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martes, 11 de diciembre de 2012

La rutina del recién nacido en Navidades

No solo el bebé está en un periodo de adaptación, tú también te estás haciendo a dos novedades: tu hijo y los cambios de tu cuerpo. El posparto puede resultar muy cansado y es probable que no estés en disposición de participar al cien por cien en los acontecimientos familiares de las Navidades.

Mejor en casa ajena
  • Si organizas las celebraciones en tu hogar, tendrás que encargarte de los preparativos (con el esfuerzo añadido que supone).
  • Además, si no te encuentras con ánimos de seguir la juerga a una determinada hora, te será muy difícil sugerir a tus invitados que se vayan.
  • Lo más sensato es que vosotros acudáis a casa de alguien, ya que así os podréis retirar con más facilidad cuando lo creáis oportuno.
  • Tu hijo debe hacer lo mismo que si estuviera en casa. Ahora que estás conociéndole y ayudándole a establecer sus ritmos, es esencial mantener sus rutinas de alimentación y sueño y procurar que se cumplan unos horarios más o menos regulares.
  • En estos días de fiesta el bebé debe seguir la rutina que tú hayas establecido con él: el baño, la cena y a dormir. No hay problema en que le acuestes en el cuco del cochecito en lugar de en su cuna.
  • Es importante que no esté en la misma habitación que el resto de la familia, sobre todo si hay fumadores, y que cuando le toque la toma vayas tú al cuarto donde se encuentra el pequeño y le des el pecho tranquilamente.
  • Quizá algún familiar te pueda tachar de exagerada o extremista, pero si permites que el bebé se excite mucho, quien pasará una mala noche al llegar a casa serás tú.

martes, 4 de diciembre de 2012

Problemas de la vista en niños

Cuando el bebé nace, ve borroso a su alrededor y empieza a desarrollar la vista en función de sus necesidades. Al principio ve definido lo que está a unos 20-30 centímetros de su cara. Y lentamente va ampliando su campo de visión. La agudeza visual de los niños no pasa del 0 al 100 de un día para otro. Hasta los 6 años los niños no alcanzan el 100% de su visión. Esto no quiere decir que no existan problemas en la vista antes de los seis años, puede haberlos y cuanto antes los detectemos más posibilidades tendremos de corregirlos.


Astigmatismo

Se produce porque la córnea, la membrana transparente del ojo, tiene forma irregular.
  • En qué consiste: Una parte de la imagen queda enfocada por delante del resto, tanto en los objetos cercanos como en los lejanos. Los pequeños con astigmatismo normalmente ven las líneas verticales mejor que las horizontales.
  • Cómo detectarlo: En ocasiones los niños pueden girar la cabeza para mirar algo, ya que hay una parte de la córnea con la que enfocan mejor. No es fácil de detectar, a menos que el niño exprese que ve borroso o manifieste otras molestias.
  • Tratamiento: Si el astigmatismo genera problemas en la visión, el tratamiento habitual son las gafas. Suele ir asociado a miopía o hipermetropía.

Ojo vago o ambliopía

Es muy importante diagnosticar el ojo vago en los dos primeros años del niño, porque pasado un tiempo la pérdida de visión no se recupera.
  • En qué consiste: El ojo vago comienza cuando un ojo, o los dos, pierden un grado importante de visión. Puede estar causado por un problema de vista, por estrabismo o muy excepcionalmente por otras razones, como una catarata. Sin embargo, el auténtico problema de ojo vago se genera porque el cerebro, al recibir dos imágenes diferentes, la de un ojo y la de otro, acaba ignorando la imagen que ve mal. Poco a poco las vías que llevan información del ojo al cerebro dejan de funcionar por falta de uso, y el niño acaba dependiendo de un solo ojo para ver. Hasta los tres años de edad se puede reeducar al cerebro para que vuelva a ver por ese ojo, por eso es tan importante la detección precoz.
  • Cómo detectarlo: Debemos prestar atención si el niño es prematuro o existen en la familia antecedentes de ojo vago, problemas de retina, miopías, hipermetropías o astigmatismos altos. Los signos de alarma pueden ser:
    - El niño tuerce un ojo en ciertas ocasiones o cierra uno de los dos ojos para enfocar.
    - Tiene dolores de cabeza o tortícolis.
    - Inclina la cabeza a un lado para mirar las cosas.
    - Hace guiños, se frota los ojos muy a menudo.
    - Ya de más mayor omite palabras al leer o confunde las letras pequeñas.
  • El tratamiento: Consiste en llevar gafas y parches. Aunque para el niño es molesto porque le forzamos a mirar por el ojo por el que no ve bien, es primordial seguir al pie de la letra las recomendaciones del oftalmólogo.

Miopía

Se descubre en la edad escolar, cuando los niños muestran dificultades para ver lo que hay en la pizarra, ya que hasta entonces su mundo se ha desarrollado al alcance de su mano.
  • En qué consiste: La miopía implica ver bien de cerca y mal de lejos, debido a que la imagen, que debería formarse en la retina, se forma por delante de ésta. Esto hace que los objetos lejanos se vean borrosos. El niño puede tener una miopía baja (de 0 a 2 dioptrías), media (de 2 a 4) y alta (de 4 a 6). Con más de 6 dioptrías la miopía puede estar asociada a problemas de retina.
  • Cómo detectarla: Suele dar los siguientes síntomas: el niño entorna los ojos a menudo para enfocar en la distancia; muestra preferencia por actividades que requieren visión cercana, y es posible que rechace otras al aire libre que requieran agudeza visual de lejos. Pueden confundir a personas conocidas cuando se hallan a cierta distancia.
  • Tratamiento: La miopía se puede corregir con una operación con láser, pero no se puede practicar hasta que no haya terminado el crecimiento, es decir, al menos hasta los 18 años. Mientras tanto se hace un tratamiento con gafas cuya finalidad es que el niño consiga ver bien y evitar que la miopía aumente demasiado.

Hipermetropía

El niño ve bien de lejos y no tan bien de cerca. Suele diagnosticarse en la edad escolar.
  • En qué consiste: La hipermetropía es lo contrario de la miopía: el niño ve bien de lejos y peor de cerca. Las imágenes se enfocan por detrás de la retina, por lo que los objetos cercanos no se ven nítidos.
  • Cómo detectarla: A los niños con hipermetropía puede dolerles la cabeza al realizar actividades que le obligan a mirar de cerca durante mucho tiempo. Tras estas actividades pueden tener también los ojos cargados, los párpados rojos o torcer los ojos, por el esfuerzo que han hecho.
  • Tratamiento: Las gafas son la solución habitual. Su uso dependerá de las dioptrías y de cuánto afecte la hipermetropía a la vida del niño. Este problema suele corregirse con el tiempo, si seguimos las indicaciones que nos ha hecho nuestro oftalmólogo.

Estrabismo

Decimos que un niño tiene este problema cuando uno o los dos ojos se desvían de los ejes oculares, es decir, cuando la mirada no está alineada.
  • En qué consiste: Normalmente uno de los ojos se desvía hacia dentro o hacia fuera, pero también puede hacerlo hacia arriba o hacia abajo. Puede ser un problema de la musculatura del ojo: hay músculos que tiran más fuerte hacia un lado y el ojo se tuerce hacia allí, lo que repercute en la visión del niño, ya que el cerebro recibe dos imágenes diferentes y elimina una, lo que puede causar ojo vago. También puede ser secundario a un problema de visión o excepcionalmente el síntoma de una enfermedad sin relación con la vista.
  • Cómo detectarlo: Los dos ojos no están alineados, y es posible que no se muevan a la par en la misma dirección. En los bebés puede haber un falso estrabismo: parece que el niño tuerce un ojo, pero no es más que un efecto óptico debido a la forma del ojo o del puente de la nariz. Ocurre también en los niños orientales. Pediatra y oftalmólogo son los responsables de diagnosticar correctamente un estrabismo.
  • Tratamiento: Cuando el estrabismo está asociado a miopía o hipermetropía, las gafas pueden ayudar a corregir la desviación de los ojos, incluso totalmente en algunos casos. Otros niños necesitarán cirugía, que no se puede realizar con láser.

viernes, 23 de noviembre de 2012

¿Deben creer los niños en los personajes mágicos?

¿Deben creer los niños en los personajes mágicos como el Ratoncito Pérez, Papá Noel, el Hada de los dientes, el conejito de Pascua o los Reyes Magos?

Hay padres que consideran que ofrecerles estas creencias es engañarlos y que prefieren no hablarles mucho de estos personajes y así con ello evitar la futura decepción que tendrían cuando se enterasen que en realidad Papa Noel no existe.... o que el Ratoncito Pérez nunca se llevó sus dientes.

Pero privar de esta fantasía a los niños es privarles de un gran alimento para su imaginación, su desarrollo y también su alma. El pensamiento infantil es principalmente “mágico” y esta magia les ayuda a comprender el difícil mundo que les rodea.

El niño pequeño no distingue entre las cosas que son reales y las que son inventadas. Y precisamente por eso tiene una imaginación desbordante y se lo cree todo.

En un principio no sospechan que algo pueda ser mentira, especialmente si alguien más mayor que él o un adulto se lo cuenta. Por eso no dudan cuando les decimos que el Ratoncito Pérez se ha llevado su diente, o que los Reyes Magos van por todas las casas del mundo repartiendo regalos para hacer felices a los niños.

Necesitamos la magia para vivir

Y también por este mismo motivo, hemos de evitar contarles historias maléficas de brujas o monstruos que hacen daño, pues también se las creerán causándoles daño, miedo e inseguridad.

Pero en cambio, sí les ayuda conocer historias sobre personajes mágicos que hacen buenas acciones, reparten amor, sonrisas, protección o velan por la seguridad de todos los niños. Por eso las historias infantiles, son una herramienta ideal para ayudarles a comprender el mundo que les rodea, potenciando su ilusión y su alegría.

Así pues, los niños pequeños están preparados para creer en el Hada de los dientes o en Papá Noel, y necesitan creer en personajes e historias que transmitan amor, confianza, seguridad y buenas acciones que les ayuden a crecer. Al igual que ayudan los besos mágicos de mamá que todo lo curan, los muñecos comepesadillas que les ofrecemos para calmar sus miedos, los dibujos protectores o las tiritas especiales que curan con solo ponerlas.

Los personajes mágicos cuando el niño se hace mayor

Conforme el niño va creciendo y su pensamiento va madurando empezará a estar preparado por si solo para distinguir entre fantasía y realidad. Descubrir con 7 o 9 años, que el Ratoncito Pérez no existe no es descubrir que papa o mamá me mintieron, sino que es descubrir que has estado creyendo en una fantasía que te ha hecho tener ilusión y te ha hecho sentir momentos muy especiales.

La frustración o decepción es inevitable, pero no es dañina, pues al niño le está ayudando a madurar y a ir comprendiendo otras facetas de la vida y otros recursos que no tenía.

Claro que esta frustración es dolorosa, y los padres preferimos evitar todo dolor en nuestros hijos, pero en el acto de crecer está implícito el dolor de la frustración.

Y esa creencia, aunque ahora el niño sepa distinguirla de la realidad, no hemos de dejar que la pierdan del todo.

¿Mamá, he estado creyendo en una mentira? No cariño, los Reyes magos existen, pero en la fantasía; has estado creyendo en una fantasía. Incluso cuando somos adultos estos rituales mágicos, nos ayudan a creer en algo que va más allá de lo que vemos, nos ayudan a creen en el amor universal y nos ayudan a confiar, como cuando éramos pequeños, y sobre todo a no perder la ilusión. Algo que nunca debería faltar en ninguna familia, ya se tengan niños pequeños o adolescentes o adultos.

Los adultos, también necesitamos dosis de pensamiento mágico, así que también nos beneficia proteger estos rituales mágicos y no dejar que desaparezcan en nuestro núcleo familiar. Sí, ya sabemos que no existen, que no son realidad pero también sabemos que nos conectan con la ilusión y la confianza de creer en un mundo mejor.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Salud infantil ¡A moverse todos!

Moverse es básico para que nuestros hijos se desarrollen físicamente de forma adecuada. Hay niños que no paran pero otros necesitan que les propongamos actividades que les motiven para hacer ejercicio a ellos y al resto de la familia: ¡A moverse todos!

Hay divertidos juegos que podemos realizar con nuestros hijos pequeños que fomentan el hábito de moverse y les proporcionan, además, un ejercicio variado que pondrá en forma todo su cuerpecito. Y además, las ideas que os proponemos no son exclusivas para los niños, todos vamos a beneficiarnos haciéndolas con ellos.

Los niños, de todos modos, de forma natural, están predispuestos a hacer ejercicio y sus cuerpos se adaptarán perfectamente. Si el hábito de moverse se mantiene desde la infancia tendrán mejor forma física, peso adecuado y una forma excelente, lo que beneficiará a su sistema cardiovascular y a su salud en general.

Ideas para que se muevan los niños pequeños

En realidad, nosotros podemos empezar a hacer ejercicio con el bebé desde muy pronto, pero es cuando los niños pequeños adquieren cierta seguridad correteando cuando podemos hacer con ellos divertidos juegos que fomenten la actividad física y mantengan su cuerpo en forma. Eso si, para que lo pasen mejor tenemos que hacer también el programa de ejercicios nosotros.

Una idea que os proponemos son las burbujas de jabón. Les fascinan, les vuelven locos y es que son tan bonitas. Podemos ir soplando burbujas y pedirles que las atrapen. No van a parar de saltar y correr, además de reirse muchísimo.

Otra de las cosas que más les motivará es acompañar el juego con música, bailar con nosotros y montar una marcha tocando instrumentos o ir de un lado al otro de la casa para ir a hacer sonar el que le pidamos que toque.

También podemos jugar a las imitaciones de movimientos, sean simples ejercicios como saltar, agitar los brazos o dar patadas al aire de forma rítmica, sean movimientos que representen a animales mientras vamos haciendo el sonido correspondiente. Vamos a ponernos en cuclillas, caminar agachados, dar brincos y mover el tronco, primero nosotros y luego ellos. Y vamos a pasarlo genial.

Niños a partir de tres años

A partir de los tres años los niños van adquiriendo un mayor control de su motricidad y comprenden mejor las instrucciones verbales. Además, disfrutan mucho desarrollando su creatividad y esforzándose para alcanzar nuevas metas. Todo eso puede ser una motivación adicional a nuestros programas de ejercicios divertidos.

Los materiales que vamos a necesitar para nuestro programa de ejercicios son sencillos y fáciles de conseguir: pelotas, cuerdas, gomas elásticas largas, tizas, palas y cubos. Con esto tendremos un gimnasio infantil que, combinado con el parque, va a permitir que nuestro hijo esté en forma y divertido. Y no hay excusas, si no tenemos tiempo de ir al gimnasio, nos podremos en forma con nuestros hijos.

Con la goma elástica podemos hacer varias “trampas” que tengan que pasar por encima o por debajo, pero sin tocarlas. Es un juego estupendo que va a ponernos a nosotros, menos flexibles, en algún aprieto.

Luego, con la cuerda extendida en el suelo, deberemos hacer equilibrios imaginando que caminamos sobre un abismo o sobre el crater de un volcán. Si todavía tenemos fuerzas podemos intentar enseñarles a “pasar la barca” y a saltar la comba, aunque yo debo confesar que nunca he sido capaz de tanta coordinación.

En la calle o el patio podemos hacer otras actividades, como jugar a perseguir pelotas o lanzárnoslas suavito a las manos y hacer un gran agujero en la tierra donde enterrar un tesoro o inventar que encontramos uno.

Les encantará y van a mover todos los músculos.

Para terminar, sobre la acera podemos dibujar una rayuela o cualquier variante que se nos ocurra y comenzar a saltar a la pata coja. Después de este programa de ejercicios “¡A moverse todos!” os aseguro que vais a poneros toda la familia en forma y que, después de una noche, caeréis rendidos en la cama.

lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Cuánto peso debe ganar el bebé cada mes?

Las mamás se alegran si el pediatra les dice que su bebé está engordando a buen ritmo y se preocupan si no llega a la media. Y es que el aumento o pérdida considerable de peso suele ser indicativo de salud. Hemos aunado criterios pediátricos para despejar dudas sobre qué variaciones de peso se consideran correctas.

Recién nacido

- El margen de normalidad del peso del recién nacido es amplio: entre los 2,5 y los 4 kilos (por debajo y por encima de estas cifras, pueden necesitar cuidados especiales).
- El peso medio de los bebés nacidos a término se sitúa entre los 3 y los 3,5 kilos. Sin embargo, la expresión "peso medio" se fundamenta en un cálculo general y no hay que asustarse si nuestro pequeño lo supera un poco o se queda algo corto (las niñas suelen pesar unos gramos menos que los niños).
- Tres o cuatro días después del nacimiento, el niño pesará menos. Les ocurre a todos los bebés porque expulsan la orina y el meconio acumulados durante la gestación. Esta pérdida puede representar hasta un 5 ó 10 por ciento del peso total. Salvo que el pediatra opine lo contrario, no hay por qué preocuparse (suelen recuperarlo enseguida).

Primeros meses

- Según la regla general, durante el primer semestre ganan unos 600 gramos al mes y durante el primer año suelen crecer 25 cm. Entre los cero y los doce meses se produce el mayor índice de crecimiento de toda la vida.
- Sin embargo, en la práctica, la realidad depara muchas sorpresas: a veces a los niños les da por aumentar 350 gramos en solo siete días y los siete siguientes ganan solo 100.
- La lactancia o la producción de leche no tiene nada que ver en estas oscilaciones. Los niños no engordan de forma constante, sino con altibajos. Por esa razón se recomienda pesarlos una vez al mes y no por semanas. Así que no hay que preocuparse.
- Y si toma biberón, hay que cuidarse mucho de no forzar al bebé para que se lo termine entero: ellos paran cuando están saciados.
- Hay que respetar al pie de la letra las indicaciones de preparación de la leche en polvo. Resulta contraproducente pasarnos con el agua o la leche en polvo porque corremos el riesgo de que el crío ingiera una cantidad de grasas, proteínas, etc. inadecuada para su organismo o de que se alimente de forma insuficiente.

A partir del sexto mes

- Entre los seis y los doce meses, los bebés suelen ganar unos 500 gramos al mes.
- Se recomienda empezar a variar su dieta hacia los seis meses. La Organización Mundial de la Salud, la - Asociación Española de Pediatría y su homóloga norteamericana recomiendan alimentar al bebé solo con leche hasta el sexto mes, a no ser que el especialista ordene lo contrario.
- Es importantísimo seguir el orden de introducción que indique el pediatra y no adelantarnos nunca. El médico es la persona indicada para establecer qué sólidos puede tomar el niño y en qué mes pueden incorporarse a su dieta.
- A veces a los pequeños les cuesta aceptar los nuevos sabores. Para que este rechazo no afecte a su peso, es conveniente introducirlos muy poco a poco, sin reducir drásticamente el número de tomas o biberones.
- Lo mejor es incluir los alimentos de uno en uno, en pequeñas cantidades y espaciándolos entre sí una semana como mínimo. Así, si alguno produce reacciones alérgicas al bebé, sabremos exactamente cuál ha sido y podremos eliminarlo de su dieta inmediatamente.

Los hijos de padres con ansiedad social tienen más probabilidad de tener un trastorno de ansiedad

Un estudio reciente realizado por el Centro Pediátrico John Hopkins de los Estados Unidos, logró determinar que los hijos de padres con ansiedad social tienen muchas más probabilidades de desarrollar un trastorno de ansiedad que aquellos cuyos padres padecen otro tipo de ansiedad.

Se trata de la forma más común de ansiedad, y entre sus características se encontró que existe una falta de calidez y afecto, además de unos altos niveles de críticas y dudas. El estudio se llevó a cabo con grupos de padres con ansiedad y sus hijos de siete a 12 años, de los cuales algunos adultos tenían ansiedad social y otros, otras clases de fobias como Trastorno Obsesivo Compulsivo o trastorno de pánico.

Se encontró que era mayor el número de niños diagnosticados con ansiedad entre los hijos de ansiosos sociales.

Pero además, tras realizar algunas tareas juntos mientras eran observados, se encontró que estos padres eran menos cariñosos con sus hijos, más tendientes a criticarlos y confiaban menos en que estos niños pudieran cumplir con la tarea encomendada.

“Hay una amplia variedad de trastornos de ansiedad, así que lo que hicimos fue concentrarnos en la ansiedad social, y hallamos que las conductas de los padres que fomentan la ansiedad podrían ser de una forma determinada según el diagnóstico de los padres, y no necesariamente comunes a todos los que sufren de ansiedad”, explicaron los investigadores.

Los resultados del estudio tienden a buscar la manera de prevenir la aparición de los trastornos en los niños, controlando los factores externos. “Los niños con una propensión heredada a la ansiedad no se hacen ansiosos solo por sus genes, así que lo que necesitamos son formas de prevenir que los catalizadores ambientales, que en este caso son las conductas de los padres, activen los mecanismos genéticos subyacentes responsables de la enfermedad”, explicaron.

martes, 6 de noviembre de 2012

Desarrollo y estimulación del niño de 2 años. ¿A qué jugamos?

La etapa de los dos a los tres años es una fase de búsqueda de la autonomía. La psicomotricidad de los niños da un salto de gigante y su socialización también: necesitan el contacto con otros niños. Además, es una etapa de autoafirmación: "yo" y "mío" se convierten en dos de sus palabras favoritas.

Desarrollo del niño de dos años. ¿Qué es capaz de hacer?

En los niños de dos a tres años no hay una norma fija que determine en qué mes pondrán en marcha sus habilidades. Cada niño lleva su propio ritmo y alcanza sus hitos de desarrollo a su paso. Con la misma edad, un niño puede subirse a lo alto del castillo del parque mientras otro necesita aún la ayuda de un adulto, y la evolución de ambos es completamente normal.

En general, un niño de dos años:

  • Anda y corre sin ayuda.
  • Es capaz de atender a otros estímulos mientras camina.
  • Abre puertas.
  • Arrastra juguetes mientras anda, y puede sujetar varios juguetes mientras está en marcha.
  • Sabe trepar a los muebles.
  • Disfruta imitando a los adultos.
  • Come solo, aunque se ensucie un poco.
  • Da la vuelta a un recipiente para sacar lo que hay dentro.
  • Puede saltar: a la pata coja, con los pies juntos, dando pasos cortos y largos…
  • Pasa las páginas de un libro.
  • Pinta garabatos y líneas con una tiza o una cera.
  • Hace torres de varios cubos y los junta en línea si le explicamos cómo hacerlo.
  • Aprende mediante ensayo-error o tanteo aleatorio.
  • Utiliza su propio nombre y los pronombres "yo" y "mío".
  • Responde a órdenes sencillas y puede mantener una conversación sobre lo que sucede a su alrededor.
  • Es capaz de mantener la atención unos minutos.
  • Juega solo o con otros niños.
Si nuestro hijo no dice más que un par de palabras, no es capaz de dibujar un círculo, se cae con mucha frecuencia o tiene dificultades para subir y bajar las escaleras, conviene visitar al pediatra para determinar si existe un problema de desarrollo.

Aprendizaje en el niño de dos años

El niño observa lo que le rodea y va comparando, clasificando y analizando. Así establece progresivamente relaciones y categorías (alto-bajo, grande-pequeño, muchos-pocos…).

Las rutinas y la repetición de actividades y secuencias son fundamentales en esta etapa, ya que le permiten ir descubriendo conceptos como antes y después, diferenciar los momentos del día y sentirse seguros, algo indispensable para que vaya ganando autonomía.

Quiere ser independiente, pero se frustra con frecuencia porque no llega a dominar muchas habilidades que ya empieza a saborear. Las rabietas alcanzan alrededor de los dos años su máximo apogeo.

Cómo estimular al niño de dos años

Los niños aprenden jugando. El juego permite al niño tomar sus propias decisiones –planificar, construir, etc.-, Además de desarrollar su creatividad, jugar le permite experimentar la sensación de dominio. En el juego practican nuevas habilidades, descubren las propiedades de los objetos cotidianos, se relacionan con los demás…

Su vocabulario experimenta grandes avances en esta edad: debemos hablar con ellos mientras vamos de paseo, cuando vemos cosas nuevas, en nuestras actividades cotidianas –a la hora de la comida, al hacer la cena…-.

A partir de los dos años, los niños pasan del juego en paralelo a compartir juegos con otros niños. Necesitan oportunidades para relacionarse con otros niños, aunque aún no querrán compartir sus juguetes ni pueden obedecer las reglas de un juego todavía.

Juegos y juguetes para niños de dos años

Los juegos que le permiten ordenar materiales de forma lógica y clasificar objetos les encantan y les vienen muy bien en esta etapa. Aprender canciones o poemas infantiles; escuchar música y bailar; jugar con agua y arena, saltar y correr; los juegos de imitación y los primeros juegos simbólicos –jugar a imitar a los personajes de sus cuentos, cuidar a los muñecos-; juegos que estimulen sus sentidos (¿A qué huele esto? ¿Esta fruta, es dulce o salada?); juegos de observación, como el “veo veo” o los juegos de memoria con tarjetas…

Los juguetes indicados a los dos años: sus primeros juegos de construcción, juegos de ensamblar piezas, plastilina, dominós, juguetes musicales interactivos, muñecos, juegos de empujar o pinturas.

Les encantan los libros ilustrados: cuando les leemos cuentos, mejora su expresión verbal y su capacidad de escuchar. No podemos olvidarnos de leerles el cuento de antes de dormir.

miércoles, 31 de octubre de 2012

5 medidas sencillas para restringir el consumo de azúcar a los niños

Todo padre sabe que no es bueno abusar de las famosas chuches, bollos, chocolates… Pero, ¿cómo negarle a tu hijo su capricho favorito? Se debe y se puede con estas cinco sencillas medidas, que ayudan a reducir el consumo de azúcar en niños.

Los alimentos que llevan azúcar tienen un sabor apetecible y eso fomenta que se quiera consumir. Por eso, limitar el azúcar a los niños requiere de una estrategia de padres y educadores que, además, han de apoyar el Gobierno y la industria.

Cinco medidas para reducir el consumo de azúcar en niños

No prohibir

Los expertos coinciden en que la prohibición no es eficaz. El niño probablemente lo vea como algo más deseable y puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Alejar

No poner dulces al alcance de los niños: no tener chuches en casa (ni refrescos azucarados) es muy recomendable

Informarse

Hay que establecer canales de comunicación con otros padres y con el colegio. La lectura de las etiquetas del los alimentos, también es importante.

Dosificar

No es lo mismo consumir un dulce mientras se ve la televisión, que después de haber hecho deporte toda la mañana. Así, los expertos recomiendan dejar los dulces-premio como alimentos que se reciben tras el ejercicio, preferiblemente practicado en familia.

No añadir

A pesar de la cada vez mayor concienciación sobre los peligros del exceso de calorías, todavía perduran hábitos poco saludables. Por ejemplo, si se hace un zumo de naranja, es innecesario añadir azúcar, puesto que las frutas contienen azúcares naturales.

viernes, 19 de octubre de 2012

Cáncer de mama durante el embarazo: diagnóstico y tratamiento

El cáncer de mama es el tumor maligno que con mayor frecuencia aparece en mujeres embarazadas, tras el parto o durante la lactancia. ¿Sabes qué precauciones debes tomar y qué peculiaridades tiene su tratamiento?

Lo más importante para la prevención del cáncer de mama es el diagnóstico precoz, por eso, durante el embarazo se deben realizar revisiones periódicas con el ginecólogo y, si este detecta cualquier alteración en la exploración mamaria, es preciso realizar las pruebas para el diagnóstico sin retrasarlas hasta después del parto.

Cómo se diagnostica el cáncer de mama en embarazadas

El método de diagnóstico es igual que en la mujer no embarazada, con algunas peculiaridades:

- Mamografía: supone un riesgo mínimo de exposición a radiación para el feto, siempre que se emplee la protección adecuada. Sin embargo, en el embarazo, la mamografía no se debe realizar como prueba de rutina, ya que no es la prueba más válida debido al aumento de densidad de la glándula mamaria propia de la edad y del embarazo.
- Ecografía: es una prueba muy empleada durante el embarazo, ya que no emite radiación y permite el estudio de una mama densa, típica del embarazo.
- Biopsia: es el diagnóstico definitivo de la lesión y se puede realizar de manera segura con una punción aspiración de aguja fina (PAAF) o con una biopsia de la zona. En esto no se realizan diferencias respecto a la mujer no embarazada.
- Estudio de extensión: se debe evitar la realización de TAC, debido a la elevada radiación que puede recibir el feto. Es posible realizar con tranquilidad ecografía abdominal y Rx de tórax, con protección sobre el feto.

Posibles tratamientos para el cáncer de mama en el embarazo

Cirugía: es el primer tratamiento que se realiza en la mayoría de las mujeres con cáncer de mama durante el embarazo. La anestesia no supone un riesgo para el feto, ya que la paciente es asistida durante la intervención por un anestesista que controlará las constantes en todo momento. La técnica quirúrgica más empleada es la Mastectomía radical, debido a que con la cirugía conservadora (tumorectomía o cuadrantectomía) es necesario administrar Radioterapia postcirugía y esto no es aconsejable durante el embarazo. La cirugía conservadora solamente sería posible si la radioterapia sobre la mama se pudiese demorar a después del parto.

Radioterapia: puede suponer un riesgo potencial para el feto aunque no reciba directamente el haz de radiación, ya que durante el tratamiento se produce radiación dispersa. No debe ser administrada a mujeres embarazadas con cáncer de mama en estadios tempranos, ya que puede causar daño al feto. En mujeres con cáncer de mama en fases más avanzadas no debería administrarse durante los 3 primeros meses de embarazo

Quimioterapia: esta no debe darse durante el primer trimestre de la gestación, ya que los fármacos llegan al feto y puede dar lugar a malformaciones (teratogénesis). Después del primer trimestre, generalmente no está relacionada con un riesgo elevado de alteraciones fetales, pero puede estar relacionada con el parto prematuro y la pérdida fetal. El riesgo de malformación fetal en el 2º y 3º trimestre se estiman en un 1,3%.

Tratamiento hormonal: los estudios sobre tratamientos hormonales como terapia única o en combinación con quimioterapia para cáncer de mama en mujeres embarazadas son escasos. Por tanto, la eficacia de la terapia hormonal, sola o con quimioterapia en mujeres embarazadas, aún no ha sido determinada.

Atención a lo que decimos delante del bebé: lo recuerda desde recién nacido

Escena típica de película: la mujer dando a luz, retorciéndose de dolor, profiere insultos a su pareja desaforadamente. Pero cuidado, porque puede que las primeras palabras que recuerde el bebé sean esos vituperios… Un estudio señala que los recién nacidos pueden recordar las palabras que han escuchado aunque tengan pocos días de vida.

En él se muestra por primera vez una determinada capacidad lingüística de los bebés: que la región frontal derecha del cerebro podría encargarse del reconocimiento vocal ya durante las primeras fases de adquisición del lenguaje.

El estudio, realizado por expertos de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) en el hospital Santa María de la Misericordia de Udine (Italia) con 44 bebés, ha sido publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos.

Y aunque ya se sabía que desde el momento del nacimiento hay áreas específicas del cerebro humano que se activan cuando escuchan palabras, se desconocía si el cerebro de los recién nacidos consigue codificar y recordar el sonido de las palabras.

Para investigar este aspecto, los expertos realizaron pruebas diciendo palabras sencillas a los bebés, y repitiéndolas tras dos minutos. El test preveía repetir las mismas palabras o cambiar las vocales y dejar las mismas consolantes, o viceversa, cambiar las consonantes y dejar las vocales.

Para establecer la capacidad de memorizar el sonido de una palabra y distinguirlo, durante las pruebas los niños fueron examinados con una técnica no invasiva llamada “espectroscopía en el infrarrojo cercano”.

Mediante esta técnica se consigue conocer qué redes corticales se activan durante el test: en el caso de los bebés, esa zona es la región frontal derecha, la misma que se activa en los adultos durante el recuerdo de las palabras.

Para los investigadores, que se “encienda” esa zona en los recién nacidos durante el reconocimiento vocal muestra que los niños reconocen solo las palabras que tienen las mismas vocales de otras escuchadas en forma precedente.

Sabemos de la importancia de las primeras horas del bebé en muchos aspecto. ¿Serán los estímulos lingüísticos tan importantes? De todas formas, se supone que no sabrán el significado de esas palabras hasta bastante más adelante pero, por si acaso, futuros papás o papás recientes, cuidado con las primeras palabras que escucha el bebé…

sábado, 13 de octubre de 2012

5-6 años ¿Es una niña cursi?

A los 5-6 años muchas niñas se obsesionan con el rosa, las princesas, las hadas... Es una etapa normal que acaba pasando. Simplemente están afirmando su identidad.

A partir de los cinco años los pequeños son más conscientes de su diferencia de género. Centran su atención en el rol con el que se identifican, y algunos exageran los atributos que se relacionan con su identidad sexual para diferenciarse del otro.

Es una etapa de rosas, princesas y muñecas para ellas. Y de coches, balones y bolsillos llenos de bichos para ellos. La tendencia permanecerá hasta los 14 ó 15 años.

Todo influye

Los psicólogos creen que el impulso hacia lo «femenino» o lo «masculino» es consecuencia de lo que ven y oyen en casa, en la tele, en el cole... Antes de nacer, la mayoría de los padres decoramos el cuarto del pequeño de un determinado color o le compran ropa en una tonalidad u otra dependiendo de su sexo. Las concepciones sociales de lo que es un hombre y una mujer influyen a los pequeños desde los primeros meses.

Después vendrán los cuentos, en los que las niñas son princesas con vestidos rosas y los niños valientes salvadores; las películas, en las que se repiten los mismos roles masculinos y femeninos; y la publicidad, que juega con estereotipos del hombre y la mujer. Todo va calando en la mente de los más pequeños.

¿Y qué decir de los juguetes? Observando los catálogos de las jugueterías, es sencillo darse cuenta de que la mayoría tienen otra versión en rosa, casi siempre con motivos de princesas, hadas o flores.

Y no es que la diferenciación sea negativa, pero a los niños se les propone una fantasía concreta, opuesta a la de las niñas, por lo que la mayoría creen que no pueden salirse de ella. Por eso consideran, por ejemplo, que lo que más debería gustarles es un balón, si son niños. O, si son niñas, que el rosa tiene que ser su color preferido.

Los especialistas recomiendan que dejemos jugar a los niños como quieran y con lo que quieran, sin influirles para que tengan plena libertad para elegir.

Son diferentes pero igual de buenos

Por más que los padres intentemos tratar a nuestros hijos de diferente sexo de igual forma, es inevitable que, en ocasiones, no lo consigan. Aceptar que niños y niñas son diferentes en algunos rasgos no es malo ni supone discriminación alguna.

El problema aparece cuando se concluye que unos son mejores que otros en algunas tareas o actividades. Mientras el pequeño no piense que no puede hacer algo por ser chico, o la niña no crea que ella está vetada para una actividad concreta por ser chica, los padres podemos estar tranquilos. Es un síntoma de que estamos educando a sus hijos correctamente. Así que, ¡qué más da que pasen una temporada obsesionados con las princesas, el rosa, el maquillaje o los tacones...!

lunes, 8 de octubre de 2012

Haciendo sitio al bebé ¿Qué es el síndrome del nido?

En las últimas semanas de gestación, muchas mujeres manifiestan un deseo repentino e irrefrenable de ultimar todos los preparativos antes de la llegada del bebé: organizan la casa, limpian todo bien, colocan las cosas del niño… Es lo que se conoce como “síndrome del nido”.

El « síndrome del nido» o « instinto de anidamiento» es un estado de hiperactividad característico del último tramo del embarazo es más frecuente entre las primerizas. También se da, de alguna forma, en los animales (antes de parir, las hembras suelen preparar el nido para acoger a la nueva camada).

¿Qué es el síndrome del nido?

No es más que un reflejo de la ansiedad de la futura madre ante lo que ya es inminente (el parto y la llegada del bebé).

El deseo de hacer cosas y de tenerlo todo a punto resulta tranquilizador y, además, distrae de los temores, lógicos que suelen surgir en el último mes.

Evita realizar grandes esfuerzos

Sin embargo, este no es el mejor momento para realizar grandes esfuerzos. Conviene que la embarazada descanse y no malgaste sus energías.

Sí es aconsejable revisar la canastilla y cerciorarse de que se dispone de lo imprescindible, pero la futura mamá debe procurar relajarse.

¿Preguntarle a tu hijo si quiere tener un hermanito?‏

Llega un momento cuando tienes un hijo (o más) en el que la llamada de la selva vuelve y mamá siente que está preparada para traer un nuevo bebé a la manada. Los padres creo que no sentimos tanto esa necesidad corporal de bebé, ese instinto, sino que es una cosa más racional (yo quiero tener dos, yo quiero tener tres).

El caso es que cuando la pareja siente que falta una persona en casa, un nuevo bebé, y se plantea si tener o no otro hijo, siente la necesidad de preguntarle también al hermano mayor si aceptaría la llegada de un hermanito, hasta el punto que le preguntan: “¿Cariño, a ti te gustaría tener un hermanito?”. Y yo me pregunto, ¿es necesario preguntarle?   

Si el niño es pequeño

Me lo pregunto porque hay madres que preguntan a niños pequeños, de 2 ó 3 años, que apenas son capaces de elegir entre ponerse una camiseta gris o una negra (en todo caso eligen la última que le enseñas un poco por solucionar la disyuntiva), sobre el futuro de esa familia y claro, ‏una decisión tan importante no creo que deba dejarse en manos de un niño tan pequeño.

Vale, es cierto, la decisión final es siempre de los padres y no del niño de tres años (mal si así fuera), pero entonces, ¿por qué preguntarle? Si dice que sí parece que ha tenido que ver a la hora de buscar otro bebé pero, ¿y si dice que no? ¿Y si responde tajantemente que “para nada quiero un hermanito”?

Si el niño es más mayor

Si en cambio el niño es más mayor podría tener algo más de sentido (algo más, que no mucho más) preguntarle, porque ya es capaz de dar una respuesta razonada. Es un niño, es el hijo, es miembro de la familia y los padres pueden decidir darle voz.

En relación a darle voto, pues lo mismo que he dicho antes, no creo que un niño deba decidir si tener hermanos o no. Muchas veces los niños responden que no porque de repente imaginan a un ser más pequeño con grandes inquietudes tocando sus cosas y a sus padres repartiendo tiempo y recursos (o sea, juguetes y regalos) entre los dos y el mismo niño, con unos años más y con más ganas de compartir tiempo y juego, ser capaz de decir que “me habría gustado tener un hermano”.

Preguntar cuando ya no hay remedio

Esto también sucede. Papá y mamá han decidido tener un bebé y mamá queda embarazada. Entonces, para dar la noticia, se les ocurre hacer una pregunta: “Cariño, ¿te gustaría tener un hermanito?”. Claro, partimos de la base de que la mayoría de niños dicen que sí (lógico, vamos con una cara de felicidad en el rostro y con unos ojos tan abiertos y unas cejas tan elevadas que lo raro es que digan que no) y por eso preguntamos, para que nos diga “sí” y seguidamente le demos la sorpresa pero, una vez más, ¿y si responde que no? Es como el domingo por la noche cuando anuncias a tu hijo que mañana va al cole: “venga, vamos a dormir que mañana hay que ir al cole. ¿Te apetece ir al cole mañana?”. Y va el niño y dice que no, a lo que le respondemos “bueno, ya, pero hay que ir, así que a dormir”. Pues eso, para qué preguntas, ¿para crear una expectativa que nunca se cumplirá?

Pues me refiero a algo parecido, si resulta que el niño dice que no y tú estás casi acariciándote la barriga, pues a ver cómo le dices que “cariño, pues es que resulta que sí vas a tener un hermanito, ese que no quieres tener”. Pues para eso te lo evitas no haciendo la pregunta.

Dar la noticia y ya está

Mi sugerencia es que no preguntemos a los niños, porque tener o no tener un hijo es una decisión lo suficientemente importante como para que un niño pequeño, incapaz de valorar el asunto en toda su dimensión, nos dé su opinión. Si consideramos que sí nos interesa su opinión, pues debemos tener claro que podemos recibir un “no” como respuesta y si al final decidimos tenerlo tendremos que explicar muy mucho por qué, a pesar de que él no quería, hemos decidido finalmente tener otro hijo.

No sé, esto en el fondo es muy personal, claro. Yo a mis hijos les dejo decidir en muchísimas cosas del día a día y tienen mucha libertad para hacer lo que prefieran en cada momento (siempre que no falten el respeto de nadie), pero esto me parecen palabras mayores, una decisión que sólo los adultos deben tomar porque es cierto que un niño da muchas alegrías, pero también es cierto que da más trabajo, más responsabilidades y que requiere unos recursos y un tiempo que no todas las familias pueden ofrecer y esto es algo que sólo los papás pueden valorar.

martes, 25 de septiembre de 2012

10 cosas que no sabías de tu bebé

Los bebés son tiernos, dulces, divertidos… y sorprendentes. Te contamos algunas curiosidades sobre los bebés que nos encantan.

Diez curiosidades sobre bebés

 En los nueve meses que hay entre la concepción y el nacimiento, el peso del bebé se duplica 3.000 millones de veces.

- Entre el nacimiento y los dos años de vida, el niño cuadruplica su tamaño.

- El cerebro de un recién nacido supone el 10 por ciento del total del peso de su cuerpo (en los adultos supone el 2 por ciento).

- El corazón de los recién nacidos late mucho más deprisa (entre 130-160 pulsaciones/ minuto) que el de los adultos (70-80 latidos/ minuto).

- El bebé humano es el único ser vivo que sonríe intencionadamente a sus padres.

- El pie del recién nacido viene a ser la tercera parte del pie que tendrá de adulto, y al año ya es casi la mitad.

- Durante los primeros días de vida, los bebés lloran sin lágrimas, ya que aún tienen cerrados los conductos lagrimales.

 - Todos los bebés estornudan para limpiar sus vías respiratorias. Eso no significa que estén resfriados.

 - El sentido más potente en los bebés es el olfato. De hecho, reconocen a su madre por su olor.

 - Sea cual sea la fecha de nacimiento de tu hijo, compartirá el día de su cumpleaños con otros 9 millones de personas en el planeta.

¿Apuntarlos o no a actividades extraescolares?

Probablemente, algunos ya habréis apuntado a vuestros hijos a alguna actividad como danza, fútbol, música, pintura, karate, idiomas, ajedrez, etc., pero puede que muchos otros os estéis planteando si apuntarlos o no a actividades extraescolares.

Hay ciertas recomendaciones a tener en cuenta antes de apuntar a los niños a actividades extraescolares, sobretodo cuando hablamos de niños pequeños de menos de seis años.

¿Lo hacemos por ellos o por nosotros?

Una de las primeras cosas que debemos preguntarnos es si los apuntamos porque nos viene bien a los padres tener a los niños “colocados” un par de horitas más o porque realmente a ellos les gusta y disfrutar de las actividades.

En ocasiones la decisión depende más de los horarios laborales de los padres que de los deseos del niño. Al fin y al cabo, si el niño no se siente motivado por la actividad que va a realizar irá desganado y acabará abandonándola. O peor, se verá obligado a hacer algo que no le gusta en lugar de hacer alguna actividad más productiva como jugar.

Consejos para elegir la actividad

Si vuestros hijos quieren asistir a clases extraescolares, es muy importante saber elegir la actividad de acuerdo a sus gustos.

Pueden contribuir a despertar aficiones que no suelen encontrarse en la mayoría de los programas escolares como tocar un instrumento, aprender teatro, cocina, manualidades, etc.

Lo realmente importante es que ellos se lo pasen bien, se distiendan, hagan amistad con otros niños y conozcan nuevas posibilidades.

Idealmente, podemos buscar actividades para hacer con ellos como por ejemplo yoga, teatro, expresión corporal, etc. De esta forma, la actividad cumple su función educativa y además compartimos con ellos un tiempo precioso, fuera de las rutinas cotidianas.

Lo fundamental es que la actividad elegida sea un disfrute para ellos y no un agobio. Son actividades educativas y enriquecedoras para el desarrollo de los más pequeños, siempre que les dejen tiempo para el descanso y el juego.

Por eso, deberéis hablar con el niño para decidir la actividad que va a realizar y a lo largo del curso observar su comportamiento para saber si está entusiasmado, aburrido o cansado de la actividad. Y por supuesto, elegir el sitio adecuado para que asistan. Así, podréis tomar la decisión más adecuada en beneficio del pequeño.

Dejarles tiempo libre

Para los niños es muy importante disfrutar de tiempo libre en su infancia. Si tienen su agenda atiborrada de actividades no les dejamos tiempo para jugar, disfrutar de la naturaleza, pasar tiempo con los amigos, pensar, crear, descansar y por supuesto, restamos tiempo para pasar en familia.

Recargarlos de actividades a edades tan tempranas puede provocarles agobio, desinterés, e incluso desembocar en situaciones de estrés. Los niños pequeños necesitan menos tiempo de actividades pautadas y más tiempo de juego libre.

Por tanto, a la hora de plantearse si apuntarlos o no a actividades extraescolares debemos evaluar las ventajas y las desventajas, pero sobretodo debemos tener en cuenta los deseos y las necesidades de nuestros hijos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cómo quitar los mocos a un bebé


Los bebés (y los que no son tan bebés) tienen mocos prácticamente todo el invierno. Aunque se resistan –no es algo agradable– es aconsejable quitárselos para evitar problemas posteriores. Te explicamos cómo y cuándo hacerlo.

Los bebés son propensos a los resfriados y se les tapona la nariz enseguida. El exceso de mucosidad entorpece su respiración y les molesta al comer y dormir.

Un ambiente algo húmedo les ayuda a descongestionarse. Los humidificadores son útiles, ya que las calefacciones secan mucho el ambiente.

Aunque el bebé pase un mal rato cuando le quitamos los mocos, es imprescindible hacerlo. Si los mocos se infectan, pueden producirles sinusitis, otitis, faringitis...

¿Cómo le quito los mocos al bebé?

La nariz del bebé se despeja con un lavado nasal. Primero hay que acostar al niño boca arriba, girarle la cabeza hacia un lado y aplicarle suero fisiológico para humedecer las fosas nasales.

Después, hay que sacarle las secreciones. Existen varios métodos:

Aspirador nasal de cánula

Es lo que mejor funciona en los bebés pequeñitos. Primero se pueden echar unas gotas de suero fisiológico en las fosas nasales. Después se coloca un extremo de la cánula en la fosa nasal y el otro en la boca del adulto. Acto seguido se aspira. Las secreciones se quedarán retenidas en un recipiente en medio del tubo.

Aspirador nasal ergonómico (perita)

Es algo menos eficaz que la cánula porque la nariz de los bebés es muy pequeñita y a veces la perita no logra hacer el vacío necesario para aspirar los moquitos. Es muy fácil de usar. Primero se aprieta el bulbo de goma, se introduce en una de las fosas nasales y, una vez dentro, se suelta poco a poco. Hay que procurar tapar la otra fosa nasal (apretando la nariz) para que la presión realizada sea mayor.

Pinzas nasales

Existen unas pinzas especiales para quitar los mocos secos. Tienen un tope de seguridad que impide introducirlo demasiado en la naricita del bebé. No son imprescindibles, pero a veces pueden venir bien.

Los bastoncillos están desaconsejados, porque podríamos hacer daño al niño al no calcular bien hasta dónde lo introducimos. Si tiene un moquito seco, lo mejor es utilizar la pinza nasal o un dedo (con mucho cuidado).

¿Cuándo hay que quitar los mocos al niño?

    Con tres o cuatro veces al día suele valer. No hay que obsesionarse ni estar continuamente quitándoles los moquitos, porque podríamos producirles alguna herida en la nariz o una pequeña hemorragia.

    Si simplemente notamos una especie de ronquido provocado por unos pocos mocos pero el niño está alegre, come bien y duerme bien, entonces hay que dejarlo como está. Significa que los mocos no le molestan.

    Cuando sintamos al bebé incómodo. Los bebés tienden a vomitar más fácilmente que los adultos y, muchas veces, los mocos les provocan náuseas.

    Antes de dormir. Los bebés respiran el 90% del tiempo por la nariz, aún no tienen demasiado pronunciado el reflejo de respirar por la boca. Por eso, cuando están dormidos y los mocos les provocan una sensación de ahogo (les llega menos oxígeno al cerebro) se despiertan llorando.

    Antes de comer. Al tener la boca tapada por el pecho o por el biberón, no podrán respirar con total normalidad. Por eso, cuando tienen muchos moquitos y les molestan, suelen comer menos. También suelen vomitar más.

Los bebés tienen más facilidad para aprender idiomas que los adultos‏





Cuando de niños se habla es muy habitual decir de ellos que son como esponjas porque son capaces de almacenar conocimientos como si de una esponja acaparando agua se tratara.

La duda suele estar en cuándo empiezan a ser capaces de aprender del mismo modo (o de un modo superior) que los adultos, y un estudio reciente hecho en Alemania ha logrado desvelar que ya desde bebés, incluso con tres meses de edad, son más capaces de aprender idiomas que los adultos, al entender mejor algunas estructuras silábicas que nosotros.

Esto no quiere decir, lógicamente, que un bebé hablará antes un nuevo idioma que un adulto, porque un bebé de tres meses no habla. Sin embargo, si pudiera hacerlo, al ser capaz de detectar dependencias complejas entre sílabas que muchos adultos no vemos y al aprenderlas espontáneamente, sí hablaría el idioma antes que nosotros.

Los niños tienen una mejor audición para el idioma que nosotros

El estudio ha sido publicado en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy os Sciencies) de EEUU y viene a mostrar que las capacidades auditivas de los bebés y niños pequeños son mayores que las de los adultos, probablemente porque ellos tienen más prisa en aprender un idioma que nosotros los mayores.

Los científicos querían conocer los mecanismos que utilizan los bebés al aprender un idioma para comprobar con qué facilidad y velocidad lo hacían y se dieron cuenta que incluso los bebés de tres meses son más capaces de reconocer reglas complejas de un lenguaje hablado que los adultos.

Cómo hicieron el estudio

Para llevar a cabo el estudio varios bebés escucharon secuencias de sílabas durante veinte minutos. Mientras las escuchaban se medían sus respuestas cerebrales a través de una electroencefalografía.

En las secuencias de sílabas éstas aparecían por parejas, pero con una tercera sílaba intercalada. En muchas de las secuencias las sílabas eran correctas, pero en muchas otras había errores.

No se trataba de palabras, sino de secuencias lógicas de sílabas necesarias para la construcción del lenguaje que los adultos entendían sólo cuando se les instaba a encontrar la trampa. Muchos bebés (no todos), sin embargo, demostraron a través del EEG que se percataban de las infracciones.

Los científicos decidieron además elevar el tono de alguna de las sílabas. Los bebés que reaccionaron ante estos cambios de tono fueron los mismos que identificaron los errores en las sílabas, siendo mayoría.

Los adultos, sin embargo…

Como hemos comentado, los adultos sólo fueron capaces de reaccionar ante las desviaciones en las sílabas cuando se les dijo que tratasen de reconocer un error en la presentación.

Curiosamente, los mismos que tuvieron una respuesta cerebral más intensa ante los cambios de tono de las sílabas fueron los que captaron mejor las reglas de las sílabas mostradas.

Esto parece indicar que hay una relación entre la capacidad auditiva de los bebés y la capacidad de aprender un lenguaje porque, cuanto mejor discriminaban los cambios de tono, mejor descubrían las trampas que los investigadores prepararon para ellos.

La capacidad de los niños de aprender varios idiomas al mismo tiempo

Esta gran capacidad para entender reglas del lenguaje abre de nuevo el debate acerca de la posibilidad de enseñar a los bebés varios idiomas a la vez. Hemos hablado largo y tendido en Bebés y más sobre ello y vuelvo a tocar al tema porque el estudio y sus conclusiones dan pie a ello: los bebés y niños son muy capaces de aprender varias lenguas al mismo tiempo y de hecho suele ser beneficioso para ellos que lo aprendan así.

Sin embargo, un idioma no se aprende con una hora semanal, sino con la inmersión lingüística. Pretender que un niño aprenda inglés en la guardería por hablar un rato con ellos en inglés o con una extraescolar cuando son más mayores es exagerado y ese tiempo podría destinarse a cosas más interesantes. Si en cambio uno de los padres habla inglés o si van a una guardería o escuela donde la mayoría del tiempo se habla ese idioma la cosa cambia, así sí se aprende, y se aprende mientras hacen otras cosas porque la segunda lengua se convierte en un medio y no en un fin.

viernes, 14 de septiembre de 2012

No es bueno colocar calzado a bebés que no caminan

Expertos en desarrollo infantil advierten sobre la necesidad de no calzar a bebés hasta tanto no empiecen a caminar, con la finalidad de no entorpecer el correcto desarrollo de su pie y previniendo problemas posteriores.

Concretamente, han sido los doctores del el Hospital Nisa Pardo de Aravaca los que explicaron los motivos de escoger un buen calzado infantil, y prescindir de ellos hasta tanto el niño no comience a caminar y realmente los necesite.

El pie es un órgano en constante evolución, y colocar un zapato por estética puede hacer que las distintas partes del pie se vean presionadas y no se desarrollen en forma correcta. Antes de comenzar a caminar “la estructura ósea de un niño tarda en consolidarse completamente”, como explican los médicos, razón por la cual un zapato es contraproducente.

Así, hay que tener cuidado al elegir zapatos para niños, puesto que si durante la infancia se altera su normal crecimiento, tendrán problemas para caminar o practicar deportes durante toda su vida, incluso traería problemas articulares o en la columna vertebral durante la adultez.

Es así que hasta comenzar a desplazarse, basta con calcetines o patucos, nada de zapatos. Cuando se llega a la fase de gateo, poner un zapato flexible de tejidos nobles, que además de resguardar del frío, le proteja de los golpes. Debe tener protección tanto en la puntera como en el talón y suela blanda de 2-3mm. Es conveniente vigilar los pies por si aparecen roces.

Entre los 12 meses y los tres años, optar por calzado con suelas flexibles que le permitan sentir cualquier terreno. Es bueno si tiene velcro, así se favorece su desarrollo psicomotriz, ya que el propio niño puede atarse y desatarse.

Entre los 4 y los 7, debe llevar un zapato adecuado para evitar lesiones e impedir que sufra ninguna patología.

De los 7 a los 14 años, no hay que dejar que la moda sea la que rija los zapatos, sino vigilar siempre la calidad, ya que son los años cuando se establecen la marcha adulta.

A la hora de salir a comprar zapatos hay que tener en cuenta que:

-En los primeros meses, ponerle calcetines o patucos para proteger del frío.

-Nunca calzar al niño antes de que empiece a andar.

-No usar calzado abotinado, porque no permite la movilidad del tobillo.

-La suela debe ser suficientemente flexible para permitir la movilidad de las articulaciones.

-La punta del zapato debe ser ancha y larga, para que puedan mover los dedos libremente.

-El calzado debe ser de materiales transpirables y pieles flexibles.

-Debe tener mayor longitud que el pie: de 1 a 1,5 cm más grande que el dedo más largo.

-Los zapatos deben cambiarse con frecuencia por otros más apropiados para el tamaño del pie.

-No debe molestar al uso, aunque sea nuevo.

-Si la suela se desgasta anormalmente en poco tiempo, se debe acudir al podólogo para un estudio biomecánico y poder descartar posibles trastornos en la marcha.

-Andar descalzo por terreno irregular favorece el desarrollo del niño.

-No usar zapatos con soportes plantares estándar. Si son necesarias plantillas, deben realizarse a medida.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cómo ayudar al niño a madrugar

Durante las vacaciones de verano los niños suelen levantarse tarde. Ahora toca volver al colegio y madrugar. Los primeros días, hasta que se adapten al nuevo horario, les costará trabajo espabilarse. Algunos consejos prácticos te servirán para hacérselo más fácil.

El sueño es un proceso biológico con diversas fases en el que hay un inicio –dormirse– y un final –despertarse–. En este proceso intervienen factores como las hormonas, la temperatura corporal o la luz. También puede ser provocado por estímulos externos como las palabras o el tacto que interrumpen, de repente, la fase del sueño en la que nos encontremos. Cuando despertamos al niño de forma artificial y anticipada, estamos cortando de manera brusca una fase del sueño profundo. Por eso es lógico que un niño tarde en espabilarse, y que se levante cansado, de mal humor o, incluso, sin apetito.

Cuánto necesita dormir

Aunque las horas de sueño necesarias dependen de la edad, lo ideal es permitir que el niño se despierte solo o, si lo haces tú, despertarle al final de un ciclo de sueño. Para ello es imprescindible conocer cuánto necesita dormir.

Prueba a anotar, durante el fin de semana, el número de horas semanales que duerme de media. Si cuentas hacia atrás las horas que necesita a partir del momento en el que debe despertarse, podremos calcular la hora a la que tiene que irse a la cama para que su despertar se realice de forma espontánea y esté descansado.

Un pequeño ritual

¿Has pensado en convertir el momento de levantarle de la cama en un pequeño ritual? Así, además, favoreces un despertar natural.

- Despiértale 10 ó 15 minutos antes de la hora para que pueda desperezarse.
- Hazlo sin brusquedad y utiliza siempre palabras cariñosas, besos y caricias.
- Un desayuno completo y pausado será el complemento perfecto para que comience el día renovado, lleno de energía, y rinda más en el colegio.

¿Son los niños prematuros peores estudiantes?

Hoy nos tropezamos con uno de esos estudios que nos gustaría revisar a fondo porque, a pesar de los resultados aparentemente firmes, nos suscita algunas dudas. Según una reciente investigación los niños prematuros son peores estudiantes.

Si bien es cierto que las semanas finales del embarazo son cruciales para el posterior desarrollo físico del bebé (y por eso se procura que no nazcan antes de la semana 38), ¿son verdaderamente determinantes esas últimas semanas para el progreso intelectual del niño? ¿No hay otros muchos factores implicados, difíciles de mesurar simplemente comparando calificaciones?

En el estudio, dirigido por la doctora Kimberly Noble (profesora asistente de pediatría del Centro Médico de la Universidad de Columbia y del Hospital Presbiteriano de Nueva York), se examinaron 128.050 bebés nacidos entre la semana 37 y 41 de gestación en Nueva York entre 1988 y 1992.

Los investigadores compararon la duración del embarazo con las notas de los niños (en tercer grado) en las asignaturas de matemáticas y lectura, y los resultados aparecen en la revista “Pediatrics”.

Los niños que habían nacido entre la semana 37 y 38 tenían unas notas más bajas que aquellos nacidos en la semana 41 del embarazo. De hecho el 33% de los niños nacidos más temprano tenían un retraso severo en la lectura respecto al los nacidos a término, o problemas en matemáticas y cálculo.

No solo eso, sino que por cada semana adicional de gestación, las notas de los niños mejoraban. La tendencia se mantuvo aún después que se ajustaran otras variantes como el peso al nacer, el nivel socioeconómico, la raza y la historia familiar de consumo de sustancias tóxicas.

De todas formas, los propios investigadores hablan de un mayor riesgo de retraso escolar si el bebé es prematuro, y tan solo ese riesgo sería suficiente para que se procurara no inducir partos antes de la semana 39.

Los resultados de este estudio se suman al cuerpo de evidencias científicas que muestran que los bebés nacidos a partir de la semana 39 del embarazo comen mejor, pesan más y tienen menos problemas de visión y de oído.

La clave, el desarrollo del cerebro

Tal vez la clave en ese mayor riesgo de retraso escolar se halle en el desarrollo del cerebro. Los bebés que nacen después tienen cerebros de mayor tamaño, porque entre la semana 37 y 41 del embarazo, el cerebro continúa creciendo, y aumentando la materia gris y los nervios que luego intervendrán en las conexiones nerviosas y neuronales.

Pero si de todas formas el cerebro del bebé sigue creciendo tras el parto, ¿qué provocaría ese mayor desarrollo? Según la directora del estudio:

Quizás hay algo sobre el ambiente uterino que respalde el desarrollo cerebral de forma favorable en el último mes del embarazo, que tal vez se vea afectado por un nacimiento temprano.

Además recordamos que estudios previos calculaban en un 37% el riesgo de padecer problemas neurológicos si el bebé nace con complicaciones (aunque se incluían otros problemas al nacimiento, no solo nacer prematuros).

En cualquier caso, el correcto desarrollo de las funciones cerebrales y neurológicas depende mucho en los primeros años de la plasticidad cerebral y la estimulación que se haya llevado a cabo con los niños.

No sé si serán más los beneficios físicos o intelectuales, en cualquier caso está claro que un bebé nacido antes de tiempo puede pasarlo mal, por lo que, siempre que sea posible, conviene no adelantarse a la naturaleza. Por ello sigue siendo tan importante investigar sobre los factores de riesgo de partos prematuros, para intentar prevenirlos en la medida de lo posible.