Ya hemos visto que el dolor de espalda es una de las molestias más comunes durante el embarazo, aunque podemos intentar prevenirlo practicando actividad física, ejercicios, una buena alimentación, cuidando la postura… Hoy queremos saber por qué es probable que duela la espalda durante el embarazo.
Varios factores propios del embarazo y el parto pueden facilitar que aparezca dolor lumbar, aunque hay pocos estudios que demuestren cuál o cuáles de estos son los más relevantes.
Relajación de la musculatura abdominal
En condiciones normales, el equilibrio de la tensión de la musculatura abdominal y de la espalda contribuye a que la musculatura se mantenga recta. Durante el embarazo la relajación es necesaria para permitir el crecimiento del útero en las fases más avanzadas del embarazo, pero si ya antes los abdominales eran poco potentes puede aparecer muy precozmente. Por eso conviene incluir las abdominales entre los ejercicios preparto.
De hecho, también en la población general la falta de una musculatura abdominal potente es un factor que aumenta el riesgo de que el dolor aparezca o persista más tiempo.
La relajación de la musculatura abdominal hace que la embarazada se arquee hacia atrás (en postura de hiperlordosis) y use excesivamente la musculatura de la espalda para mantener su equilibrio. Habría que corregir constantemente la postura si se la quiere mantener en equilibrio sobre sus dos patas traseras.
Estos mecanismos facilitan que la musculatura de la zona lumbar se contracture y aparezca dolor.
La hiperlordosis
La hiperlordosis es debida al aumento o incremento en la curvatura de la columna vertebral, y según sea la zona puede ser cervical, dorsal o lumbar. Durante el embarazo aumenta la carga que soporta la columna vertebral obligando principalmente a la musculatura de la zona lumbar a hacer mayor esfuerzo del que sería necesario, lo que facilita su contractura y puede desencadenar dolor en esa zona o dolor referido a la pierna.
En algunos casos, la hiperlordosis también puede sobrecargar las articulaciones facetarias (las que conectan las vértebras entre sí) y éstas puede llegar a dañarse y provocar un síndrome facetario. Este síndrome también puede causar dolor en la zona lumbar y dolor referido a la pierna.
Sin embargo, habitualmente es preciso mantener la sobrecarga durante un período de tiempo mucho mayor que el que dura un embarazo para que la articulación facetaria llegue a verse afectada, por lo que difícilmente puede aparecer dolor debido a este mecanismo en el embarazo si la articulación estaba previamente sana.
Falta de potencia de los glúteos
En condiciones normales, los glúteos estabilizan la pelvis y aportan un apoyo estable a la columna lumbar. Durante el embarazo, con el aumento de peso y la modificación en la postura de la columna vertebral, si la musculatura glútea no es lo suficientemente potente puede ser incapaz de estabilizar la articulación sacroilíaca, que fija la columna a la pelvis, lo que causa dolor en la zona lumbar baja y las nalgas.
El sedentarismo y el reposo
Por motivos ginecológicos, algunas mujeres deben guardar reposo durante el embarazo, y es inevitable que la espalda se resienta. Dependiendo del tipo de reposo, el médico podrá aconsejar determinados movimientos o estiramientos para intentar minimizar el dolor.
Pero el sedentarismo por hábito, sin motivo médico justificado, es muy perjudicial y es factor de riesgo importante para que aparezca dolor de espalda y dure más, junto a otras molestias.
En condiciones normales, los nervios detectan el grado de tensión de la musculatura. Esa información sirve para ser constante y automáticamente consciente de la postura del cuerpo, lo que contribuye a mantener las posturas de la forma más correcta y con el menor trabajo muscular.
El reposo deshabitúa a los nervios que detectan el grado de tensión de la musculatura y hacen que se adapte la musculatura. Por el contrario, se dificulta su función, por lo que facilita la adopción inconsciente de posturas incorrectas y la sobrecarga de la musculatura.
También existen reflejos que coordinan la musculatura abdominal y la de la espalda para mantener correctamente el equilibrio en reposo y, más todavía en movimiento. El entrenamiento y la actividad mantienen en buen estado esos reflejos, pero el reposo dificulta el funcionamiento adecuado de los reflejos, y facilita por tanto la sobrecarga de la musculatura.
En definitiva, el sedentarismo y el reposo provocan con relativa rapidez una pérdida de fuerza y masa muscular, y con ello aumenta la probabilidad de que la musculatura se sobrecargue o lesione.
Excesivo aumento de peso
Si mantenemos una alimentación sana y hacemos ejercicios durante el embarazo probablemente no notaremos los efectos del aumento de peso hasta el quinto mes de embarazo. Cuidar estos aspectos para no exceder los 10 o 12 kilos de más ayuda a mantenernos en forma y a controlar los dolores de espalda y otras molestias y riesgos en el embarazo.
Es sobre todo a partir de entonces cuando el aumento de peso hace que la musculatura de la zona lumbar deba trabajar más y agrava la tendencia a su contractura desencadenada por la relajación abdominal, la lordosis y el reposo, especialmente si ya antes del embarazo la musculatura abdominal y de la espalda no eran potentes.
Además, en el embarazo el aumento de peso se localiza en la parte anterior del cuerpo, lo cual produce una sobrecarga en la zona delantera del disco intervertebral, lo que aumenta la presión en la pared posterior del disco, que es más fina que la anterior. Eso facilita que pueda originarse una fisura, protrusión o hernia discal, que puede provocar dolor lumbar y ciática (dolor irradiado a la pierna).
Aumento del volumen uterino
El aumento de volumen del útero y la congestión de la pelvis pueden facilitar la compresión de una raíz nerviosa y provocar ciática, tan frecuente en el embarazo. Esta molestia es má sfrecuente en el tercer trimestre de embarazo.
El parto
Durante el parto o inmediatamente después es muy frecuente padecer dolor en la zona baja de la espalda. Pronto volveremos sobre el dolor de espalda en esta situación, que puede ser motivado por varios mecanismos relacionados con el esfuerzo a la hora de dar a luz.
Es muy importante tener buenos hábitos de higiene postural para evitar, o al menos minimizar, las molestias más frecuentes en el embarazo. Si la futura mamá tiene que pasar varias horas al día sentada en el trabajo, conviene recordar estos consejos posturales.
Una buena alimentación y la práctica de ejercicio moderado contribuirán a mantener a raya los dolores, aunque como vemos es probable que duela la espalda durante el embarazo, es una de las molestias más frecuentes. Si la molestia nos impide hacer una vida normal, hay que acudir al ginecólogo.
lunes, 21 de mayo de 2012
¿Por qué es probable que me duela la espalda en el embarazo?
Continuar la lactancia mientras se incorpora gluten a la dieta del niño reduce las tasas de enfermedad celíaca
Los niños cuyas madres continuaron dándoles el pecho cuando incorporaron gluten a su dieta, tienen un 60 por ciento menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad celíaca.
Recordemos que esta dolencia se caracteriza por una intolerancia alimentaria al gluten, presente principalmente en productos derivados del trigo, la avena, la cebada y el centeno (TACC). La lactancia prolongada tiene un efecto benéfico entre quienes tienen los genes para desarrollarla.
La Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, indica que prolongar la lactancia mientras se introduce gluten en la alimentación del bebé – a partir de los cuatro meses – ayuda a que las probabilidades de desarrollar la enfermedad disminuyan. La lactancia tiene ese efecto protector para el niño mediante mecanismos biológico complejos, entre los que se incluyen la creación de defensas de las infecciones y el desarrollo de la tolerancia frente a antígenos alimentarios.
Los síntomas más comunes de enfermedad celíaca en niños son diarrea crónica, distensión abdominal y pérdida de peso, aunque la dolencia puede diagnosticarse en diferentes momentos de la vida, incluso en la edad adulta. Un buen diagnóstico evitará las consecuencias de la enfermedad, como carencias nutricionales, osteoporosis, osteopenia, y el desarrollo de otras enfermedades autoinmunes.
En cualquier caso, la lactancia suma un nuevo beneficio, y si tu hijo tiene celiaquía, lo mejor es que lo trate un especialista en este tipo de enfermedades.
lunes, 14 de mayo de 2012
Cómo proteger la piel de los niños del sol
El sol es un tema complicado para algunos padres. Es beneficioso y necesario que los niños se expongan al sol porque estimula la síntesis de vitamina D, favorece la circulación sanguínea y actúa en el tratamiento de algunos problemas de la piel.
Pero es importante saber dónde está el limite, la piel de los niños es más delicada que la de un adulto y una sobreexposición puede ocasionarles problemas de salud y patologías en la piel. La protección solar en niños es clave cada verano.
Cómo proteger la piel de los niños
Debemos aplicarle protector solar no sólo cuando vayamos a la playa. Una protección de SPF 15 es siempre bienvenida para una piel infantil. Los expertos aseguran que aplicar protector habitualmente puede llegar a reducir hasta un 78% el riesgo de padecer un cáncer de piel.
El nivel de protección varía dependiendo de las características personales de cada niño. Si su piel es muy pálida, no dudes es aumentar la protección.
Hay horas en las que la exposición al sol debe ser evitada, incluso para los adultos. La horas críticas van desde las 12 del mediodía a la 17 de la tarde.
Los fotoprotectores se han de aplicar unos 30 minutos antes de salir de casa y aunque sean resistente al agua, renovarlos cada dos horas aproximadamente.
Por supuesto, no olvides el resto de precauciones como sombreritos, gorras y gafas de sol.
Tras una jornada de sol, aplicamos cremas calmantes igual que lo haríamos con la piel adulta.
Cambiar la posición de parto con epidural evita lesiones y episiotomías
Ya se sabía que dejar que la mujer adopte la postura de su conveniencia durante el parto mejora las cosas: el proceso se acelera y se evitan lesiones como desgarros y daños en el suelo pélvico.
Pero en algunas maternidades, al colocar a la mujer anestesia epidural en el parto se la imposibilitaba de moverse. Un nuevo estudio español publicado en International Urogynecology Journal determinó que dejar que la mujer adopte distintas posiciones aún con el uso de epidural, previene lesiones como desgarros, daños a los tejidos y evita tener que recurrir a episiotomía.
Este modelo alternativo propone que la madre adopte distintas posturas tras la dilatación completa, ayudando así a que la cabeza del bebé baje hasta casi salir. Es que protocolarmente, la mujer que recibe anestesia pare en posición tradicional, tumbada con los pies en los estribos de la camilla. En este modelo, la posición de las mujeres variaba entre sentada, a cuatro apoyos o cuadrupedia, cuclillas en suspensión y de rodillas, de acuerdo a su comodidad.
Ya para el alumbramiento la posición que se adoptó fue con la madre de lado, con la columna y pelvis en posición neutra y la pierna de arriba con rotación interna, debido a que de esa manera la musculatura abdominal se ve favorecida para empujar. El uso de epidural ayuda a controlar el parto para evitar daños a los tejidos, ya que al atenuar la sensación de dolor y presión, la madre puede controlar mejor la fuerza y los pujos.
Este nuevo modelo de parto tuvo menor incidencia de incontinencia urinaria tras cuatro meses de dar a luz, y además tuvo menos episiotomías: un 21 por ciento frente al 51 del parto tradicional.
Asimismo, es un modelo relativamente fácil de implementar ya que los paritorios no requieren de instrumentales o equipamientos distintos a los que ya tienen.
Cuando la madre se mueve durante este proceso, se agiliza la dilatación completa y la expulsión. Tras estudiar los casos de 195 mujeres, se observó que el daño perineal y de suelo pélvico fue hasta un 28 % menor entre las gestantes que optaron por el modelo alternativo, a diferencia de quienes eligieron el modelo tradicional.
Depresión postparto: qué es y cómo reconocerla
Tanto el embarazo como el período después del parto son momentos de gran vulnerabilidad para la mujer. Durante este tiempo, no sólo aparecen sentimientos de alegría y gozo, sino que también pueden presentarse sentimientos de ansiedad y síndromes depresivos. De hecho, según los estudios, entre un 10 y un 25% de las mujeres presentan sintomatología depresiva tras dar a luz. Ahora bien, ¿todas las mujeres sufren los mismos síntomas y con la misma intensidad?
Muchas mujeres acuden a consulta asustadas y preocupadas porque, tras la maternidad, no experimentan lo que se supone que una madre tiene que experimentar tras el nacimiento de un hijo. Muy por el contrario se sienten tristes, irritables, ansiosas, melancólicas… ¿Es esto normal? ¿Qué está pasando? ¿No quiero a mi hijo? ¿Soy una mala madre? ¿Cómo puedo sentir esto cuando tengo un hijo tan sano y tan precioso? Son algunas de las preguntas se hacen.
En el mejor de los casos las madres son capaces de expresar lo que sienten: ”Esto es demasiado” “Me desborda”, “No sé si voy a ser capaz”, “¿Por qué me ocurre esto?”, pero, por mi experiencia como psicóloga, no todas se atreven a expresar sus sentimientos, por miedo a ser juzgada por sentirse mal ya en el que debería ser el momento más feliz de su vida o, lo que es peor, teme que en el momento en que exprese sentir cierta tristeza o desesperación se la acuse de estar sufriendo la denominada depresión postparto y se la mande corriendo al médico o al psicólogo.
¿Qué es lo que me está pasando?
Se ha hablado tanto de la depresión postparto que se ha llegado a banalizar el término y se utiliza para bautizar cualquier situación donde una reciente madre no experimente únicamente el goce de la maternidad y se sienta triste o angustiada.
El uso incorrecto por parte de la sociedad de este término, unido a las implicaciones negativas que conlleva, ha provocado que muchas mujeres no se atrevan a decir cómo se sienten.
Socialmente se puede aceptar que tras dar a luz una mujer se sienta cansada, e incluso a veces temerosa por no saber hacer algo, pero ¿tristes? Eso es imposible y si a una mujer se le ocurre decirlo inmediatamente queda bajo sospecha de estar sufriendo una depresión potparto algo que, además, no se entiende. Parece que una madre, por el simple hecho de haber dado a luz a su hijo, no tiene derecho a sentirse triste o irritable, porque “es el momento más maravilloso de su vida”.
Pues bien, no sólo es normal, sino que más del 50% de las recientes madres experimentan sentimientos de malestar, tristeza, irritabilidad, melancolía o ansiedad en los 2-4 días después de dar a luz. Es tan normal que este período fue bautizado en los años 50 con el término de “maternity blues” o “babyblues” y está recogido en los manuales de Psicología.
Pero, también es cierto que este estado desaparece espontáneamente y sin secuelas en un plazo máximo de diez a quince días, sin apenas repercutir en el quehacer diario de la madre. No es ni más ni menos que el resultado de afrontar una nueva situación, con una gran carga emocional y en un momento en el que el cuerpo está sufriendo alteraciones hormonales y donde el sueño se ve interrumpido todas las noches en varias ocasiones.
La verdadera depresión postparto
Entonces, ¿esto no significa que la mujer está deprimida? ¿Qué es entonces la famosa depresión postparto? ¿Cómo reconocerla?
Muchos de los síntomas que aparecen en la depresión postparto (también llamada depresión puerperal) pueden pasar desapercibidos, al ser considerados como normales tras dar a luz. Este es el caso del insomnio, el cansancio y la falta de apetito o de energía. Del mismo modo, la aparición de estos síntomas pueden llevar a los familiares o amigos a pensar erróneamente que una mujer está deprimida.
Por este motivo y para diferenciar la depresión postparto del período denominado “babyblues”, es preciso prestar atención a otros síntomas que puedan sernos más útiles. Los más frecuentes son la aparición de crisis de angustia o llanto espontáneo, pensamientos y sentimientos de inutilidad, infravaloración o culpa y la pérdida de interés en casi todas las actividades, incluidas las relacionadas con su hijo.
Además, cuando estamos deprimidos, es frecuente que nos cueste concentrarnos y tengamos dificultad para pensar y tomar decisiones. Y un síntoma claro de que la mujer pueda estar sufriendo una depresión postparto es la aparición recurrente de pensamientos sobre muerte o suicidio.
Qué hacer si crees tener depresión postparto
Si todo esto te ocurre a tí o a algún ser querido durante las cuatro primeras semanas después del parto (o incluso pasado este período) y, sobre todo, interfiere de manera significativa en vuestra vida, entonces sí es el momento de acudir a vuestro médico o psicólogo para que evalúe la situación y os indique el tratamiento más adecuado para hacerle frente. Es importante recordar que un correcto diagnóstico es fundamental para poder iniciar el mejor tratamiento en cada caso.
En posteriores publicaciones abordaremos todos los temas de interés relacionados con la depresión postparto: qué puede propiciarla y qué podemos hacer para prevenirla, cómo y a quién pedir ayuda, así como los tratamientos disponibles hoy en día, entre otras cosas.
martes, 8 de mayo de 2012
Peleas entre hermanos: solución en 5 pasos
Las peleas entre hermanos son tan normales que los estudios sobre este tema revelan que por término medio se pelean unas cinco veces al día, y que la tercera parte del tiempo que pasan juntos están peleándose. El psicólogo Luciano Montero nos propone un sistema en cinco pasos para dirimir las disputas entre hermanos.
Un primer consejo es no hacer comparaciones entre hermanos. También funciona un método consistente en que, cuando haya una pelea entre los hermanos, los padres les tranquilicen y les animen a que, con la mayor calma posible, cada uno exponga sus motivos.
Hay que enseñar a cada uno a tener en cuenta los sentimientos del otro y los efectos de su comportamiento sobre él.
Después hay que animarles a exponer sus propias sugerencias para solucionar el problema. Hay que escuchar con paciencia y tener en cuenta todas sus ideas, tratando de buscar una solución lo más satisfactoria posible para ambos.
Solo si ellos no generan ideas propondremos las nuestras, pero hay que animarles a exponer las suyas. Se trata de que asimilen que siempre hay una solución posible, satisfactoria para ambas partes, aunque también ambos deban ceder un poco, y que ellos pueden aprender a buscar la solución.
Solución para las discusiones entre hermanos en cinco pasos.
1. Cada niño expone su punto de vista.
2. Para asegurarse de que el otro lo entiende, lo repite con sus propias palabras (si es muy pequeño le ayudamos un poco).
3. Ambos niños repasan y sopesan las posibles soluciones (también les podemos ayudar).
4. Eligen un desenlace que satisfaga a ambos.
5. Planean cómo ponerlo en marcha. Todo con nuestra ayuda, pero sin sustituirlos.
No es muy complicado, todos los padres pueden probarlo. Los resultados no se verán de la noche a la mañana, pero se terminan viendo.
El embarazo podría mejorar los síntomas de artritis hasta en un 90 por ciento
No todo es malestar a lo largo del embarazo. Muchas mujeres que padecen artritis previamente a concebir, logran disfrutar de una importante reducción de los síntomas en esta etapa.
La artritis reumatoide es una enfermedad que afecta a las articulaciones, y produce dolores crónicos en los pacientes. El embarazo parece atenuar naturalmente los síntomas, prescindiendo de fármacos analgésicos y otros.
Así, los cambios hormonales del embarazo favorecen un alivio de la inflamación y dolores articulares. No obstante, las pacientes con esta patología que busquen tener un bebé deberían planificar su embarazo.
Es que si bien no está contraindicado el embarazo con artritis reumatoide, lo cierto es que constituye un factor de riesgo que tiene por consecuencias, entre otras cosas, mayor tasa de parto prematuro. Por ello, se les recomienda a estas mujeres no tener más de dos hijos y planificar los embarazos.
La idea es llegar a la gestación sin síntomas, pero también evitando los medicamentos habituales de estas mujeres, que pueden tener efectos teratogénicos (afectan la formación fetal).
Consultando previamente con el médico es posible llegar a una buena planificación del embarazo, y así llevarlo adelante con salud a pesar de la enfermedad de base, y disfrutando – por cierto – de la mejoría en los síntomas.