos un zumo de frutas naturales, exprimidas o licuadas. Muchas frutas combinadas con leche en batidos resultan deliciosas, y también nos aportan mucho calcio. Los zumos envasados suelen contener más azúcares, y lo mismo sucede con los batidos, por lo que son menos recomendables.
Sorbetes de frutas. Una versión diferente para disfrutar de los beneficios de las frutas son los sorbetes o granizados, que de cara al calor pueden venir muy bien. Hemos de preparar sorbetes ligeros, triturando tres o cuatro piezas de fruta junto al zumo de medio limón. Podemos endulzar ligeramente la mezcla, y remover varias veces mientras está en el congelador para que no quede hecha un bloque.
Verduras: las verduras tienen las mismas propiedades beneficiosas de las frutas. Como tentempié podemos escoger palitos de pepinos o zanahorias, tomatitos cherrry… En cualquier decálogo de recomendaciones para una buena nutrición vamos a encontrar el consumo frecuente de frutas y hortalizas.
Frutos secos: los frutos secos, preferiblemente crudos (y si son tostados, mejor sin sal), son muy calóricos pero sacian el apetito y aportan minerales importantes como el calcio, junto a las grasas de buena calidad (por ejemplo, el Omega-3 de las nueces). Los frutos secos fritos son los menos recomendables, ya que han absorbido el aceite, engordan más y contribuyen a deshidratarnos.
Lácteos: queso fresco, leche, yogur… Son alimentos que van a contribuir a alcanzar la dosis diaria de calcio en la embarazada. El aporte de calcio es importante durante el embarazo, pero hemos de escoger productos no azucarados y poco grasos. Un poco de imaginación hará que los lácteos entren sin darnos cuenta en nuestra dieta: queso fresco en las ensaladas o en los bocadillos, batidos de leche y fruta, yogur con frutas, leche con cereales…
Los cereales aportan hidratos de carbono, fibra, vitaminas del grupo B y azúcares complementarios. Las barritas de cereales son muy saciantes, pero hemos de escoger variedades bajas en grasa y azúcar. Lo mismo sucede con los cereales para el desayuno, a veces con exceso de azúcar y grasas saturadas.
Bocadillitos: el pan es una manera de tomar cereales saludables. Podemos escoger variedades de pan bajas en sal o integrales, con mayor aporte de fibra. Lo importante es que no abusemos del pan y que lo acompañemos de un buen relleno, también saludable: queso fresco, jamón o pavo cocido, atún, tomate…
Es normal que durante el embarazo nos asalte el hambre varias veces al día fuera de las comidas principales. Pero hay que intentar no picar cualquier cosa, sino atenernos a los alimentos más adecuados para estos casos. Evitar sobre todo golosinas y dulces o bollería industrial, refrescos azucarados, snacks fritos….
También conviene planificar las comidas principales del día y no olvidarse del almuerzo a media mañana y la merienda por la tarde. De este modo evitamos estar todo el día picando. Pero tampoco hemos de renunciar a un tentempié sano y de este modo no llegaremos demasiado hambrientas a la siguiente comida.
En definitiva, no tenemos por qué pasar hambre durante el embarazo, sino que existen muchas posibilidades de tentempiés saludables. No olvides la ingesta de abundante agua y la realización de una actividad física habitualmente, de este modo seguirás contribuyendo a un embarazo sano, ¡y comerás con más ganas!
sábado, 6 de abril de 2013
Autoestima: cómo fomentarla en los niños
Autoestima es un concepto que, aunque tiene su origen en el campo de la psicología, ha pasado al lenguaje de la calle. Pero, ¿tenemos claro lo que significa?
Es el sentimiento del propio valor como persona, y nada tiene que ver con la soberbia, el egocentrismo o el orgullo desmedido, aunque haya personas que lo relacionen. Tiene mucho más que ver con la autoaceptación, es decir, con el reconocimiento de las propias habilidades y limitaciones, fallos y éxitos, sin sentimientos indebidos de vanidad o autorreproche de ningún tipo.
La autoestima es el núcleo de la salud mental
Tener una buena autoestima se considera un componente esencial de una personalidad sana y del bienestar personal.
Incluso se considera el núcleo de la salud mental, ya que una baja autoestima está presente en un gran número de enfermedades mentales y trastornos emocionales, y también en formas más leves y comunes de marginación, malestar y fracaso, por ejemplo.
La base se forma en la niñez
Es fundamental saber que los cimientos de la autoestima se forman durante la niñez, sobre todo en la relación que tienen los niños con sus padres, que son las personas emocionalmente más importantes para ellos. Tanto el autoritarismo como la permisividad excesivos dañan el desarrollo de una buena autoestima.
Un pequeño se querrá y se aceptará a sí mismo en la medida en que se sienta querido y aceptado por sus padres. Un amor sólido e incondicional, que se exprese en palabras y en actos, es la base de una buena autoestima.
Valorar y elogiar sus logros y progresos, aunque sean pequeños, y no centrarse solo en desaprobar y castigar sus comportamientos inadecuados. Aplicarles adjetivos positivos (guapo, listo...).
Ante un mal comportamiento, céntrate en el rechazo de la conducta y la necesidad de cambiarla en lugar de atacar personalmente o ridiculizar. Di “eso está mal”, nunca “eres malo”.
Marcar límites y normas claras que les guíen y muestren lo que pueden y no pueden hacer. Pero dentro de esos límites hay que respetar su libertad de acción.
Es el sentimiento del propio valor como persona, y nada tiene que ver con la soberbia, el egocentrismo o el orgullo desmedido, aunque haya personas que lo relacionen. Tiene mucho más que ver con la autoaceptación, es decir, con el reconocimiento de las propias habilidades y limitaciones, fallos y éxitos, sin sentimientos indebidos de vanidad o autorreproche de ningún tipo.
La autoestima es el núcleo de la salud mental
Tener una buena autoestima se considera un componente esencial de una personalidad sana y del bienestar personal.
Incluso se considera el núcleo de la salud mental, ya que una baja autoestima está presente en un gran número de enfermedades mentales y trastornos emocionales, y también en formas más leves y comunes de marginación, malestar y fracaso, por ejemplo.
La base se forma en la niñez
Es fundamental saber que los cimientos de la autoestima se forman durante la niñez, sobre todo en la relación que tienen los niños con sus padres, que son las personas emocionalmente más importantes para ellos. Tanto el autoritarismo como la permisividad excesivos dañan el desarrollo de una buena autoestima.
Un pequeño se querrá y se aceptará a sí mismo en la medida en que se sienta querido y aceptado por sus padres. Un amor sólido e incondicional, que se exprese en palabras y en actos, es la base de una buena autoestima.
Valorar y elogiar sus logros y progresos, aunque sean pequeños, y no centrarse solo en desaprobar y castigar sus comportamientos inadecuados. Aplicarles adjetivos positivos (guapo, listo...).
Ante un mal comportamiento, céntrate en el rechazo de la conducta y la necesidad de cambiarla en lugar de atacar personalmente o ridiculizar. Di “eso está mal”, nunca “eres malo”.
Marcar límites y normas claras que les guíen y muestren lo que pueden y no pueden hacer. Pero dentro de esos límites hay que respetar su libertad de acción.
Embarazo: Caminar, uno de los ejercicios más recomendables
La caminata es de los ejercicios más recomendables para practicar ejercicio en el embarazo, ya que favorece la circulación sanguínea, mejora la respiración, fortalece músculos y alivia los síntomas del estrés.
Es además una práctica fácil, económica – pues no necesitas más que un buen calzado deportivo – y divertida incluso para quienes no tienen mucho cariño por el deporte.
Se aconseja andar a buen ritmo, pero sin fatigarse, hay que poder hablar con normalidad mientras se camina. Si no se venía realizando actividad, conviene comenzar con paseos de 20 a 30 minutos, aumentando la distancia y el tiempo gradualmente, sin realizar un exagerado esfuerzo.
Una caminata de una hora al menos tres o cuatro veces por semana por un terreno sin cuestas es la indicación, ayuda a mantener la forma, a evitar el sobrepeso en el embarazo, la hipertensión y a mantener a raya el índice glucémico.
De no haber ninguna complicación, se puede realizar esta actividad hasta el parto.
La gimnasia acuática también es una buena propuesta para la gestación. En el agua el organismo pesa menos y pueden hacerse ejercicios que en tierra resultarían más complicados. Además, el ejercicio en el agua relaja músculos y articulaciones, produce una agradable sensación de euforia, favorece la circulación y el drenaje linfático y combate la hinchazón de las piernas típica del embarazo.
En cuanto a la natación, es posible realizarla durante todo el embarazo, desde el principio o, por lo menos, tras las primeras semanas, entre 15 y 45 minutos por sesión. Es mejor realizar los estilos crol y espalda, pues son los más favorables a la anatomía materna.
Es además una práctica fácil, económica – pues no necesitas más que un buen calzado deportivo – y divertida incluso para quienes no tienen mucho cariño por el deporte.
Se aconseja andar a buen ritmo, pero sin fatigarse, hay que poder hablar con normalidad mientras se camina. Si no se venía realizando actividad, conviene comenzar con paseos de 20 a 30 minutos, aumentando la distancia y el tiempo gradualmente, sin realizar un exagerado esfuerzo.
Una caminata de una hora al menos tres o cuatro veces por semana por un terreno sin cuestas es la indicación, ayuda a mantener la forma, a evitar el sobrepeso en el embarazo, la hipertensión y a mantener a raya el índice glucémico.
De no haber ninguna complicación, se puede realizar esta actividad hasta el parto.
La gimnasia acuática también es una buena propuesta para la gestación. En el agua el organismo pesa menos y pueden hacerse ejercicios que en tierra resultarían más complicados. Además, el ejercicio en el agua relaja músculos y articulaciones, produce una agradable sensación de euforia, favorece la circulación y el drenaje linfático y combate la hinchazón de las piernas típica del embarazo.
En cuanto a la natación, es posible realizarla durante todo el embarazo, desde el principio o, por lo menos, tras las primeras semanas, entre 15 y 45 minutos por sesión. Es mejor realizar los estilos crol y espalda, pues son los más favorables a la anatomía materna.
Por qué no hace falta bañar al bebé al nacer
Durante muchos años el baño después del nacimiento fue una práctica habitual en las maternidades. La razón era, seguramente, retirar la vérnix caseosa y los restos de la estancia en el útero materno, como un empezar de cero. Sin embargo, se ha visto que no hay ninguna prisa en bañarlos y que, en cierto modo, podría ser hasta beneficioso no hacerlo, por temas de temperatura y bienestar.
Ya hace unos meses Eva nos habló de una campaña que pretendía mantener la vérnix de los niños durante unas horas tras nacer. Hoy vamos a ahondar un poco en el tema para explicar las otras razones por las que se decidió dejar de bañar a los bebés al nacer.
¿Cuál es el beneficio de bañar a los bebés?
El único beneficio de bañar a los bebés al nacer es el de dejarlos limpitos y presentables. Un bebé lleno de una sustancia grasa y pegajosa e incluso con manchas de sangre reseca y el pelo pegado es, a simple vista, un bebé ligeramente descuidado (no es que lo esté, es la sensación que produce) y a todos nos gusta cuando vemos a los niños con la piel blanquita, suave y sedosa, el pelo limpito y oliendo a bebé.
El problema es que éste parece ser el único beneficio y, a decir verdad, es bastante superficial en lo que a concepto se refiere, porque la imagen del bebé puede esperar un poco y en términos de salud no supone ninguna ventaja.
En contra tiene posibles inconvenientes, como puede suponer la pérdida de temperatura que se produce al mojarlo y la separación de la madre en un momento en que lo más recomendable es no separarlos, sino dejarlos en contacto piel con piel.
¿Cuál es el beneficio de no bañarlos?
Como acabo de comentar, el no bañarlo ayuda a evitar una pérdida de temperatura corporal y ayuda a que madre y bebé no pierdan el contacto piel con piel en ningún momento, ese que es tan beneficioso tanto para establecer la lactancia materna como para continuar con el vínculo que ambos crean el día en que el test de embarazo aparece positivo.
Por otro lado, aunque se desconoce el efecto o la función de la vérnix, se sabe que en caso de no bañar al bebé su piel la acaba reabsorbiendo. Esto hace sospechar que pudiera tener algún efecto beneficioso en la piel, quizás hidratando y ayudando a protegerla de infecciones y de la mencionada pérdida de temperatura.
Como además no existe ninguna contraindicación a no bañarlos, lo más recomendable es esperar para bañarlo.
¿Y si los padres quieren que se le bañe?
Puede suceder que unos padres soliciten el baño del bebé. En tal caso, lo ideal es explicar lo recomendable de esperar al momento en que se considere que el bebé está estable, térmicamente hablando, y una vez haya pasado el mínimo tiempo recomendado en contacto piel con piel (normalmente hasta que haga la primera toma).
Ya hace unos meses Eva nos habló de una campaña que pretendía mantener la vérnix de los niños durante unas horas tras nacer. Hoy vamos a ahondar un poco en el tema para explicar las otras razones por las que se decidió dejar de bañar a los bebés al nacer.
¿Cuál es el beneficio de bañar a los bebés?
El único beneficio de bañar a los bebés al nacer es el de dejarlos limpitos y presentables. Un bebé lleno de una sustancia grasa y pegajosa e incluso con manchas de sangre reseca y el pelo pegado es, a simple vista, un bebé ligeramente descuidado (no es que lo esté, es la sensación que produce) y a todos nos gusta cuando vemos a los niños con la piel blanquita, suave y sedosa, el pelo limpito y oliendo a bebé.
El problema es que éste parece ser el único beneficio y, a decir verdad, es bastante superficial en lo que a concepto se refiere, porque la imagen del bebé puede esperar un poco y en términos de salud no supone ninguna ventaja.
En contra tiene posibles inconvenientes, como puede suponer la pérdida de temperatura que se produce al mojarlo y la separación de la madre en un momento en que lo más recomendable es no separarlos, sino dejarlos en contacto piel con piel.
¿Cuál es el beneficio de no bañarlos?
Como acabo de comentar, el no bañarlo ayuda a evitar una pérdida de temperatura corporal y ayuda a que madre y bebé no pierdan el contacto piel con piel en ningún momento, ese que es tan beneficioso tanto para establecer la lactancia materna como para continuar con el vínculo que ambos crean el día en que el test de embarazo aparece positivo.
Por otro lado, aunque se desconoce el efecto o la función de la vérnix, se sabe que en caso de no bañar al bebé su piel la acaba reabsorbiendo. Esto hace sospechar que pudiera tener algún efecto beneficioso en la piel, quizás hidratando y ayudando a protegerla de infecciones y de la mencionada pérdida de temperatura.
Como además no existe ninguna contraindicación a no bañarlos, lo más recomendable es esperar para bañarlo.
¿Y si los padres quieren que se le bañe?
Puede suceder que unos padres soliciten el baño del bebé. En tal caso, lo ideal es explicar lo recomendable de esperar al momento en que se considere que el bebé está estable, térmicamente hablando, y una vez haya pasado el mínimo tiempo recomendado en contacto piel con piel (normalmente hasta que haga la primera toma).
martes, 2 de abril de 2013
Peleas de niños: ¿debemos intervenir?
Muchos padres nos planteamos si debemos intervenir en los conflictos de nuestros hijos de dos años con otros niños. La forma de actuar dependerá de la situación en que se encuentre el niño.
Nos surgen dudas como: ¿cuándo intervenimos y cuándo no? ¿cómo hacerlo? o ¿por qué no hacerlo? Te contamos cómo debes actuar cuando tu hijo se pelea con otros niños en las situaciones más habituales.
Quieren el mismo juguete
Juan está jugando tranquilamente en el parque con su cubo y su pala. De pronto, viene otro niño y le quita la pala. A Juan no le hace ni pizca de gracia e intenta arrebatársela.
¿Intervenimos? No
En principio, no. A esta edad las peleas no suelen ser graves y, con un poco de tiempo, los niños resuelven solos sus conflictos. Pero no siempre es así. Si la pelea por el mismo juguete llega a las manos y se convierte en una lucha sin cuartel, entonces no dudes en intervenir para separarles y protegerles. En la segunda parte de la intervención puedes adoptar un rol mediador, es decir, acompáñales en la búsqueda de un acuerdo que satisfaga a ambos. ¿Y si uno se queda con la pala y el otro con el cubo?
Pellizca a su hermano a escondidas
Y cuando lo descubres se te cae el alma a los pies. ¿Tu retoño hace eso tan terrible a su hermano? ¡A escondidas! Tú que pensabas que los celos eran cosa del pasado... ¿Haces como si no hubieras visto nada o le afeas su conducta?
¿Intervenimos? Sí
La oportunidad que te brinda ese pellizco es entender los temores y necesidades que llevan a tu hijo a relacionarse así con su hermano. No es grave ni tremendo, simplemente expresa algo que no termina de digerir. Sin reñirle, puedes informarle de lo que has visto y hablar de lo que le pasa. Tu intervención tiene el fin de proteger al pequeño y transmitirle seguridad.
Lo toca todo en el supermercado
Luis se divierte mucho en el súper. Se dedica a pasar sus manitas por el mayor número de superficies posible. Si son duras le basta con acariciarlas, algunas las coge y las echa al carro; sin son blandas, como el pan o los plátanos, disfruta apretando con los deditos. Su madre mira de reojo, no sabe si está bien o mal, pero si tuviera que ir regañándole todo el rato no terminaría nunca de hacer la compra.
¿Intervenimos? Sí
Aunque nunca regañándole. El niño toca todas esas cosas guiado por un saludable impulso de aprendizaje, que en este caso choca con el respeto a la propiedad de otro. Reconociendo su deseo de aprender, puedes explicarle que a los dueños de la tienda no les gusta que se toquen todas sus cosas, y a continuación ofrecerle una alternativa para cubrir su necesidad: dale a explorar los productos que vas metiendo en el carro y proponle que coja algunos él mismo. Así, aceptas su necesidad de manipulación y aprendizaje y a la vez le enseñas que hay normas relacionadas con respetar las cosas de otros.
No comparte sus cosas
Y no hay manera. Silvia se rodea de sus muñecas y cuando tus amigos llegan con su hija a pasar la tarde, no hay forma de que Silvia le deje nada. Cuanto más insistes, peor se pone la cosa...
¿Intervenimos? No
Es importante reconocer su derecho a no compartir. Son sus cosas, no las tuyas, y debes respetar a la niña. Esto no tiene nada que ver con el egoísmo, es un simple acto de reafirmación. Si su amiguita quiere jugar, deja que se entiendan, pero no la obligues a compartir. Si es una conducta que se repite siempre, puedes hablarle de lo bien que se lo pasa uno compartiendo y darle ejemplo. Si lo que no quiere compartir es un bien común entonces sí debes intervenir. Explícale que es de todos, muéstrale que otros niños también quieren disfrutar y negocia una forma de compartir el columpio.
Tiene una rabieta
Carmen no sabe dónde meterse cuando Laura se tira al suelo gritando en mitad de la calle. "Si no ha pasado nada", se dice Carmen. Lo ha intentado todo, desde razonar con la pequeña hasta darle un par de buenos gritos, pero nada funciona. A veces la deja berrear hasta que se cansa. Pero, ¡puede tardar tanto tiempo en cansarse...
¿Intervenimos? No
Intervenir no es necesario, pero sí acompañar. O, mejor, intervenir acompañando. Aunque no entiendas sus razones, los berrinches son una expresión de rabia que no debes bloquear. Hay que acompañar al niño para que no se haga daño y abrazarle cuando te lo permita, apoyándole para dejar atrás ese estado de ánimo.
Le pegan en la guardería
Un día Daniel se despertó de mal humor. También al siguiente y al siguiente. "Cole, no", se convirtió en la consigna matutina. Su madre preguntó a la profe si Daniel tenía algún problema. Esta le contó que un compañero la había tomado un poco con él, pero que eran "cosas de niños" y no debía preocuparse. La resistencia de Daniel para ir a la guardería crecía y su madre no sabía qué hacer.
¿Intervenimos? Sí
Nuestro hijo lo está pasando mal, aunque aparentemente no tenga importancia, y debemos darle herramientas para evitarlo. Habla con la profesora y con él. Es importante que exprese lo que le pasa, ya que sentirá alivio y apoyo. Puedes preguntarle directamente y compartir alguna anécdota relacionada con el tema. También debes enseñarle a protegerse. No está de más hablarlo con la profesora. Si está ocurriendo algo que altera significativamente a nuestro hijo, es bueno que su "seño" lo sepa, es posible que le falte información.
Pega en la guardería
Ricardo es el niño que pega a Daniel, su compañero de la escuela infantil, un día sí y otro también. Su madre recibe avergonzada las quejas de la profesora, pero no sabe qué hacer. Cuando le pregunta a Ricardo si pega, él siempre dice que no.
¿Intervenimos? Sí
La excesiva agresividad te informa de que algo no va bien. Una cosa es que de vez en cuando se le suelte la mano y otra muy diferente que pegue sistemáticamente. Es importante localizar su problema y, en paralelo, enseñarle a expresar su rabia o desacuerdo de otra forma. ¿Cómo intervenir? El objetivo de tu participación no es inhibir la conducta agresiva, sino saber qué le ocurre al niño que le hace manifestarse de forma tan violenta. Además, es importante enseñarle una forma diferente de expresar su agresividad. Aunque solamente tenga dos años, puedes explicarle las consecuencias de sus acciones. Si necesitas apoyo para descubrir lo que altera al niño, siempre puedes acudir a un profesional que te ayude a localizar su problema y solucionarlo.
Nos surgen dudas como: ¿cuándo intervenimos y cuándo no? ¿cómo hacerlo? o ¿por qué no hacerlo? Te contamos cómo debes actuar cuando tu hijo se pelea con otros niños en las situaciones más habituales.
Quieren el mismo juguete
Juan está jugando tranquilamente en el parque con su cubo y su pala. De pronto, viene otro niño y le quita la pala. A Juan no le hace ni pizca de gracia e intenta arrebatársela.
¿Intervenimos? No
En principio, no. A esta edad las peleas no suelen ser graves y, con un poco de tiempo, los niños resuelven solos sus conflictos. Pero no siempre es así. Si la pelea por el mismo juguete llega a las manos y se convierte en una lucha sin cuartel, entonces no dudes en intervenir para separarles y protegerles. En la segunda parte de la intervención puedes adoptar un rol mediador, es decir, acompáñales en la búsqueda de un acuerdo que satisfaga a ambos. ¿Y si uno se queda con la pala y el otro con el cubo?
Pellizca a su hermano a escondidas
Y cuando lo descubres se te cae el alma a los pies. ¿Tu retoño hace eso tan terrible a su hermano? ¡A escondidas! Tú que pensabas que los celos eran cosa del pasado... ¿Haces como si no hubieras visto nada o le afeas su conducta?
¿Intervenimos? Sí
La oportunidad que te brinda ese pellizco es entender los temores y necesidades que llevan a tu hijo a relacionarse así con su hermano. No es grave ni tremendo, simplemente expresa algo que no termina de digerir. Sin reñirle, puedes informarle de lo que has visto y hablar de lo que le pasa. Tu intervención tiene el fin de proteger al pequeño y transmitirle seguridad.
Lo toca todo en el supermercado
Luis se divierte mucho en el súper. Se dedica a pasar sus manitas por el mayor número de superficies posible. Si son duras le basta con acariciarlas, algunas las coge y las echa al carro; sin son blandas, como el pan o los plátanos, disfruta apretando con los deditos. Su madre mira de reojo, no sabe si está bien o mal, pero si tuviera que ir regañándole todo el rato no terminaría nunca de hacer la compra.
¿Intervenimos? Sí
Aunque nunca regañándole. El niño toca todas esas cosas guiado por un saludable impulso de aprendizaje, que en este caso choca con el respeto a la propiedad de otro. Reconociendo su deseo de aprender, puedes explicarle que a los dueños de la tienda no les gusta que se toquen todas sus cosas, y a continuación ofrecerle una alternativa para cubrir su necesidad: dale a explorar los productos que vas metiendo en el carro y proponle que coja algunos él mismo. Así, aceptas su necesidad de manipulación y aprendizaje y a la vez le enseñas que hay normas relacionadas con respetar las cosas de otros.
No comparte sus cosas
Y no hay manera. Silvia se rodea de sus muñecas y cuando tus amigos llegan con su hija a pasar la tarde, no hay forma de que Silvia le deje nada. Cuanto más insistes, peor se pone la cosa...
¿Intervenimos? No
Es importante reconocer su derecho a no compartir. Son sus cosas, no las tuyas, y debes respetar a la niña. Esto no tiene nada que ver con el egoísmo, es un simple acto de reafirmación. Si su amiguita quiere jugar, deja que se entiendan, pero no la obligues a compartir. Si es una conducta que se repite siempre, puedes hablarle de lo bien que se lo pasa uno compartiendo y darle ejemplo. Si lo que no quiere compartir es un bien común entonces sí debes intervenir. Explícale que es de todos, muéstrale que otros niños también quieren disfrutar y negocia una forma de compartir el columpio.
Tiene una rabieta
Carmen no sabe dónde meterse cuando Laura se tira al suelo gritando en mitad de la calle. "Si no ha pasado nada", se dice Carmen. Lo ha intentado todo, desde razonar con la pequeña hasta darle un par de buenos gritos, pero nada funciona. A veces la deja berrear hasta que se cansa. Pero, ¡puede tardar tanto tiempo en cansarse...
¿Intervenimos? No
Intervenir no es necesario, pero sí acompañar. O, mejor, intervenir acompañando. Aunque no entiendas sus razones, los berrinches son una expresión de rabia que no debes bloquear. Hay que acompañar al niño para que no se haga daño y abrazarle cuando te lo permita, apoyándole para dejar atrás ese estado de ánimo.
Le pegan en la guardería
Un día Daniel se despertó de mal humor. También al siguiente y al siguiente. "Cole, no", se convirtió en la consigna matutina. Su madre preguntó a la profe si Daniel tenía algún problema. Esta le contó que un compañero la había tomado un poco con él, pero que eran "cosas de niños" y no debía preocuparse. La resistencia de Daniel para ir a la guardería crecía y su madre no sabía qué hacer.
¿Intervenimos? Sí
Nuestro hijo lo está pasando mal, aunque aparentemente no tenga importancia, y debemos darle herramientas para evitarlo. Habla con la profesora y con él. Es importante que exprese lo que le pasa, ya que sentirá alivio y apoyo. Puedes preguntarle directamente y compartir alguna anécdota relacionada con el tema. También debes enseñarle a protegerse. No está de más hablarlo con la profesora. Si está ocurriendo algo que altera significativamente a nuestro hijo, es bueno que su "seño" lo sepa, es posible que le falte información.
Pega en la guardería
Ricardo es el niño que pega a Daniel, su compañero de la escuela infantil, un día sí y otro también. Su madre recibe avergonzada las quejas de la profesora, pero no sabe qué hacer. Cuando le pregunta a Ricardo si pega, él siempre dice que no.
¿Intervenimos? Sí
La excesiva agresividad te informa de que algo no va bien. Una cosa es que de vez en cuando se le suelte la mano y otra muy diferente que pegue sistemáticamente. Es importante localizar su problema y, en paralelo, enseñarle a expresar su rabia o desacuerdo de otra forma. ¿Cómo intervenir? El objetivo de tu participación no es inhibir la conducta agresiva, sino saber qué le ocurre al niño que le hace manifestarse de forma tan violenta. Además, es importante enseñarle una forma diferente de expresar su agresividad. Aunque solamente tenga dos años, puedes explicarle las consecuencias de sus acciones. Si necesitas apoyo para descubrir lo que altera al niño, siempre puedes acudir a un profesional que te ayude a localizar su problema y solucionarlo.
Sería seguro el uso de antidepresivos en el embarazo
Una investigación realizada por el Centro Asher para el Estudio y Tratamiento de los Desordenes Depresivos de la Universidad Northwestern (Estados Unidos), encontró que el uso de antidepresivos en el embarazo no produciría problemas de crecimiento en el feto.
Así, más allá de la preocupación que pueda significar para las futuras madres y los médicos la toma de estos medicamentos durante la gestación, en relación al desarrollo fetal, se encontró que no produciría mayores problemas. El consumo de antidepresivos “no provoca diferencias de tamaño en el primer año de vida en niños expuestos y no expuestos a estos medicamentos”.
En efecto, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina como fluoxetina o citalopram, “no están vinculados a partos prematuros o a bajo peso al nacer”, señalaron.
Para ello, se estudiaron 77 mujeres embarazadas y deprimidas, de las cuales 46 estaban recibiendo medicación, y el resto no. Durante el primer año de vida de los hijos – cuando se establecen los patrones de crecimiento durante la vida – los bebés fueron medidos en cuatro oportunidades. Las mediciones se realizaron a las dos semanas, los tres meses, los seis meses y el año.
“Casi el 20 por ciento de las mujeres tratadas dio a luz de manera prematura, cifra que fue del 10 por ciento de los casos de las mujeres no tratadas.
A pesar de ello, y pese a la alta incidencia de partos sucedidos antes de las 37 semanas de gestación, no se contemplaron datos reducidos de peso, longitud o tamaño de la cabeza.
Así, más allá de la preocupación que pueda significar para las futuras madres y los médicos la toma de estos medicamentos durante la gestación, en relación al desarrollo fetal, se encontró que no produciría mayores problemas. El consumo de antidepresivos “no provoca diferencias de tamaño en el primer año de vida en niños expuestos y no expuestos a estos medicamentos”.
En efecto, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina como fluoxetina o citalopram, “no están vinculados a partos prematuros o a bajo peso al nacer”, señalaron.
Para ello, se estudiaron 77 mujeres embarazadas y deprimidas, de las cuales 46 estaban recibiendo medicación, y el resto no. Durante el primer año de vida de los hijos – cuando se establecen los patrones de crecimiento durante la vida – los bebés fueron medidos en cuatro oportunidades. Las mediciones se realizaron a las dos semanas, los tres meses, los seis meses y el año.
“Casi el 20 por ciento de las mujeres tratadas dio a luz de manera prematura, cifra que fue del 10 por ciento de los casos de las mujeres no tratadas.
A pesar de ello, y pese a la alta incidencia de partos sucedidos antes de las 37 semanas de gestación, no se contemplaron datos reducidos de peso, longitud o tamaño de la cabeza.
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