-
-
-
Mostrando entradas con la etiqueta FAMILIA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta FAMILIA. Mostrar todas las entradas

sábado, 25 de mayo de 2013

Fumadores pasivos en la infancia, ¿más agresivos?

El humo “de segunda mano” es aquel que los no fumadores respiran cuando se exponen en un ambiente con humo provocado por el tabaco, cuando fuman a su lado o entran en un lugar en el que se ha fumado. Un estudio reciente señala que los fumadores pasivos en la infancia tienen más posibilidades de ser agresivos.

Independientemente de si han sido expuestos al tabaco durante el embarazo o sus padres tienen una historia de ser antisociales, los niños expuestos al humo tienen más probabilidades de crecer físicamente agresivos y antisociales.

Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores canadienses y publicado en “Journal of Epidemiology and Community Health”, que señala que el 40% de los niños de todo el mundo están expuestos al humo no inhalado directamente. Como el cerebro del niño en la primera infancia está en desarrollo, ese humo es peligroso.

En la investigación se analizaron datos de 2.055 niños desde su nacimiento hasta los diez años de edad, incluyendo informes de los padres sobre la exposición al humo de segunda mano y de los maestros y los propios niños sobre su comportamiento en clase.

Los niños que estuvieron expuestos al humo de segunda mano, aunque fuera temporalmente, tenían muchas más probabilidades de presentarse más agresivos. Así lo señalan las conclusiones del estudio:

En comparación con sus pares no expuestos, los niños expuestos al humo de segunda mano en la infancia, continuamente y de forma intermitente, mostraron una mayor propensión a la agresión física y el comportamiento antisocial a finales del cuarto grado.

Y aunque no se puede determinar ninguna relación causal directa (¿existe en los hogares de padres que fuman junto a sus hijos más propensión a comportamientos violentos?), la correlación estadística sugiere que la exposición a humo de segunda mano prevé un comportamiento desviado en la infancia tardía.

Ya se sabe que los bebés expuestos al humo tienen mayor riesgo de infecciones y además en la orina de los niños que conviven con fumadores se ha observado altos niveles de agentes cancerígenos en la orina.

Si el humo “de tercera mano” ya es nocivo para la salud, qué será de ese humo respirado. Los riesgos del tabaquismo pasivo para los niños son múltiples.

Por ello hay que procurar que en el hogar con bebés y niños no se fume, ya que la exposición pasiva al humo es causa de enfermedades y puede afectar al desarrollo neurológico. Los lugares cerrados que han estado expuestos al humo y aquellos en los que hay fumadores no son ambientes apropiados ni sanos para los niños, incluso aun cuando esta relación entre los fumadores pasivos y la agresividad no sea demostrada por completo.

martes, 21 de mayo de 2013

Niños celíacos

Si crees que tu niño es celíaco seguro ya has consultado al pediatra,comentamos aspectos que te preocupan por eso hoy tratamos del niño celíaco.

La enfermedad celíaca es una enfermedad intestinal, que tiene que ver con una intolerancia permanente a una proteína. Esta proteína se llama “la gliadina” y está en muchos cereales llamados cereales con gluten como el trigo, la avena, el centeno, la cebada.

Si una persona tienen predisposición genética al entrar en contacto con esta proteína a través de los alimentos le puede provocar una reacción en el intestino delgado. Con el contacto con la gliadina la mucosa del intestino delgado se lesiona y atrofia. La lesión dificulta que se absorban de forma normal los nutrientes de los alimentos, como los hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, minerales etc.

¿Como se diagnostica la enfermedad celíaca?

A través de una biopsia intestinal de la región duodeno-yeyuna

Se recomienda no retirar el gluten de la dieta antes de esta primera biobsia para que se pueda valorar mejor los resultados obtenidos. Generalmente después puedan recomendarse otras dos biopsias hasta lograr un diagnostico cierto. En la segunda biopsia si se recomendará retirar los alimentos con gluten durante un periodo de alrededor 24 meses.

De esta forma el profesional podrá valorar si ha habido un cambio positivo en la normalización de las vellosidades intestinales. Una vez se haya constatado esta mejoría en la segunda biopsia, se recomienda introducir el gluten de nuevo en la dieta y posteriormente realizar la tercera biopsia que mostraría si ha habido un nuevo brote de lesión intestinal. Así quedaría diagnosticada la enfermedad celíaca.

Tratamiento

Se ha de adoptar una dieta de por vida sin gluten, ya que esta proteína producen lesiones a corto , medio y largo plazo a quien sufre enfermedad celíaca. Afortunadamente cada vez más en el mercado surgen alimentos sin gluten (en la etiqueta ha de venir especificado que es un alimento sin gluten apto para personas celiacas, ante la duda no lo consuma), que pueden hacer más llevadera y variada la dieta de una persona con enfermedad celíaca.

La página web de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) es una excelente herramienta para estar conectado a otras personas o familias que tienen a alguien con enfermedad celíaca.

Estas web realizan una importante labor informativa y social : www.celiacos.org

10 dudas sobre la higiene del bebé

¿Cuántos baños, cremas y lavados necesita tu bebé y qué está de más? Diez preguntas frecuentes acerca de la higiene del recién nacido y recomendaciones para unos cuidados óptimos.

¿Qué se necesita para el baño del bebé?

Cuanto más sencillo, mejor. En realidad, el agua sin más es lo mejor. La piel de un bebé sano no necesita productos adicionales: se le puede bañar solo con agua o, si utilizamos gel, hay que elegir uno con pH neutro específico para bebés. Si el recién nacido tiene la piel muy seca, se pueden añadir dos o tres gotas de aceite de germen de trigo al agua. También existen aceites de baño especiales. Necesitarás una esponja natural, que hay que cambiar a menudo para evitar hongos y gérmenes.

Es muy importante que todos los productos sean específicos para bebés.

¿Es necesario bañarle todos los días?

No, porque los bebés no se ensucian. El baño tiene un componente importante de juego y de relación del niño con papá y mamá, pero no es necesario bañarle a diario.

¿Cómo se cura un culito escocido?

Más vale prevenir la dermatitis del pañal que tener que curarla después. Cambiar los pañales a menudo y limpiar bien el culito con agua abundante previene las escoceduras. Si estás fuera de casa, las toallitas húmedas son bastante prácticas. Conviene tomar una serie de medidas preventivas ante el menor signo de enrojecimiento: utilizar una crema protectora, dejarle con el culito al aire durante algunos ratos, cambiar los pañales muy a menudo y no permitir que la zona permanezca húmeda. También es importante secar completamente al bebé después del baño.

¿Cuánto tiempo debe durar el baño?

La piel del bebé solo tiene una quinta parte del grosor de la piel de un adulto, por lo tanto es muy sensible. El baño no debe durar más de diez minutos hasta que cumpla el año. La temperatura del agua no debe superar los 36 grados y no es necesario bañarle más que una o dos veces por semana. Los niños mayores de un año pueden quedarse más tiempo en el agua.

¿Qué puedo hacer contra la costra láctea?

La gruesa capa pegajosa de caspa que se forma en la cabeza de muchos bebés no es muy estética pero tampoco motivo para preocuparse. Es completamente inofensiva y solo permanece hasta que las glándulas sebáceas funcionan correctamente. Para eliminarla es bueno masajear el cuero cabelludo del recién nacido con un cepillo de cerdas muy blandas.

Cuando aparece, un poco de aceite infantil extendido sobre el cabello con un suave masaje todas las noches permitirá ablandar y suavizar las escamas. Poco a poco, irán cayendo en los lavados. Si la costra persiste, conviene consultar al pediatra, que recomendará un producto específico.

¿Porqué tiene espinillas mi bebé?

Las espinillas se producen debido a las hormonas maternas que aún están en el organismo del recién nacido. Durante el embarazo, las hormonas de la madre se transmiten al feto y tras el parto comienzan a eliminarse paulatinamente. Hasta que este proceso no termina, pueden aparecer una y otra vez nuevas espinillas. No se deben estrujar y lo único que hay que hacer es esperar hasta que desaparecen por sí solas.

¿Cómo cuido el pelo del recién nacido?

Los bebés no necesitan champú. Su pelo es tan fino que al bañarlo queda limpio y bien cuidado. Solo cuando el pelo empieza a crecer con más abundancia conviene comprar un champú especial para niños.

¿Cuál es la temperatura ideal para el cuarto del baño?

Es importante que el lugar en el que bañas al bebé esté calentito, al menos a 25 grados. Si pones cerca del cambiador una fuente de calor ten cuidado, porque con el calor los bebés a veces se relajan tanto que empiezan a hacer pis y se puede manchar.

¿Cómo le corto las uñas?

Lo ideal es esperar una semana antes de hacer la primera manicura, aunque si al niño le han crecido mucho las uñas antes de nacer y se araña mucho, se las podemos cortar ya desde el primer día. Hay que utilizar tijeras especiales para bebés, pequeñitas y con las puntas redondeadas. Conviene hacerlo cuando el peque esté tranquilo (sin hambre, sueño o gases). Un buen momento es a continuación del baño, porque las uñas están más blandas. Cuando el niño es muy nervioso, lo mejor es esperar a que se quede dormido.

¿Cómo cuido los oídos y los ojos?

- En principio, los ojos no necesitan cuidados especiales. Es suficiente con pasar cuidadosamente por los párpados un trocito de algodón o una gasa empapados en agua (sin jabón), sin friccionar.
- Después se seca el ojo con un gasita, dando pequeños toques. Se deben usar gasas y algodones diferentes para cada ojo.
- En cuanto a las orejas, hay que limpiar solo lo que se ve. Con una gasa humedecida en agua se lava la parte externa de las orejas por delante y por detrás. Después seca muy bien.
- La cera que asoma al exterior se puede arrastrar con una gasa seca enrollada. No se debe introducir nada en el oído: lo único que haríamos es empujar la suciedad hacia el interior. Además, podríamos dañar el conducto auditivo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Elegir bien los zapatos del niño

Desde que los pequeños empiezan a caminar solos, el calzado se convierte en un elemento importante que influye en su desarrollo físico.

Son bonitos, divertidos, de colores llamativos, llenos de flores o con dibujos de sus personajes preferidos... y, cuando se convierten en sus favoritos, los niños no se los quieren quitar.

Lo ideal sería que los niños pudieran deambular descalzos. Como eso es imposible, los zapatos infantiles brindan la protección y seguridad necesaria y evitan que los pequeños se hagan daño. Descubre cómo deben ser y qué errores no debes cometer cuando compres un par de zapatos a tu hijo.


Cómo deben ser los zapatos de niño

- Escógelos de piel y tela para favorecer la transpiración del pie del niño.
- Asegúrate de que la suela sea ligera, flexible y antideslizante. Así evitarás caídas innecesarias a tu hijo.
- El calzado debe tener poco tacón para facilitar el juego de la articulación.
- La planta del zapato tiene que ser ancha y de forma redonda o cuadrada. No compres para un niño zapatos acabados en punta que puedan oprimir el empeine.
- Han de tener una sujeción bastante firme en el empeine con cordones, hebillas o velcro.
- Intenta que el calzado sea poco escotado para que cuando el pequeño esté jugando no se le salga con facilidad.

Errores frecuentes al elegir el calzado infantil

- Elegirlos demasiado grandes. A veces compramos zapatos de un número mayor del que necesita el niño para que le duren más tiempo. Al pequeño le resulta muy difícil caminar con un zapato que le baila en el pie o que se le sale constantemente: le obliga a adoptar posturas que a la larga son perjudiciales y puede provocarle caídas.
- Ponerle botas para que le sujeten el tobillo. Si el calzado no permite la libre movilidad del tobillo, está perjudicando su desarrollo. Las botitas deben utilizarse solo para proteger del frío y la humedad.
- Abusar de las deportivas. Conviene que los niños las usen con moderación porque la mayoría están fabricadas de plástico, lo que favorece la sudoración excesiva, que puede provocar irritaciones en los pies e incluso hongos. Es mejor elegirlas de piel o de lona, que son más transpirables o, al menos, evitar que las lleven mucho tiempo.
- Heredar. Es muy frecuente que los pequeños hereden zapatos de sus hermanos mayores o de otros niños de la familia. Sin embargo, es una práctica poco recomendable, ya que los pies son siempre anatómicamente diferentes y cada niño tiene una forma distinta y particular de caminar. Unos zapatos usados siempre llevan la huella de su anterior dueño, pueden estar deformados o viciados, y es probable que al caminar le rocen o no le resulten cómodos. Por eso, salvo que estén completamente nuevos, es mejor no usarlos.

Los niños pequeños saben compartir, pero no quieren hacerlo‏

El mundo infantil perfecto desde el punto de vista de los padres es aquel en que los niños juegan unos con otros dejándose sus cosas sin rechistar y jugando sin discusiones. La realidad en cambio suele ser muy diferente porque aunque haya muchos juguetes disponibles suele suceder que el juguete que quiere un niño es el que otro niño tiene en las manos, con el consiguiente intento de robo o robo y el inevitable enfado de la víctima.

Sucede y los padres debemos interceder, a veces con más acierto y a veces con menos, tratando de enseñarles algo que los niños ya saben, que hay que aprender a compartir. Digo que ya saben, no porque lo hagan, sino porque los niños pequeños saben hacerlo, aunque prefieren no hacerlo, tal y como explica una investigación.

Pero, ¿de verdad tienen que compartir?

Antes de entrar a hablar de la mencionada investigación quiero recordar mi parecer en lo que a compartir las cosas de cada uno se refiere. Si estamos hablando de juguetes que son de un niño, que le pertenecen, y aunque lo habitual es enseñarle a compartirlos, el que debe tener la última palabra es el niño. Si no quiere dejarlos no se dejan, y si un niño se los quita y él llora o se incomoda, debemos recuperarlo. Un niño no aprende nada positivo porque le digamos que no vamos a defender su juguete, sino que aprende a tolerar el que se lo quite otro niño, ni que sea para un rato.

No aprende nada positivo porque a medida que crezca no será ese el comportamiento habitual de nadie… ni los niños vendrán a quitarle sus cosas sin permiso, ni él se las dejará a alguien que no conozca. ¿Qué sentido tiene enseñarle a dejar cosas que no quiere dejar a desconocidos? Incluso si son conocidos, de igual modo que de mayor decidirá él sobre sus cosas, de pequeño debe poder hacerlo.

Hablemos de bienes comunes

Sin embargo, no estamos hablando de prestar algo, sino de compartir, del principio de justicia y equidad, de hacer lo que es lógico, y una investigación realizada en la Universidad de Harvard ha mostrado que los niños de tres y cuatro años ya saben ser justos y ecuánimes, saben repartir de manera equilibrada. Ahora bien, en el momento de la verdad, demuestran que prefieren no hacerlo.

Para hacer la investigación cogieron una muestra de niños de entre tres y ocho años y les preguntaron sobre cómo podrían repartir con unos niños unos adhesivos que les habían dado. En total les dieron cuatro adhesivos a cada uno y la pregunta que les hicieron es cuántos le darían a otro niño de su misma edad que no tiene ninguno.

Los niños más pequeños, los de tres y cuatro años, respondían que debían entregar dos adhesivos al otro niño, es decir, le darían dos y ellos se quedarían con otros dos. Sin embargo, cuando el niño en cuestión aparecía en escena pidiendo sus dos adhesivos el niño que los tenía todos decidía cambiar de estrategia y en vez de darle dos entregaban solo uno, quedándose con los tres restantes. Los niños de siete y ocho años, lógicamente, compartían las pegatinas de manera justa.

Cuando les preguntaban el por qué de su decisión, los mayores decían que porque eso era lo que tenían que hacer, lo justo. Los pequeños, en cambio, explicaban que habían sentido la necesidad de hacerlo así, es decir, que seguían el impulso de satisfacer sus propias necesidades.

Conclusiones de la investigación

Los investigadores concluyeron que, contrariamente a lo que se creía, los niños pequeños sí conocen algunas normas sociales y saben cómo repartir las cosas para que el resultado final sea justo. Pero al ver que luego hacían lo que les daba la gana en beneficio propio, se dieron cuenta de que la edad para llevarlas a cabo puede ser más elevada.

Los niños pequeños no piensan en el posible conflicto derivado de quedarse con alguna pegatina de más y los impulsos parecen llevarles a optar por un reparto desigual. Al crecer, en cambio, son más conscientes de las posibles consecuencias, son más racionales (y menos impulsivos) y son capaces de aceptar que los demás merecen tener lo mismo que ellos cuando se habla de un reparto que debe ser equitativo.

Así que cuando estéis explicando a vuestro hijo pequeño que algo que es para todos debe serlo realmente, debéis saber que lo entiende, que lo sabe, pero que de momento, y por si acaso, prefiere ser injusto en beneficio propio.

viernes, 10 de mayo de 2013

Consigue que tu bebé se duerma

¿Cuál es el mejor ambiente para que duerma un bebé? ¿Hay que ayudarlo? ¿Qué podemos hacer los padres? Aquí tienes las posturas más eficaces para que tu hijo concilie el sueño sin problemas.

“Lo peor son las noches”. Esta es la primera advertencia que un padre veterano hace a uno primerizo. Es un aviso amplio que, más que a largas noches sin dormir, suele hacer referencia a la dificultad de muchos bebés para conciliar el sueño.

Hasta los seis meses

Aunque hay muchas corrientes (y muy diferentes) que hacen referencia al sueño del bebé, todas coinciden en que al menos hasta los seis meses el bebé ha de ser sostenido y acompañado si no se puede dormir. No se le deja llorar nunca. Es un margen que reconocen hasta las teorías que abogan por “enseñar” al bebé a dormir solo, es decir, que hasta los seis meses todos los expertos están de acuerdo en que debemos acompañarlo, haciendo lo que necesite para llegar al sueño. No se va a “acostumbrar”, simplemente lo necesita.

A partir de los seis meses

Algunas teorías extendidas abogan por enseñarle o ayudarlo a dormir solo. Sin embargo, cada vez más especialistas alertan sobre los peligros que pueden entrañar estas prácticas y defienden que no existe tal límite temporal. Apuestan por acompañar a nuestro bebé mientras nos necesite y aseguran que, cuando alcance la madurez necesaria empezará a dormirse solo. La elección, como todas las relacionadas con la crianza, es personal.

¿Por qué necesitan movimiento?

Imaginemos que, desde siempre, dormimos completamente envueltos, encogidos y bien sostenidos, mecidos por suaves olas, con el sonido del mar de fondo. Y un día tenemos que dormir en tierra firme. Con el cuerpo extendido. No hay movimiento, no hay sonido. No podemos conciliar el sueño, tan quietos y estirados como estamos, sin nada que nos comprima y calme. Resulta que lo “normal” para el bebé es el movimiento, no la quietud. Es su experiencia de toda la vida.

¡Ojos sanos! Cómo cuidar la vista de los niños

Aunque el niño no tenga ningún problema visual, hemos de preocuparnos por el buen cuidado de sus ojos para que esto siga así. Cuidar la vista de los niños es importante, y lo podemos hacer siguiendo unas sencillas prácticas.

Hay que procurar evitar que los niños pasen mucho tiempo frente al televisor u otras pantallas. Cuando estén viendo la tele o jugando a los videojuegos, es bueno hacer descansos para que los niños fijen la vista en otros sitios, en puntos más alejados. De este modo evitamos el estrés visual, también cuando aprenden a leer por ejemplo.

Además, aprovechamos para recordar que estar todo el día pegado a las pantallas no es bueno para otros muchos aspectos, así que hay que alternar actividades diferentes. Lo agradecerán la mente y la vista de los niños.

Para el sol es bueno que protejan sus ojos con unas gafas, especialmente si salimos de paseo, excursión o vamos a la playa. Pero no cualquier modelo, porque las lentes que no están homologadas podrían dañar los ojos más que protegerlos.

No es necesario que sean gafas de marca, pero sí que nos den la garantía de que los cristales y la protección que ofrecen son los adecuados para no dañar los ojos. El índice de protección 3 (fuerte) es el recomendado para niños, ya que absorbe gran parte de luz con sus lentes oscuras. Las monturas de plástico, más cómodas y económicas.

Recordemos, las gafas de sol para niños previenen enfermedades oculares. Y es que hasta que llegan a la adolescencia el ojo no ha acabado de desarrollarse por completo y el cristalino de un niño no protege la retina de los daños de la luz ultravioleta. Esta, a la larga puede causar problemas como cataratas, degeneración macular… Es importante prevenir.

Un hábito perjudicial que deben evitar es el de tocarse o restregarse los ojos con las manos sucias, por lo que habremos de enseñar a los niños a evitar ese gesto y a lavarse las manos con frecuencia y siguiendo la técnica adecuada.

También podemos “enseñar a mirar” a nuestros hijos, jugando a ver de lejos, otear en el horizonte, mirar a media distancia y de cerca, para que el ojo esté habituado a todas las distancias. Se trata de los ejercicios de acomodación de la vista que nos servirán para hacer que el ojo pueda ajustar la vista a cualquier tipo de distancia.

Otros ejercicios para fortalecer los ojos que podemos realizar a modo de juego con nuestros hijos son girarlos sin mover la cabeza, guiñarlos alternativamente, taparse un ojo y luego el otro para ver si ven igual de bien algún objeto…

Por supuesto hemos de cuidar de que en casa haya la luz necesaria (para dibujar, ver la tele o simplemente comer) y no tengamos que forzar la vista ni la luz provenga de un solo punto muy focalizado. Esto es especialmente importante cuando los niños aprenden a leer, ven cuentos, dibujan…

Los niños también visitan al oculista

Por último, hay que recordar la conveniencia de realizar las visitas oportunas al oftalmólogo, si detectamos algún problema o en las consultas rutinarias. Las revisiones periódicas detectan y previenen problemas visuales. El pediatra en las sucesivas revisiones también ha de comprobar que el niño ve bien.

Signos que nos indican que puede haber algún problema en los ojos de los niños son:
  • Se acerca demasiado a la televisión o para dibujar, escribir…
  • Tropieza con frecuencia.
  • Tuerce o desvía un ojo o ambos.
  • Tiene visión borrosa.
  • Guiña los ojos para ver mejor.
  • Se restriega los ojos con frecuencia.
  • Ojos enrojecidos o con lagrimeo continuo, secreciones excesivas (podrían ser signo de conjuntivitis u otros problemas)…
  • Dolores de cabeza frecuentes.
  • Sensibilidad excesiva hacia la luz.
En caso de que detectemos claramente alguna de estas anomalías visuales es importante contar con el asesoramiento del especialista en de la salud visual de los niños para encontrar la mejor solución a los trastornos.

Siguiendo estos consejos los niños cuidarán su vista, esperemos que por mucho tiempo. Es importante que adquieran hábitos saludables en este sentido desde pequeños. Por supuesto, son indicaciones que también nos vienen bien a los mayores, que a veces se nos olvida preocuparnos de nuestra salud visual.

sábado, 4 de mayo de 2013

Video: ¿Cómo tose tu niño? Reconoce los tipos de tos



Os dejo este vídeo tan interesante del Doctor José Casas Rivero, pediatra del Hospital La Paz, sobre uno de los síntomas que más nos preocupan de nuestros peques: la tos.

Al reconocer los distintos tipos de tos podrás identificar cómo tose tu niño y podrás ayudar a tu médico a valorar el cuadro.

El doctor explica de forma sencilla cómo es la tos productiva, que se presenta de forma húmeda típica de los catarros, la tos de perro a veces muy aparatosa, la tos seca o irritativa en dificultades respiratorias como el asma, y para terminar, la tos como un tic en procesos de cambio conductal y psicológico.

En ocasiones puede ser muy desconcertante, sobre todo por las noches cuando suelen dar los ataques de tos. Por eso, es importante saber qué debemos hacer para aliviarla y cuándo ir al pediatra si el niño tiene tos.

domingo, 28 de abril de 2013

Maltrato infantil. ¿Estás seguro de que a tu hijo no le pasa?

Los datos presentados en el día #contraelmaltratoinfantil son demoledores: el año pasado la violencia contra los menores se incrementó un 13,6%... y sólo estamos hablando del maltrato visible, de aquel que llegó a ser denunciado a la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo).

Los casos de maltrato infantil atendidos el año pasado por la Fundación ANAR aumentaron un 13,6%, con respecto a los de 2011. En especial, las denuncias por violencia escolar se incrementaron en más de 15 puntos. En un 18,4% de los casos, el maltratador es un propio compañero del colegio. Pero… ¿cómo saber que esto está sucediendo?

El famoso bullying puede pasar desapercibido a los padres. No es simplemente “cosa de niños”, que deban solucionar entre ellos solos. La víctima puede sufrir ansiedad, fobia escolar, depresión y su autoestima quedar marcada de por vida. El pasado 11 de abril una menor se quitó la vida en Gijón y la familia ha denunciado al centro escolar donde asistía por el “hostigamiento” que sufrió y le llevó –según afirman- a quitarse la vida.

Según ha declarado Javier Urra, quien fuera el primer defensor del Menor en España, a El Comercio, el acoso escolar afecta al 3% de los niños. Los padres son los últimos en darse cuenta. Como afirma Urra, el acoso escolar más frecuente es el emocional y, en estos casos, las redes sociales han amplificado los problemas.

¿Qué es acoso escolar?

Peleas, insultos, asuntos de patio de colegio… ¿cuándo dejan de ser cosas de niños y convertirse en bulling? Según UNICEF, “un estudiante sufre acoso escolar cuando otro estudiante o grupo de estudiantes le dice y hace cosas malas o desagradables. También es acoso escolar cuando un alumno es repetidamente objeto de burla de una forma que no le gusta o si se le margina deliberadamente. Pero no es acoso escolar cuando dos alumnos con una fuerza o energía similares pelean o discuten. Tampoco es acoso escolar si la burla se realiza de una forma amistosa o como parte del juego”.

Nunca hay que minimizar el problema ni echar la culpa a la víctima.

Algunas posibles señales de bulling

• Niños que no quieren ir al colegio.
• Niños que no quieren ir a actividades extraescolares ni tienen vida social fuera del horario lectivo.
• Niños temerosos o tristes o de humor cambiante.
• Niños que vuelven a casa con golpes o la ropa rota.

La primavera a los niños altera

Puede que ultimamente notéis a vuestros hijos más quejosos, llorones, irritables, tal vez de mal humor, tristes o más cansados de los habitual. La culpa es del cambio de estación. Si no lo sabíais, la primavera a los niños altera.

Al igual que nos sucede a los adultos, los niños pueden sufrir en esta época del año un cuadro de decaimiento generalizado, un trastorno del mecanismo fisiológico que tiene nombre y apellido: cansancio primavera o astenia primaveral.

El agotamiento se debe en gran medida a que los días son más largos y suelen desarrollar una mayor actividad física que durante el invierno. Es normal que caigan rendidos más temprano de lo habitual y les cueste levantarse al día siguiente.

Es un trastorno pasajero, ya que en una o dos semanas, ya que es el tiempo que el organismo necesita hasta acostumbrarse al nuevo ritmo.

Hay niños que por el contrario se muestran más activos y alterados de lo normal, como si estuvieran “pasados de rosca”, pero en el fondo esto también es producto del cansancio provocado por el cambio de estación. Como sucede cuando los niños están cansados pero no se pueden dormir y se pasan de vuelta, pues igual.

¿Cómo podemos ayudarles a superar el cansancio primaveral? La alimentación basada en alimentos energéticos será una aliada para que nuestros peques recuperen la vitalidad. Priorizad las frutas, los hidratos de carbono, los cereales y los lácteos, especilamente la leche.

Por supuesto, descansar todo lo necesario y aprovechando el buen tiempo, practicar ejercicio de forma cotidiana.

lunes, 22 de abril de 2013

El sonajero del bebé, un juguete necesario

Dice el diccionario que “el sonajero es un juguete con sonajas o cascabeles, que sirve para entretener al bebé”. Nosotros añadimos, ¿solo para entretener? Con este juguete nuestro hijo hará descubrimientos muy positivos para su desarrollo en sus primeros meses de vida.

La importancia del sonajero

El sonajero ayuda al niño a saber que él puede hacer que las cosas ocurran a su alrededor. Si lo agita suena, se ilumina, cambia de forma… Esto es una satisfacción para él y básico en el desarrollo de su inteligencia:

Estimula sus sentidos: con sonidos, luces, colores, distintos materiales… el niño pone en marcha la vista, el oído y el tacto.

Mejora su coordinación: el niño quiere coger lo que ve y para ello es necesario que coordine la vista y las manos. Jugar con el sonajero le ayuda y verás como cada vez lo hace más rápido.

Nos ayuda a establecer rutinas: ¿jugamos con el sonajero antes del baño? Su sonido le va a ayudar a saber que después del juego, vendrán las pompas de jabón y el posterior masajito. ¡Estamos estimulando su memoria!

Entretiene y divierte.

Tipos de sonajeros

Existen multitud de tipos de sonajeros: los hay blanditos, para los primeros meses del bebé; multijuegos, que incorporan otras actividades de aprendizaje; con mordedor incorporado, en forma de libro, con diferentes texturas, con luces ...

La variedad de sonajeros en función del lugar o el modo en que van a ser utilizados también es enorme: podemos encontrar sonajeros de pulsera, para la muñeca o el tobillo del bebé, o calcetines con sonajero incorporado. Sonajeros para el carrito, la cuna o la bañera, sonajeros para el coche...

Toda la familia en bici: fomentar que los niños utilicen más la bicicleta

Ahora que empieza el buen tiempo, es un buen momento para fomentar en los niños que utilicen más la bicicleta, y no sólo como forma de entretenimiento, sino también como una forma de practicar ejercicio y hasta como un medio de transporte.

Como sucede en todos los aspectos de la crianza de los hijos, no hay mejor lección que el ejemplo, por tanto os animo a salir toda la familia en bici.

Yo soy una amante de los paseos en bicicleta en familia, os aseguro que podéis compartir momentos muy especiales. Es un plan perfecto para el fin de semana, incluso podéis llevar una cesta y hacer un picnic al aire libre en el campo o en el parque con los niños.

Lo primero que tenéis que hacer es equiparos. Para empezar, por supuesto necesitáis bicis, una silla infantil para llevar detrás si tenéis un bebé pequeño, y cascos para todos.

Ya si os hacéis aficionados, poco a poco podéis ir ampliando el equipamiento, pero lo bueno es que con una bici y un casco ya es suficiente para comenzar a disfrutar.

Montar en bici es ponerse en movimiento, activarse, aporta una sensación de bienestar y, sobre todo, de libertad. Si tenéis la oportunidad, animad a los niños a moverse por el barrio en bicicleta, ir al cole si es posible, a comprar el pan o cualquier trayecto corto que puedan hacer vigilados por vosotros.

Yo tengo la suerte de vivir cerca del colegio de mis hijas, donde tienen espacio para dejar las bicicletas, así que siempre que no llueva y no haga demasiado frío, van al cole en bici. Ese pequeño viaje las llena de energía y vitalidad para el resto del día.

Hay ciudades muy bien preparadas para la bici, otras no tanto, pero si más gente se sube a la bici seguramente se irán haciendo cada vez más “bici amigables”, así que os animo a toda la familia a montar más en bici.

Caídas de niños: consejos y datos importantes

Los niños tienen derecho a jugar y explayarse libremente en un ambiente seguro y sin riesgos. Un descuido puede provocar la caída de un menor y sus consecuencias pueden ser graves. En esta nota, no es la idea crear una especie de paranoia sobre el cuidado de los hijos, sino mantener a padres y madres alertas ante posibles situaciones de riesgo.

La mayoría de las caídas en niños pequeños son bruscas porque ellos aún se encuentran descubriendo su cuerpo y los movimientos que son capaces de hacer.

Las lesiones más graves son aquellas que se producen en la cabeza, ya que es un lugar clave en la psicomotricidad de las personas, por otro lado, este tipo de caídas se producen dentro de la casa o en el exterior de ésta. Los lugares del hogar más propicios en los que pueden suceder accidentes son los muebles, las escaleras y los andadores. En el caso de encontrarse fuera de casa, pueden ocurrir caídas o lesiones arriba del carro del supermercado o jugando en el parque.

Los principales consejos que podemos dar son:

1- No dejes a tu hijo sin supervisión en ciertos lugares en los que pueda sufrir accidentes.

2- No utilices andadores ya que no están recomendados por la Academia Americana de Pediatría (AAP). Está comprobado que no dejan que el niño aprenda en sus tiempos a mantener el equilibrio.

3- No coloques sillas cerca de las ventanas.

4- Dale libertad a tu hijo, pero, sobre todo aléjalo de posibles accidentes que provoquen lesiones o caídas.

Recuerda que las lesiones cerebrales traumáticas, causadas por caídas, son motivo de consulta al médico en niños de 0 a 14 años.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que las caídas representan la segunda causa mundial de muerte, en el caso de aquellas que ocurren sin intención o en el contexto de una eventualidad. Por eso, este organismo recomienda que se tenga en cuenta la disposición de los muebles de la casa, la seguridad de los lugares en los cuales los niños juegan a diario y la protección alrededor de las ventanas.

Para una información más detallada puedes leer el informe que te brindamos en el siguiente link

miércoles, 17 de abril de 2013

Salud: Alergia en niños preguntas y respuestas

Muchos padres se preguntan si sus hijos heredarán la alergia, si un bebé puede ser alérgico desde el nacimiento o qué signos nos pueden hacer sospechar de la existencia de una alergia.

La alergia es una reacción exagerada del organismo a ciertas sustancias que se ingieren, se inhalan o se tocan.

¿Tienen más riesgo de sufrir alergias los hijos de padres alérgicos?

Si los padres son alérgicos es muy probable que el niño también tenga manifestaciones alérgicas en algún momento de su vida, ya que este trastorno suele ser hereditario.

Por lo tanto, los padres alérgicos tienen que estar muy atentos ante la posible aparición de síntomas sospechosos de alergia en sus hijos.

¿Se manifiesta la alergia desde el nacimiento?

No. Un recién nacido no es alérgico porque no ha estado en contacto con ninguna sustancia extraña, solo tiene predisposición a ser alérgico. Después de un tiempo en contacto con alérgenos (leche de vaca y otros alimentos, ácaros del polvo, pólenes, epitelios de animales...) el niño se sensibiliza y aparecen los síntomas.

Una vez que se manifiesta la enfermedad alérgica, aparecerá siempre que el niño entre en contacto con la sustancia que la provoca.

¿Qué enfermedades nos hacen sospechar de la existencia de una alergia?

La dermatitis atópica, un eccema que aparece los primeros meses y produce picor intenso. Esta enfermedad afecta a los niños con predisposición alérgica, que suelen terminar desarrollando otras alergias: respiratorias, a los alimentos, a los medicamentos... Todo niño que sufre dermatitis atópica tiene riesgo de padecer otras alergias.

También pueden ser alérgicos los niños que reaccionan ante la picadura de un insecto con urticaria intensa e hinchazón exagerada.

¿Qué hacer en caso de duda?

Hay que tratar al niño como si fuera alérgico, impidiendo el contacto con la posible causa.

Además, se debe consultar con el médico, quien le enviará al alergólogo o al neumólogo. El especialista le realizará las pruebas de alergia, que consisten en pinchar distintos alérgenos en el antebrazo para observar la respuesta y confirmar si reacciona. Si las pruebas son positivas, el doctor informa a los padres sobre la enfermedad, indicando riesgos, peligros y precauciones.

Los padres deben comunicar al colegio el problema de su hijo, informar de todas las sustancias que le perjudican y explicar qué hacer si tiene una reacción.

¿El niño alérgico puede tener una reacción grave?

En la mayoría de los niños las manifestaciones alérgicas son de carácter leve, pero la alergia es imprevisible, puede dar un susto en cualquier momento.

Cualquiera que sea la sustancia que la produce, puede causar choque anafiláctico, que se manifiesta con mareos, visión borrosa, bajada de tensión, dificultad para respirar y pérdida de conciencia, síntomas que pueden llevar a un estado grave (parada cardiorespiratoria).

Aunque es poco frecuente, hay que saber que puede ocurrir y, si es así, cómo actuar.

Utilizar ultrasonidos para predecir el autismo

Siguiendo con nuestros post relacionados con la celebración, el pasado 2 de Abril, del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, os traemos hoy una noticia relacionada con un interesante y reciente estudio.

Dicha investigación, realizada en la Universidad Estatal de Michigan, nos informa sobre la posibilidad de utilizar ultrasonidos para predecir el autismo. De esta forma, los profesionales podrían detectar de forma temprana unos posibles marcadores en el feto que nos alertarían de la probabilidad de que nuestro hijo pueda o no tener autismo.

Los sujetos seleccionados para poder llevar a cabo este estudio han sido niños de alto riesgo biológico, encontrando diferentes tipos de lesiones cerebrales que influyen en el deterioro de la materia blanca.

Estos bebés fueron monitorizados con ultrasonidos tras nacer, con el fin de analizar las relaciones existentes entre las alteraciones cerebrales y la salud del niño. Posteriormente, en la adolescencia, a estos niños se les realizó diferentes pruebas con el fin de identificar un posible Trastorno de Espectro Autista.

El poder utilizar ultrasonidos para predecir el autismo podría suponer un gran avance en la difícil tarea de identificar señales tempranas para detectar este trastorno. De esta forma, la intervención podría adelantarse cada vez más y, de este modo, poder proporcionarles a estos pequeños una mejor calidad de vida.

jueves, 11 de abril de 2013

Niños: Aprender a andar mejor sin prisas

Muchos padres quieren que su niño empiece a andar lo antes posible. Sin embargo, debemos darle su tiempo para no interferir en su desarrollo. Intentar adelantar los primeros pasos, hacer al bebé precoz a la fuerza, es contraproducente.

Por norma general, el inicio de la marcha autónoma, suele ocurrir en torno a los 12-13 meses y se considera normal hasta los 15, o incluso hasta los 18. Pero, ¿cuándo saber que ha llegado el momento? ¿Podemos favorecer su madurez? ¿Cuáles son nuestros principales errores?

Si se pone de pie, ¿es ya la hora?

Ponerse de pie agarrado a un mueble es algo que hacen todos los bebés incluso antes de gatear. Es mero ejercicio. Les encanta: sienten el suelo bajo sus pies, notan su propio peso, se elevan… Lo hacen mil veces y no significa que el bebé empiece a andar, es parte de su ejercicio. Trabajan las piernas, los glúteos…

Los bebés deberían desplazarse en cada momento de la forma en que puedan hacerlo por sí mismos. Y no es un castigo, sino una oportunidad, un voto de confianza. En realidad, tampoco nos necesitan para andar. Los estudios realizados por la pediatra Emmi Pikler en Budapest reflejan que la supuesta ayuda que les ofrecemos resulta ser una traba y dificulta alcanzar la autonomía y la postura correcta.

El gateo, ¿una etapa trámite?

El gateo, normalmente la etapa anterior a andar, suele parecernos una etapa sucia (“¡todo el día en el suelo!”), peligrosa incluso, un mero trámite hacia la postura erecta. Por eso, a la mínima señal nos empeñamos en que ande, en lugar de volver al suelo. Pero no es en absoluto un trámite, sino una etapa muy beneficiosa. Y es que andando a cuatro patas se estimula la musculatura paravertebral (además de abdominales y lumbares), dos potentes haces de fibras a ambos lados de la columna que le ayudarán a mantenerse erguido. Gateando se fortalecen las piernas, cuyas rodillas y caderas sufren las consecuencias si el niño anda sin estar preparado. Además y, sobre todo, se conectan por primera vez de forma explícita los dos hemisferios cereblrales gracias al movimiento cruzado de brazos y pernas típico del gateo.

¿Con o sin zapatos?

Otro gran error es pensar que el bebé anda gracias a los zapatos. ¡O al refuerzo de los zapatos! Una gran suela puede sostenerlo de pie y, si le agarra el tobillo, pensamos, va más seguro. Pero no es así y hoy en día está totalmente desaconsejado. De hecho, se recomienda que el bebé empiece a andar descalzo o con calzado que se parezca a estar descalzo, es decir, que permita al pie en cada paso hacer todo el recorrido (desde el talón al dedo gordo), en lugar de tener que dar pasos en plancha. Si el bebé no es capaz de mantenerse de pie sin zapatos, sobre sus apoyos, entonces no está ni mucho menos preparado para sostenerse. El refuerzo del zapato es contraproducente en un pie inmaduro: si el zapato sujeta el tobillo, este se debilita, deja de hacer parte de su función y más tarde tendremos un tobillo débil, tendente a esguinces. Todo lo que hace el zapato deja de hacerlo el cuerpo.

Y si el niño quieres estar todo el tiempo de pie

Ocurrirá si en nuestra familia hay alguien siempre presto a cogerlo de la mano y acompañarlo. No ocurrirá si al bebé le queda claro que, para llegar allí, ha de hacerlo por sí mismo. De esta forma le ayudamos a construir una autoestima sana y le estamos dando un voto de confianza.

sábado, 6 de abril de 2013

Autoestima: cómo fomentarla en los niños

Autoestima es un concepto que, aunque tiene su origen en el campo de la psicología, ha pasado al lenguaje de la calle. Pero, ¿tenemos claro lo que significa?

Es el sentimiento del propio valor como persona, y nada tiene que ver con la soberbia, el egocentrismo o el orgullo desmedido, aunque haya personas que lo relacionen. Tiene mucho más que ver con la autoaceptación, es decir, con el reconocimiento de las propias habilidades y limitaciones, fallos y éxitos, sin sentimientos indebidos de vanidad o autorreproche de ningún tipo.

La autoestima es el núcleo de la salud mental

Tener una buena autoestima se considera un componente esencial de una personalidad sana y del bienestar personal.

Incluso se considera el núcleo de la salud mental, ya que una baja autoestima está presente en un gran número de enfermedades mentales y trastornos emocionales, y también en formas más leves y comunes de marginación, malestar y fracaso, por ejemplo.

La base se forma en la niñez

Es fundamental saber que los cimientos de la autoestima se forman durante la niñez, sobre todo en la relación que tienen los niños con sus padres, que son las personas emocionalmente más importantes para ellos. Tanto el autoritarismo como la permisividad excesivos dañan el desarrollo de una buena autoestima.

Un pequeño se querrá y se aceptará a sí mismo en la medida en que se sienta querido y aceptado por sus padres. Un amor sólido e incondicional, que se exprese en palabras y en actos, es la base de una buena autoestima.

Valorar y elogiar sus logros y progresos, aunque sean pequeños, y no centrarse solo en desaprobar y castigar sus comportamientos inadecuados. Aplicarles adjetivos positivos (guapo, listo...).

Ante un mal comportamiento, céntrate en el rechazo de la conducta y la necesidad de cambiarla en lugar de atacar personalmente o ridiculizar. Di “eso está mal”, nunca “eres malo”.

Marcar límites y normas claras que les guíen y muestren lo que pueden y no pueden hacer. Pero dentro de esos límites hay que respetar su libertad de acción.

Por qué no hace falta bañar al bebé al nacer‏

Durante muchos años el baño después del nacimiento fue una práctica habitual en las maternidades. La razón era, seguramente, retirar la vérnix caseosa y los restos de la estancia en el útero materno, como un empezar de cero. Sin embargo, se ha visto que no hay ninguna prisa en bañarlos y que, en cierto modo, podría ser hasta beneficioso no hacerlo, por temas de temperatura y bienestar.

Ya hace unos meses Eva nos habló de una campaña que pretendía mantener la vérnix de los niños durante unas horas tras nacer. Hoy vamos a ahondar un poco en el tema para explicar las otras razones por las que se decidió dejar de bañar a los bebés al nacer.

¿Cuál es el beneficio de bañar a los bebés?

El único beneficio de bañar a los bebés al nacer es el de dejarlos limpitos y presentables. Un bebé lleno de una sustancia grasa y pegajosa e incluso con manchas de sangre reseca y el pelo pegado es, a simple vista, un bebé ligeramente descuidado (no es que lo esté, es la sensación que produce) y a todos nos gusta cuando vemos a los niños con la piel blanquita, suave y sedosa, el pelo limpito y oliendo a bebé.

El problema es que éste parece ser el único beneficio y, a decir verdad, es bastante superficial en lo que a concepto se refiere, porque la imagen del bebé puede esperar un poco y en términos de salud no supone ninguna ventaja.

En contra tiene posibles inconvenientes, como puede suponer la pérdida de temperatura que se produce al mojarlo y la separación de la madre en un momento en que lo más recomendable es no separarlos, sino dejarlos en contacto piel con piel.

¿Cuál es el beneficio de no bañarlos?

Como acabo de comentar, el no bañarlo ayuda a evitar una pérdida de temperatura corporal y ayuda a que madre y bebé no pierdan el contacto piel con piel en ningún momento, ese que es tan beneficioso tanto para establecer la lactancia materna como para continuar con el vínculo que ambos crean el día en que el test de embarazo aparece positivo.

Por otro lado, aunque se desconoce el efecto o la función de la vérnix, se sabe que en caso de no bañar al bebé su piel la acaba reabsorbiendo. Esto hace sospechar que pudiera tener algún efecto beneficioso en la piel, quizás hidratando y ayudando a protegerla de infecciones y de la mencionada pérdida de temperatura.

Como además no existe ninguna contraindicación a no bañarlos, lo más recomendable es esperar para bañarlo.

¿Y si los padres quieren que se le bañe?

Puede suceder que unos padres soliciten el baño del bebé. En tal caso, lo ideal es explicar lo recomendable de esperar al momento en que se considere que el bebé está estable, térmicamente hablando, y una vez haya pasado el mínimo tiempo recomendado en contacto piel con piel (normalmente hasta que haga la primera toma).

martes, 2 de abril de 2013

Peleas de niños: ¿debemos intervenir?

Muchos padres nos planteamos si debemos intervenir en los conflictos de nuestros hijos de dos años con otros niños. La forma de actuar dependerá de la situación en que se encuentre el niño.

Nos surgen dudas como: ¿cuándo intervenimos y cuándo no? ¿cómo hacerlo? o ¿por qué no hacerlo? Te contamos cómo debes actuar cuando tu hijo se pelea con otros niños en las situaciones más habituales.

Quieren el mismo juguete

Juan está jugando tranquilamente en el parque con su cubo y su pala. De pronto, viene otro niño y le quita la pala. A Juan no le hace ni pizca de gracia e intenta arrebatársela.

¿Intervenimos? No

En principio, no. A esta edad las peleas no suelen ser graves y, con un poco de tiempo, los niños resuelven solos sus conflictos. Pero no siempre es así. Si la pelea por el mismo juguete llega a las manos y se convierte en una lucha sin cuartel, entonces no dudes en intervenir para separarles y protegerles. En la segunda parte de la intervención puedes adoptar un rol mediador, es decir, acompáñales en la búsqueda de un acuerdo que satisfaga a ambos. ¿Y si uno se queda con la pala y el otro con el cubo?

Pellizca a su hermano a escondidas

Y cuando lo descubres se te cae el alma a los pies. ¿Tu retoño hace eso tan terrible a su hermano? ¡A escondidas! Tú que pensabas que los celos eran cosa del pasado... ¿Haces como si no hubieras visto nada o le afeas su conducta?

¿Intervenimos? Sí

La oportunidad que te brinda ese pellizco es entender los temores y necesidades que llevan a tu hijo a relacionarse así con su hermano. No es grave ni tremendo, simplemente expresa algo que no termina de digerir. Sin reñirle, puedes informarle de lo que has visto y hablar de lo que le pasa. Tu intervención tiene el fin de proteger al pequeño y transmitirle seguridad.

Lo toca todo en el supermercado

Luis se divierte mucho en el súper. Se dedica a pasar sus manitas por el mayor número de superficies posible. Si son duras le basta con acariciarlas, algunas las coge y las echa al carro; sin son blandas, como el pan o los plátanos, disfruta apretando con los deditos. Su madre mira de reojo, no sabe si está bien o mal, pero si tuviera que ir regañándole todo el rato no terminaría nunca de hacer la compra.

¿Intervenimos? Sí

Aunque nunca regañándole. El niño toca todas esas cosas guiado por un saludable impulso de aprendizaje, que en este caso choca con el respeto a la propiedad de otro. Reconociendo su deseo de aprender, puedes explicarle que a los dueños de la tienda no les gusta que se toquen todas sus cosas, y a continuación ofrecerle una alternativa para cubrir su necesidad: dale a explorar los productos que vas metiendo en el carro y proponle que coja algunos él mismo. Así, aceptas su necesidad de manipulación y aprendizaje y a la vez le enseñas que hay normas relacionadas con respetar las cosas de otros.

No comparte sus cosas

Y no hay manera. Silvia se rodea de sus muñecas y cuando tus amigos llegan con su hija a pasar la tarde, no hay forma de que Silvia le deje nada. Cuanto más insistes, peor se pone la cosa...

¿Intervenimos? No

Es importante reconocer su derecho a no compartir. Son sus cosas, no las tuyas, y debes respetar a la niña. Esto no tiene nada que ver con el egoísmo, es un simple acto de reafirmación. Si su amiguita quiere jugar, deja que se entiendan, pero no la obligues a compartir. Si es una conducta que se repite siempre, puedes hablarle de lo bien que se lo pasa uno compartiendo y darle ejemplo. Si lo que no quiere compartir es un bien común entonces sí debes intervenir. Explícale que es de todos, muéstrale que otros niños también quieren disfrutar y negocia una forma de compartir el columpio.

Tiene una rabieta

Carmen no sabe dónde meterse cuando Laura se tira al suelo gritando en mitad de la calle. "Si no ha pasado nada", se dice Carmen. Lo ha intentado todo, desde razonar con la pequeña hasta darle un par de buenos gritos, pero nada funciona. A veces la deja berrear hasta que se cansa. Pero, ¡puede tardar tanto tiempo en cansarse...

¿Intervenimos? No

Intervenir no es necesario, pero sí acompañar. O, mejor, intervenir acompañando. Aunque no entiendas sus razones, los berrinches son una expresión de rabia que no debes bloquear. Hay que acompañar al niño para que no se haga daño y abrazarle cuando te lo permita, apoyándole para dejar atrás ese estado de ánimo.

Le pegan en la guardería

Un día Daniel se despertó de mal humor. También al siguiente y al siguiente. "Cole, no", se convirtió en la consigna matutina. Su madre preguntó a la profe si Daniel tenía algún problema. Esta le contó que un compañero la había tomado un poco con él, pero que eran "cosas de niños" y no debía preocuparse. La resistencia de Daniel para ir a la guardería crecía y su madre no sabía qué hacer.

¿Intervenimos? Sí

Nuestro hijo lo está pasando mal, aunque aparentemente no tenga importancia, y debemos darle herramientas para evitarlo. Habla con la profesora y con él. Es importante que exprese lo que le pasa, ya que sentirá alivio y apoyo. Puedes preguntarle directamente y compartir alguna anécdota relacionada con el tema. También debes enseñarle a protegerse. No está de más hablarlo con la profesora. Si está ocurriendo algo que altera significativamente a nuestro hijo, es bueno que su "seño" lo sepa, es posible que le falte información.

Pega en la guardería

Ricardo es el niño que pega a Daniel, su compañero de la escuela infantil, un día sí y otro también. Su madre recibe avergonzada las quejas de la profesora, pero no sabe qué hacer. Cuando le pregunta a Ricardo si pega, él siempre dice que no.

¿Intervenimos? Sí

La excesiva agresividad te informa de que algo no va bien. Una cosa es que de vez en cuando se le suelte la mano y otra muy diferente que pegue sistemáticamente. Es importante localizar su problema y, en paralelo, enseñarle a expresar su rabia o desacuerdo de otra forma. ¿Cómo intervenir? El objetivo de tu participación no es inhibir la conducta agresiva, sino saber qué le ocurre al niño que le hace manifestarse de forma tan violenta. Además, es importante enseñarle una forma diferente de expresar su agresividad. Aunque solamente tenga dos años, puedes explicarle las consecuencias de sus acciones. Si necesitas apoyo para descubrir lo que altera al niño, siempre puedes acudir a un profesional que te ayude a localizar su problema y solucionarlo.

Nunca le digas a tu hijo que "si haces eso, papá no te va a querer"‏

Hace unos días os traje una entrada en la que explicaba a los futuros padres que en el momento en que tuvieran a su hijo, y a medida que fuera creciendo, se iban a dar cuenta de que el amor que procede de los niños, el cariño que nos brindan, es el más puro, sincero y desinteresado que existe.

Lo hacen así porque son niños, pero los niños crecen, razonan y sienten, y de igual manera que aman, son capaces de sentir el amor de los demás, pero también el desamor. La mayoría de padres les queremos con locura, haríamos lo que fuera por ellos, pero muchos metemos la pata al mezclar churras con merinas, o dicho en cristiano, el amor con los actos, y caemos en la trampa de hacer un chantaje emocional que duele más de lo que creemos. Es el chantaje que les hacemos cuando les decimos “si (no) haces eso, papá no te va a querer”, algo que no deberíamos decirles nunca, jamás.

El amor no tiene que ver con el comportamiento

Ellos nos dan su cariño y su amor sin reservas. Quieren estar con nosotros a todas horas y quieren compartir sus vidas con nosotros. Si no fuera así, no llorarían al vernos salir de casa ni nos dirían esas frases que tan tristes nos ponen “pero, ¿por qué tienes que ir hoy a trabajar?”, a las que añaden “pues yo voy contigo al trabajo”. Nuestra obligación y responsabilidad es demostrarles también nuestro amor, quererles de igual modo, sin reservas y, sobretodo, sin que nuestro amor tenga nada que ver con su comportamiento.

No sé si alguna vez lo habéis dicho, pero seguro que más de una vez lo habéis oído. Un niño hace algo, o deja de hacerlo, y su padre, para tratar de conseguir el objetivo, que es que le haga caso, le dice que si hace algo, o si no lo hace, “papá no te va a querer”, mezclando el amor con los actos de los hijos.

¿Amor de quita y pon?

El amor no debe ofrecerse como recompensa (“te quiero mucho, porque has hecho lo que te he pedido”) ni debe restringirse a modo de amenaza, como en la frase mencionada. No debe hacerse así porque el amor y el cariño debe estar por encima de todas las cosas. Nuestros hijos deben saber que esto es inamovible, que les queremos y les querremos hagan lo que hagan. De hecho, es muy importante que lo sepan cuando todo va bien, y es muy importante que lo sepan cuando tenemos que actuar y hablar con ellos, cuando han hecho algo mal y les tenemos que corregir, cuando queremos que modifiquen algún comportamiento.

No quiero decir con esto que tengamos que decirles que les queremos y luego lo que nos molesta: “te quiero mucho, pero me gustaría que dejaras de hacer esto, porque si lo haces…”, sino simplemente no decir nada relacionado con el cariño o el amor en esos momentos. Al no decir nada no lo estamos tocando, ni para bien, ni para mal, no lo estamos mezclando con sus actos, ni con las consecuencias, ni con que todo acabe bien, mal o peor.

Si empezamos a mezclar amor con peticiones, si amenazamos con retirarlo o con darlo si hacen lo que queremos que hagan estaremos creando el amor de quita y pon, que no es más que un falso amor que se mueve por el interés y que no nace del corazón, sino de nuestra cabeza, de conseguir lo que queremos o de no conseguirlo. De igual modo que nosotros jugamos a amarles a intervalos, ellos también pueden acabar por utilizar el amor de quita y pon, ese en el que nos querrán si les complacemos, y no lo harán cuando no lo hagamos.

El amor debe ser intocable e imborrable

Es obvio que habrá muchos momentos en los que no sintonicemos con nuestros hijos, en los que ellos tiren para un lado y nosotros para el otro. Sucede a menudo, sucede entre los adultos, sucede entre los niños y sucede entre padres e hijos. Unas veces la discusión será un diálogo y otras veces uno de los dos perderá la paciencia y el diálogo acabará con uno de los dos queriendo zanjar el asunto con voces más altas. Es ley de vida, es aprendizaje, es negociar, es romper con todo para otro día quizás retomarlo y llegar a un acuerdo. Así se crece, así se negocia, así se enriquecen las dos partes, porque unas veces ceden unos y otras veces ceden otros.

Todo esto sucede y en todo ello no tiene que ponerse el amor en duda, nunca. Y digo nunca porque en más de una ocasión tendremos que decir “No” a nuestros hijos, y lo último que debe entender es que al decirles no les estamos dejando de querer. De igual modo, ellos no tienen que aprender que su cariño hacia nosotros puede ser frágil, como el que les hacemos entender que es el nuetro. No deben aprender a amar de manera condicional, porque entonces su amor ya no será puro, sino ese falso amor o cariño que mueve a tantos adultos que en sus relaciones personales sólo buscan el beneficio propio.

Su autoestima en peligro

La autoestima es la imagen que uno tiene de sí mismo, que tiene mucho que ver, pero mucho, con la imagen que los demás tienen de uno, o mejor dicho, tiene mucho que ver con cómo cree una persona que los demás le ven o cuán importante es para ellos.

No es lo mismo para un niño ser querido por sus padres y saberse querido, que ser querido y creer que ese amor pende de un hilo muy fino que cualquier día puede romperse. Esto resta confianza en uno mismo y hace vivir con miedo y con poca seguridad, porque como sabéis, los niños no siempre toman las mejores decisiones y en ocasiones meten la pata hasta el fondo, pero no siempre lo hacen con maldad.

Cuántos niños pensábamos de pequeño “no es justo” cuando nos castigaban por algo que habíamos hecho sin querer, o que habíamos hecho sin saber que estaba mal. De hecho, a veces nos castigaban por cosas que un día estaban bien, o no pasaba nada por hacerlas, y otro día, porque el criterio del adulto había cambiado, estaban mal. Actuaciones así nos desorientaban muchísimo. Pues imaginad qué hubiera sucedido si el querernos o dejarnos de querer hubiera ido entremezclado en ello.